| 16 enero, 2014
«La cigüeña de la Torre» hace balance de lo ocurrido los últimos diez días y las conclusiones que deben desprenderse de los acontecimientos. Lea el artículo completo aquí.
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Pasa Gabriel que si te pones a investigar casos y temas que ocurren en la emisora de radio de la CEE es para nunca terminar.
He de confesar que hace años solamente escucho de esa emisora los sábados algunos momentos del programa Agropopular.
Tengo ante mi las pruebas -en papel y en Google- del descaro de cómo se manifestaron dos conocidos periodistas de esa emisora de radio y que siempre han sido guías católicos; por eso hicieron campaña y pedían que había que votar sí a un texto «que renuncia a una definición clara de la familia», y que «es reflejo de una sociedad secularizada», que había que votar sí a un texto de «espíritu anticristiano» y «que tiene una clara componente socialista y masónica»: http://www.alfayomega.es/Revista/2005/pdf/alfa437.pdf
Pero claro, qué se puede esperar si los máximos guías y dirigentes de la Iglesia católica en España que son los responsables de esa emisora de radio son también iguales o peores que sus trabajadores periodistas y locutores -ver comentario del tema-: http://www.infovaticana.com/robert-sarah-entre-los-cristianos-hay-una-apostasia-silenciosa/.
Y luego dicen que no viene la apostasía…: ¡claro que no, no viene porque hace tiempo que ya ha venido!
Y para despistados y pelotilleros de Fran»cisco», que lo de la apostasía no lo ha dicho ningún «profeta de calamidades» ni lo he dicho yo, que lo dijo Jesús nuestro Señor y Dios y más claro y rotundo imposible: «Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe en la tierra?»: Lc 18: 8; que inspirada por el Espíritu Santo lo anunció la naciente Iglesia: 2 Te 2: 1-12 y 1 Tm 4:1; y que lo vuelve a repetir la actual Iglesia: Catecismo de la Iglesia Católica, apartado número 675. Por eso, los máximos dirigentes y guías actuales de la Iglesia católica con sus consejos y acciones hacen presente y patente de forma clara la apostasía en la Iglesia, y porque no olvidemos la apostasía comienza por la mente, la cabeza, y afecta después a todo el cuerpo.