George Pell fue Cardenal y arzobispo de Sydney. Fue Miembro de la comisión para la reforma de la Curia y Prefecto de la Secretaría de Economía de la Santa Sede.
Autodefinido como un Groupie de JFK, el Cardenal George Pell nació en Ballarat, en el estado de Victoria, al sur de Australia, el 8 de junio de 1941. Estudió en esta ciudad en el Convento de Loreto y posteriormente en la Universidad San Patrick. Hizo los estudios para el sacerdocio en el Corpus Christi College, Werribee, y en la Universidad de Propaganda Fide de Roma siendo ordenado sacerdote en la capital italiana en 1966.
La formación de George Pell
Tiene una licenciatura en Teología en la Universidad Urbaniana de Roma desde 1967, un Master en Educación en la “Monash University” de Melbourne desde 1982 y un Doctorado en “Filosofía en la Historia de la Iglesia” en la Universidad de Oxford desde 1971. Fue profesor universitario y ha trabajado como asistente y pastor de Menton, hasta su nombramiento como obispo de la Región Sur de Melbourne (1987-1996).
El 21 de mayo de 1987 fue ordenado obispo auxiliar de la archidiócesis de Melbourne y el 16 de julio 1996 el Papa Juan Pablo II anunció el nombramiento del cardenal Pell como arzobispo metropolitano de Melbourne.
El 26 de marzo de 2001, el Santo Padre nombró al cardenal Pell el octavo arzobispo metropolitano de Sydney, recibiendo el palio del papa por segunda vez en San Pedro, en Roma, en la fiesta de los santos Pedro y Pablo. Juan Pablo II anunció su nombramiento como cardenal el 28 de septiembre de 2003 y lo creó cardenal presbítero de la Iglesia de Santa María Dominica Mazzarello.
En febrero de 2007 fue nombrado miembro del Consejo de Cardenales para los problemas organizativos y económicos de la Santa Sede por Benedicto XVI y en 2008, miembro del Comité de Administración de la Comisión Católica Internacional de Migración, que supervisa la labor de socorro en favor de los imigrantes, refugiados y desplazados, en nombre de la Santa Sede.
Apoyó la guerra de Afganistán
En materia política ha salido a la palestra en numerosas ocasiones; de la misma manera que apoyó la guerra de Afganistán, afirmó tajantemente que la invasión a Iraq no estaba justificada. Además ha condenado las intervenciones occidentales en el conflicto Sirio, afirmando que Bachar Al Assad ofrece protección legal y garantías a los cristianos sirios, no así los rebeldes.
Antes del cónclave de 2013 se le pregunto sobre las características que había que buscar en el próximo Papa, a lo que contestó “Yo no buscaría a un candidato de una región particular. Creo que el origen del próximo Papa es bastante secundario ante sus capacidades personales para dirigir a la Iglesia. Algunos factores son rudimentarios: un hombre de fe y oración, con una carrera excepcional, que sepa varias lenguas. No creo que vayamos a tener un maestro de la talla de Benedicto XVI o de Juan Pablo II. Deberíamos, pero sería una sorpresa. Creo que necesitamos a alguien que sea un estratega, que tome decisiones, un organizador, alguien que haya demostrado tener capacidades pastorales fuertes y que pueda tomar las riendas de la situación para sacar adelante a toda la Iglesia”.
Cuando le preguntaron la nacionalidad del futuro Papa, el cardenal australiano declaró “no excluiría que fuera elegido alguien de fuera; y me sorprendería mucho si en los próximos 50 o 100 años no tuviéramos un buen número de Papas sudamericanos”. En efecto, unos días después de esa entrevista, los cardenales eligieron a Jorge Mario Bergoglio como el primer Papa sudamericano de la historia.
Miembro de una comisión para reformar la Curia
En abril de 2013 el Papa Francisco nombró una comisión de 8 cardenales para reformar la Curia. Uno de los elegidos era el hombre del que estamos hablando, George Pell. Junto a él fueron nombrados miembros de la comisión Sean Patrick O’Malley, Laurent Monsengwo Pasinya, Giuseppe Bertello, Oswald Gracias, Reinhard Marx, Francisco Javier Errázuriz Ossa y Andrés Rodríguez Maradiaga.
En mayo de 2013 el cardenal Pell admitió, ante el Parlamento del Estado Victoria, que la Iglesia había ocultado durante décadas los abusos sexuales a menores de edad cometidos por miembros de la congregación eclesiástica. Declaró que la institución australiana encubrió a varios sacerdotes pedófilos, aunque negó su participación en dichas ocultaciones. La mayoría de los abusos fueron consumados entre la década de 1960 y la de 1980, mientras que solo 13 de los abusos se registraron después de 1990, según un informe eclesial.
Pell, pidió disculpas a las víctimas al inicio de su intervención y mostró el arrepentimiento por parte de la comunidad católica australiana por no haber actuado de manera más rápida contra los pedófilos. “Estoy de acuerdo en que hemos sido lentos al actuar frente a la angustia de las víctimas y que tratamos con ello de manera imperfecta” señalo el cardenal “No creo que muchos de los líderes de la iglesia católica conocieran el horrendo y amplio problema”, en el que estaban inmersos, apuntó Pell.
El cardenal admitió que los traslados de los sacerdotes pedófilos a otras parroquias para tapar sus delitos habían tenido consecuencias desastrosas. “No hay duda de que muchas vidas han sido arruinadas”, incidió el arzobispo al señalar, que muchos de estos crímenes habían contribuido al “suicidio” de víctimas.
En Junio de 2013 se publicó una entrevista al Cardenal (que puede leer aquí) en la que habló del Papa Francisco, de la reforma de la curia “Para mí es un “kitchen cabinet”, un grupo interno de consejeros que apoya al Papa en el gobierno” y del pontificado de Benedicto XVI.
Acosado por tratar de limpiar las finanzas vaticanas
El secretariado de Economía de la Santa Sede, dirigido por el cardenal George Pell gastó más de medio millón de euros durante sus primeros seis meses de existencia, según adelanta el semanario italiano L’Expresso en su edición de este viernes.
l rotativo subraya cómo entre los gastos aparecen algunos justificados, como la inversión en ordenadores o impresoras, pero destaca también una factura del afamado sastre Gamarelli, que le hace trabajos al clero.
Los gastos llaman la atención, ya que Pell ha instituido una revisión de los gastos en el Vaticano para asegurarse de que cualquier dinero que sobre se destine a los pobres, señaló la publicación.
La resistencia de la burocracia vaticana, formada en buena medida por italianos, contra el australiano Pell ha estado aumentando constantemente, pero en diciembre se incrementó aún más cuando presumió que había “descubierto” cientos de millones de euros que habían sido “ocultados” en diversas cuentas de los estados financieros de la Santa Sede.
De hecho, se sabía de la existencia del dinero y se le mantenía fuera de los libros contables, porque “buena parte de él se utilizaba como reserva en caso de que hubiera carencia de recursos“, argumentan los curiales.
La filtración de las facturas de Pell a L’Espresso, así como la divulgación de documentos en los que cardenales se quejan de su trabajo, tiene el claro fin de desacreditarlo y hace recordar el tema de los Vatileaks que empañó gravemente el último año del pontífice anterior, Benedicto XVI.
Prometió ‘trabajar’ con las víctimas en la lucha contra los abusos
El cardenal australiano George Pell se comprometió hoy en Roma a trabajar con grupos de ayuda a las víctimas de pederastia tras reunirse con algunas de ellas en un encuentro que el prefecto de Economía calificó de “duro”.
La reunión de Pell con las víctimas se celebró en el mismo hotel de la capital italiana en el que la madrugada pasada terminó la cuarta jornada de comparecencias por videoconferencia ante la Justicia australiana, que ha despertado gran expectación.
“Me propongo continuar ayudando al grupo (de víctimas) junto con los comités y agencias que tenemos en Roma y especialmente con la comisión pontificia de protección de menores”, afirmó Pell a la prensa después de reunirse durante hora y media con víctimas y sus familiares.
Declarado culpable de abusos sexuales
A sus 77 años, fue declarado culpable en un juicio en diciembre de haber abusado sexualmente de dos monaguillos en la sacristía de la Catedral de San Patricio de Melbourne en los años 1990.
En abril de 2020, y después de que el cardenal apelara su condena, fue declarado inocente.
El 10 de enero del 2013 murió inesperadamente en Roma a causa de unas complicaciones en una operación de cadera a la que se sometió el purpurado australiano.