La reflexión vaticana sobre la pandemia ignora cualquier perspectiva sobrenatural

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Las lecciones de fragilidad, finitud y vulnerabilidad nos llevan al umbral de una nueva visión: fomentan un espíritu de vida que requiere el compromiso de la inteligencia y el valor de la conversión moral. Aprender una lección es volverse humilde; significa cambiar, buscando recursos de significado hasta ahora desaprovechados, tal vez repudiados. Aprender una lección es volverse consciente, una vez más, de la bondad de la vida que se nos ofrece, liberando una energía que va más allá de la inevitable experiencia de la pérdida, que debe ser elaborada e integrada en el significado de nuestra existencia. ¿Puede ser esta ocasión la promesa de un nuevo comienzo para la humana communitas, la promesa del renacimiento de la vida? Si es así, ¿en qué condiciones?”.

Disculpen el ‘rollo’, pero me interesa que lo lean para responderme: ¿en qué sentido es este texto reconociblemente católico? Lo pregunto porque se trata de un documento de la Santa Sede, obra de la Pontificia Academia por la Vida como reacción de Roma a la pandemia de coronavirus bajo el título ‘Humana Communitas en la era de la pandemia: consideraciones intempestivas sobre el renacimiento de la vida’.

Para los medios, el titular es que el Vaticano vuelve a culpar a la actividad depredadora del hombre actual con respecto al medio ambiente de la pandemia, lo que resulta ya algo sonrojante. Han sido numerosos los prelados que estos días pasados se han precipitado para anunciar ‘urbi et orbi’ que esta peste no es en absoluto, para nada, de ninguna manera, una advertencia celestial a la humanidad descristianizada, rozando en algunos casos el anatema y la ridiculización inmisericorde. ¿Debemos creer, a cambio, que la Tierra, como un ser sintiente y con capacidad de decidir, sí castiga? ¿Nos quedamos más tranquilos sustituyendo al Dios cristiano por una diosa pagana?

El Papa lo llamó ‘pataleta’ de la Tierra en la entrevista concedida a Jordi Évole. Aquí, el ‘negro’ del arzobispo Vincenzo Paglia, presidente de la Academia, repite lo mismo con otras palabras: «La epidemia del Covid-19 tiene mucho que ver con nuestra depredación de la tierra y el despojo de su valor intrínseco. Es un síntoma del malestar de nuestra tierra y de nuestra falta de atención».

¿En serio? ¿Dónde ve el nexo de causalidad? ¿No es curioso que cuando el hombre influía muchísimo menos en el planeta las pestes fueran cien veces más devastadoras, como en el caso de la Peste Negra o las cientos de epidemias que han diezmado naciones? ¿Con qué ‘tenía que ver’ aquello? Viendo la tasa de mortalidad total de la pandemia (que podremos apreciar mejor a final del año, cuando podamos comparar la mortalidad total en 2020 con la de 2019), ni siquiera parece que Gaia o la Pachamama esté demasiado enojada, salvo que pudiera calcular las reacciones irracionales de los gobiernos.

En las redes, no pocos han visto esta incoherencia. @Pdeclan, sacerdote de la Diócesis de Cuenca, un popular y activo tuitero, comenta en esta red social con ironía: “A mí me alivia saber que si los virus son «un síntoma del malestar de nuestra tierra» por fin la culpa de muerte de los indígenas americanos por viruela y sarampión ya no va ser considerada culpa de los conquistadores”.

Pero la principal fuente de preocupación entre muchos fieles de este documento es la que se desprende de nuestro primer párrafo: la absoluta ausencia de referencias sobrenaturales. Es un escrito que podría proceder, no ya de los miembros de cualquier religión, sino de algún departamento de Naciones Unidas o del Gran Oriente de Francia. Otro sacerdote, el padre Juan Manuel Góngora (@patergongora88), escribe en Twitter: “Un documento que no contiene estos cuatro «conceptos» y está repleto de moralina buenista, te lo puede firmar Soros o cualquier «comisión para la destrucción». Anonadado me hallo”. Los conceptos a los que se refiere, y que muestra en sendas búsquedas sobre el texto, son “Jesucristo”, “Oración”, “Sacramentos” y “Oración”.

Juanjo Romero, colega de Infocatolica, incide: “No hay referencias espirituales, es sociología. Qué tristeza. La Santa Sede vincula el covid-19 a «nuestra depredación de la tierra» y a la «avaricia financiera»”, enlazando con un comentario de Carmelo López-Arias publicado en Religión en Libertad.

Los católicos del siglo XXI vemos con estupor que los dos nuevos pilares de nuestra fe milenaria -eterna, en realidad- son dos conceptos ignorados o consignados a un pie de página en el magisterio de estos dos últimos milenios: medio ambiente (desde la rígida perspectiva de una tesis cuestionable, el dogma civil del Cambio Climático) y el globalismo político y la desaparición de las fronteras.

Y esto, con referencias cada vez más escasas y prescindibles, como de relleno, a las realidades sobrenaturales que hasta ahora se habían considerado como el centro de nuestra fe y el sentido de la Salvación. La deriva de la Iglesia hacia una ONG con pinceladas espirituales, pero que pone el acento cotidiano en las ideologías de moda nacidas del mundo secular (y, en muchos sentidos, anticristiano), es doblemente preocupante, porque vacía de contenido la fe y porque convierte a la institución en algo redundante y, como tal, innecesaria.

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Comentarios
31 comentarios en “La reflexión vaticana sobre la pandemia ignora cualquier perspectiva sobrenatural
  1. Moralina barata, nivel científico = 0. Vaya nivelazo esta Academia para la Vida.
    ¿No tienen sentido del ridículo? ¿O es una consecuencia del cacao mental que tienen, desde que ha entrado la Pachamama en el Vaticano?

  2. Cuánta palabrería vacía de contenido, por lo menos para nosotros…yo esperaría de estos personajes, una mirada un poco más profunda y espiritual… estoy totalmente de acuerdo con el artículo, yo me siento indignada y avergonzada…creo que todos estos disfrazados harían bien en sacarse la sotana y dedicarse de lleno a la política, sin necesidad de andar fingiendo lo que no son… quizás quedarían muy pocos consagrados, pero por lo menos no se generaría tanta contradicción…

  3. Debemos reconocerlo. En la Iglesia hay un gravísimo problema de Fe. No hay Fe en gran parte de la jerarquía católica. ¿ Cuántos obispos creen en la divinidad de Jesucristo, en la presencia real de Jesucristo en la eucaristía ? ¿ El 20% ? Casi me vienen ganas de decir ¡ Ojalá sea el 20% ! Me temo que aún son menos. Lo que señala el artículo de Carlos Esteban es un reflejo de tamaña apostasía ¿ anunciada en Fátima ?

  4. Lo de siempre: no sale Dios ni su Palabra, pero sí Francisco y sus escrituras. Del Vaticano que nadie espere otra cosa; mas que desespere también de que algo vaya a cambiar a fuerza de artículos agudos y comentarios indignados.

  5. yo creo que han tomado la dirección de la iglesia católica agentes extraños a ella. Lobos vestidos de oveja. Porque sus formas parecen tan suaves, cuando en el fondo les mueve la más profunda negación de las verdades defendidas por la iglesia durante más de 2000 años.
    El que no lo quiera ver, será porque prefiere taparse los ojos. Como las avestruces.
    Tengo clarísimo que este par de la foto de arriba solo se representan a sí mismos y sus propias ideas, que les deben parecer geniales, claro, pero que no les abren las puertas de la vida eterna ni a ellos ni a los que los siguen.

  6. ¡Cuánto quedarán sorprendidos cuando llegue el Aviso! Ojalá que se den cuenta de que Dios mueve los hilos de todo el universo, y la tierra y cuanto la llena es de Dios. Les Lanzo una pregunta :¿Por qué en la época de Moisés en Egipto 10 plagas?. ¿Se portaron mal con la naturaleza o se portaron mal con Dios? ¿Las envió la tierra o Dios?. Sólo queda rezar.

  7. Ni siquiera la línea oficial del Vaticano admite la «mera posibilidad» de que la pandemia sea un castigo divino, cuando en el mundo mundial, especialmente en las naciones otrora católicas, hay motivos de sobra para ese castigo: anticoncepción, divorcio, adulterio, pornografia, gaymonio, aborto, eutanasia, enseñanza perversa de la infancia y juventud por la gender ideology, afán de lucro en la economía, etc.

    No digo yo que el Vaticano admitiese como cierto que es un castigo divino, pero al menos sí debería admitir la posibilidad de que lo sea, dada la vulneración a escala mundial de las leyes divinas. Es muy probable que la pandemía sea un castigo divino y por tanto mientras no haya arrepentimiento y conversión también es muy probable que Dios nos siga enviando nuevos y más terribles castigos.

    En todo caso, como dijo San Agustín, «el mayor castigo de Dios es no enviar ningún castigo por los pecados. Cuando Dios deja pasar sin castigo los pecados, entonces está más irritado.»

  8. No se preocupen falta poco…. muy poco para que toquemos fondo le damos una buena patadita a la gaida y empezamos a energer de nuevo !

  9. “La reflexión vaticana sobre la pandemia ignora cualquier perspectiva sobrenatural”

    Produce angustia y desosiego pensar que en quien antaño confiaste tu salvación eterna, hoy día según estos tengas que oír que el Dios que antaño te propusieron, ahora, no tiene ni arte ni parte en lo que es tu propia vida o muerte.

    Con la cantidad de muertos que esta pandemia el corvin19 ha causado; y que aún causará.

  10. Esta gente cree en el «dios sive natura» de Spinoza, también llamado «dios del universo» o «gran arquitecto del universo». Un dios creado que está en el universo, en la naturaleza. Cuando dios y la naturaleza son las dos caras de la misma moneda, entonces ese dios creado del universo sólo puede ser el demonio. Ni aparece el «Dios creador del universo» ni el «recibe Trinidad santa este sacrificio». No te esfuerces, no aparece por ninguna parte.

  11. La he re jia moder nista consiste en eso, en que no hay orden sobrenatural trascendente sino que todo es orden natural, y cuando hablan del orden sobrenatural lo entienden como una prolongación de lo natural, una parte de lo natural pero más evolucionado, un derecho del hombre. De ahí que nieguen el fin natural del hombre y piensen que la resurrección es un salto evolutivo, una consecuencia de lo natural. Por eso tenían que decir por todos los hombres y no por muchos.

  12. Las coincidencias de la pandemia con la Pachamama y la profanación de la tumba de Francisco Franco son evidentes.
    «El que tenga ojos que vea».
    De Dios castigador nada, Dios solo da un paso atrás por las terribles ofensas, y cuando el se retira la muerte da un paso al frente.

  13. Es una tendencia creciente en todo documento eclesiástico. Por ejemplo, los comunicados arzobispales de mi diócesis los podría suscribir perfectamente cualquier concejal socialista sin problema, son documentos políticos, mundanos, sociológicos, carentes de hasta la más elemental referencia sobrenatural o espiritual, sin fundamento teológico mínimamente elaborado. Los documentos católicos… dejan de ser eso, católicos.

  14. A Dios se le oculta.
    A Cristo se le ignora.
    Lo que no desaparece es el peor clericalismo, el del poder sobre las conciencias, el del argumento de autoridad, el pretender que cualquier disertación sociológico política de medio pelo por venir del Vaticano ya es Magisterio indiscutible y todos debemos obediencia a los nuevos dogmas. Eso o anatemas.

  15. Esta jerarquía da literalmente miedo. Yo no quiero acabar mi vida en la noche opaca que ellos persiguen con ahínco desde hace demasiados decenios. Ahí os quedáis, Tinieblas.

  16. La todavía llamada pontificia academia de la vida, regentada por el inefable Paglia, nos anima a introducirnos en el paraíso de los nuevos ordenes mundiales y a olvidarnos de tanta trascendencia inútil. Otro documento en el que Paglia se manifiesta en su verdadera naturaleza intentado agradar a la autoridad superior y a los hermanos, que tanto monta. El cardenalato no llega y los tiempos apremian. Specola.

    1. La antes prestigiosa Academia para la Vida del Vaticano, presidida hoy por Vincenzo Paglia, publicó el 22 de julio un documento sobre el coronavirus que no menciona a Dios, ni a Cristo, tampoco al Espíritu Santo, ni a Iglesia, los sacramentos, la oración, la caridad, ni siquiera la palabra “cristiano”. La palabra de moda “solidaridad” es utilizada 13 veces. Hablamos de un documento oficial de lo que se supone que es el organo de gobierno de una confesión religiosa que se sigue llamando Iglesia Católica. Habrá quién piense que para estas reflexiones no hacen falta tantas ínfulas y que las puede hace cualquier ser humano bien intencionado, es una prueba, una más, de que la sal se ha vuelto tan sosa que ni sal parece.

  17. Belzunegui. Me gusta lo que dices y estoy de acuerdo habitualmente .
    ¿ Porqué sales continuamente en esta web ?. Me gusta…
    y en cambio a un servidor el «moderador/censor» me suprime siempre.
    Estoy muy cerca de tus opiniones. Seguro que lo haces mejor. ¿ Propiedad privada ?.
    ¿ Porqué este pobrecico es siempre censurado ?.
    ¿ Página exclusiva ?. ¿ Hay que pagarle ?.
    Perdón y gracias.

  18. ¿Te acuerdas del rey Acab y su esposa Jezabel? ¿Recuerdas las obras de San Elías en el nombre del Señor para recuperar las gracias perdidas de Dios por haber adorado, y hecho adorados, ídolos falsos, negando la fe en el Dios verdadero? Cualquier similitud no es casual. La diferencia es que no tenemos un Santo Elijah para pasar la «espada» a los sacerdotes de Baal y restaurar a la gente a la verdadera fe. Mientras tengamos menos calor, Dios nos vomitará de su boca. Pero la fe no desaparecerá y «al final triunfará el Inmaculado Corazón de María», como se prometió en Fátima. Por lo tanto, hagamos lo que pidió, oración y penitencia, en alivio de su Corazón Inmaculado y el Sagrado Corazón de Jesús, por nuestros propios pecados, de los pueblos y de los pastores. La pandemia es la misericordia de Dios para su iglesia y su pueblo, un llamado a la conversión. Pero Dios continuará derramando su misericordia, «quién tiene ojos para ver que ven y quién tiene oídos para oír que oyen».

  19. El cristiano ,naturalmente cuida la creacion ya que respeta a Dios y al projimo y porque sus intereses economicos estan ordenados hacia el bien comun.nunca va a obrar mal para obtener un bien.siempre va a buscar hacer su vida y sus negocios de manera saludable y sin perjudicar a nadie.El catolico que intenta ser buena persona ,es austero y consume moderadamente.Que los sacerdotes busquen nuestra santidad y el «planeta» ,por añadidura ,lo percibira.

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