¿Miente el diputado socialista por la Rioja y presidente de la asociación Infancia Robada, Juan Cuatrecasas Asua, sobre el caso Cuatrecasas-Martínez para lucrarse personalmente de la destrucción de una persona inocente? Es lo que trataremos de explicar. Somos conscientes de que esa persona ha sido ya condenada penalmente, pero hay motivos suficientes para pensar que se pueda tratar de un grave error judicial, de los que la historia muestra abundantes ejemplos, como el caso Dreyfuss en el s. XIX o el caso Outreau en 2004.
En mayo de 2011 Cuatrecasas Asua manifestó ante la inspección de educación que su hijo había sido víctima de acoso por parte de unos antiguos compañeros de curso en el colegio Gaztelueta de Bilbao. El inspector de educación investigó el caso y concluyó que efectivamente el menor había sufrido acoso real durante el curso 2009/2010 -mientras era alumno del colegio- y acoso virtual durante el curso 2010/2011 -curso en el que ya se había cambiado a un colegio inglés-. Durante la investigación, disgustado con el colegio, Cuatrecasas añadió que su hijo había sido víctima también de abusos sexuales por parte de un profesor del centro escolar.
En aquel momento, la acusación se puso en conocimiento de la fiscalía de menores que, después de estudiarla, decidió archivar el caso por falta de pruebas. Es entonces cuando el caso saltó a la prensa y se mediatizó, condenando prematuramente al acusado. A raíz de las noticias publicadas, en 2013 el fiscal superior del País Vasco decidió reabrir la investigación y la archivó al no encontrar pruebas suficientes para romper la presunción de inocencia del acusado.
En 2015, el Papa Francisco al tener conocimiento del caso inició una investigación eclesiástica. De la investigación se encargó un visitador apostólico, Silverio Nieto (sacerdote que había sido magistrado antes de ordenarse y que ha sido durante muchos años responsable jurídico de la Conferencia Episcopal Española) que, tras seis meses de investigación, entrevistas con todos los implicados, la familia de la supuesta víctima, alumnos, profesores y compañeros emitió un informe en el que afirmaba no haber encontrado ningún indicio de culpabilidad del profesor.
La Congregación para la Doctrina de la Fe emitió entonces un comunicado afirmando que el profesor era inocente y que se debía restaurar su buen nombre. El comunicado apenas tuvo repercusión en los medios españoles, en contraste con el “linchamiento mediático” que realizaron del profesor durante años, con gran sufrimiento del acusado y su familia, especialmente de su anciana madre. Cuatrecasas Asua realizó en ese momento duras declaraciones contra el visitador apostólico y, según ha manifestado en privado el visitador, mintió gravemente sobre el contenido de las conversaciones que tuvieron los padres con él. Este es un aspecto relevante pues afecta a la credibilidad de la acusación realizada por Juan Cuatrecasas Asua.
También en 2015, el acusador presentó una denuncia en un juzgado de Getxo y -después de una larga investigación- el juez decidió procesar al acusado por abusos sexuales. En 2018 (y este dato parece crucial) Cuatrecasas Asua añade a sus acusaciones de abuso sexual la de agresión sexual continuada -no “recordada” durante 7 años de proceso- que permite pedir una condena por 14 años de prisión. Con estas nuevas acusaciones, el 13 de noviembre de 2018 la Audiencia Provincial de Bizkaia pudo condenar al acusado a 11 años de prisión con la única prueba del testimonio del menor, manipulado por su ya mediático padre.
Durante los diversos procesos salió a relucir que la supuesta víctima padece problemas psiquiátricos al menos desde el año 2006, incluidos algunos episodios de alucinaciones tal y como aseguró un informe psiquiátrico durante el juicio. En los diversos testimonios recogidos en las sentencias se puede comprobar que la acusación ha caído en contradicciones que deberían despertar una duda razonable sobre la sinceridad de Juan Cuatrecasas y mantener la presunción de inocencia del profesor injustamente condenado.
El condenado recurrió la sentencia al Tribunal Supremo que en 2020 corrigió la resolución de la Audiencia Provincial por haber violado la presunción de inocencia del profesor. Al no tener competencias para reconsiderar la prueba aceptada por el tribunal inferior, el Tribunal Supremo no revocó totalmente la condena, aunque la redujo a lo mínimo posible (2 años), de manera que impidió el ingreso del condenado en prisión. Este es un aspecto que se está ocultando dolosamente en las informaciones de estos días.
Juan Cuatrecasas Asua mantuvo su campaña en la prensa y escribió al Papa Francisco pidiéndole reabrir la investigación eclesiástica. El Papa, animado sin duda por su deseo de combatir la lacra de los abusos y mal aconsejado por algunos eclesiásticos españoles (uno de ellos parece que amigo personal de Juan Cuatrecasas), ha decidido en 2022 volver a investigar al injustamente condenado mediante un proceso eclesiástico sin las debidas garantías legales civiles ni eclesiásticas.
Conviene señalar que durante estos años Juan Cuatrecasas Asua ha pasado de ser un desconocido contable riojano a una persona de relevancia pública gracias a este desgraciado proceso como activista por los derechos de la infancia y presidente de la Asociación Infancia Robada, llegando a conseguir en 2019 un escaño como diputado del PSOE por La Rioja en el Congreso de los Diputados. Aunque sea duro de creer, es probable que esta persona haya utilizado a su hijo enfermo para beneficiarse personalmente de la situación.
Por otra parte, parece lógico que Cuatrecasas Asua haya escogido el PSOE como partido para lanzar su carrera política. Lógico porque es sabido que en el PSOE la mentira es una herramienta legítima de trabajo y así ha quedado acreditado en la centenaria historia del partido que más tiempo ha gobernado España en democracia. Para ellos, el fin justifica los medios. Como los socialistas son los “buenos” de la película y ocupan una posición de indiscutible supremacía moral, pueden mentir, robar y matar (y no es una forma de hablar) con tal de transformar la sociedad a imagen y semejanza de sus ideas e intereses.
Un partido actualmente dirigido por una persona que miente sistemáticamente en todos los foros y cuya menor mentira fue el plagio de su tesis doctoral. Un partido que no ha tenido ningún problema en perseguir a la Iglesia Católica desde la época de la II República y ser cómplice de sus crímenes, dar un golpe contra la República en 1934 para instaurar en España un régimen comunista, matar a terroristas sin ningún proceso legal (los famosos GAL), robar descaradamente de las arcas públicas (escándalos de los años 90 y la reciente condena de los ERE), aprobar el aborto y la eutanasia libres en España, pactar con los herederos políticos de ETA y humillar a sus víctimas, acosar la enseñanza de la religión en la escuela y un largo etc.
A juzgar por lo publicado hasta ahora, es legítimo pensar que se está maltratando a un inocente con el miserable objeto de que una persona se beneficie políticamente de la notoriedad del caso y obtenga una indemnización millonaria. Aunque desde luego este inocente no lo tiene fácil y no faltan en la historia antecedentes de errores judiciales y condenas injustas, pensamos que vale la pena defender la verdad, cueste lo que cueste, por todos los medios legítimos como este modesto artículo.
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