Osoro promociona un acto del teólogo que insultó a Omella

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La Parroquia de San Antón organiza una mesa redonda con Juan José Tamayo y José Arregui. Hace pocos días Tamayo insultaba gravemente a Omella en EL PAÍS. El acto lo promociona Archimadrid, la web del arzobispado de Madrid.

Los sacerdotes madrileños se han quedado a cuadros esta mañana cuando leyendo Archimadrid se han topado con la noticia de la «Celebración del mes de las misiones en la parroquia de San Antón«, una reseña en la que se promociona un acto del Padre Ángel con Mayor Zaragoza, Juan José Tamayo y José Aguerri.

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Hace pocos días el teólogo Juan José Tamayo publicaba un artículo en el Diario El País titulado «el arzobispo Omella, contra la reforma del papa Francisco«, en el que arremetía con dureza contra Juan José Omella, arzobispo de Barcelona, inventando un enfrentamiento con el Papa Francisco y hablando de una delirante «primavera». Sin embargo, esos duros ataques no han servido para que Osoro se solidarice con su hermano en el episcopado y, lejos de censurar la presencia del teólogo protestante en una parroquia católica, ha bendecido el acto con la promoción en Archimadrid, órgano de comunicación de la archidiócesis de la capital, a cargo de uno de los más próximos a Osoro: Rodrigo Pinedo.

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Comentarios
6 comentarios en “Osoro promociona un acto del teólogo que insultó a Omella
  1. Indudablemente este hombre debió nacer tonto y ha debido sufrir una recaída. Esperemos que solo sea eso, porque la otra posible explicación de sus «osoradas», es bastante inquietante.

  2. Acabo de entrar en archimadrid.org. No he visto ningún acto en la Parroquia de San Antón, o en el que intervengan estos individuos. Por otro lado en la página de ‘Agenda Cultural’ de la Parroquia de San Antón está desierta.

    Me encantaría que compartiesen el link.

  3. A propósito de Juan José Tamayo y de José Arregui, invitados a conferenciar en Madrid, no queda del todo claro en qué lugar de la capital de España… Los progresistas son aún más demoledores y destructivos eclesiales que los integristas, ni comparación: los modernistas o progresistas atacan la doctrina de la fe, meten tijera, como nuevos Luteros empeñados en que el mundo juzgue a la Iglesia y le marque a esta su agenda, en tanto el gran heresiarca Martín Lutero pretendió que la Sagrada Escritura (su principio de «Sola Scriptura») juzgara a la Iglesia.

    Aunque tampoco me gusta nada el fanatismo de los integristas, tan cegados y obtusos y absurdos filosóficos que sostienen que todos los males de la sociedad y de la Iglesia proceden del Concilio Vaticano II, al que la mayoría de ellos llaman, en el colmo del sectarismo y la deslealtad al Magisterio que tanto pregonan defender, Conciliábulo de Satanás. En verdad, si Martín Lutero planteó el juzgar a la Iglesia toda mediante la sola Sagrada Escritura, y por su parte los modernistas, liberales o progreeclesiales pretenden que sea el mundo el que ilumine a la Iglesia, los integristas católicos («lefebvrianos» o sedevacantistas) pretenden juzgar a la Iglesia mediante la Tradición, desvinculada del Magisterio actual de la Iglesia, pues ellos juzgan que desde Pío XII no hay Papas válidamente elegidos (esto lo plantean los sedevacantistas más radicalizados). Una Tradición, en definitiva, no viva, sino «fosilizada», no dinámica, no abierta al soplo del Espíritu, sino siempre propensa a las formas, modos, pautas, estilos, ritos y mentalidad de los tiempos de antes. Como si el Espíritu Santo se hubiese ido de vacaciones en el año 1958; o lo que sería peor, como si ya no «gobernase» a la Iglesia, abandonada en su «indefectibilifad» de la mano de Dios.

    Y encima «lefebvristas» y sedevacantistas no dan precisamente el mejor de los espectáculos o testimonios de cordialidad, respeto, búsqueda de lo que une en Cristo y su Iglesia. Aparte de innúmeros insultos, juicios sumarísimos, ataques «ad hominen», condenas absolutas a la Iglesia «conciliar», enrabietadas e inmisericordemente sectarias críticas a la Roma apóstata y gran puta, entre ellos se atacan con furor. Se acusan mutuamente de apostasía y de herejía, con un rigorismo alucinante tan inmisericorde que no perdona ni el despiste de una coma, nada, pues para ser hereje, por lo visto, basta con que no te alarmes porque el famoso «pro multis» de la consagración se traduzca por «por todos» en vez de por «por muchos». Para ser hereje, por lo visto, basta con que admires la labor misionera, médica, filosófica, teológica, musicológica y musical del Premio Nobel de la Paz 1952 Albert Schweitzer (para más inri, pastor protestante), o con que admires a Martin Luther King (pastor bautista negro, o sea, cismático y hereje), y no digamos ya si admiras la obra musical y literaria del cantautor y poeta francés George Brassens, anarquista y ateo: en este caso, te condenan directamente al infierno, en compañía del hereje Hans Urs von Balthasar, por supuesto, demoledor de la Iglesia y uno de los «padres intelectuales» del Conciliábulo de Satanás* que ha desencadenado todos los males del mundo y de la Iglesia

  4. Alisios: No es correcto poner en el mismo rasero a los sedevac con la Fraternidad de San Pío X. Además éstos enjuician todo, no a través de la Tradición, como dice Vd. sino a partir de una perspectiva errónea y fosilizada de la misma, como deía el Papa Juan Pablo. No admiten la Tradición viviente del gran Moehler, que hizo suya el Papa Benedicto. Mientras no se apeen de ahí están en una aporía o callejón sin salida. La Fraternidad San Pío X no ha intentado deslegitimar a ningún Papa. Respecto a alguno ha dicho oficiosamente que la Sede está ocupada, aunque mal ocupada.
    Por esta razón -y esto es grave- no admiten las canonizaciones y beatificaciones efectuadas a partir de Don Pablo.
    Pero no tienen nada que ver con los sedevac, que dicen que la Sede está desierta desde Pío XII.
    El mismo Williamson es un iluminado pero no es sedevacantista, tan sólo un soberbio elevado a la enésima, que nunca ha sido del todo católico, ya que se convirtió del anglicanismo a la Fraternidad San Pío X.

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