| 22 noviembre, 2022
Francisco entusiasta:
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Alfonso Ussía y Specola en las antípodas de Francisco:
https://www.eldebate.com/opinion/20221122/negocio-pena_74289.html
https://infovaticana.com/blogs/specola/93837/
Creo que no es necesario decir que uno, con los de las antípodas.
Lo siento, pero lo del papa Francisco (una tras otra en todo: doctrina, moral, apreciaciones personales disparatadas) es una muestra de que la paloma se equivocaba.
Lo que la cerda le deseaba a San Juan Pablo II, ya está allí, de nada le ha servido ser arrimada de Bergoglio. Los chillidos que mete en el infierno serán parte de la escucha del reinante sino cambia. Dios en su Justo juicio ya le ha dado a esa «señora» lo que tanto buscaba y oye que chillidos pega la boluda.
A nadie le es lícito desear o pedir la condenación de su prójimo. En otras religiones -por ejemplo los mahomentanos- el desear o creer que van al infierno los que no son fieles, les es propio. Pero los católicos deseamos lo que Dios desea: que todos los hombres se salven.
Ahora bien, de ahí que es un deber de caridad y de propia paz al quitar los odios, a decir que todos son estupendos, sobre todo a la hora de su muerte, va un abismo.
No sabemos el último juicio de Dios sobre ella pero sí sabemos , instruidos por la palabra de Dios, que «no os engañéis, con Dios no se juega, lo que uno siembre eso recogerá» (Gal. 6,7) y «el arbol cae hacida donde se inclina» (Ecl. 11,3), que recuerda muy bien , también , San Agustín.
Queda el juicio último para Dios, pero nos ha avisado de lo que es real no del tontorronismo. Y si a esta mujer, Dios la ha acogido, nos alegramos por ella y respetamos el juicio de Dios pero, lo más probable, viendo sus obras y sus acciones es que no sea así. Esto de jugar a salvar a todos , y si han sido más malos, mejor, suena a mentira de las que el Diablo usa para multiplicar sus acompañantes eternos. Seamos prudentes pero seamos , a la vez, ralistas y temerosos, por los demás y por nosotros.
Estimado Natanael, ni pido ni deseo, sólo constato lo que YA HA ACONTECIDO. La Misericordia de Dios sólo la recibe el pecador que la quiere y está no la ha querido.
Al final, el diablo los cría y el mismo diablo los junta. Hasta nunca, Malafini.
Su Santidad ha desperdiciado, una vez más, una buena ocasión para callarse. Es su problema.
Elogiar a una mujer así es lamentable además de cobarde. Hay que recordar que es una comunista furibunda que ha defendido el terrorismo de ETA más por marxista que por nacionalista. Si de algo sirve el sufrimiento como víctima de las desapariciones durante la dictadura argentina es para tener mayor empatía e incluso hacer mejor a las personas. No es el caso, y es hipócrita tratar bien a personas que han dedicado su vida a ir en contra de la Iglesia y del propio Bergoglio. Es más fácil meterse con obispos que hacen lo que tienen que hacer como aquel de Paraguay o meter el dedo en los ojos a los que celebran la Misa en rito tradicional que meterse con lo políticamente correcto; sobre todo si es marxismo cultural disfrazado de falsa dignidad, profanador, demagógico y grosero. Lo de ponerse a defecar detrás del altar mayor de la catedral de Buenos Aires sería motivo suficiente para no recibir ni una palabra de aliento por parte de Bergoglio.