«Todos en el Opus Dei apoyamos al Papa y su labor»: ¿Es mutuo el cariño entre la Prelatura y el Papa?

«Todos en el Opus Dei apoyamos al Papa y su labor»: ¿Es mutuo el cariño entre la Prelatura y el Papa?

No han sido muchos los miembros del Opus Dei que han recibido nombramientos durante el Pontificado de Jorge Mario Bergoglio. Sin embargo, importantes miembros de la Prelatura han sido apartados, desautorizados e incluso encarcelados durante este pontificado.

«Como responsable del Opus Dei en Estados Unidos, quiero afirmar que todos en el Opus Dei apoyamos al Papa y su labor como pastor de la Iglesia universal», ha declarado recientemente Monseñor Thomas G. Bohlin en carta abierta al New York Times.

La carta del responsable del Opus Dei en EEUU

La carta pretende responder a un artículo -Francis, the Anti-Strongman«- aparecido en el poderoso diario americano en el que Paul Elie insinúa que, si Juan Pablo II se apoyó preferentemente en la prelatura personal fundada por San José María Escrivá («el estricto y secretista movimiento con raíces en la España de posguerra de Francisco Franco«, lo define Elie), el actual Pontífice favorece, por contraste, a la Comunidad de San Egidio, que «se ocupa de pobres, migrantes, ancianos y enfermos de SIDA».

Bohlin, además de negar rotundamente que haya una especie de oposición entre dos sendas dentro del mismo camino eclesial, la citada comunidad y la organización cuya rama americana dirige, agradece a Francisco los muchos signos de aprecio que ha tenido hacia el Opus Dei y sus actividades, entre los que cita: «Ha rezado ante la tumba del fundador del Opus Dei en Roma, ha beatificado al primer prelado, Álvaro del Portillo, y ha nombrado obispos a varios sacerdotes del Opus Dei por todo el mundo».

¿Varios? ¿Por todo el mundo? ¿Cuántos, por ejemplo, en la Latinoamérica natal del Papa?

No encuentro ningún miembro del Opus Dei nombrado por Francisco. Tanto es así que se dice que Secretaría de Estado tiene órdenes de no proponer nombramientos de sacerdotes de la prelatura ni que reciban formación en la misma. Sí encuentro, en cambio, a obispos del Opus Dei que se opusieron, como Papa o como Arzobispo de Buenos Aires, a Jorge Mario Bergoglio, y gente de la Prelatura a la que no le ha ido muy bien durante el pontificado de Francisco.

La actitud del Papa Francisco con los miembros de la Obra

Está, por ejemplo, el cardenal peruano Juan Luis Cipriani, uno de los dos obispos, de un total de 127, que en 2007 se negaron a firmar el Documento de Aparecida, uno de los documentos más importantes de la vida de Bergoglio, citado una y otra vez en la primera exhortación apostólica de Francisco, Evangelii Gaudium, hasta el punto de que la revista 21RS tituló su crónica del evento ‘En Aparecida, gana Bergoglio (Jesuitas) y pierde Cipriani (Opus Dei)’. Cipriani ha sido humillado por el Vaticano durante este pontificado, siendo desautorizado por el mismo Papa en su disputa con la PUCP.

Estaba también, como titular de Ciudad del Este, Rogelio Livieres, al que el actual Papa no nombró pero sí apartó de su diócesis por un caso nunca probado ni dirimido de ocultación de un sacerdote pederasta. Livieres, ya fallecido, consideró siempre su cese una decisión «infundada y arbitraria» y llegó a declarar que «El Papa tendrá que rendir cuentas a Dios». Afortunadamente Livieres falleció, dicen, reconciliado con Bergoglio.

Del Opus Dei también es el arzobispo Celso Morga, que fue nombrado por el Papa para la Archidiócesis de Mérida-Badajoz en un nombramiento que distó mucho de ser la encomienda de un cargo de confianza. El secretario del Papa, Fabián Pedacchio, llamó a Madrid preguntando cuál era la solución más rápida para Morga, ya que el Papa tenía prisa en removerle del cargo de secretario de la Congregación para el Clero y encontraba dificultades para su «recolocación», toda vez que ya había sido nombrado arzobispo por Benedicto XVI. Al día siguiente se supo su nombramiento como arzobispo coadjutor de la diócesis de Mérida-Badajoz.

Ettore Gotti Tedeschi, expresidente del Banco Vaticano y supernumerario del Opus Dei, tampoco ha tenido mucha suerte bajo el pontificado de Francisco. Su nombre aún no ha sido rehabilitado públicamente por la Santa Sede a pesar de que hace ya cinco años, pocos días antes de la renuncia de Benedicto, el secretario de estado del Vaticano le prometió que sería restituida su fama tras haber sido injustamente apartado y posteriormente calumniado por el aparato vaticano. La justicia del estado italiano, por su parte, sí que ha reconocido que Gotti Tedeschi era inocente de todas las acusaciones que se vertieron contra él.

También pertenecía al Opus Dei Ángel Lucio Vallejo Balda, el sacerdote español que pasó más de un año encarcelado, incomunicado y sin garantías procesales, en la Ciudad del Vaticano, por una supuesta filtración de documentos.

Era del Opus Dei Ángel Arrebola, oficial de la Congregación para el Clero, al que un día se le dijo que se iba de párroco a Casetas, un municipio menor a pocos kilómetros de Zaragoza.

Juan Miguel Ferrer, el brazo derecho de Cañizares en Roma,  Subsecretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, también pidió la admisión en el Opus Dei. A los pocos meses de llegar Francisco a la sede de Pedro fue enviado a España.

Piero Pennaccini, director espiritual de los museos vaticanos y oficial del archivo de secretaría de Estado fue jubilado el mismo día que cumplía 75 años, un «honor» reservado solamente a quien ha generado importantes dolores de cabeza a sus responsables. Fue interrogado violentamente por la Gendarmería en las investigaciones por Vatileaks.

Julio Murat, a sus 56 años, lleva 6 largos años de nuncio en Zambia y Malawi, una plaza para la que fue designado por Benedicto XVI y en la que cada día que pasa se siente más afortunado por la cantidad de gallinas para el Papa que le regalan sus feligreses. ¡Todo un ejemplo de carrera fulgurante!

Hay otros nombres de personajes de la Curia cercanos al Papa que Francisco, nombrados o no por él, y que mantiene en sus puestos pese a formar parte, de una forma u otra, de la Prelatura.

La relación con el Cardenal Robert Sarah

Quizá el más conocido y el más alto en el ‘escalafón’ curial sea el Cardenal Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino. Pero sería forzar en exceso las palabras pretender que entre ambos la sintonía es muy estrecha, habiendo Su Santidad desautorizado expresamente las palabras de su cardenal en, al menos, una ocasión, y mostrando una disparidad de criterios visible para cualquier ojo medianamente atento.

También está el arzobispo alemán Georg Gänswein, Prefecto de la Casa Pontificia, nombrado por Benedicto XVI y secretario personal del Papa emérito, señalado por Tornielli como responsable de la filtración de la verdadera carta de Benedicto manipulada por Viganó.

Hay otro español del Opus Dei en la curia con notable presencia. Juan Ignacio Arrieta Ochoa de Chinchetru, secretario del Pontificio Consejo para los textos legislativos, que precisamente hoy ha sido notablemente humillado por el Papa Francisco, al aceptar la renuncia del cardenal Coccopalmerio como presidente y nombrar sucesor a Filippo Iannone, hasta ahora secretario adjunto del mismo Pontificio Consejo, es decir, que el brazo derecho de Arrieta será desde hoy su jefe.

Y, naturalmente, Greg Burke, director de la Oficina de Prensa y portavoz de la Santa Sede, numerario del Opus Dei y responsable de obras de piruetismo léxico tan notables como la última nota en la que se desmienten las palabras del Papa aparecidas en La Repubblica sin desmentir su fondo, o las calumnias vertidas contra este portal.

El prelado, sin ser nombrado obispo

El que, en cambio, no ha sido nombrado obispo es el prelado del Opus Dei, Fernando Ocáriz, como lo fueran sus predecesores, a pesar de haber pasado más de un año de su elección como prelado.

Tampoco en ese «todos en el Opus Dei» que cita Bohlin pueden encontrarse los duramente atacados por su firma de la Correctio Filialis, la carta enviada al Santo Padre por un grupo de pensadores y teólogos pidiéndole que aclarara puntos equívocos de su exhoración Amoris Laetitia.

Es, sin duda, un acto meritorio de fidelidad eclesial este ‘cerrar filas’ del Opus Dei en torno a un Papa que, para quien conozca siquiera por encima la espiritualidad de San Josemaría, se aparta visiblemente de ella, cuando no la contradice descaradamente. Nos preguntamos, de hecho, si ese respaldo total a Francisco conllevará, por ejemplo, eliminar del ‘libro superventas’ de San Josemaría, el capítulo titulado ‘Proselitismo’, algo que Su Santidad definió como un «solemne disparate».

Ayuda a Infovaticana a seguir informando