Que Víctor Manuel Fernández es un prelado según el corazón de Francisco es algo sobradamente sabido, no en vano se le achaca la autoría oculta o inspiración detrás de documentos esenciales del Papa, como la exhortación postsinodal Amoris laetitia.
Pero, aparte de eso y de su común ‘argentinidad’, también se parece al Santo Padre en su querencia por los medios o, más exactamente, por aparecer en ellos. Todavía no nos hemos recuperado de la sorpresa de verle al frente del antiguo Santo Oficio y ya ha concedido más entrevistas que muchos prelados en toda su vida.
La última de la que damos fe (no es imposible que nos hayamos quedado atrás) la concedió a Radio Provincia de Buenos Aires, donde volvió a cargar contra lo que su nuevo cargo significó en épocas pasadas: “Es un nombre que hasta da un poco de miedo. Porque fue cambiando de nombre, antes era el Santo Oficio y en otros momentos se le llamaba Inquisición. Era un lugar de persecución de herejes, el mismo papa Francisco dice que a veces ha usado métodos inmorales, como una suerte de inteligencia, de control y aún en algún momento torturas”.
Afortunadamente, todo eso ha sido superado y ahora, con Fernández al frente, la cosa no irá tanto de persecución de herejes como de diálogo, escucha atenta y lo que se tercie. La historia de la Iglesia se hubiera ahorrado muchos disgustos si hubiera tenido un apodo tan familiar y hubiera escrito sobre la sanación a través del besuqueo.
Aunque a Fernández le imponía el cargo, y rechazó antes de aceptar. “Es una historia negra por la cual hasta San Juan Pablo II pidió perdón en su momento, así que no es ninguna sorpresa. Igual da escozor cuando uno escucha que te piden presidir eso, pero el Papa Francisco es muy claro y me dijo, vos tenés que cuidar la enseñanza de la iglesia pero no controlando o persiguiendo, sino haciéndola crecer, profundizando la reflexión. Si hay un problema o acusan a alguien de haber dicho algo fuera de lugar, se charla y se conversa”, señala Fernández en la citada entrevista. “Cuando Francisco me lo planteó de esa manera, le dije que sí, porque antes le había dicho que no. Que me liberará de semejante puesto, pero finalmente lo acepté”.
Y es que Fernández es un adepto del ‘nolo episcopari’, y no ha sido esta la primera vez en la que el Papa ha tenido que insistir. “Cuando me ofreció ser rector de la UCA (Universidad Católica Argentina) yo le dije que no. Siendo alguien que podría imponerte las cosas y decir, no me podés decir que no, sin embargo, fíjate la delicadeza, de cuidar que vos pienses. Le mandé incluso una carta después de decirle que no, con todas mis razones y me llamó diciendo te felicito por este discernimiento. En ese momento me aceptó el no, pero tiempo después volvió a plantearlo”.
También es muy importante para Fernández el hecho de ser latinoamericano. Por la diversidad. Porque cuando el Papa fue nombrado, muchos teólogos europeos decían, pero este va a venir con categorías latinoamericanas, dice, y la teología siempre se ha hecho con una filosofía, porque aquí en Europa está la gran cultura”. Por eso “al nombrar el prefecto de Doctrina de la Fe, que precisamente está para el crecimiento de la doctrina, para la revisión de asuntos complicados en la enseñanza”. Así que “nombrar en este cargo a un latinoamericano es un mensaje bastante fuerte”.
En cuanto al inminente sínodo sobre la sinodalidad, también es muy importante porque “van a salir una multitud de temas, porque está planteado con una apertura nunca vista. Irán obispos de todo el mundo y van a discutir sobre doctrina y la praxis de distintas temáticas. Un espacio único donde el Papa se sienta a no bajar línea (argentinismo por “transmitir instrucciones”), sino escuchar a la diversidad de opiniones y se procura llegar a algunos consensos”.
Y ahí es donde entra Fernández, cuya misión “es que tengo que procurar que las cosas que se digan, también tengan coherencia con lo que nos ha enseñado Francisco. Nos dio una mirada más comprensiva, más amplia, y no puede responder hoy lo mismo que se respondía 40 años atrás”.
Con lo que nos ha enseñado Francisco. De acuerdo.
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