Quintana Paz: «Hay programas políticos más y menos cristianos»

Miguel Ángel Quintana Paz Miguel Ángel Quintana Paz durante una sesión en el ISSEP
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España vive este sábado sumida en la jornada de reflexión. Dos pensadores de referencia como Miguel Ángel Quintana Paz y Ricardo Calleja han protagonizado en redes sociales un interesante debate a raíz del voto católico de cara a las próximas elecciones.

Quintana Paz se ha hecho eco de un artículo de Ricardo Calleja publicado en Alfa&Omega sobre «el sentido y el valor del voto». El filósofo ha dejado de manifiesto su desacuerdo con Calleja a través de un hilo de twitter en donde explica lo siguiente:

«¿Qué debe votar un católico? ¿Vale cualquier cosa? Ricardo Calleja en Alfa&Omega opina de ello. Pero me temo que discrepo de su argumento: «Como ningún partido es perfecto (qué lío), sé buena persona y vota cualquier cosa».

«Cierto es: ningún partido es perfecto (pero eso es bueno: desde S. Agustín sabemos que lo político nunca lo será). Pero que ningún gato sea de color blanco níveo no implica que todos los gatos sean pardos. Hay programas políticos más y menos cristianos. Se debe diferenciar».

«El argumento de es de tipo escéptico: es tal lío la política que, bueno, unos pensarán que es más cristiano una cosa, otros otra… No cabe recomendar ningún voto como más cristiano o menos. Mas ese escepticismo nos conduce al irracionalismo, algo poco católico».

«Desde el punto de vista racional, las cosas no son tan megacomplejas como desea Ricardo Calleja. P.ej. el aborto (algo nada cristiano): hay partidos que quieren facilitarlo aún más (PSOE, Sumar). Otros quieren dejarlo como está, muy mortal ya (PP). Otros, irlo reduciendo (Vox)».

«Si uno está a favor de la vida, pues, votar a partidos que quieren más abortos será dejar el mundo aún peor que estaba; votar al PP será dejarlo igual de mal en esto; votar a quien se oponga es dejar el mundo mejor. Y hay un deber cristiano de trabajar por un mundo mejor».

«Yendo a lo general, vivimos tiempos en que claramente los partidos de izqda. quieren transformar de raíz nuestra civilización cristiana y su idea de la vida (aborto, eutanasia), el sexo (trans), el Derecho (leyes discriminatorias para los varones)… Contra eso debe lucharse».

«Si uno cree que el cristianismo se limita a intentar tener «buena conciencia», rezar mucho, misas y tratar que al menos a los tuyos no les toque la decadencia de la Cristiandad, está apoyando lo que aquí fundaciondisenso.org/2023/01/08/se-llamé un cristianismo vertical. O sea, falso».

«El cristiano vertical es burgués. Solo ansía que a él al menos le dejen dar una educación (privada) correcta a sus niños. Que le dejen ganar mucho dinero y montar sus organizaciones y allí al menos vivir lo cristiano. Pero se despreocupa de cristianizar su civilización toda».

«Pero ese es su deber. Aunque en el mundo no puedas lograr el Bien absoluto, y ningún partido sea Dios (¡solo faltaría!), debes apoyar a quien mejor puede preservar la Cristiandad y no solo para ricos, sino para todos. A quien luche por recuperar una civilización cristiana».

«Apostar por una civilización cristiana no consiste en implantar por ley la obligación de ir a misa u obedecer a los obispos. Consiste en ir reduciendo abortos, en vez de considerarlos un derecho o ver su aprobación social «una evolución razonable y positiva» (Sémper dixit)».

«Una civilización cristiana no dice a las personas enfermas o no productivas que, si nos dan el visto bueno, las matamos, vía eutanasia. No se queda con actitudes moderaditas para preservar «la paz social» a la hora de abolir leyes así. Sabe que el bien es duro de batallar».

«Una civilización cristiana recupera la vieja igualdad de todos ante la ley, hombres y mujeres, hoy desaparecida en España por una Ley de Violencia de Género que casi todos los partidos apoyan (¿alguno por miedo a que, si no, te llamen antifeminista?)».

«Una civilización cristiana controla la inmigración masiva porque sabe que, si hay una mayoría en algún barrio o localidad de personas ajenas a lo cristiano, lógicamente implantan su propia civilización, que no es respetuosa con la dignidad humana como sí lo es lo cristiano».

«Acabo. El escepticismo de Ricardo Calleja puede defenderse desde un lugar socioeconómico cómodo, que no sufre en su piel los males con que azota a los más débiles un país sin cristiandad. El escepticismo es fácil sentado en tu sillón y viendo todo «mucho lío» para decidirte».

Pero cuando te urge ayudar a fetos en riesgo de muerte, ancianos en riesgo de muerte, mujeres inseguras en sus barrios, hombres discriminados por ley; si cada dolor suyo es para ti lacerante, entonces, aunque sabes que ninguna espada es perfecta, tomas una y luchas. Luchad. FIN.

Respuesta de Calleja

Lejos de eludir el debate, Ricardo Calleja ha respondido a Quintana Paz desde su cuenta de twitter alimentando este interesante debate entre ambos:

«Hay tres argumentos principales a los que no hace referencia directa. 1) Lo primero es que el voto cuenta poco, y que el foco de la reflexión debe estar puesto en qué hacemos para mejorar las opciones disponibles y en qué sentido influimos en magnitudes agregadas relevantes».

«El juicio sobre qué hacer (también aplicable a quién votar) no se puede reducir a ver qué dice cada partido sobre los temas serios. Es más complejo. Es razonable que haya juicios diversos sobre qué es más eficaz».

«También digo que es razonable dejarse de líos y sencillamente votar aquello que enfatiza lo que queremos afirmar en público (sí a la vida, por ejemplo), pues la simple expresión tiene valor político (aunque no sea absoluto, ni por sí misma traiga resultados necesariamente)».

«Como consecuencia, es posible celebrar y respetar opciones distintas de la propia. También porque pienso que -cuestión de hecho discutible- el bien común es mejor servido si personas distintas hacen cosas distintas, que compensan mutuamente las limitaciones de los otros».

«En fin, que a) estoy de acuerdo con Miguel Ángel en que no hay que quedarse sentado en el sofá. Pero no estoy de acuerdo con Miguel Ángel en que podamos/debamos decirle a todo el mundo qué es lo que en concreto debe hacer o votar».

«El artículo puede ser leído como una refutación de las siguientes proposiciones -entre otras: «un cristiano no puede votar en este sistema corrupto». «Un cristiano no puede votar al PP». «Un cristiano no puede votar a Vox»…»

«Lo cual no obsta para que un cristiano -cualquier persona que quiere actuar en conciencia -concluya: «yo no puedo votar al PP por X», «yo no puedo votar a Vox por Y». Con lo cual no estoy diciendo que ambas proposiciones sean equivalentes. Pero no me meto aquí en esto».

«Así concluyo: si uno se ha levantado del sillón durante los 4 años anteriores para luchar por los principios fundamentales de la sociedad, y tiene un juicio razonable sobre a quién votar no debe dejar que otros le metan escrúpulos, aunque es bueno escuchar sus razones».

«Mi propia estrategia elegida de escribir en AyO sobre esto, y no en otro sitio poniendo el dedo en la balanza en un sentido u otro se debe a que: i) di una charla hace poco en casa de un amigo que me lo pidió y lo tenía preparado».

«Me parece que por mis inclinaciones y posición puedo hacer más por el bien común contribuyendo -con éxito o sin él- a la calidad de la deliberación moral y a la concordia entre quienes somos cristianos, que difundiendo mi propio juicio sobre qué hacer con tu épsilon de voto».
«Tengo muchos amigos que quieren que me moje – también supongo que Miguel Ángel – ya sea para sumar a su opinión o para criticarme o simplemente porque creen que el compromiso político es un bien superior que me conviene. Pero no me he mojado. Y me parece legítimo».

«Disclaimer final: dadas las limitaciones del medio tuitero y las otras exigencias de la vida tengo por regla contestar solo una vez a las contraargumentaciones en esta red. Pero intentaré seguir el debate que se derive de esto y comentar algo si veo puede añadir algo de valor FIN».

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Comentarios
13 comentarios en “Quintana Paz: «Hay programas políticos más y menos cristianos»
    1. ¿Con qué autoridad dogmática declaras qué partido es el único auténticamente católico y excluyes todos los demás? ¿Algún Concilio en tu apoyo?
      Pienso que se trata de un juicio prudencial: cada uno, con responsabilidad personal, ha de tomar en conciencia su decisión de voto, después de valorar con rectitud los distintos programas electorales y la realidad de las políticas impulsadas por unos y otros sobre los temas fundamentales: respeto a las exigencias de la naturaleza de las cosas (matrimonio, defensa de la dignidad inviolable de la persona y, en consecuencia, defensa de la vida humana desde su concepción hasta la muerte natural, defensa de la libertad y del respeto al pluralismo y la diversidad, promoción del bien común, que no se restringe a la protección de los derechos del propio país o nación, etc.). ¿Invertir más en pan o en cañones? Pues depende; no parece que una sea la solución católica y la otra no. ¿Acoger a más inmigrantes o cerrar las fronteras? Pues depende. Y así.

      1. «¿Con qué autoridad dogmática…»

        No diga chorradas: para eso no se necesita ninguna autoridad dogmática, sino simplemente sentido común: ¿un católico puede, haciendo uso de una recta conciencia (es decir, formada e informada de acuerdo con los principios doctrinales y morales de la fe católica, no como a cada uno le dé la gana, aunque sea contrario a la moral católica) votar a un partido proabortista? No. Pues quite usted a todos los que lo son y a ver cuál le queda. Y déjase de rollos sobre el bien común: sin vida, que es el primer derecho, todos los demás no existen. Así que, lo reconozca usted o no, hay prioridades en los principios no negociables.

  1. Da gusto ver dos cristianos dando argumentaciones razonables y matizando, en vez de brocha gorda y descalificaciones. Uno no está acostumbrado a ver algo así en Infovaticana, la verdad.

  2. Un cristiano no puede apoyar a un partido abortista, excepto en un caso exagerado en que la otra opción vaya a exterminar a la mitad dela población. Esto no requiere profundida filosofica y me sorprende quw haya tantos católicos defendiendo más las leyes o principios de la rev francesa que el cristianismo. Una persona que quiere ser fiel a Dios hace mal en apoyar el asesinato de tantos hijos. Sencillamente cualquier apoyo a estas doctrinas por más que busquen justificarse en libertades o en democracia o en pluralidad no deja de ser una falta al deber moral que ningún ppio democratico podrá excusar

  3. Sobre esta polémica del voto cristiano, opino que Miguel Ángel Paz se expresa con claridad y dice verdades muy evidentes y convincentes.
    En cambio, Ricardo Calleja, se expresa con ambigüedad y uno (al menos yo) no acaba de entender las bondades de lo que está defendiendo. Se agradece, eso sí, que se exprese con prudencia y amabilidad.

  4. Es cierto, pero los argumentos del señor Calleja son muy pobres. Para empezar, es cierto que un voto, por sí solo, no vale casi nada, pero los votos de los católicos sí que pueden decidir la política que impera en España. Luego, es muy típico de algunos pensadores y columnistas católicos mostrar como incompatibles la lucha social (como buena y útil) y la lucha política (como inútil y confusa), pero no lo son: son perfectamente complementarias. Tercero: se olvida, por otra parte, el carácter pedagógico de las leyes, que emanan de un parlamento resultado de elecciones. Cuarto: No es cierto que la conciencia política sea el reino de la mera opinión subjetiva: hay cuestiones clave (el propio Calleja habla de la defensa de la vida) que son objetivas y que, en buena lógica moral, deben orientar el voto. Y, por último, parece como si Calleja se sintiera incómodo en su réplica pues justifica su intervención por una invitación de amigos y excusa de antemano una deseable contrarréplica clara.

  5. Cavilo muchas veces sobre la absoluta indiferencia de Jesús sobre la política. Desde mi punto de vista, había muchos comentarios que hacer y no realizó ni uno sólo. Su país está ocupado por una superpotencia extranjera, una parte de sus compatriotas se enriquece recaudando impuestos para esa potencia (los publicanos). El rey es más un gobernador de Roma que un rey propiamente dicho. No existe ni una sola organización o estructura que pueda paliar la pobreza de la gente sin familia, enferma y sin recursos. Y Él no dice absolutamente nada, ni contra Roma, ni contra los publicanos, ni dice de crear algún tipo de impuesto para ayudar sanitaria o económicamente a los desfavorecidos y, es más, cuando tras la multiplicación de los panes y los peces, la multitud asombrada decide nombrarle rey, se escabulle. No parece existir una ideología política cristiana propiamente dicha, pero sí hay leyes que atentan a los mandamientos de Dios y no pueden tener el respaldo de ningún cristiano.

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