| 12 noviembre, 2022
Entre esos, a mí.
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“No hay nada oculto que no se descubra algún día, ni nada secreto que no deba ser conocido y divulgado.” (Lucas 8, 17)
“No hay nada oculto que no se descubra algún día, ni nada secreto que no deba ser conocido y divulgado.” (Lucas 8, 17)
Entre esos, a mí.
Es claro que hace décadas una condición indispensable para ser obispo era y es la mediocridad moral para someterse a todas las contradicciones sin chistar y la hipocresía para revestír esa traición de un lenguaje piadoso. Esto en todo el mundo y en España desde hace unas décadas otra condición sine qua non era el antifranquismo. Y si en algún caso pudiera ser que este último detalle no estuviera tan marcado -pienso en un oispo como el que fuera de Santander D.Juan Antonio del Val- la ausencia de carácter y la cobardía les volvían inofensivos. Y así hemos llegado a la situación actual.
En cambio no recibió nunca ni a los Cardenales de los Dubia ni al Cardenal Zen. Dos raseros.
Este pontificado se está ganando a pulso el ser el más deletéreo de toda la historia de la Iglesia: en lo doctrinal, en lo moral, en lo litúrgico, en lo financiero… En todo. No se salva nada, porque hasta en lo climático se equivoca e induce al error.
Añada a los que han solicitado en vano ser recibidos por el papa del diálogo al jesuita egipcio padre Henri Boulad. Y habrá más seguro.
El problema es el de siempre, si nos vamos de la Iglesia, que no nos faltan ganas, que cada día nos tenemos que tragar un sapo o varios, ¿a donde vamos?
Porque con todos los defectos, muchos y muy grandes, la Iglesia solo puede ser una. Así que no podemos ir a otra.
Esto me recuerda el chista de la España una, grande y libre. Es una, porque si hubiera otra España, ya nos habríamos ido todos.
Con eso juegan, con que no hay donde ir. Pero ¿se puede jugar con el Espíritu Santo?
Pues a la FSSPX, a la FSSP, al ICRSS, etc. O sea a los que luchan por la Tradición de la Iglesia. La custodian y la transmiten.
Nota de F. de la C.: Tampoco es bueno pasarse
Si la Iglesia cambia su moral sexual, echará a los que estamos dentro y no atraerá a los que están fuera. Le ocurrirá como a las diversas iglesias luteranas de Europa y los EEUU: solo sobreviven las ultraconservadoras; las demás están en la agonía. Por cierto, si Roma cambia lo anotado arriba, uno de los que se irán será un servidor.
si la iglesia católica cambiara su moral sexual, seria la muerte fulminante de la iglesia católica misma, por ende las puertas del hades habrán prevalecido.
La secta vaticana está en su máximo esplendor. Todos los obispos del mundo callados como putas. O mejor dicho como chaperos, que les gusta más.