Satué, el sustituto de Omella en Madrid y en Barcelona

José Antonio Satué José Antonio Satué
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Nuestra nueva incorporación a la Comunidad de Lanceros en la corresponsalía de Barcelona nos cuenta que al cardenal Juan José Omella, alias Juanjo para los amigos, no sólo para los de su pueblo, se le ha endurecido el carácter.

Está sacando lo mejor de sí mismo, el nervio maño. Le quedan muchos frentes abiertos, poco tiempo en la Conferencia Episcopal, algo más en Barna o Barca o Barsa. Le ha salido la vena mandona. Esto lo dicen en su diócesis. Ya no es el mismo, comentan por los pasillos de la calle del Bisbe. Antes se mostraba complaciente, gracioso, agradecido, simpático, bromista, dicharachero. Ahora, como le falta poco tiempo, quiere marcharse con los deberes hechos. Cabe la posibilidad de que el papa Francisco le haya apretado las tuercas. No hay que descartar tampoco que la aparición estelar de Cobo, alias el Meteorito, le esté obligando a forzar la máquina. 

Uno de sus objetivos, como nos cuenta nuestro corresponsal, es colocar a su discípulo y querido amado predilecto José Antonio Satué en la diócesis de Barcelona. Que no sabe catalán, pues con unas clases en la intimidad se arregla el problema. El cardenal Omella, al que Barcelona se el está haciendo cuesta arriba, quiere acelerar su jubilación en España, porque en Roma va a seguir estando en el consejo de cardenales y monjas, con pastora protestante incluida, que ayudan al Papa. Es un decir. Como el tiempo del pontificado es el que es y siempre está en manos de Dios, no vaya ser que cualquier día nos llevemos un disgusto, el amigo Juanjo ha apretado el acelerador para dejar todo atado y bien atado. Ya saben, lo que decía el Generalísimo, que mucho le critican pero todos quieren hacer lo mismo. 

Satué es la cuña para dar una lección a los nacionalistas que le han hecho la vida imposible a nuestro admirado Juan José. Empezando por Puigdemont, que escribió verdaderas maravillas de Omella, siguiendo por los de Esquerra y los que están a la izquierda de Esquerra que le han llevado al fiscal por no haber ido a la comisión de investigación de la pederastia en el Parlament. Admirado Juanjo, por favor, con lo sumiso que eres a los poderes públicos, cómo se te ha ocurrido no comparecer. Con lo bien que tú toreas en esas plazas rodeado de enemigos de la Iglesia, comunistas, masones. Admirado Juanjo, ni los de tu pueblo te reconocen. 

Nuestro corresponsal a la sombra del Tibidabo insiste en que Satué llegará a Barcelona como la larga mano de Omella que seguirá cabildeando. Sólo falta que Satué sea el tapado en las próximas elecciones a la Presidencia de la Conferencia Episcopal, algo que desearía con toda el alma el cardenal Omella y también el arzobispo de Madrid que está haciendo buenas migas con su compadre de la Congregación de los obispos. Ya se sabe, hay que llegar a acuerdos entre hermanos para repartirse el nombramiento de obispos en España. Omella sabe que Cobo no duda en apoyar a Satué como arzobispo de Barcelona. Otro más para la panda o la cuchipanda.   

Diego Lanzas

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Comentarios
10 comentarios en “Satué, el sustituto de Omella en Madrid y en Barcelona
  1. Omella, Osoro, Cobo, y Satué, están cortados del mismo patrón. Son de la línea de la «Iglesia de Francisco», y por tanto no hacen bien a la grey.
    Necesitamos potenciar obispos como Sanz Montes, Munilla, Rafael Escudero, etc.

    1. Satué llevará siempre en la maleta el muerto vivo del maestro inocente del Gaztelueta, al que no terminan de pasaportar. Porque nunca se sabe cuándo se te puede animar un tranquilo y silente armario…

      1. Cuando no te apartas del mal de forma tajante, sino que lo intentas excusar-minimizar con medias palabras, medias verdades, eres al final un colaborador de ese mal, porque mantienes engañados a los que deberías abrir los ojos… Munilla es de esos…

  2. A Omella no se le ha “enfurecido” el carácter. Ha sido siempre así. Sólo lo ha disimulado con una excelsa hipocresía… pregunten por los aledaños de su anterior Diócesis.

  3. He asistido a una gran celebración de Satué. Me pareció mediocre y encantado de conocerse. A ratos sentía vergüenza ajena por lo que decía y hacía. Pero sobre todo: mediocre.

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