El arzobispo de Burgos ha expuesto recientemente en un artículo de opinión publicado en ‘La Tercera’ de ABC el peligro que supone en estos momentos el transhumanismo.
Iceta expone como hemos llegado a este transhumanismo que es consecuencia de la modernidad. El arzobispo de Burgos comienza su escrito reconociendo que «la situación cultural actual en Occidente es realmente compleja». Iceta sostiene que en estos momentos «asistimos a una revolución antropológica donde emerge una nueva concepción del ser humano».
«Este poshumanismo, ligado al posdarwinismo eugenésico, acontece en lo que autores como Lipovetsky denominan la hipermodernidad», expone el arzobispo burgalés.
Para Iceta, «es precisamente la hipermodernidad el desarrollo ulterior de la modernidad que más ha penetrado de modo práctico en la realidad social». El prelado, afirma que «este pensamiento, un tanto difuso, pero que va progresiva e indefectiblemente impregnando la sociedad, posee en mayor o menor medida rasgos tales como el individualismo, la desvinculación social, la incapacidad para la entrega y el amor duraderos, el consumismo compulsivo, el culto al ocio, la apatía en cuestiones sociales, el emotivismo, el predominio del momento y de lo efímero, la dependencia de las redes sociales, la falta de esperanza o el miedo y la angustia ante el futuro, no siendo este el momento de examinar las consecuencias de esta realidad para el ser humano de hoy, de modo particular para los adolescentes y los jóvenes».
En este contexto -continúa Iceta- cuando «contemplamos cómo se van difuminando los límites entre lo humano y lo animal, con la aparición de la relevancia moral de intereses de los animales que desemboca en la postulación de sus derechos y la consideración de que la superioridad moral del ser humano con respecto a los animales no tiene razón de ser, pues comparten la capacidad de sentir y de sufrir».
Mario Iceta subraya que «en este humus de la hipermodernidad, la conocida como ideología de género desplaza la concepción bíblica y antropológica de la unidad dual hombre-mujer». El arzobispo de Burgos afirma que «esta ideología postula la irrelevancia antropológica y personal del sexo reducido únicamente a un hecho biológico donde la referencia humana fundamental queda configurada como el género sentido, que no tiene por qué ser permanente, sino fluido». Por ello, «sería necesario deconstruir el sistema heteronormativo, el matrimonio concebido como la unión estable del hombre y la mujer, así como la familia denominada heteropatriarcal, considerados como impedimentos inmediatos del desarrollo práctico de esta propuesta», agrega el arzobispo.
Monseñor Iceta también hace una advertencia sobre el uso de las nuevas tecnologías. «El transhumanismo confía al uso de las capacidades técnicas en el campo de la genética y de la bioingeniería la posibilidad del ser humano para evolucionar hacia una especie con capacidades mucho mayores que las que actualmente poseemos», escribe el ex obispo de Bilbao.
«Las nuevas tecnologías, tales como la edición genética mediante tecnología Crispr-Cas9, la producción de células madre en diversos estadios de evolución mediante reprogramación celular, la producción de quimeras para la consecución de órganos humanizados, las aplicaciones de la inteligencia artificial, la Big Data y las tecnologías ‘ciborg’ requieren un profundo análisis ético sobre las repercusiones antropológicas, sociales, políticas y económicas de su utilización», expone Iceta en su artículo.
Por último, Mario Iceta lamenta el rápido proceso secularizador que está viviendo la sociedad española. «En el año 2021 las personas que se definen como católicas representan un 61,4 por ciento de la sociedad española, cuando apenas hace veinte años se declaraba católica el 84 por ciento de la población. Es decir, cada año un 1 por ciento menos de españoles se declaran católicos. Y no hemos tocado fondo a la luz de los datos de los niños bautizados con respecto a los nacidos», escribe el arzobispo de Burgos.
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