La increíble mente de G. K. Chesterton

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Por Dale Ahlquist

Probablemente habéis oído hablar de la historia de un chico que quería un trabajo en el zoo. El chico fue y preguntó al encargado del zoo: “¿Puedo trabajar aquí? ¿Puedes darme un trabajo?”. El encargado del zoo le dijo: “no tenemos ninguna vacante, perdona”. Y el chico: “Ya, pero realmente quiero trabajar en el zoo. Toda mi vida he querido trabajar en un zoo. Haría cualquier cosa”. Y el encargado: “¿Cualquier cosa?”. Y él: “¡Sí!”. Y el del zoo: “Nuestro gorila justo acaba de morir y es nuestra atracción estrella. Va a haber varias semanas hasta que encontremos un nuevo gorila. Necesitamos alguien que se vista de gorila por varias semanas”. El chico dijo: “¡Yo lo haré!”. Y el del zoo: “Perfecto, empiezas justo ahora”. El chico se pone el traje de gorila, sale a la palestra del gorila y empieza a actuar como un gorila, y hace un trabajo magnífico porque mantiene la atracción funcionando, la gente empieza a llegar de todos lados para ver el gran primate. Y se da cuenta de que hay un árbol que crece al borde de su zona, una rama que sobresale hacia la zona del león. Trepa por el árbol, pasa a la rama y el león se pone furioso y ruge. A la multitud le encanta. Es maravilloso. Sabéis lo que va a pasar después ¿verdad? Está un día en el árbol incitando al león y la rama se rompe y cae en el área del león. Y la multitud grita “¡Oh!”. Y el león va acercándose, y todos están excitados presionando sus caras hacia la valla, el león se aproxima más y más, y el gorila grita: “¡Socorro!”. Y el león dice: “¡Cállate o nos echarán a los dos!”. Y pensabais que esto iba a ser una charla intelectual.

¿Por qué cuento esta historia? Porque G.K. Chesterton dijo que el hombre es el único animal salvaje. Cualquier otro animal simplemente se comporta según su instinto. Pero solo el hombre tiene esa característica conocida como “libre voluntad” y puede tomar decisiones que a veces son predecibles pero muchas veces o nos sorprenderán o nos decepcionarán.

Chesterton dice: “Hasta el final, cada problema es un problema de la libre voluntad”. Lo que significa que no podemos culpar a nada más por nuestras decisiones excepto a nosotros mismos. Terrible verdad. No sabemos realmente lo que el hombre va hacer. No sabemos realmente el futuro.

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Chesterton dice: “Sé tanto del futuro como tú, o sea, nada”. Pero parece ser que Chesterton sí parecía saber mucho sobre el futuro. Vamos a notar una breve introducción a este colega G.K. Chesterton y a explicar por qué es tan importante. Porque yo soy también un católico converso. Yo era baptista. Y hay gente que sabe que soy un baptista que me he convertido a católico y dicen: “te hiciste católico para poder fumar, beber, jugar a póker y bailar”. Y yo les digo: “Sí… excepto por lo de bailar. Bailar me parece bastante asqueroso”. Suelo decir que es una expresión vertical de una idea horizontal.

Pero la razón principal por la que me hice católico diferente al Espíritu Santo, fue porque cometí el error de empezar a leer a Chesterton.

Él dice que hay tres estadios para la conversión:

1. Decides ser justo con la Iglesia Católica. Pero no existe el ser justo con la Iglesia Católica. O estas por ella o estás contra ella. Nadie es neutral sobre la Iglesia Católica. Y cuando paras de estar contra ella, empiezas a encontrarte que estás por ella. Te sientes atraído por ella inmediatamente cuando paras de estar contra ella. Esta primera decisión es generalmente definitiva. Todo está decidido cuando te determinas a ser justo con la Iglesia Católica. Pero luego viene el segundo estadio:

2. Descubrir la Iglesia Católica. Aprender todas las cosas que nunca sabías sobre ella. Chesterton dice que es como estar en un país extranjero con flores exóticas y animales que no sabías que existían y aprendes de ellos y lo vas reteniendo y todo es interesante, divertido y fascinante, y es increíble porque no hay obligaciones. Puedes darte la vuelta e irte cuando quieras. Pero llega el tercer estadio:

3. Huir de la Iglesia Católica. Porque cuando tu cabeza ha sido convencida, después que todas tus preguntas intelectuales han quedado satisfechas, todavía queda el tema de la voluntad. Como dice Chesterton: “Hasta el final, todo problema es un problema de la voluntad. Tienes que tomar la decisión y es difícil para alguien que es inteligente, alguien que no ha sido educado, de tomar esa decisión de ponerse de rodillas y humillarse a sí mismo y aceptar la autoridad y las enseñanzas de la Iglesia Católica”. Pero descubres, como yo descubrí, como Chesterton descubrió, que la Iglesia es más amplia en su interior de lo que es el exterior. Es el mundo exterior el que es estrecho y pequeño; es dentro de la Iglesia donde es universal, porque Dios mismo está dentro de la Iglesia Católica.

¿Quién es este Chesterton? Es un escritor de principios del siglo XX, uno de los escritores más prolíficos de la historia. Un hombre inglés que murió en 1936, en el primer tercio del siglo XX y que fue uno de los más reputados y amados escritores del mundo. Y sorprendió al mundo cuando a los 48 fue recibido en la Iglesia Católica. Dijo: “La Iglesia Católica es la única cosa que libra al hombre de la degradante esclavitud de ser un niño a su edad”. Y siempre defendía la tradición contra las corrientes modernas, y las modas y tendencias. Siempre apuntando a Dios, siempre apuntando a la responsabilidad personal de cuidar el mundo. Todas las ideas modernas son ataques a la “libre voluntad”.

Chesterton ha sido llamado el Shakespeare del aforismo, “No se ha juzgado y encontrado culpable al ideal cristiano. Se lo ha encontrado difícil y ha quedado sin juzgar”; “La verdad, claro está, ha de ser necesariamente más rara que la ficción, pues la ficción la hemos inventado nosotros a nuestra conveniencia.”; “no necesitamos censura de la prensa, tenemos una censura por la prensa”; “La Biblia nos dice que amemos a nuestro prójimo y amar a nuestros enemigos, normalmente porque son la misma persona”; “Si no hubiera Dios, no habría ateos”; “Los ángeles vuelan porque toman a sí mismos a la ligera”.

Lo que hace Chesterton es apuntar cosas que todos sabemos que son verdad pero que no hemos pensado en ellas tan bien como él lo ha hecho. Pone sus propios pensamientos, sus convicciones en palabras para que inmediatamente reconozcamos que son verdad. Nos dice lo que ya sabemos, que es lo que los verdaderos sabios hacen. Porque Dios nos ha dado una capacidad inherente de conocerlo: la ley natural. Los grandes filósofos, pensadores y santos, simplemente ponen estas grandes ideas en palabras para que podamos acogerlas con nuestro pensamiento.

Pero la otra cosa sobre Chesterton es que ciertamente era profético. Parece que describe el tiempo en el que vivimos ahora incluso más que los días en los que vivía él. Dijo hace un siglo que “aprendemos a hacer cosas muy inteligentes, pero lo próximo que tendremos que aprender es a no hacerlas”. Dijo: “el mundo moderno será una multitud de coches muy rápidos condenados a estar quietos en un bloqueo de tráfico”. También: “Hemos encontrado las mejores formas de comunicación de la historia, precisamente en el momento en el que no tenemos nada que decir”. Otra: “La próxima gran herejía va a ser un ataque a la moralidad, especialmente la moral sexual”. “La locura del mañana no está en Moscú sino mucho más en Manhattan”. Apuntó que “la adoración de la salud nos empezaría a hacer insalubres y la adoración de la naturaleza nos empezaría a hacer antinaturales; y la adoración del hombre nos haría inhumanos”. Dijo: “La vida moderna se ha convertido semejante corriente que el hombre ya no desea cosas normales. No desea matrimonio normal, propiedad normal, alabanza normal; y ha perdido la gratitud y aprecio de la vida”; dice: “no discutimos sobre qué es malo sino sobre qué males son excusables”.

Entonces, cómo salimos de este follón. Parte de la respuesta puede encontrarse cuando escuchamos la radio. No hablo de radio hablada, ni de las noticias, hablo de la música; y no hablo del ruido que viene de la música sino que hablo de la música actual donde podemos entender las palabras. Porque todas las canciones de amor populares de las últimas décadas son canciones de amor. Pero no son realmente canciones de amor. Son siempre sobre la pérdida del amor, del amor que no va del todo bien, y están nostálgicos de un amor que no es. O del amor que te voy a dar si, por ejemplo, duermes conmigo. Y no son canciones de amor sino canciones de falta de amor. ¿Por qué son todas esas canciones tan miserables? ¿Cuál es el problema con el amor moderno? Sabemos que el amor nos trae gozo, queremos eso, queremos eso bueno que el amor nos promete, pero ¿por qué parece como que no lo alcanzamos? Y cuando lo tenemos, ¿por qué no somos capaces de amarrarnos a él? La respuesta a la cuestión de por qué las canciones de amor modernas son tan miserables y por qué el amor moderno es un fracaso tiene que ver con el hecho que no queremos ir donde el amor nos lleva, donde el amor realmente quiere llevarnos. Porque el amor quiere llevarnos al altar, y hemos olvidado lo que es un altar. El altar es un lugar de sacrificio. Hemos olvidado lo que es el sacrificio. El sacrificio es un acto donde algo muere en nombre de otra cosa. Algo da toda su vida en nombre de otra cosa. Eso es lo que ocurre en un altar. En cada religión antigua el altar era el centro de toda alabanza. La mayoría de esas religiones ya no se practican, pero una de ellas se sigue practicando hoy, y continúa teniendo el altar como su pieza central, y esa es la Iglesia Católica. El altar es el lugar donde lo temporal toca lo eterno. Y hay una palabra para eso: Sacramento. Y el altar es el lugar donde celebramos la Eucaristía pero es también el lugar donde celebramos el matrimonio. Y el matrimonio es un acto de sacrificio, y eso lo hemos olvidado.

El hombre es el único animal salvaje porque el hombre tiene libre voluntad. Y una de las cosas más nobles que hacemos con nuestra libertad es hacer un voto, y mantenemos el voto, renovamos el voto cada día como un acto de voluntad libre. Y el voto es la esencia de toda autodisciplina, autocontrol, fidelidad… El voto es la base no solamente de todo lo que es serio sino también de todo lo que es alegre y divertido. No puedes jugar a un juego a menos que sigas las normas. Y aceptas las normas cuando empiezas a jugar.

Chesterton dice: “si apuesto, puedo ser obligado a pagar, o no hay poesía en apostar; si reto debo ser hecho para luchar o no hay poesía en retar; si voto por ser fiel, debo ser maldito si soy infiel, o no hay diversión en hacer voto. El matrimonio está basado en el voto”. Chesterton dice: “El mejor puente que se ha hecho en la historia de la humanidad es el puente construido entre un hombre y una mujer, llamado matrimonio”. Cuando él fue a América, Chesterton descubrió que las personas podían divorciarse por incompatibilidad, pero entonces decía que todos deberían divorciarse. Hombre y mujer como tales son incompatibles, y toda la cuestión del matrimonio es trabajar a través de la incompatibilidad. Dice Chesterton: “el matrimonio es un duelo a muerte”. Dice también: “En los cuentos de hadas suelen decir que vivieron felices para siempre y así era. No dice que vivieron en paz para siempre. Seguramente se lanzaban los trastos el uno al otro pero eran felices”. Pero si tú empiezas a abrir alguna grieta en esa puerta para hacer de ese voto algo menos que permanente, todo se derrumba.

Chesterton dice: “el efecto obvio del divorcio frívolo es el matrimonio frívolo”. El voto tiene que ser permanente. Y cuando los enamorados lo están, quieren hacer algo permanente, por eso gravan sus iniciales en el árbol, porque quieren hacer algo permanente. Y Chesterton dice: “el sexo es ese instinto que produce la institución. Y es un buen instinto, no es malo, no es sucio, es bello y creativo, y crea esa institución llamada hogar, que está llena de muchas bellas cosas creativas que van bien más allá del sexo. Todas las cosas que pasan en el hogar como la alabanza, la justicia, festividad, decoración, la instrucción, amistad, descanso… todas esas cosas ocurren en el hogar y el sexo es la puerta de la casa, que te mete dentro de la casa. Es como una autopista que es bonita y que enmarca lo que hay detrás de ella. El sexo es esa autopista que te enseña lo que hay dentro del hogar, el lugar lleno de vida. El problema es que hay gente que solo quiere merodear alrededor de la puerta, y no entrar. Hemos perdido cuál es el propósito del sexo: es un acto dador de vida. Y no das ninguna vida si previenes que ese acto tenga lugar. No das vida si simulas ese acto con una máquina.

Chesterton dice: “La pornografía no es algo que discutes con la cabeza sino algo que luchas con tus rodillas”. Y dice: “El orgullo hace del hombre un demonio, pero su pérdida le convierte en una máquina”. Y no queremos ser máquinas. Dice: “En el momento que el sexo deja de ser un siervo, se convierte en un tirano”. Y eso es lo que está pasando en el mundo moderno, el sexo se ha convertido en tirano porque hemos perdido el lugar adecuado para él.

Y también fue muy crítico con el control de la natalidad, y del mismo término control de la natalidad porque decía: “No hay ni nacimiento ni control”. Y dijo: “solo hay una forma noble de control de la natalidad que se llama autocontrol”. Y todas las cosas que decía eran confirmadas por la enseñanza oficial de la Iglesia de la que el mundo tanto se ha reído. En 1968, cuando el Papa Pablo VI promulgó la Encíclica Humanae Vitae, el mundo se mofó de él. Pero las cosas que se dicen en esa Encíclica son que la contracepción llevaría al aborto, al divorcio, a la perversión sexual, y al desprecio de la propia vida. Chesterton dijo estas mismas cosas 50 años antes de eso. Ambos profetas estaban en lo cierto. Pero en vez de ajustar nuestras vidas a las enseñanzas de la Iglesia, queremos ajustar las enseñanzas de la Iglesia a nuestras vidas. Pero como dice Chesterton: “no necesitamos una Iglesia que se mueva con el mundo sino una Iglesia que mueva el mundo”. Y dijo: “No necesitamos una Iglesia que esté en lo cierto cuando nosotros lo estemos sino que esté en lo cierto cuando nosotros estamos equivocados”. El sexo solo está protegido en un lugar, solo hay un lugar donde el sexo puede ser seguro, y eso es en el matrimonio, porque el sexo lleva a los hijos, y los hijos son algo bueno, no son una enfermedad, no son pañuelos, son una vida.

Chesterton dice: “Cada vez que nace un niño, Dios crea un sol nuevo y una luna nueva, porque un nuevo conjunto de ojos están mirando el sol y la luna”. ¿No es eso precioso? La creación de Dios aumenta siempre porque hay unos nuevos ojos capaces de apreciar la creación de Dios. Por eso tenemos que proteger el matrimonio y la vida. Porque si la familia se rompe, toda la sociedad se rompe, que es lo que estamos viendo ante nuestros propios ojos.

En 1910, Chesterton escribió un libro llamado Lo que está mal en el mundo. En el libro identifica cuatro cosas que están mal en el mundo:

1. Gobierno grande

2. Grandes empresas

3. Feminismo

4. Educación pública

¿Cuál es el problema de todas estas cosas? Chesterton dice que todas estas cosas apuntan a minar la familia. Pero la razón por qué todas estas cosas se nos han ido de las manos e interfieren tanto con nuestras vidas, es porque los hombres han dejado de ser hombres. No son completamente hombres, no son hombres santos. Continúan lanzando responsabilidades sobre otros, que es por lo cual el gobierno ha crecido fuera de madre. Es la razón por la cual han dejado de trabajar para sí mismos y han salido para ser esclavos asalariados trabajando para otros; que es por lo cual las mujeres han empezado a actuar como hombres; que es por qué los colegios, la educación pública ha metido una cuña en la familia, quitando la responsabilidad de los padres. Los hombres son los que deberían tomar la responsabilidad den todas estas cosas. Tenemos que empezar a devolvernos nuestra sociedad y nuestro país levantándonos y siendo responsables, y haciendo cosas por nosotros mismos y no permitir que otros las hagan por nosotros.

Cuando hablamos de gobierno, por supuesto que tenemos una responsabilidad en cómo votamos, qué hacemos en las urnas, pero Chesterton dice: “hay más democracia que en votar, igual que hay más cristianismo que ir a misa”. La democracia significa tomar realmente responsabilidades de lo que pasa en la política directamente. Estamos tan distraídos en cómo van las elecciones presidenciales y conocemos los nombres de todos los candidatos, pero apuesto a que nadie en esta sala conoce el nombre de todos los concejales de su ciudad. Estaría sorprendido si alguno conociera el nombre de alguno. No sabemos nada del gobierno local, porque no estamos involucrados. Debemos involucrarnos, hacer a los políticos próximos a nosotros. Chesterton dice: “mantén siempre a los políticos lo suficientemente cerca para poder patearlos”. Y estando más involucrados a nivel local, podemos hacer ruido en instancias más amplias de gobierno, porque estas cosas tienen un efecto expansivo. Tenemos que involucrarnos.

Lo mismo con nuestra vida de trabajo. Es algo que hemos dejado de pensar. Solo pensamos en términos de ser empleados y tener los mejores beneficios, pero tenemos que empezar a pensar en tomar el control de nuestros ingresos y de nuestros beneficios, para no ser dependientes de otros. Chesterton es un gran proponedor de la propiedad privada, pequeños negocios. Dice: “Lo opuesto del empleo no es el desempleo; lo opuesto del empleo es la independencia”. Son las grandes empresas las que fallan, como os habréis dado cuenta. Cuanto más pequeñas sean las empresas, más estable es una economía. Las familias no sirven para las empresas porque las empresas tienen que proveer un sueldo para vivir, plan de salud, permisos de maternidad, tienen que pagar a empleados que llegan tarde o que tiene que marchar a casa porque tienen un hijo enfermo. Las familias no sirven para el Estado porque las familias siempre quieren tomar decisiones que el Estado querría hacer por ellas. Tenemos que tomar el control de todas estas cosas. Chesterton dice: “solo hombres para los cuales la familia es sagrada, tendrá algún motivo para criticar al estado”. Tenemos que empezar a honrar la familia por encima del Estado, pero honrar la familia por encima de la oficina, la fábrica o la tienda. Eso es lo más importante. Y está en manos de los hombres defender la familia.

En cuanto al feminismo, son las mujeres las que han sido sacadas de casa. Chesterton dice: “10.000 mujeres marchando por las calles gritando: “no vamos a ser dictadas”, y se convirtieron en mecanógrafas”. Es todo una batalla sobre el tema de la igualdad entre hombres y mujeres. Chesterton dice: “Es como tratar de discutir sobre la igualdad entre un candado y una llave. Las dos tienen una función importante”. Ya sé que esto puede sorprender a muchos, pero de hecho los hombres y las mujeres son diferentes. Chesterton dice: “El problema es que cada sexo está intentando ser los dos sexos a la vez, y han perdido sus roles distintos”.

Poco después de mi conversión, en mi vida previa, era un lobbyista. Estaba en una cena una vez con un manojo de lobyistas, congresistas, abogados y otros mugrientos como yo, y estábamos sentados alrededor de una mesa redonda y uno comenta: “Dale justo se acaba de convertir al catolicismo”. Y dijeron: “uhhhh”. Y el ataque comenzó porque todos los que estaban allí eran ex-católicos. Y todos fueron a por mí: “Qué hay de las cruzadas, la inquisición española, la infalibilidad papal, etc. etc.”. Y me sentí como en una película ninja parando y dando golpes. Fue grandioso. Fue muy divertido.

Y sale un hombre que dice: “Yo nunca podría pertenecer a una Iglesia que no ordena mujeres”. Y el de su lado dijo: “Oh, sí, así es exactamente como pienso yo”. Y les dije: “Decidme, sois excatólicos, ¿creéis que cuando el sacerdote consagra el pan y el vino, literalmente se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo?”. Y dijeron: “No, no lo creo”. Y les dije: “Entonces, si un hombre no lo puede hacer, ¿qué os importa que una mujer tampoco pueda hacerlo?”. Siempre era divertido en esas situaciones el defender la Fe y lo es todavía en cada oportunidad que tengo. Como converso es un privilegio saber las respuestas a esas cuestiones a través de la gracia de Dios y la fuerza del Espíritu Santo, pero también estudiando la Fe y conociéndola que es algo que todos debemos hacer. Tenemos que ser capaces de dar cuentas de la Fe cuando está siendo atacada. Saber qué es el dogma.

Es verdad que los Católicos de Credo a veces tienen una desventaja porque como dice un biógrafo de Chesterton: “Los Católicos de Credo aprenden las respuestas antes de aprender las preguntas”. Hemos tenido el privilegio como conversos de preguntarnos las preguntas y encontrando después las respuestas. Pero tenéis que redescubrir la Fe y aprender las respuestas, porque podemos dar muy buena cuenta. Es maravilloso ver vuestra Fe puesta a prueba y proveer una respuesta, pero la gente evitará los dogmas y dirán: “no quiero una religión que sea dogmática”. Y Chesterton dice: “Eso es como decir que no quieres un perro con cuatro patas que ladre. No quiero un perro que sea tan canino”. Porque la religión es dogmática, eso es lo que es la religión. Y Chesterton dice: “Hay dos tipos de personas que son dogmáticas: están los que son dogmáticos y lo saben; y los que son dogmáticos y no lo saben”. Porque todo el mundo cree en algo, no hay nadie que no crea nada, así que todo el mundo es dogmático. La cuestión es saber cuáles son los dogmas para poder explicarlos y defenderlos en vez de decir la mentira de que no crees nada. O mentir a la gente diciendo que no creen en nada porque sí lo hacen.

Y la educación, la educación pública. Rápidamente. No creo que pueda ser reformada. Soy el producto de la educación pública, miradme. Mi padre era profesor de una escuela pública, mi hermana pequeña es profesora en un colegio público en Wisconsin. Y es maravillosa. Pero tengo tal fe en la educación pública que he empezado un nuevo colegio que no toma nada de dinero público. Porque lo que está mal con la educación pública es simplemente que ha metido una cuña entre los padres y los hijos. Y fallará mientras se mantenga a Dios fuera de las clases, lo cual está claro debe ocurrir. Así, los profesores, de una manera fragmentada, enseñan unas cuantas verdades fragmentadas, ninguna de las cuales engancha con la otra en un coherente todo. Así, con los niños aprendiendo solo fragmentos de hechos y fragmentos de la verdad, piensan en fragmentos, y tienen pensamientos desgajados, y hablan en fragmentos, y ya no hablan con frases completas, como sabréis.

Tenéis que tomar el control de la educación de vuestros hijos. Si estuvierais en el punto en que en vuestra vida no tuvierais otra opción que enviar a vuestros hijos a un colegio público, tendréis igualmente la responsabilidad de estar totalmente involucrados en lo que están aprendiendo, hacer que esos profesores sean responsables ante vosotros para hacer los principios responsables ante vosotros, hacer el plan del colegio responsable ante vosotros, para que cualquier cosa que se les enseñe no atente abiertamente contra vuestras creencia y pueda dañar las almas de vuestros hijos. Porque no hay nada más importante que las almas de vuestros hijos.

Necesitamos héroes. Un héroe es simplemente alguien que hace la cosa correcta cuando es más fácil y más seguro no hacer la cosa correcta. Es tarea difícil hacer lo correcto muchas veces. Cuando todo el mundo va en contra de ti, es muy difícil. Los héroes protegen la vida, salvan vidas.

Chesterton dice: “Lo muerto baja con la corriente; solo la cosa viva puede ir en contra”. Sed la cosa viva que va contracorriente. Quizás tendréis que morir por vuestra Fe, pero mientras tanto vivir por la Fe. Os casasteis en un altar, entrega tu vida por tu familia todos los días, sacrifícate a ti mismo, sé un sacrificio vivo. Hay una santidad para la santidad. Siendo santo, todas las partes de tu vida empiezan a conectar, el trabajo, los hobbies, el hogar, tu iglesia, el reino de los políticos y del Estado… todas esas cosas conectan. Siendo santo te vuelves bueno, siendo bueno, te vuelves sabio. Este mundo está lleno de sinsentidos y lleno de tonterías. Tenéis que decir la cosa correcta y hacer la cosa correcta.

Chesterton dice: “Si piensas mal, actúas mal”. El primer paso para la santidad es quitarse de encima los propios pecados. Solo hay dos cosas que puedes hacer con el pecado: puedes negar que es pecado (que es lo que hace el mundo), o puedes admitir que tus pecados son pecados, confesarlos y que sean perdonados (que es lo que hace la Iglesia). En el mundo de hoy solo la Iglesia Católica se mantiene de pie y dice que los pecados son pecados, pero solamente la Iglesia Católica puede perdonar esos pecados. Cuando Chesterton se convirtió al catolicismo y se le preguntó por qué se convirtió dijo: “para deshacerme de mis pecados. Solo la Iglesia Católica puede hacer eso”. Chesterton dice: “cuando te marchas del confesionario, eres 5 minutos mayor, tu vida ha comenzado totalmente de nuevo y está limpia. Empiezas todo de nuevo cuando sales del confesionario”. Solo la Iglesia Católica nos da este privilegio. La gente dice que la Iglesia Católica no les gusta porque la Iglesia es muy juzgona. ¡No! No les gusta la Iglesia porque sus propias conciencias les juzgan. Ellos mismos son juzgones de sí mismos. Eso es lo que no les gusta. La Iglesia Católica es misericordiosa (perdonadora). Pero hay una condición: tienes que pedir el perdón, y entonces se te da gratuitamente. Tienes que admitir que tus pecados son pecados. Tienes que confesar tus pecados y recibes el perdón. No hay mejores palabras para oír que “yo te absuelvo”. Chesterton apuntó que había una correlación entre el confesionario y el psicoanálisis porque el psicoanálisis es simplemente el confesionario sin absolución.

¿Qué ocurre si no te confiesas? El pecado se te come, y empiezas a odiar la Iglesia, y empiezas a odiar todo lo que es bueno, y cada vez se pone peor. No puedes hacer que el pecado se vaya por ti mismo. Chesterton dice: “No puedes un nivel de maldad, un nivel de maldad, siempre va cayendo más y más hasta el más profundo abismo”. Y dice: “No es siempre un error mirar abajo al infierno, es cuando miras arriba al infierno cuando has cometido un error de cálculo”. Hay una santidad hacia la santidad, y esa santidad puede desprenderse hacia toda la comunidad a nuestro alrededor. Tenemos que estar completos. Y como plenitud tenemos que estar con otros, no podemos ser santos por nosotros mismos. Tenemos que ser responsables con nuestros hermanos católicos, doblándonos juntos. Y tenemos otro grupo con quien podemos doblarnos: la comunión de los santos. Hay muchos buenos amigos a hacer allí. San José tiene que ser uno de vuestros mejores amigos. Él es el modelo de padre y esposo, el artesano, el custodio, el defensor, el puro. Santo Tomás Moro es otro buen santo de quien ser amigo. Él sabía lo que significó defender la Fe contra el Estado, pero también defender la familia frente al Estado. Son las dos cosas que están siendo atacadas.

Y hay otro personaje, que no es santo todavía, pero lo será porque la Iglesia necesita un santo de más de 300 libras de peso y fumador. Os urjo a que hagáis de Chesterton vuestro amigo porque él es ciertamente una bendición de amigo, que os susurrará sabiduría en vuestros oídos justo cuando lo necesitéis y que cortará con la parcialidad rápidamente con el sentido común. Y cuyas palabras son tan vivas hoy como cuando las escribió, pero además podéis compartir su alegría, su sentido de admiración, su bondad, su humor… estas son las cosas que tenemos que devolver al mundo. Así que haced de Chesterton un amigo, porque él os ayudará en esta pequeña tarea de “odiar al mundo lo suficiente para cambiarlo; pero amándolo lo suficiente para creer que vale la pena cambiarlo”. Que Dios os bendiga.

Traducción por: Padre Pablo Pich-Aguilera Blasco @PadrePich (Twitter)

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Comentarios
8 comentarios en “La increíble mente de G. K. Chesterton
    1. Francisco tiene enormes tragaderas respecto al ateísmo, marxismo, protestantismo, budismo, islamismo, pensamiento único, pero padece una rigidez total y absoluta con todo lo que suene a católico, no lo soporta, lo odia, lo persigue, quiere acabar con todo lo católico, como el mayor peligro para la humanidad.

  1. Las historias de conversión me gustan mucho. Los que vuelven o conocen a Dios ya en su madurez, lo hacen apasionadamente. Con el gusto de haberse encontrado un tesoro.
    Los que ya nacimos en la Iglesia, perdemos un poco la visión del lugar privilegiado en el que estámos. Nos llenamos de soberbia. Ya nacimos y conocemos todo lo referente a nuestra Iglesia, ya nos dormimos en nuestros laureles. Tal vez ésa dejadez provocó que llegaran los invasores.
    Disimulada y calladamente, provocando la hecatombe que estámos viviendo. Hasta les abrimos las puertas, y ahora están en los mejores puestos de la «Casa». Porque no hemos valorado el tesoro inconmensurable de nuestra gran Religión Católica.
    Bienvenidos los que lleguen dispuestos a amarla.

  2. Soy un gran admirador de Chesterton, pero en dos cosas metió la pata hasta el fondo. El estar en contra de la enseñanza pública obligatoria es condenar a los pobres a la pobreza y a los países al subdesarrollo. Y lo del Estado pequeño, es igual, es dejar a los pobres sin enseñanza ni sanidad así como condenar a los países a sufrir violentas recesiones e incluso depresiones. Mirad lo que ocurrió en España por culpa de los presupuestos equilibrados de Gil Robles y lo que ocurrió en Europa y los 50 millones de muertos de la segunda guerra mundial. ¿Y EEUU? salen de las recesiones con un Estado grande a base de meterse en guerras y producir armamento.

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