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En China: Roma locuta, causa finita?

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Los católicos chinos se sienten traicionados cuando la regularización de los obispos de la iglesia controlada por el partido comunista ocurre como por formulario. Se ordenan, quedan excomulgados, escriben al Papa, les levantan la excomunión… y así sucesivamente. Sin embargo, este levantamiento externo de las excomuniones, aunque lo otorgue el Santo Padre (sucede así desde Juan Pablo II), en realidad no causa el perdón del pecado de cisma si no hay verdadero arrepentimiento y propósito de enmienda de los autores. Y es probable que no lo haya, pues cada vez que se presenta la ocasión vuelven a ordenar obispos sin autorización de Roma. Entonces se da la apariencia de que hay una sola Iglesia en China, y el Papa Benedicto XVI ha instado a la unidad de todos los católicos en China; pero el asunto vuelve a empezar, una y otra vez, cada vez que el gobierno chino encarcela a un obispo o sacerdote leal al Papa, y también cada vez que el Papa reconcilia consigo, devuelve a la comunión eclesiástica, a quien sigue en realidad sometido al poder político. ¿Cuánto vale la fidelidad a Roma? ¿Cuánto vale negarse a un acto penado con excomunión? Poco ante los ojos de Roma, todo ante los ojos de Dios. ¿Cuánto vale una excomunión? Nada. No vale nada. Ya nadie piensa —ni en esta materia ni en otras— que ser excomulgado pueda tener algo de grave, algo relacionado con la salvación eterna. Leed aquí:   http://www.telegraph.co.uk/news/2016/04/03/chinas-catholics-rome-may-betray-us-but-i-wont-join-a-church-whi/  

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