‘La falta de respeto a Benedicto XVI cubre a la Iglesia con un manto de tristeza y vergüenza’

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El cardenal Robert Sarah pone en evidencia a quienes han criticado con violencia y desprecio al Papa Emérito por su prólogo a La Fuerza del Silencio

El cardenal Robert Sarah ha denunciado las críticas al Papa Emérito Benedicto XVI por su prefacio al libro «La fuerza del silencio» del prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.

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Según informa Catholic Herald, el cardenal Sarah ha acusado a los críticos de «vulgaridad y bajeza». «La arrogancia, la violencia del lenguaje, la falta de respeto y el desprecio inhumano a Benedicto XVI son diabólicos y cubren a la Iglesia con un manto de tristeza y vergüenza», ha denunciado Sarah.

«Estas personas destruyen la Iglesia y su naturaleza profunda», ha añadido el purpurado.

En su prólogo de «La fuerza del silencio», el Papa emérito ensalza al Cardenal Sarah y le blinda como Prefecto de Culto Divino: «Debemos estar agradecidos a Francisco por el nombramiento de semejante maestro espiritual como cabeza de la congregación que es responsable de la celebración de la liturgia en la Iglesia.»

«Con el cardenal Sarah, un maestro del silencio y de la oración interior, la liturgia está en buenas manos», concluye Benedicto XVI su prólogo.

El respaldo público del Papa emérito al cardenal Sarah fue duramente criticado en determinados ámbitos eclesiales y mediáticos. En España, Religión Digital, recogió las declaraciones de Andrea Grillo, profesor de teología en el Pontificio Ateneo San Anselmo de Roma: «Es evidente que la sotana blanca, el poder hablar y la residencia tienen que ser reguladas detalladamente. El obispo emérito de Roma debe alejarse del Vaticano y callar para siempre».

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Comentarios
14 comentarios en “‘La falta de respeto a Benedicto XVI cubre a la Iglesia con un manto de tristeza y vergüenza’
  1. ¿ y quién es el que má le ha faltado al respeto con una homilía que únicamente iba dirigida contra BXVI, pues todos los obispos se retiran a los 75 ?

  2. Enterado seguro que está de sobra ahora lo mismo les da. El problema es que más que el Papa los que le rodean parece que hay que decir a todo sí guana porque ellos tienen ambición de no se qué puestos y todo vale, ellos pueden hablar y opinar de todo generalmente de lo que no tienen ni puñetera idea, sea de ecologismo, migraciones y no se que teoías. Los demás no pueden decir nada ni siquiera expresar agradecimiento y lealtad entre personas que a nadie desmerece, ni se critica ni se insulta a nadie en ese prólogo. Han quedado y van a quedar más a la altura del barro y se van a retratar y poco a poco iremos sabiendo quién era el enemigo declarado que precipitó la renuncia de Benedicto XVI, porque la soberbia y la desesperación de los que intentaban ciertas maniobras poco a poco se va volviendo en su contra.

  3. leo muchas críticas,pero no el motivo de ofensa al Papa Emerito Benedicto XVII-creo nunca sabremos las cuestiones de fondo. Asimismo en Argentina, mucha gente critica a nuestro Papa Francisco (Bergoglio),ya que en todos los ámbitos eclesiales y también temporales,existen amores y odios,sobre todo en el tema Política.

  4. El Papa Benedicto XVI, es un verdadero santo. Ese eclesiástico que dijo que él debe callar para siempre, será juzgado por Dios por su insolencia y soberbia. El Papa Benedicto XVI es una bendición para nuestra Iglesia, sin duda es el que con su oración la está sosteniendo en estos tiempos de confusión y de apostasía.

  5. la Santa Sede Luis no guarda silencio; es la que provoca esos ataques para que se quede calladito ante la protestantización acelerada de la Iglesia católica, cada vez más descarada. Pero todavía hay quien no lo quiere ver.

  6. Echenique, a buen entendedor , pocas palabras.
    Puse «calculado», porque para el , todo es calculo, todo es táctica, dentro de su objetivo destructor.

  7. Papa emérito Benedicto es un gigante, clarividente, trabajador, humildísimo, un intelectual lumbrera de los que hacen historia. Gracias a Dios está vivo. Pero que nadie, nadie, nadie busque en él sopechas de sectarismo. Es un modelo de hombre de oración y de amor a la Iglesia y a su Pastor. No le busquen otras connotaciones porque es un grandísimo ejemplo para todos nosotros, para todos.

  8. Su Santidad Benedicto XVI es un santo varón y hombre de Dios. Todos los creyentes deben de rezar por el y aunque es «emérito»; que nadie olvide que es y seguirá siendo Vicario de Cristo en la tierra. ¿Por qué renuncio? Eso no lo sabe nadie nada más que el. Los que le mandan callar, lo mejor que pueden hacer a la Santa Iglesia es estarse rollos mismo callados. ¿Pero quién es usted para mandar callar a Su Santidad Benedicto XVI? ¿Que alabanzas o premios espera alcanzar a quién está muy por encima de usted.?

  9. Pienso que la Iglesia entera debe estar unida. Y unida en el silencio. Cuando estudio en la biblioteca de la facultad, encuentro silencio. Y lo defendí en algunas ocasiones. Es decir, que invitaba a las personas que murmuraban y cuchicheaban a guardar silencio. Antes de hacerlo me encontraba ante la timidez, pues no conocía a estas personas. También luchaba contra mi enojo, indignado porque no atendían a los avisos que los bibliotecarios colocan, bien al alcance de todo el que sabe y puede leerlos.
    Por otra parte me acuerdo del silencio que hicieron Jesús, María y José durante tres décadas de sus vidas entre la comunidad de artesanos, pescadores, cobradores de impuestos y maestros de la ley ente muchos pobladores de Nazareth. María y José lo encontraron a Jesús en el templo luego de tres días de búsqueda, y en el templo se debe hacer silencio. Lo encontraron escuchándo y preguntándoles a los maestros de la ley. Para escuchar hay que guardar silencio. Y no sólo silencio de la boca sino también en el pensamiento. Si estamos callados pero pendientes de que responderemos no estamos escuchando.
    Silencio fue la respuesta de Jesús ante Poncio Pilato a la pregunta: Que es la verdad? Así es que para encontrarla hay que empezar por silenciarnos por dentro y por fuera.
    Otro episodio bíblico bien recordado es la ocasión en que Jesús expulsa a los mercaderes del templo porque pregonaban sus mercancías en voz alta y no dejaban a los extranjeros rezar en silencio. Porque así no podían escuchar claramente su conciencia, sus intuiciones, los susurros amorosos de Dios. Al igual que cuando luego de comulgar, en la presencia del Señor, nos llamamos al silencio. Y que deseable es que toda la comunidad silencie todo sonido que lo pueda interrumpir durante la misa. Porque ahí, en el silencio paciente, el Padre nos espera para abrazarnos. Es allí donde hasta lloramos cuando nos vemos conmovidos. A Marta, creo que fué, que Jesús le enseñó que su sirvienta había escogido la mejor actividad: Escucharlo a El, a Jesús. Que hermoso es cuando, además de sólo conmovernos y emocionarnos con sus palabras, también atendemos a su llamado de conversión y nos convertimos. Que hermoso es hacer su voluntad. Creer en El hasta el final pase lo que pase, como lo hizo Job. Cuando nos va bien o cuando nos va mal, en las pruebas, en la salud, en la enfermedad. Para ser así debemos callar. Callar nuestros impulsos, y meditar y discernir muy bien lo que vallamos a pronunciar o a escribir, me incluyo. Jesús entonces además de silenciarnos y enternecernos con sus palabras nos enseña la belleza de la pureza. Y nos dice que es no es lo que entra, sino lo que sale de la boca del hombre lo que lo hace impuro. Entonces antes de hablar pongamosnos en la presencia del Señor.
    Cuando un amigo me enseñanaba a tocar la guitarra recuerdo que me decía: «mente en blanco». Y es que debemos serenarla para que discurran mejor nuestros dedos al tocar la guitarra.
    No se trata de esforzarnos en concentrarnos en el presente ni de mantener la vista fija en un punto. Es buscar la paz y seguirla, con la confianza y la simplicidad de un niño pequeño. Sin complicaciones, sin enredarse ni entremezclar a Jesús con libros de autoayuda.

    Entonces, si bien no leí el prólogo o prefacio escrito por Benedicto, se deja entrever a que se refiere con su llamado al silencio. Y es probable que sea uno de los últimos grandes teólogos de la Iglesia Católica.

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