La Iglesia no es culpable de encubrir abusos, sino de ser un coladero para los gays del franquismo

|

Hola queridos,

He leído en este periódico que el pasado fin de semana los responsables de las oficinas de protección de menores y prevención de abusos sexuales de diócesis y organizaciones religiosas se reunieron en Madrid, en dos jornadas de formación intensiva, sin tiempo siquiera para tomar un café. 

No ha trascendido apenas nada de lo tratado, pero se ve que la Iglesia se está tomando esto muy en serio, y no gracias al periódico El País, sino que la preocupación viene de mucho antes de que el diario gubernamental desplegara su campañita con un grupo de trabajo formado por becarios. En concreto en 2010 la Iglesia en España ya había aprobado sus protocolos de actuación ante acusaciones de abusos sexuales.

<

Llevaba tiempo queriendo sacar la patita en este foro, para recordar a los lectores de Infovaticana una noticia del pasado 17 de octubre que pudo pasar desapercibida. Rezaba -es un decir- la noticia así: “Más del 80% de los casos de abusos atendidos por del Defensor del Pueblo son de naturaleza homosexual”

La afirmación, que yo sepa, no se ha atrevido nadie a desmenuzarla. Y no salgo de mi asombro: si hasta 2015 nadie que no fuera la víctima o sus padres podía denunciar un abuso por tratarse de un delito semipúblico, si los casos que cacarea El País son de hace 40 años y en muchas ocasiones los acusados están ya fallecidos y no pueden defenderse…. es que, además, el problema no es otro que de homosexualidad.

La Iglesia es culpable de los abusos, pero no por tapar supuestamente casos que la legislación le impedía denunciar, sino por no haber sido capaz de filtrar la oleada de hombres con tendencias homosexuales que en el franquismo se colaron en sus seminarios. Quizá en aquel entonces el único modo de pillar cacho sin que te señalaran públicamente era colarse entre quienes tenían una clara vocación de servicio a los demás y de educación de la juventud…

Ya ves, de esto no habla El País, ni el lobby gay, ni el exfraile, hermano de Iñaki, Defensor del Pueblo. Esto no conviene difundirlo, no vaya a ser que alguien saque conclusiones sobre la promiscuidad y las malas artes del colectivo homosexual.

Aurora Buenadicha

Comentarios
3 comentarios en “La Iglesia no es culpable de encubrir abusos, sino de ser un coladero para los gays del franquismo
  1. Falso de toda falsedad. En el franquismo, es decir, en la Iglesia antes y hasta poco después del Concilio, no se admitían homosexuales y la vigilancia era muy estricta, desde los confesores a los directores espirituales. Ningún afeminado, aunque no fuera homosexual. Por eso corrieron a enrolarse en el Palmar de Troya y otras entidades sedevacantistas o pseudotradicionalistas.
    Bastaba que un seminarista pusiera un pie en la habitación de otro para que fuera expulsado. Bastaba que uno se quedara mirando, casi sin darse cuenta, al guapo de por allí, como para echarlo enseguida, eso sí, con caridad y sin escándalo.
    Ciertos actos homosexuales que han sucedido no prueban que los autores fueran homosexuales, pues en ciertas circunstancias de proximidad, afectividad, también se dan entre heterosexuales.

  2. No puedo estar más de acuerdo. Como que en lugar de pederastia, la patología que está en juego es la efebofilia, por otra parte a punto de blanquearse en la agenda progre. Pero decir esto desde la Iglesia te convierte en una especie de verduguíctima que nadie estaría dispuesto a perdonar. Como siempre, la luz solo nos la trae Cristo, y la llamada transparencia a la que estamos llegando en algunos lugares ya parece más bien exhibicionismo. Hace falta hablar de las cosas con sencillez, del pecado y sus consecuencias, que precisamente conviene arrancarlo y no airearlo para no dar aún más escándalo.

    1. Irene, completamente de acuerdo con su criterio. Es más, todas las declaraciones oficiales apelando a la «transparencia» no son sino ejercicios de hipocresía y funambulismo, dado que la locura LGBTI intraeclesial no para de alimentarse y de fomentarse, con lo que se echa gasolina al fuego de los abusos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *