Per Sempre Etern

Ha muerto Tito Vilanova. Era  más que un entrenador de fútbol, era entrenador del Barça. Su tránsito ha sido sobrellevado por los suyos,su familia, con la más absoluta reserva y discreción. Su entierro en un pueblecito de Gerona realizado en la más estricta intimidad. RIP. El Barcelona ,su Club, ha propiciado en sus instalaciones la afluencia de seguidores atraídos por la publicitada afluencia de seguidores. Me ha llamado enormemente la atención las tres palabras que coronaban el espacio donde se acumulaban los ramos de flores: Per Sempre Etern.Tal cual y con mayúsculas,para siempre eterno. No parece que el siempre y el eterno respondan a una poética redundancia. El autor intelectual de la leyenda, probablemente impresionado por el luctuoso hecho, ha sintetizado sin duda involuntariamente una de las confusiones típicas de nuestra desesperanzada sociedad actual. Ese «siempre» que precediendo al «eterno» trata inútilmente de reforzarlo es la patética imagen del actual esfuerzo baldío por deificar lo intrascendente, por inmortalizar lo esencialmente caduco. Ese «siempre»terreno nada puede aportar a lo eterno salvo desposeerlo de su propia naturaleza. La metafísica reserva el concepto de lo eterno a lo que es relativo a Dios. Dios Creador es eterno, es Eternidad, no está en el tiempo, no tiene principio ni fin. El hombre,criatura divina,es eviterno. El ser humano tiene un principio,el acto creador de Dios,que lo crea en el tiempo. Lo escrito para Tito Vilanova respira el profundo y ,ahora soslayado,deseo humano de encuentro con su Creador en una Vida sin final. Excluida la oración las palabras apuntan a la desesperanzada búsqueda de una Eternidad sin Dios, a la frustración del sentimiento que anhela una quimera vacía. Ha muerto Tito Vilanova y los Cristianos saben que los ruegos y las preces a su Creador son la mejor forma de ayudar a su alma a ese encuentro con la Plenitud donde hasta el Barça será menos que una anécdota.