El obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, ha dedicado su carta pastoral de esta semana para hablar sobre San Juan Bautista, San Pelagio, Santos Pedro y Pablo.
«San Juan Bautista, “el mayor de los nacidos de mujer”, como le llama su pariente Jesús. El precursor, el que va delante del Mesías preparando sus caminos, el que lo presenta en el escenario del Jordán, entre pecadores, señalando a Jesús como el cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Y el que finalmente lo precede en la muerte violenta, que hizo entender a Jesús cuál era su propio destino. Entre los santos, san Juan Bautista ocupa una primera fila, es el único del que se celebra su nacimiento y su martirio. En el arte, el triángulo divino (deesis) está formada por Jesucristo, María y san Juan Bautista. El 24 de junio todos los años la fiesta de san Juan marca el comienzo del verano», escribe el obispo sobre el Bautista.
Respecto a San Pelagio, recuerda que «es el santo Niño venido de Galicia y martirizado en la corte del Califa en Córdoba. Fue como un campanazo en toda la cristiandad, un testimoniazo impresionante para todos los cristianos de la Ibérica, el pistoletazo de salida de la Reconquista».
San Pelagio, ejemplo de castidad
Monseñor Demetrio subraya sobre san Pelagio que «es el mártir de la castidad, virtud que no ha estado nunca de moda, y menos en nuestros días». Además, el obispo de Córdoba señala que «San Pelagio tiene un mensaje hoy para los niños, los jóvenes y los adultos» y que consiste en que «la sexualidad no es para el placer sino para expresar el amor verdadero. La sexualidad es un don de Dios, pero desintegrada es una bomba que explota en mano del que abusa de ella. Por este camino de la sexualidad mal empleada vienen los abusos, las extorsiones, las explotaciones, las adicciones más escondidas y más destructivas. Cuánta violencia doméstica por este camino, cuántos matrimonios rotos».
«San Pelagio es una profecía para nuestro tiempo: la sexualidad es buena, la castidad la hace preciosa, vale la pena trabajar por el autodominio, por el respeto al otro, por eliminar tantas desigualdades que proceden de la prevalencia injusta en este campo», agrega el prelado andaluz.
El obispo de Córdoba aborda en su misiva el tema de la castidad y la sexualidad sin rodeos y con una exquisita claridad, tan necesaria en estos momentos. Demetrio Fernández hace hincapié en que «una época como la nuestra que se precia de haber superado tabúes y represiones en el campo de la sexualidad es una época en la que más que nunca se emplea la sexualidad no para el amor, sino para la destrucción propia y ajena. Venga San Pelagio en nuestra ayuda, en ayuda de los niños y los jóvenes, para que abran sus ojos a lo bello y hermoso del don de Dios, no manipulado sino vivido según su santa ley».
San Pedro y san Pablo
Sobre los santos Pedro y Pablo, destaca que son «príncipes de los apóstoles, los dos martirizados en Roma, donde sus sepulcros son lugar de peregrinación del mundo entero». “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”. Con estas palabras -prosigue el obispo- «Jesús entregó su Iglesia a Pedro como cabeza, y a sus sucesores los Papas, como principio y fundamento de la unidad de la Iglesia, como suprema autoridad concedida por Cristo en el seno de su Iglesia. Pedro crucificado en la colina Vaticano, Pablo decapitado en Tre Fontane. Por caminos diversos han predicado a Jesucristo y han congregado a la Iglesia».
«En torno a esta fiesta se celebra el Día del Papa, bajo cuya autoridad vivimos los católicos del mundo entero y aspiramos a vivir la unidad de todos los cristianos. Oremos por el Papa Francisco, para que el Señor lo conserve y lo proteja y le dé fortaleza para cumplir la alta misión que Dios le ha confiado», concluye la misiva de don Demetrio.
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El Obispo Ms. Demetrio Fernández, evita decir que *fuera del Matrimonio*, «la sexualidad no es para el placer sino que tiene que estar abierta a la vida».
Se da por hecho que un obispo conoce y enseña la doctrina y la moral católicas. Y como fuera el matrimonio no debe haber sexualidad, es totalmente secundario decir que debe estar «abierta la vida»: lo que no existe no tiene que estar abierto a nada. Es como si ante la frase de que no se puede acuchillar a alguien, diga que el obispo ha olvidado decir que se debe esterilizar el cuchillo primero o que los cuchillos son solamente para cortar los alimentos. En el mundo real la gente utiliza las cosas para lo que no están hechas, por lo que recordar para lo que sí están hechas ya deja claro para lo que no, por exclusión.
No no, el Obispo da por hecho que fuera del matrimonio hay sexualidad.
Si otros comentaristas ‘se animan», en mí comentario hay mucha tela para cortar.
Que hay sexualidad fuera del matrimonio también se lo he dicho yo. Eso es una obviedad. También hay muchos apuñalamientos. Y ni el sexo está hecho para fuera del matrimonio, ni los cuchillos para apuñalar a personas. Así que, póngase usted a cortar la tela que quiera, que seguramente le dé para fabricar muchas mascarillas.
Primero dice que no existe sexualidad fuera del matrimonio, ahora que sí. Déjese de chicanas y de embarrar la cancha.
¿En serio? Transcriba usted la parte de alguno de mis comentarios donde haya dicho que no exista sexualidad fuera del matrimonio. Si usted no sabe leer o tiene problemas de vista, nadie tiene la culpa.
Yo pensaba que era para tener hijos. Hace falta teleología en la teología actual.
Claro. Entonces, la sexualidad para la procreación, es una obligación exclusiva en el matrimonio?
Sí. No sé porque se empeña usted en escribir en una página católica y hacerse el sorprendido.
La realidad nos dice que hoy existen entre católicos uniones sexuales, relativamente estables, incluso formando familias.
Significo, «fuera del Matrimonio sacramental».
No sé para qué sigue insistiendo, como si hubiera descubierto usted pólvora. Hay relaciones sexuales fuera del matrimonio, y también hay asesinos en serie, y epidemias, y robos, y cáncer, y terremotos devastadores… ¿Y? No sé si sabrá notado usted que existen muchas cosas que no son buenas (su mera existencia no las convierte ni en buenas, ni en deseables).
Y sí: los católicos tienen mucha manía de unirse hombre con mujer mediante el sacramento del matrimonio, hasta que la muerte los separe, y tener hijos (haciendo uso de la facultad que les ha dado el Creador de acuerdo con Su voluntad), constituyendo así la célula básica de la sociedad: la familia.
Por esta vez voy a continuar comentando en serio. Así que Catholicvs, no se pase de gracioso. Digo, que por ejemplo en España, ya la relación entre matrimonios civiles y religiosos, en algunos lugares es de 10 a 1. Pero la cantidad de las uniones llamadas irregulares es inmensamente mayor. El Obispo Demetrio Fernández en su homilía aconseja a niños y jóvenes, pero no ignora la realidad que menciono. Para ser breve, una derivada de esta situación, con homilías como la del Obispo de Córdoba, demuestran que Paulo VI no llegó a prever que el uso de anticonceptivos, podría hacer sentir libre a la mujer para mantener relaciones sexuales en la magnitud actual. La Encíclica Humanae Vitae, dirigida exclusivamente a matrimonios católicos, ha sido superada en su aspecto profético por el transcurso del tiempo. Sigue siendo una obra extraordinaria para la defensa de la vida, pero insuficiente en la actualidad para abarcar toda la sexualidad. Incluyendo la ecuación concupiscencia con placer sexual.
Como se veía venir, usted sigue «vendiendo su libro » y diciendo lo buenos que son los anticonceptivos y que la doctrina católica, y la moral derivada de ella, están equivocadas y pasadas de moda. Pues mire: la Verdad no está dirigida sólo a los católicos, sino a todo el mundo, y para alguien no católico es igual de malo el adulterio, el concubinato, la fornicación, el uso de anticonceptivos y el aborto, que para quien sí es católico. Y, por más que se empeñe usted en decir lo contrario (contra el sentido común y el Magisterio de la Iglesia), la Verdad no cambia con el paso del tiempo, ni envejece, ni deja de ser cierta, la acepten más o menos personas. Grábeselo: el uso de anticonceptivos es pecado mortal, tanto para los católicos como para quienes no lo son.
Arrepiéntase, por escandalizar, y conviértase a la fe católica, antes de que para usted se cumpla la advertencia del profeta Isaías:
«¡Ay de los que al mal llaman bien, y al bien mal; que de la luz hacen tinieblas, y de las tinieblas luz; y dan lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo! ¡Ay de los que son sabios a sus ojos y son prudentes delante de sí mismos! ¡Ay de los que […] dan por justo lo impío […] Por eso, como la lengua de fuego devora el rastrojo y como se consume en la llama la hierba seca, su raíz se tornará podredumbre, y su flor será arrebatada como el polvo. Porque han rechazado la Ley de Yahvé de los ejércitos y han despreciado la palabra del Santo de Israel» (Is 5,20-24).
Es un buen punto que la Verdad es para todos. Pero una duda que surge de la H. V. es a cuáles matrimonios se dirige antes de hacerlo especialmente a los cónyuges cristianos. Es evidente por otra parte, que hoy la enorme mayoría de uniones no corresponden al sacramento del Matrimonio. Yo no digo «lo bueno que son los anticonceptivos» (mucho menos los pecados que Ud. menciona) sino que su utilización masiva es innegable y, que por distintos motivos, la Encíclica Humanae Vitae será revisada y desarrollada. Y es así porque la realidad ha superado sus previsiones. Catholicvs; no me acuse más o dejaré de intercambiar comentarios con usted.
Como ya le he dicho, la Verdad es para todos y no depende de cuánta gente adhiera a ella, o de si más o menos gente vive en concubinato actualmente. Es igual de pecado hoy, que ayer.
«la Encíclica Humanae Vitae será revisada y desarrollada»
Por más eufemismos que emplee usted, está muy claro lo que ha querido decir, porque no sólo lo ha escrito en esta noticia. Ya lo ha hecho en varias y en la misma (errada) dirección. Y yo no le acuso: le acusan sus propias palabras.
Mí último comentario está pendiente de moderación.
«demuestra»
El Obispo lo explica muy mal.
Eso de » expresar el amor verdadero» es muy ambiguo,xq dos del mismo sexo pueden decir también se profesan » amor verdadero».
El fin principal del matrimonio es la PROCREACIÓN.
Y el matrimonio tiene un fin PROCREATIVO Y UNITIVO para la demostración de amor entre los esposos.
Pero primero es el fin procreativo y en segundo lugar el unitivo.
Porque ahora en la Iglesia se suele oír que el matrimonio tiene un fin unitivo y procreador,cuando es al revés.,han invertido el orden establecido por Dios