El 18 de diciembre de 20233, la Santa Sede publicó la declaración Fiducia Supplicans, firmada por el cardenal Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe y por el Papa Francisco.
Este documento vaticano autorizó las ya famosas bendiciones «pastorales» a parejas del mismo sexo y parejas en situación irregular. Hoy, un año después, el documento sigue siendo objeto de intenso debate en la Iglesia, generando confusión entre los fieles y profundizando la división entre pastores y comunidades eclesiales.
Desde su anuncio, Fiducia Supplicans desató reacciones dispares. El documento justificaba la posibilidad de bendiciones pastorales en casos específicos, siempre que no se interpretaran como equiparables al matrimonio sacramental. Sin embargo, para muchos obispos y cardenales, esta iniciativa representó un giro ambiguo y desconcertante en la doctrina católica.
Uno de los que alzó la voz fue el cardenal Gerhard Müller, ex prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, quien calificó la medida como «teológicamente errónea» y advirtió de las posibles consecuencias de legitimar indirectamente relaciones que la Iglesia considera objetivamente desordenadas. Asimismo, el cardenal Robert Sarah lamentó lo que describió como un intento de «acomodar la doctrina de la Iglesia a las modas culturales» y calificó el documento de «herejía que socava gravemente a la Iglesia».
División en el episcopado mundial
La división se hizo evidente entre las conferencias episcopales. Mientras que en Alemania la medida fue recibida con entusiasmo por sectores progresistas, encabezados por los representantes del Camino Sinodal Alemán, otros episcopados, como los de Polonia y obispos del norte de Europa, emitieron duras críticas. La Conferencia Episcopal Polaca afirmó que «las bendiciones de uniones homosexuales contradicen la enseñanza del Evangelio y la tradición apostólica», llamando a preservar la unidad doctrinal de la Iglesia.
En Hispanoamérica, la respuesta fue más cauta. La Conferencia Episcopal de México expresó su «profunda preocupación» por el impacto pastoral y doctrinal de la declaración, mientras que en Brasil hubo una mezcla de silencio y apoyo entre algunos obispos, lo que evidenció la polarización interna.
Fieles confundidos y pastores divididos
La ambigüedad y contradicción del documento provocó confusión entre los fieles, especialmente en parroquias donde las posturas de los pastores son contradictorias. Algunos sacerdotes se han negado a realizar bendiciones, defendiendo que esto desdibuja la enseñanza moral de la Iglesia, mientras que otros han adoptado la declaración como un mandato para flexibilizar la pastoral. Fruto de este documento, hemos visto a James Martin bendecir a dos gays de la mano y a sacerdotes en España celebrar pseudobodas homosexuales que este medió denunció.
El cardenal Fernández ha defendido en varias ocasiones la declaración, argumentando que no cambia la doctrina, sino que busca responder pastoralmente a las realidades complejas de las personas. Sin embargo, sus explicaciones han sido vistas como insuficientes por muchos fieles y clérigos que reclaman una mayor claridad y fidelidad a la enseñanza perenne de la Iglesia.
Reacciones de las conferencias episcopales africanas
Las conferencias episcopales de África fueron quienes abanderaron una oposición unánime a las bendiciones de parejas del mismo sexo propuestas en Fiducia Supplicans a excepción de los países del norte de África que en su mayoría tiene obispos de origen europeo. El cardenal Fridolin Ambongo, presidente del Simposio de Conferencias Episcopales de África y Madagascar (SECAM), afirmó que las bendiciones extralitúrgicas propuestas «no pueden llevarse a cabo en África sin exponerse a escándalos» . Los obispos africanos consideran que estas prácticas son contrarias a la ley de Dios y a la cultura africana.
Esta postura refleja la firmeza de los obispos africanos en mantener la enseñanza tradicional de la Iglesia sobre el matrimonio y la sexualidad, resistiendo presiones para adaptar la doctrina a tendencias contemporáneas que consideran incompatibles con la fe y la moral cristianas.
Aclaraciones posteriores del Cardenal Fernández
Tras la publicación de *Fiducia Supplicans*, el cardenal Víctor Manuel Fernández tuvo que ofreció varias aclaraciones para explicar el alcance del documento. En declaraciones a InfoVaticana, Fernández subrayó que «no se bendice la unión, sino simplemente las personas que lo han solicitado juntas», enfatizando que estas bendiciones no deben interpretarse como una aprobación de relaciones contrarias a la doctrina de la Iglesia .
Además, en una nota aclaratoria emitida en enero de 2024, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe reiteró que estas bendiciones son «sin forma litúrgica» y «no aprueban ni justifican la situación en que se encuentran esas personas» . Fernández insistió en que estas expresiones de cercanía pastoral no deben ser vistas como una ratificación de estilos de vida que la Iglesia no puede bendecir.
En abril de este año, el purpurado argentino confirmó a este medio que Fiducia supplicans salió a la luz para que las bendiciones irregulares no fuera el tema del Sínodo.
Ruptura en el diálogo con las Iglesias copta y ortodoxa
Además del impacto interno, Fiducia Supplicans estropeó el diálogo ecuménico, particularmente con las Iglesias copta y ortodoxa. Ambas tradiciones han mantenido una postura firme respecto a las enseñanzas sobre el matrimonio y la sexualidad, considerándolas inmutables. Tras la publicación de la declaración, varios líderes ortodoxos expresaron su preocupación por el alejamiento de la Iglesia católica de los fundamentos bíblicos, lo que, según ellos, dificulta los esfuerzos por lograr una unidad plena basada en principios doctrinales comunes.
El papa copto Teodoro II manifestó su «tristeza» por lo que consideró una «decisión unilateral que afecta la fe común de las Iglesias apostólicas». El propio cardenal Fernández tuvo que reunirse con él en mayo de este año para tratar de reconstruir las relaciones. De manera similar, el Patriarcado Ecuménico de Constantinopla emitió un comunicado subrayando que «adaptaciones pastorales que contradicen la verdad revelada no pueden ser aceptadas en el marco del diálogo ecuménico». Estas reacciones evidencian el desafío que representa mantener el equilibrio entre la pastoralidad y la fidelidad doctrinal en el contexto del ecumenismo.