Más fantasmadas: esta de Omella

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Si es que el que no sabe mejor está callado. Y no empeñarse en demostrar que se pilla antes a un mentiroso que a un cojo.

El cardenal arzobispo de Barcelona se nos ha descolgado con esta memez: «De ningún modo se puede decir que el coronavirus es castigo de Dios».

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Así de chulo.

Solo le ha faltado añadir que tomándose unos vinos con Dios, Él mismo se lo confirmó.

Esteban y Pérez Bustamante se lo explican:

https://infovaticana.com/2020/04/09/omella-de-ningun-modo-puede-decirse-que-el-coronavirus-es-castigo-de-dios/

http://www.infocatolica.com/blog/coradcor.php/2004101014-coronavirus-quien-ha-hablado

 

 

Comentarios
35 comentarios en “Más fantasmadas: esta de Omella
  1. Ja, ja, ja, siempre me hace reír su socarroneria y «cachondeíllo» SR Paco Pepe!… Si del PRESI de la, CEE sólo cabe oír necedades y burradas… Que oño sabe este PRESI y arzobispo de mi ciudad de los planes de Dios! Parece olvidar muchos pasajes Biblia, y ya no digamos de los mensajes de Maria Santísima avisándonos de los castigos de Dios y de sus enojos s/ los graves pecados de la Humanidad… Ay este Omella… repite lo mismo que Papa Francisco… Vaya lame… pies que está hecho el «gachí»…

  2. Notable, si esa es la única finalidad de la oración , entonces «Señor, sálvanos que perecemos» quiere decir «Haznos entender cómo evitar que se hunda el bote» . Y además, eso supone que Dios no tiene control total sobre todo lo que sucede, o sea, que no es Omnipotente. Grave, no?

  3. La pandemia es voluntad de Dios. A la luz del documento de Dubai, está claro que es voluntad permisiva de Dios. Bergoglio digital.

  4. El Cardenal Müller se regocija de la absolución del Cardenal Pell: «Al fin la justicia ha triunfado.»
    En comentarios a LifeSite, Müller dijo que se alegra de que la justicia haya prevalecido sobre un obvio «incumplimiento de la ley» en el caso del Cardenal Pell.

    7 de abril de 2020 ( LifeSiteNews ) – El cardenal Gerhard Müller, Prefecto emérito de de la Congregación para la Doctrina de la Fe, expresó su alegría por la liberación de Pell de la prisión después de que el Tribunal Supremo de Australia absolviera a Pell de sus condenas.

    En comentarios a LifeSite, Müller dijo que se alegra de que la justicia haya prevalecido sobre una obvia «violación de la ley» en el caso Pell, y agregó que espera que ahora también la Justicia de la Iglesia encuentre al Prelado australiano libre de cualquier culpa.

    Como informó LifeSite, el cardenal Pell fue liberado ayer de una prisión australiana después de 14 meses de prisión por un presunto delito de abuso sexual. El Tribunal Supremo de Australia revisó la apelación del cardenal Pell y, de acuerdo con su declaración, otorgó «permiso especial para apelar contra una decisión de la Sala de Apelaciones de la Corte Suprema de Victoria, permitiéndola por decisión unánime. El Tribunal Superior determinó asimismo que el jurado, actuando racionalmente sobre la totalidad de la evidencia, debería haber tenido dudas sobre la culpabilidad del demandado con respecto a cada uno de los delitos por los cuales fue condenado, y ordenó que se anularan las condenas y que se dictasen veredictos absolutorios.»

    En comentarios a LifeSite, el cardenal Müller se mostró aliviado de que «la justicia finalmente ha triunfado, tras un vergonzoso fracaso de ciertas instancias y las orgías de odio que ridiculizan a recta razón.»

    «El cardenal Pell es libre de nuevo,» continuó el prelado alemán, y agregó que «ahora, en esta Semana Santa del sufrimiento y la muerte, recordamos a Cristo», quien con su sufrimiento nos dio un ejemplo: cuando fue vilipendiado, no profirió amenazas, sino que dejó Su causa al Justo Juez. ‘(1 P. 2: 21-23) «.

    El cardenal Müller calificó la anterior condena del cardenal Pell como una «flexión de la ley ante los ojos del mundo,» y nos recuerda que «sólo Dios es el juez justo ante quien responderemos.»
    Y añadió: “Incluso si los enemigos de la Iglesia de Cristo hubieran triunfado aquí, amañando la ley ante los ojos de todos, el cardenal Pell y todos los perseguidos por su fe, podrían aún haber apelado a la justicia de Dios. Incluso si los perseguidores de la Iglesia de todos los tiempos se burlan de nuestra esperanza en la justicia celestial, no podrán escapar de su responsabilidad en el Juicio Final. (cf. Ap. 6, 19).»

    El cardenal Müller también hace una llamada a la Justicia de la Iglesia Católica para que también los jueces eclesiásticos puedan declarar al cardenal Pell libre de culpa.
    Müller declaró: “Muchos están orando para que al cardenal Pell ahora también se le haga justicia en la corte eclesiástica. Aunque allí sólo hay seres humanos, se trata también de aquéllos que están o deberían estar más cerca de la justicia divina.”

    Junto al cardenal Müller, otros cardenales ya han expresado su alivio por la liberación del cardenal Pell de la prisión. El cardenal Wilfrid Napier hizo un comentario en Twitter con las palabras:»Deo Gratias,» un comentario que fue retuiteado por el cardenal Robert Sarah, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.

  5. La cosa la tengo clara. Hay que ajustarse a lo politicamente correcto y sino absténgase a las consecuencias. Ayer oyendo a Cantalamesa el rostro se me ruborizó, estaba presente el Papa y claro si no se ajusta al papel Vaticano le podrían misericordiar. Que pena, faltan valientes

    1. Cantalamessa decía y hacía disparates desde antes de Francisco, incluso en Buenos Aires ante el entonces arzobispo Bergoglio, que por aquel entonces no tenía poder de repartir Misericordina™

  6. No tengo ni idea. Yo lo tomo como una advertencia y una oportunidad, pero creo en el Evangelio y en Mateo 25.:33, en que dice «Hasta los cabellos de vuestra cabeza, están contados.», puesto que aunque Dios creo el universo regido con unas leyes para que lo comprendamos e hizo al hombre libre pudiendo eligir el mal, también es Dios el que maqntien el Universo y si dejara de mantenerlo por un solo instante, desaprecería.
    En cunato al castigo, en Mateo 10:30-32, la cosa está bastante clara: «… y pondrá a las ovejas a la derecha y a los cabritos a la izquierda. Entonces dirá a los de la derecha, venid benditos … y a los de la izquierda, id malditos, … al fuego. No se por qué los cabritos suelen estar a la izquierda.

  7. Os recomiendo la lectura del libro «Esta es nuestra fé», de Luis Gonzalez Carvajal, sobretodo el Cap. 7
    Ya vendran los de siempre decir que no leen estos teologos, pero bueno, cada uno lee lo que quiere, gracias a Dios.

  8. Hay un momento en la entrevista –momento de la verdad, que quiera Dios que se le haya pasado por alto al Ángel del Juicio Final– en el que el periodista llega a preguntar a Omella que, entonces, para qué sirve rezar…

    1. No, perdón. Es el propio Omella el que, adelantándose, se cura en salud: «A veces llegan calamidades naturales, terremotos, epidemias… y nosotros tratamos de solucionarlas. Y ¿para qué sirve entonces la oración? Para que Dios nos ilumine y ayude a encontrar la solución».

  9. La impresión que dió el predicador pontificio Cantalamessa es que explicó que Dios no es que castigaría si no que entendí que las acciones llevadas a cabo o sea el pecado tiene consecuencias. O sea que si te apartas del supremo bien que es Dios, suprema bondad comprobamos los efectos del pecado. De todos modos mucho más explícito, explicativo y comprensible que lo que dijo Omella.

  10. Como Dios no tiene nada que ver con el coronavirus, para qué pedirle por el fin de la epidemia, si nada puede hacer, si acaso que nos asista en ella, como se hace en la petición especial de este viernes santo y en la nueva «Misa en tiempo de pandemia» ¡Qué poco convencidos estamos del poder de Dios, que sabe cuantos cabellos tenemos!

        1. Eso se dice del mal moral o pecado, no del mal físico, como la muerte o el dolor. A éstos Dios los quiere indirectamente, porque quiere bienes inseparables de ellos, como el heroísmo de los mártires o los médicos o la alimentación de los carnívoros. Pero si son castigos por el pecado, los quiere directamente, porque son bienes, ya que son justos.

          1. Le remito a Santo Tomás de Aquino en el Tratado De malo, e igualmente al libro del gran Teólogo, el Cardenal Charles Journet sobre el problema del mal.
            El papel -virtual aquí- aguanta todo lo que le echen.
            Ciertamente el castigo es querido y enviado por Dios a menudo, como respuesta a nuestras abominaciones, como dice el Arzobispo de Fort de France, en el Departamento de la Martinica, Monseñor David Macaire OP, Pero, jamás un castigo es un bien en sí, salvo en sus aspectos pedagógicos y medicinales.

      1. Incluso ahí sería lo mismo. Porque como la permite, puede impedirla. Y si no lo hace, tratándose del pecado de los hombres (que hoy abunda sobremanera) lo más razonable es pensar en el castigo.

        Por otra parte, el castigo es algo bueno, porque es justo, y entonces, es querido, no solamente permitido por Dios. Por tanto, decir que algo no es castigo porque es permitido, es lo mismo que decir que no es castigo porque no es castigo. Es decir, para poder saber que es permitido y no querido, habría que saber previamente que no es castigo.

  11. Omella, como Osoro, querido Paco Pepe, han cometido en esta pandemia una de las villanías más sórdidas que imaginarse pueda. Con la excusa de la priorización, es decir, poner una suerte de jerarquía entre los que merecían entrar en la UCI y los que no, el gobierno separatista catalán, concorde con sus principios nazis, declaró la eutanasia activa a la brava: todo aquel paciente mayor de 80 años a la morgue. Tal cual. Desde este blog y desde otro hermano de Barcelona, pedí en vano que las diócesis catalanas, a través del Instituto Borja de Bioética, emitieran un dictamente moral sobre la semejante aberración. Los obispos catalanes, con Omella a la cabeza, callaron. Porque había que cumplir lo que decían las autoridades civiles que eran las que sabían, dijo sin sonrojo Omella.

    Ha tenido que intervenir el ministerio de Sanidad socialista para oponerse a tal medida, tras un dictamen de Adela Cortina y de otros moralistas que no son precisamente de riguroso seguimiento cristiano.

    La Conferencia Episcopal se está cubriendo de estiércol hasta más allá de lo tolerable.

    Como era de esperar, en los hospitales catalanes se ha hecho un corte de mangas al ministerio y sigue imperando la eutanasia activa. Con el silencio de Omella, de Planellas, del de Solsona, de Vives. Qué vergüenza de obispos.

  12. Dios no castiga, pero premia ¿tampoco? ah, sí, Dios premia, que es muy bueno, pero no castiga. ¡De ninguna manera se puede decir que Dios no castiga! Quien dice que Dios no castiga, se está cargando muchas páginas de la Biblia y de la Tradición. Ahora me doy cuenta por qué se empeñan algunos en afirmar que Dios no tiene nada que ver con el coronavirus: para que no le echen la culpa a ellos, claro. Porque si Dios tiene algo que ver con el coronavirus, sus mediadores (por ejemplo el cardenal Omella) también serían culpables y de eso nada de nada: Dios no tiene nada que ver con el coronavirus, ( y nosotros tampoco, parece decir el cardenal) si acaso la madre tierra que está siendo muy maltratada.
    ¡Que panda de traidores!

  13. Es una pena que ustedes se hayan quedado en la Edad media, donde las epidemias se consideraban castigo divino. Mi enhorabuena a monseñor Omella por poner encima de la mesa un punto de sensatez

  14. Don Jesús Higueras mantiene lo mismo. Ya es casualidad que un Cardenal, el predicador pontificio Raniero Cantalamessa y un extraordinario párroco coincidan. Aunque claro el superior criterio de algunos otros…

  15. Nuestras abuelas, con sentido real religios, sin muchas teologías, decían: «Dios castiga sin piedras ni palos». Esto me recuerda el famoso «dilema» de la Inmaculada Concpeción, desde el punto de vista de la lógica: «Quiso y no pudo, no es Dios; Pudo y no quiso, no es Hijo; luego digan todos que pudo y quiso».
    Si Dios es omnipotente, si en su Providencia todo lo dirige suave y firmemente a su fin, Si utiliza las llamadas «causas Segundas» y nos avisó que «hasta los cabellos de la cabeza, están contados» , ¿cómo va ser que el «corona» no esté en sus manos y cumpla sus órdenes»? Si todo lo que existe se mantiene en el ser en tanto Dios lo mantiene ¿no sería fácil que el anulara la existencia del coronavirus?. Todo tiene su fin, en su Providencia y a nosotros sólo nos queda pedir misericordia y perdón y revisar nuestra vida , primero para cada uno, y luego para todos. Pero de esos todos, muchos no quieren.

  16. Desde 1921, fecha en que la URSS legalizó el aborto, han sido abortados unos mil millones (1.000.000.000) de seres humanos inocentes. Los poderes públicos, y la sociedad en general, los han promovido y alentado. La jerarquía de la Iglesia, en muchos casos, ha callado.
    Hemos visto adorar al ídolo de la Pachamama en los jardines del Vaticano.
    Hemos asistido a la relativización de la ley natural y moral, muchas veces propugnada desde altas jerarquías de la Iglesia. Se promueve, cuando no se intenta imponer, la homosexualidad, especialmente a los niños mediante el sistema educativo, legalizando la adopción por parejas homosexuales, en contra de criterios no morales, sino meramente científicos.
    Ahora se está legalizando la eutanasia, y ya han salido voces a favor de legalizar la pedofilia.
    En resumen, un panorama enriquecedor para cualquier civilización.
    Tria sunt flagella quibus dominus castigat: tres son los azotes con los que Dios castiga a los pueblos: guerra, pestes y hambre, advirtió San Bernardino de Siena (1380-1444). Pertenece a ese número de santos, como Catalina de Siena, Brígida de Suecia, Vicente Ferrer, Luis María Grignion de Monfort, Santo Tomás de aquino, San Juan Bosco (este en una visión que tuvo el 6 de denero de 1870)… que explicaron cómo, a lo largo de la Historia, los desastres naturales siempre acompañaron a las infidelidades y las apostasías de las naciones.
    ¿Qué le ocurre a Omella (mejor, Omeya)? Que él y muchísimos como él quedan con el tafanario al aire, pues incurren en una gran responsabilidad con su silencio, y/o colaboración pasiva o activa, en el desarrollo de estos desastres.

    1. Y… naturalmente… ¡La Virgen de Fátima!
      ¡Ah! Se me olvidaba que todo lo que anunció en sus apariciones a Sor Lucía, en cuanto a los castigos que vendrían sobre la humanidad, fue obviado por Bergoglio en su visita al santuario ya que, en mi subjetiva opinión, no le convenía mucho en su recurrente discurso de aproximación a los protestantes. Escribo de memoria pero… ¿no fue así?
      Si es en sentido contrario agradecería me lo hicieran saber, a mí y a todos los lectores del blog, citando las palabras textuales de Bergoglio en ese caso.

  17. El predicador de la Casa Pontificia también negó ayer que el coronavirus sea castigo de Dios, en presencia del Papa durante los oficios del Viernes Santo en la Basílica de San Pedro. Se basó en el argumento tan pueril de que Dios no castiga a los buenos y a los pobres.

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