Cardenal arzobispo de Chicago
Bajo el pontificado de Francisco, Blase J. Cupich ha sido nombrado arzobispo de Chicago -una de las diócesis más importantes del país-, miembro de la Congregación para los Obispos y nuevo cardenal de la Iglesia católica.
El Papa Francisco ha nombrado a Blase J. Cupich, actual arzobispo de Chicago, nuevo cardenal de la Iglesia católica junto a otros doce prelados que serán consagrados el próximo 19 de noviembre en la Basílica de San Pedro en Roma.
Voz influyente en el episcopado estadounidense
“La noticia esta mañana, de que el Papa Francisco me ha llamado al Colegio de Cardenales produce en mí un sentimiento de humildad y obediencia, y al mismo tiempo, me llena de aliento”, ha señalado el propio Cupich en un comunicado en el que ha recalcado que «el papel de cardenal trae nuevas responsabilidades» y se ha comprometido a «renovar la Iglesia en la Archidiócesis y prepararla para que prospere en las próximas décadas».
El nombramiento de Cupich ha sido aplaudido por quienes consideran que este prelado es una voz pastoral influyente en el episcopado estadounidense, reconocido por su labor en favor de resolver los problemas relacionados con la justicia social y la inmigración.
El periodista John Allen, del diario católico Crux definía en un perfil a Cupich como un obispo moderado que defiende las enseñanzas de la Iglesia pero evita la confrontación política, pastoralmente cercano y preocupado por los pobres y los marginados y personalmente con una reputación de ser accesible y la clase de pastor que tiene «el olor a oveja» al que hace referencia con frecuencia el Papa Francisco.
Cupich ha destacado por sus declaraciones contundentes contra los abusos sexuales a menores, por pedir una acción rápida sobre la reforma migratoria y por haber hecho hincapié durante su ministerio en el cuidado de los más pobres y desposeídos. Asimismo, en cuestiones polémicas ha abogado siempre por el diálogo, especialmente con aquellos que no están de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia.
La personalidad de Blase J. Cupich
El nuevo cardenal designado por el Papa ha reiterado en sus declaraciones públicas en los últimos años su intención de apostar por el diálogo antes que por el enfrentamiento directo. El portal de información religiosa asociado con el Boston Globe definió a Cupich en el momento de su designación como arzobispo de Chicago como «una voz moderada entre los obispos católicos que frecuentemente evita las batallas culturales en favor del diálogo y compromiso».
Joseph Blase Cupich nació el 19 de marzo de 1949 en Omaha, Nebraska. Fue ordenado sacerdote en la Archidiócesis de Omaha el 16 de agosto de 1975 y ejerció su ministerio sacerdotal en dos parroquias de esta diócesis.
El Reverendo Charles Swanson, ahora retirado, fue director de vocaciones de la archidiócesis de Omaha cuando Cupich fue ordenado, y ha descrito a su amigo como una persona «maravillosa, un sacerdote capaz … muy pastoral. Muy brillante.»
Su formación
En 1971 se licenció en Filosofía en la Universidad de St. Thomas en St. Paul, Minnesota. En 1979 se licenció en Teología Sacramental en la Universidad Católica de América en Washington. También posee el título de Doctor en Sagrada Teología y en Teología Sacramental de la Universidad Católica de América.
El 7 de julio de 1998 fue nombrado obispo de Rapid City, en Dakota del Sur, y doce años después,el 30 de junio de 2010 fue designado como obispo de Spokane, en Washington, por Benedicto XVI. Ha sido secretario de la Nunciatura Apostólica en Washington y presidente del Comité de la Conferencia de los Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB) sobre la Protección de los Niños y Jóvenes de 2008 a 2011. También es miembro de varios comités, entre ellos el Comité de Comunicaciones de la USCCB y el Comité de Obispos para Asuntos Ecuménicos e Interreligiosos.
El 20 de septiembre de 2014 fue nombrado arzobispo de Chicago por el Papa Francisco. Tras su nombramiento, Cupich optó por instalarse en la rectoría de la catedral del Santo Nombre en lugar de en la residencia más lujosa que en el último siglo habían ocupado los arzobispos de Chicago.
Desde la elección de Francisco como pontífice, la influencia de Cupich ha aumentado de forma considerable. En los últimos años, no sólo ha recibido las riendas de una de las circunscripciones eclesiásticas más importantes del país como es la archidiócesis de Chicago, sino que también ha sido designado como miembro de la Congregación para los Obispos, como participante en el Sínodo de la Familia y ha recibido recientemente el capelo cardenalicio.
Controversias durante su ministerio
En octubre de 2015, Cupich participó en el Sínodo de la Familia, aunque inicialmente había sido seleccionado únicamente como sustituto. El nombre del arzobispo de Chicago no se encontraba entre los cuatro obispos elegidos por el conjunto del episcopado estadounidense para participar en el Sínodo, pero fue designado directamente por el Vaticano. En julio de 2016 fue nombrado miembro de la Congregación para los Obispos. Tan sólo tres meses después, el 9 octubre de 2016, el Vaticano anunció la decisión del Papa Francisco de nombrar cardenal a Cupich.
Este prelado ha cultivado entre algunos sectores de la Iglesia estadounidense la reputación de ser uno de los prelados más «progresistas» del episcopado de este país y la prensa laica ha celebrado en numerosas ocasiones las actuaciones de un obispo cuyo nombre suele ir acompañado en los artículos del calificativo «moderado».
Si bien las declaraciones públicas de este prelado suelen ser contundentes en relación a temas como la desigualdad social o la pena de muerte, no acostumbra sin embargo a entrar en el debate público sobre el aborto, la eutanasia, la libertad religiosa o la ideología de género.
Durante la elección presidencial de 2004, Cupich decidió no unirse a los obispos que -siguiendo las indicaciones del cardenal Joseph Ratzinger- afirmaban que se debía negar la comunión a los políticos católicos que apoyaran el aborto. Preguntado al respecto en el programa Face The Nation de CBS News en 2014, Cupich aseguró que él no usaría la celebración de la Eucaristía como el lugar para tener ese tipo de discusiones.
En el año 2011, siendo obispo de Spokane, Cupich despertó la indignación de los pro-vida después de que varios portales católicos informaran de que había desaconsejado a los sacerdotes y seminaristas de su diócesis la participación en jornadas de oración delante de las clínicas abortistas en apoyo al movimiento 40 Días por la Vida. Debido a la controversia generada, el obispado de Spokane se vio obligado a emitir un comunicado en el que se afirmaba que los sacerdotes podían libremente asistir a este tipo de actos y se hacía referencia al ambiente polarizado que había generado el debate sobre el aborto.
A pesar de los reproches que ha recibido por no intervenir con contundencia en el debate del aborto, el 3 de agosto de 2015, en un artículo para el diario Chicago Tribune, Cupich abordó la publicación de varios vídeos que acusaban a Planned Parenthood de traficar con órganos de bebés abortados. El arzobispo de Chicago calificó el comercio con los restos de niños indefensos como algo particularmente repulsivo y se mostró esperanzado en que la indignación generada sirviera para despertar las conciencias respecto al aborto.
Cupich también ha sido acusado de no rebelarse ante la imposición del «Obamacare», una actitud que contrasta con las críticas de la mayor parte de los prelados estadounidenses a esta reforma sanitaria. En noviembre de 2013, la Conferencia Episcopal estadounidense denunció que el Gobierno exigiera a los empresarios ofrecer seguros de salud a sus empleados que cubriesen anticoncepción, esterilización y medicamentos abortivos, sin tener en cuenta sus convicciones religiosas.
Mientras la Conferencia Episcopal estadounidense preparaba su denuncia ante las imposiciones del Gobierno estadounidense, Cupich -sin dejar de reconocer que la libertad religiosa estaba siendo atacada- abogaba por superar las diferencias con la política sanitaria de Obama con el fin de salvar vidas.
Matrimonio homosexual
Respecto a la ideología de género, Cupich se ha enfrentado a las acusaciones de esforzarse más por alejarse de cualquier acusación de «discriminación» o falta de comprensión con el colectivo LGTB que por defender la doctrina de la Iglesia respecto al matrimonio y la familia.
Sin embargo, cuando se produjo en noviembre de 2012 un referéndum sobre la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo en el estado de Washington, Cupich defendió la enseñanza de la Iglesia que establece que el matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer. Por otra parte, también escribió extensamente acerca del sufrimiento de los homosexuales debido a los prejuicios y señaló que los defensores de la redefinición del matrimonio estaban motivados por la compasión por aquellos que «han demostrado valor al negarse a vivir en el temor de ser rechazados por su orientación sexual».
Tampoco pasaron desapercibidas sus palabras durante el reciente Sínodo de la Familia. Cupich realizó unas polémicas declaraciones en una rueda de prensa sobre los homosexuales y el acceso a la comunión de los divorciados vueltos a casar. El vaticanista Edward Pentin señaló que, durante esta rueda de prensa, el arzobispo pareció poner el papel de la conciencia por delante de las enseñanzas de la Iglesia.
En declaraciones recogidas por Lifesitenews, Cupich defendió en su encuentro con los periodistas durante el Sínodo de la Familia que la conciencia es “inviolable” y cuando se le preguntó si podía dar un ejemplo concreto de cómo iba a acompañar a los divorciados que se han vuelto a casar en su deseo de recibir los sacramentos, respondió: “Si la gente llega a tomar una decisión con buena conciencia, entonces nuestro trabajo es ayudarla a avanzar y respetarla. La conciencia es inviolable y tenemos que respetar cuando se toman decisiones, y yo siempre he hecho eso”.
Cuando le preguntaron si esta consideración servía para las parejas homosexuales, el arzobispo Cupich respondió: «Los gais son seres humanos también; que tienen una conciencia, y mi papel como pastor es ayudar a discernir cuál es la voluntad de Dios mirando la enseñanza moral objetiva de la Iglesia».
También generó polémica su respuesta tras el atentado perpetrado en Orlando en una discoteca gay. El arzobispo de Chicago condenó el ataque a través de un comunicado en el que expresaba su cercanía con la comunidad LGTB, afectada por el atroz crimen cometido en Orlando.