Con motivo de la celebración del día del seminario el próximo 19 de marzo, la Conferencia Episcopal Española ha publicado los datos (preocupantes) del número de seminaristas de este curso en España.
Por segunda vez consecutiva, el número de seminaristas en España se sitúa por debajo de los 1000. Este curso, los seminarios españoles han perdido 18 seminaristas respecto al año pasado. Si ampliamos la comparativa a hace cinco años, el número de jóvenes preparándose para ser sacerdote en España ha bajado en más de 170 candidatos.
Mientras los obispos españoles pedalean para buscar soluciones y aplicar las directrices que Roma les marcó a través del prefecto del Dicasterio del Clero en su visita del pasado mes de noviembre, el número de jóvenes que deciden meterse en un seminario sigue también a la baja. Este curso, ha sido el año en que menos jóvenes han entrado en los seminarios desde que la CEE ofrece datos.
El clero español está cada vez más envejecido y el remplazo generacional en muchas diócesis españolas empieza a preocupar severamente. Este curso, el número de sacerdotes ordenados también ha caído a mínimos históricos. Solo se ordenaron 79 en toda España.
«La Iglesia es consciente de la dificultad para el joven de hoy, que vive inmerso en una sociedad marcada por la secularización, de discernir ante el compromiso de vida sacerdotal. Por eso, y pesar del descenso, valora que 143 jóvenes hayan respondido con un sí a la llamada del Señor para prepararse a vivir su vocación al sacerdocio», recalcan desde la CEE.
Por ahora, en España los frutos de la ‘primavera sinodal’ sigue sin dejar frutos. No faltarán voces que utilicen estos datos para volver a culpar de estas cifras al celibato o a que la Iglesia es machista porque no deja ordenar mujeres.
Casualmente, son los movimientos tradicionales o los que preservan y custodian la buena doctrina los que menos afectados se ven por el rodillo de la secularización y descristianización de la sociedad. No parece, por tanto, que convertir la Iglesia en una gran ONG o desdibujar su doctrina vaya a ser la solución para mejorar estos números raquíticos.
Datos seminarios:
Seminaristas: 956 (2023-2024); 974 (2022-2023); 1028 (2021-2022); 1066 (2020-2021); 1128 (2019-2020).
Ingresos: 143 (2023-2024); 172 (2022-2023); 218 (2021-2022); 215 (2020-2021); 208 (2019-2020).
Ordenaciones: 79 (2023-2024); 97 (2022-2023); 125 (2021-2022); 126 (2020-2021); 124 (2019-2020).
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En Castilla y León, penoso.
En Burgos este año nada de nada. No hay diáconos transitorios, por tanto este año no hay ordenaciones presbiterales.
Pero vamos, que lo importante es que seamos sinodales.
Lógico y natural, el silencio de la Iglesia española ante el proceso y deriva apostática de Francisco Adán la Conferencia Episcopal alemana y belga, se paga con que Dios no envía vocaciones a una iglesia que omite el deber de la debida defensa de la Fé católica ante el actual cisma apostático.
Solución: los obispos españoles en su integridad deben de decir, lo más pronto posible, al Papa Francisco que debe de retirar Amoris laetitia y Fiducia supplicans con Traditionis custodes al momento, o que dimita inmediatamente y convoque cónclave.
Ahuecar la cabeza bajo el ala, enterrar en cuello bajo el suelo, callarse, hacerse el muerto, esconderse, hacer mutis por el foro, quedarse quieto callado, conlleva el castigo divino de no parar la extensión e intensidad de una apostasía.
Basta ya.
Enhorabuena a Don Jesús Vidal, cada año mejor.
A este paso va a quedar el seminario de Toledo, Oviedo, Santiago, BArcelona, Madrid , Valencia y poco más. Que manden otra inspección uruguaya.
En CyL va a cerrar hasta el seminario multidiocesis de Ávila en Salamanca.
Tanto operario obispo experto en vocaciones y tan poco resultado. Seguro que no se olvidan de pedir dinero en la colecta.
A este paso sólo van a quedar los kikos, que no paran de suscitar vocaciones…
¿Al servicio del proyecto de Dios, o al servicio de Kiko Argüello?
Bueno, tampoco andan tan bien. Sus seminaristas son de fuera. Aquí son pocos.
No es un error, es por diseño. Siempre que hay algún seminario floreciente se le interviene.
La iglesia está poseída por un diseño inteligente que procede del maligno, y nosotros seguimos con los brazos cruzados contemplando con ojos estúpidos su fin inminente. Mientras no se puede escuchar ni Radio María, el necio de turno, no hay minutos que no digan la gran pollada del Santo Padre, serán desgraciados, ciegos voluntarios, a ver si se enteran de una vez, ni es santo ni es padre. Una iglesia sin vocaciones, solo puede indicar que el Espíritu Santo ya no está con ella como organización.
Así es, ahora el Espíritu Santo está en las realidades tradicionales, especialmente en la FSSPX. La Iglesia Conciliar se muere.
Ni es santo ni es padre.
Es hijo de ya sabemos quién.
Aunque comparto la preocupación por la escasez de sacerdotes y seminaristas, hay que recordar que esos números van parejos con la natalidad. Nacen la mitad de niños y muchos de los que nacen vienen de fuera, incluso buena parte son de otras religiones. Y como el problema no es de ahora, sino que se acentúa y agrava ahora, no nos pueden extrañar estas cifras tan bajas de nuevos seminaristas y nuevos sacerdotes.
Y en el resto del mundo cómo anda la cosa.
Tengo entendido que salvo en África, las cosas están parecidas o peores.
Debe de estar usted preocupadísimo, porque, según usted, es señal de que los gays se extinguen (ya que el sacerdocio es un refugio para gays, según su pintoresca teoría).
No es una teoría pintoresca. Es la realidad. Se calcula que un 90% de los sacerdotes son gastos, incluyendo obispos y otras autoridades.
¿Otro cambio de nick? ¿Acaso es consciente de que dice tantas payasadas que le avergüenza utilizar siempre el mismo, por si le reconocen como la misma persona?
Mejor déjese de frases tan grandilocuentes como ridículas, como «Se calcula que un 90% de los sacerdotes son gastos, incluyendo obispos y otras autoridades». Primero, supongo que lo de «gastos» querrá decir «gays». Y segundo, ¿quién y cómo calcula algo indemostrable? Evidentemente, nadie y de ninguna manera. Pero, como hablar es gratis, se puede permitir el lujo de inventar lo que le dé la gana y quedarse tan pancho, aunque la idiotez sea obvia. En cualquier caso, incluso siendo una majadería, la consecuencia es la que he señalado: los gays se extinguen. ¿O no? Ande, vuelva a preguntar a Tezanos y que se lo confirme (se le permite que recurra al apuntador, ya que no es usted muy espabilado).
El entusiasmante pontificado de J. PABLO II junto con la firmeza en la doctrina y en la fe (seguido por B. XVI) ayudó muchísimo en el surgimiento de vocaciones….
Pero a qué joven de hoy puede entusiasmar Francisco y su «inseguridad» doctrinal (por decirlo muy suave)? A NADIE…
Tampoco era del todo trigo limpio; la prueba es que no dio frutos después de morir. Mucho show pero fue flor de un día. Lo único que sigue aumentando es el resurgimiento de la iglesia de siempre, aunque todavía pequeño crece sin parar, Dios bendiga a Lefebvre por dejar ese semillita para que la Iglesia sobreviva. De las sectas neocatólicas que promovió JPII con desviaciones judaizantes y protestantes ya ni hablo, porque ni siquiera estoy seguro de que tengan mucho de católico. Y lo de Hakuna que se nos viene encima para corromper a nuestros jóvenes católicos ya es para llorar.
Poco a poco nos vamos acercando a la laica Francia (600 seminaristas). De todas formas la Polonia natal de Juan Pablo II no está mejor. Hay diócesis en las cuales no se ha ordenado ni un sólo sacerdote en el año 2023. ¿Conclusiones? No se escapa nadie de las garras de la secularización y por supuesto de las embestidas muy interesadas de los abusos y otros problemas. Aquí no es cuestión de la deriva de seminarios, celibato, etc. La cuestión es así de simple: no hay familias cristianas. ¿Qué es una familia cristiana? Aquella que promueve dentro de ella la posibilidad como don y como gracia de un hijo sacerdote o de una hija religiosa. Y todos sabemos que, ese perfil, viene marcado por movimientos comprometidos (a los cuales nunca yo pondré etiqueta) pero cuyos frutos ahí están. Siento pena no por el vacío de los seminarios sino por la falta de vocaciones. Hay que rezar para que nuestras familias vuelvan a ser fervorosas, de misa dominical y entusiastas del sacerdocio.