Raymond Leo Burke, un cardenal bueno, humilde y sin pelos en la lengua

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burke-5 Algunos medios antieclesiales pintan una imagen del Cardenal Burke que nada tiene que ver con la realidad. Quienes le conocen dan fe de que es un hombre cercano, humilde y bondadoso.

Estadounidense, nació en Wisconsin el 30 de junio de 1948 siendo el menor de seis hermanos. Entre 1962 y 1968 estudió en el seminario de la Santa Cruz en Wisconsin para pasar luego a estudiar Filosofía en la Universidad Católica de América.

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En 1971 marchó a estudiar a Roma, a la Pontificia Universidad Gregoriana, donde estudió Teología hasta 1975, siendo ordenado ese mismo año por el Papa Pablo VI. Regresó a Wisconsin donde fue rector de la Catedral de San José Obrero y enseñó religión en el «Aquinas High School».

En 1980 vuelve a Roma para doctorarse en Derecho Canónico en la Universidad Gregoriana. En 1984 es nombrado moderador de la curia y vice-canciller de su diócesis en Wisconsin (La Crosse).

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Vuelve a Roma por tercera vez en 1989 cuando Juan Pablo II le nombra defensor del vínculo del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica. En 1994 este mismo Papa le nombra obispo de su diócesis natal (La Crosse).

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En 2003 es nombrado arzobispo de Saint Louis (Missouri), una de las diócesis más antiguas y prestigiosas de Estados Unidos. Ahí realizó una intensa labor pastoral. Muy devoto del Sagrado Corazón de Jesús, consagró sus diócesis a él, incluso dedicó un altar de la catedral de Saint Louis.

En 2008 Benedicto XVI lo nombra Prefecto del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica, sustituyendo al cardenal Agostino Vallini, puesto en el que se mantuvo hasta que fue apartado por Francisco, que le encomendó la casi desaparecida Orden de Malta, una especie de jubilación anticipada.

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Fue creado Cardenal Diácono en el Consistorio del 20 de noviembre de 2010 por Benedicto XVI, de la Diaconía de «Sant’Agata de’Goti». En la curia romana es miembro de la Secretaría de Estado, de la Congregación para el Culto Divino y de la Congregación de los Obispos, así como de la Congregación para las Causas de los Santos.

A su simpatía y sencillez natural se une la valentía para decir la verdad y encarar los problemas con decisión, así como una enorme libertad de espíritu. Gran amante de la liturgia. Es uno de los cardenales que más ha favorecido la difusión de la forma extraordinaria del rito romano y el esplendor litúrgico en general.

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En una de las famosas filtraciones de documentos del Vaticano se encuentra una carta del cardenal Burke al cardenal Tarcisio Bertone, fechada el 14 de enero de 2012. En dicha carta  Burke muestra su malestar por la aprobación de la Liturgia «neocatecumenal», aprobada sin su conocimiento.

La carta decía «como fiel conocedor de la enseñanza del Santo Padre sobre la reforma litúrgica, que es fundamental para la nueva evangelización, creo que la aprobación de tales innovaciones litúrgicas, incluso después de la corrección de las mismas por parte del Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, no parece coherente con el magisterio litúrgico del Papa.»

En una entrevista en Zenit decía, sobre el Papa Francisco: «Yo no lo veo en absoluto diferente a Benedicto. El Santo Padre claramente no ha tenido la oportunidad de enseñar en una clase de manera autorizada sobre la sagrada liturgia, pero en las cosas que ha dicho sobre la sagrada liturgia veo una perfecta continuidad con el Papa Benedicto XVI. Veo en el Santo Padre, también, una gran preocupación por el respeto al magisterio del Papa Benedicto XVI y su disciplina.»

Además, decía sobre la liturgia: «La primera lección importante que tiene que ser enseñada es que la sagrada liturgia es la expresión del derecho de Dios a recibir de nosotros la adoración que se le debe, y que se deriva de lo que somos. Somos criaturas de Dios y el culto por lo divino, de una manera muy particular, expresa al mismo tiempo la majestad infinita de Dios y también nuestra dignidad como la única criatura terrestre que le puede ofrecer la adoración, es decir que podemos levantar nuestros corazones y las mentes a él en alabanza y adoración.»

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Sobre Amoris Laetitia, su postura siempre ha estado clara: A los pocos días de salir, Burke señala que la exhortación apostólica postsinodal “no es un acto de magisterio”, sino una reflexión del Santo Padre sobre los trabajos del Sínodo de los obispos.

“El Santo Padre propone lo que él personalmente cree que es la voluntad de Cristo para su Iglesia, pero él no tiene la intención de imponer su punto de vista”, subraya Burke, al tiempo que sostiene que una exhortación apostólica postsinodal, por su propia naturaleza, no propone una nueva doctrina y disciplina, sino que aplica la doctrina a la situación actual.

Después de conocerse el contenido de la carta enviada a Francisco advirtió, en una entrevista con Edward Pentin, de que si el Papa no rectificaba se verían obligados a hacer «un acto formal de corrección de error grave» al Sumo Pontífice.

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Comentarios
3 comentarios en “Raymond Leo Burke, un cardenal bueno, humilde y sin pelos en la lengua
  1. Como escribió el Presidente la Conferencia Episcopal Griega, los católicos debemos rezar por la salvación de las almas de estos cuatro cardenales.

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