El cardenal Cantalamessa abre el periodo de meditaciones a la Curia hablando sobre la fe

El Cardenal Raniero Cantalamessa El Cardenal Raniero Cantalamessa, Predicador de la Casa Pontificia (Vatican News)
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(Renato Martinez-Vatican News)-La mañana de este viernes, 2 de diciembre, tuvo lugar la Primera predicación de Adviento a cargo del Predicador de la Casa Pontificia, el Cardenal Raniero Cantalamessa, quién señaló que serán las tres virtudes teologales el centro de estas meditaciones de Adviento para el Papa y la Curia Romana.

“El mayor acto de fe que puede hacer la Iglesia -después de haber orado y hecho todo lo posible para evitar o detener los conflictos- es someterse a Dios con un acto de total confianza y sereno abandono, repitiendo con el Apóstol: ¡Yo sé en quién he puesto mi confianza!: Scio cui credidi (2 Tim 1:12). Dios nunca retrocede para hacer caer al vacío a quien se arroja en sus brazos”, lo dijo el Cardenal Raniero Cantalamessa, Ofm. Cap., Predicador de la Casa Pontificia, en la Primera predicación de Adviento para el Papa y los miembros de la Curia Romana, la mañana de este viernes, 2 de diciembre, en el Aula Pablo VI del Vaticano.

Las virtudes teologales como tema de los sermones de Adviento

Al iniciar su primera reflexión de Adviento, el Cardenal Cantalamessa señaló a los miembros de la Curia Romana que, “el sentido y la utilidad de estos sermones de Adviento y Cuaresma” son para “sacar fuerza de las verdades de la fe y así enfrentar todos los problemas con el espíritu justo” y no para “oír opiniones o soluciones a los problemas eclesiales del momento”. En definitiva, afirmó el Purpurado, son para darse un baño de fe, esperanza y caridad.

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“Así que pensé en elegir las tres virtudes teologales como tema de estos tres sermones de Adviento. La fe, la esperanza y la caridad son el oro, el incienso y la mirra que nosotros, los Reyes Magos de hoy, queremos llevar como regalo a Dios que ‘viene a visitarnos desde lo alto’. Aprovechando la antigua tradición -patrística y medieval- sobre las virtudes teologales, intentaré -en la medida de lo posible, en tres breves meditaciones- un enfoque también moderno y existencial, es decir, que responda a los desafíos, enriquecimientos y, a veces, a los sustitutos propuestos por el hombre de hoy a las virtudes teologales del cristianismo”.

Tres puertas de acceso al corazón humano

La virtud teologal que el Predicador de la Casa Pontificia eligió para esta primera predicación fue el de la fe. Para ello, tomo el Salmo 23 como fuente de inspiración y dijo que, en la interpretación espiritual de los Padres y de la liturgia, las puertas de las que habla el salmo son las del corazón humano. En este sentido, recordó que, San Juan Pablo II hizo de las palabras del salmo el manifiesto de su pontificado: “¡Abrid, más todavía, abrid de par en par las puertas a Cristo!”.

“La gran puerta que el hombre puede abrir o cerrar a Cristo es una y se llama libertad. Sin embargo, ella se abre de tres maneras distintas, o según tres tipos distintos de decisiones que podemos considerar como tres puertas: la fe, la esperanza y la caridad. Todas son puertas especiales: se abren por dentro y por fuera al mismo tiempo: con dos llaves, una de las cuales está en manos del hombre, la otra de Dios, el hombre no puede abrirlas sin la ayuda de Dios y Dios no quiere abrirlas sin la colaboración del hombre”.

Cristo, origen y cumplimiento de la fe

Al comenzar su reflexión sobre la fe, la primera de las tres puertas, el Cardenal Cantalamessa precisó que, Dios abre la puerta de la fe en cuanto da la posibilidad de creer enviando a quienes predican la buena nueva; el hombre abre la puerta de la fe al aceptar esta posibilidad.

“Con la venida de Cristo, se da un salto cualitativo en cuanto a la fe. No en la naturaleza de la misma, sino en su contenido. Ahora ya no se trata de una fe genérica en Dios, sino de la fe en Cristo nacido, muerto y resucitado por nosotros”. “La fe cristiana, por tanto, no consiste sólo en creer en Dios; consiste en creer también en aquel a quien Dios ha enviado. Cuando, antes de realizar un milagro, Jesús pregunta: «¿Crees?» y, después de haberla cumplido, afirma: “Tu fe te ha salvado”, no se refiere a una fe genérica en Dios; se refiere a la fe en él, en el poder divino que le ha sido otorgado”.

El proceso de la fe que justifica a los pecadores

Esta es ahora la fe que justifica a los pecadores, subrayó el Purpurado, la fe que da a luz una nueva vida. Y el proceso de esta fe esta descrita por San Pablo, en el capítulo 10 de la Carta a los Romanos.

“Todo comienza, dice, por los oídos, por escuchar el anuncio del Evangelio: «La fe viene de la escucha», fides ex auditu. De los oídos, el movimiento pasa al corazón, donde se toma la decisión fundamental: “con el corazón se cree”: corde creditur. Desde el corazón, el movimiento sube a la boca: “con la boca se hace la profesión de fe”: ore fit confessio”. “El proceso no acaba ahí, sino que -desde los oídos, el corazón y la boca- pasa a las manos. Sí, porque la fe se hace operativa en la caridad, dice el Apóstol (Gál 5, 6)”.

¿Fuera de la Iglesia no hay salvación?

En este punto, indicó el Cardenal Cantalamessa, surge una pregunta muy actual. Si la fe que salva es la fe en Cristo, ¿qué pensar de todos aquellos que no tienen posibilidad de creer en él? Vivimos en una sociedad pluralista, incluso religiosamente, en la cual ya no prima el axioma tradicional: «Fuera de la Iglesia no hay salvación»: Extra Ecclesiam nulla salus y desde hace algún tiempo existe un diálogo entre religiones, basado en el respeto mutuo y el reconocimiento de los valores presentes en cada una de ellas.

“En la Iglesia Católica, el punto de partida fue la declaración «Nostra aetate» del Concilio Vaticano II, pero una orientación similar es compartida por todas las Iglesias cristianas históricas. Con este reconocimiento, se ha afirmado la convicción de que incluso las personas fuera de la Iglesia pueden salvarse”.

Buscar a Dios con corazón sincero

Y buscando una respuesta en las Escrituras, el Predicador de la Casa Pontificia dijo que, se puede salvar quien actúa en base a su propia conciencia (Rm 2, 14-15) y hace el bien al prójimo (Mt 25, 3 ss.) es aceptable a Dios.

“La razón principal de nuestro optimismo no se basa, sin embargo, en el bien que pueden hacer los adherentes a otras religiones, sino en la ‘gracia multiforme de Dios’ (1Pt 4, 10). A veces siento la necesidad de ofrecer el sacrificio de la Misa precisamente en nombre de todos los que se salvan por los méritos de Cristo, pero no lo saben y no pueden agradecerle. La liturgia también nos insta a hacerlo. En la Plegaria Eucarística IV, a la oración por el Papa, el obispo y los fieles, se añade una oración por todos los que te buscan con corazón sincero”.

El sufrimiento un medio extraordinario de salvación

Dios tiene muchas más formas de salvar de las que podemos pensar, afirmó el Cardenal Cantalamessa, instituyó «canales» de su gracia, pero no se ligó a ellos. Uno de estos medios «extraordinarios» de salvación es el sufrimiento. Después de que Cristo lo tomó sobre sí y lo redimió, él es también, a su manera, un sacramento universal de salvación.

“Creemos que todos los que son salvos son salvos por los méritos de Cristo: «No hay salvación en ningún otro, pues bajo el cielo no se ha dado a los hombres otro nombre por el que debamos salvarnos». Sin embargo, una cosa es afirmar la necesidad universal de Cristo para la salvación y otra cosa es afirmar la necesidad universal de la fe en Cristo para la salvación”.

El reto de la ciencia

El gran reto que la fe tiene que afrontar en nuestra época, indicó el Predicador, no proviene tanto de la filosofía, como en el pasado, sino de la ciencia. Y haciendo alusión a una noticia de hace unos meses, de un telescopio que fue lanzado al espacio para observar el cosmos después del Big Bang, dijo que seríamos insensatos e ingratos si no participáramos del justo orgullo de la humanidad por este, como por cualquier otro descubrimiento científico.

“Hacemos estas reflexiones sobre la fe y la ciencia no para convencer a los científicos no creyentes (ninguno de ellos está aquí para escuchar o leerá estas palabras), sino para confirmarnos a los creyentes en la fe y no ser perturbados por el clamor de voces contrarias. Es la misma finalidad por la que San Lucas le dice al «ilustre Teófilo» que escribió su Evangelio: Para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido (Lc 1, 4)”.

El justo vive por la fe

Por ello, señaló el Cardenal Cantalamessa, la fe es el único criterio capaz de relacionarnos correctamente, no sólo con la ciencia, sino también con la historia. Y al hablar de la fe que justifica, san Pablo cita el célebre oráculo de Habacuc: «El justo por la fe vivirá» (Ab 2, 4). ¿Qué quiere decir Dios con esa palabra profética, ya que es Dios mismo quien la pronuncia? El mensaje se abre con un lamento del profeta, por la derrota de la justicia y porque Dios parece impasible ante la violencia y la opresión. Dios no resuelve el enigma de la historia, pero nos pide que confiemos en él y en su justicia, a pesar de todo. La solución no está en el cese de la prueba, sino en el aumento de la fe.

“El mensaje de Habacuc es singularmente actual. La humanidad experimentó en los últimos años del siglo pasado la liberación del poder opresivo de los sistemas totalitarios comunistas. Pero no hemos tenido tiempo de dar un suspiro de alivio porque otras injusticias y violencias han surgido en el mundo. Hubo quienes, al final de la «guerra fría», habían creído ingenuamente que el triunfo de la democracia cerraría ahora definitivamente el ciclo de las grandes conmociones y que la historia seguiría su curso sin mayores sobresaltos. Exactamente sin más «historia». Esta tesis pronto fue lamentablemente desmentida por los acontecimientos, con la aparición de otras dictaduras y el estallido de otras guerras, empezando por la del «Golfo», hasta la desgraciada de este año en Ucrania”.

Transmitir la fe sin ataduras

Y mientras llega el juicio definitivo de Dios, indicó el Purpurado, lo que puede hacer la Iglesia, para no asistir pasivamente al desarrollarse de la historia, es tomar partido contra la opresión y la injusticia y ponerse siempre, «en el tiempo y fuera del tiempo», del lado de los pobres, de los débiles, de las víctimas, los que llevan las consecuencias peores de cada desgracia y de cada guerra. Lo que pueden hacer los creyentes es también remover uno de los factores que siempre ha fomentado los conflictos y que es la rivalidad entre religiones, las funestas “guerras religiosas”.

“Hoy en día se hace mucho uso de la transmisión inalámbrica (WiFi). También la fe se transmite preferentemente de esta manera: sin ataduras, sin muchas palabras y argumentos, sino a través de una corriente de gracia que se establece entre dos personas”.

Someterse a Dios con un acto de total confianza

Finalmente, el Cardenal Cantalamessa dijo que, el mayor acto de fe que puede hacer la Iglesia -después de haber orado y hecho todo lo posible para evitar o detener los conflictos- es someterse a Dios con un acto de total confianza y sereno abandono, repitiendo con el Apóstol: «Yo sé en quién he puesto mi confianza!”. Dios nunca retrocede para hacer caer al vacío a quien se arroja en sus brazos.

“Vamos, entonces, al encuentro de Cristo que viene, con un acto de fe que es también promesa de Dios y por tanto profecía: ‘El mundo está en manos de Dios y cuando, abusando de su libertad, el hombre haya tocado el fondo, él intervendrá para salvarlo’ ¡Sí, intervendrá! Por eso vino al mundo hace dos mil veintidós años”.

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Comentarios
41 comentarios en “El cardenal Cantalamessa abre el periodo de meditaciones a la Curia hablando sobre la fe
      1. La realidad siempre le lleva la contraria a usted: las parroquias con sacerdotes ortodoxos no se vacían. Lo hacen las de los progres de su quinta, que predican «otro evangelio» (de quienes nos previno el apóstol San Pablo).

        Pero, aunque lo que usted dice fuera cierto, que no lo es, ¿usted cómo lo podría saber, Probe Migue, si quien no va es usted (y menos a todas ellas, como se deduce de su enésima idiotez)?

        En vez de perder el tiempo aquí diciendo necedades, aproveche el poco que le queda para: 1) convertirse a la fe católica; 2) hacerse mirar por un especialista en salud mental que, junto con su geriatra, pongan fin a esa malsana obsesión que tiene contra el catolicismo y, en concreto, contra Sacerdote mariano, que además es digna de estudio.

          1. No se altere, Probe Migue, no vaya a ser que le suba la tensión y le dé un ictus. Un chaval: es usted un chaval. Simplemente, lo disimula muy bien (como la inteligencia, que también la disimula muy bien). En fin, usted siga haciendo el oso y perdiendo el tiempo aquí, que ya lo echará de menos cuando ya no haya remedio. Si ya es del género tonto elegir el aplauso del mundo en vez de a Dios, insistir para ni siquiera recibir aplauso alguno (porque ya me contará quién aplaude aquí sus necedades), sino todo lo contrario, lleva la tontería a un nivel superior. Así pasa, que cuando parece que usted ya no puede decir una chorrada mayor, siempre se supera. Pues nada, siga así, que aunque no consiga nada, al menos se entretiene (absurdo entretenimiento), que parece ser su único objetivo, o, al menos, lo único que consigue.

          2. Muy bueno su comentario amigo Catholicus, a los memos como el Probe Migue y otros Trolls, hay que darles de su propia medicina y ridiculizar sus comentarios. Son verdaderos enfermos que no sé de dónde sacan el gusto gusto a entrar en una página que no es de su línea, para vomitar sus insensateces y que todo el mundo se ría de ellos

          3. Qué cristiano y catolicisimo el Robusti ano le encanta ofender insultar y echar Mier da siempre y se indigna que otros expresemos nuestro punto de vista. Trolles como él y el histericvs no deberían ser permitidos en páginas “católicas” como esta.

          4. «Pta», «peperecha», «perros», «perros rabiosos», «hienas», «ratas», «beatas de pueblo», «chismosa de plaza», «come mier-da», «trágate tu vómito», «estúpido falso cura», «segundón», «feminonas», «pende-jo» y mucho más.

            Todas estas palabras de Edu, ahora «cofrade» (sin tilde porque no sabe escribir) evidentemente no son opiniones.
            Lo que este tipo viene a hacer es maldecir, insultar, y sobre todo contra los sacerdotes.

            Esta es la basura que apoya a bergoglio. Esta es la supuesta espiritualidad que caracteriza a los simpatizante del falso profeta. Encima nadie le trata como él a nosotros.
            Estos son los de la «atenta escucha» y los que quieren «entablar diálogo», y luego piden respeto.
            Aunque él sea homosexual no ayuda a su gente de esta manera.

          5. Se me olvidaba la otra cuenta de histericvs: shunguyo wantán, defendiendo a los “sacerdotes” e insultando al Papa, déjame decirte que es muy fácil insultar y atacar desde el anonimato, pero yo solo tengo una cuenta, tú usas varias y te autofelicitas, te autodefiendes y siempre dices lo mismo, fácil notar que tras esas cuentas de acosadores eres el mismo excremento del diablo.

          6. «eres el mismo excremento del diablo»

            ¿Quién ha escrito esta barbaridad? ¿Los insultadores del «papa»?
            Como bien queda claro y evidenciado, esta gentuza con este vocabulario, dedicada a la maldición tendría que venir necesariamente de bergoglio, tal jefe, tal lacayo.
            Suma otro insulto y otra maldición voraz soltada por este tipo, demostrando una y otra vez que él, bergoglio y toda esa basura son opuestas a Dios Santísimo.
            Jamás nadie ha insultado a él, ni a Bergoglio mismo con esas maldiciones tan vulgares y agresivas, ¿Pero más allá de atacarnos propone algo? ¿Refuta algo de lo que decimos o su patología escatofílica será una y otra vez la única respuesta?

            Este homosexual frustrado sólo viene a demostrarnos vez tras vez que tenemos la razón, pero es cansado leerle, como es cansado soportar todo cuanto viene del maligno

    1. Caballero, no conozco a ninguno de los presentes, pero las personas a las que usted ha insultado con una boca tan sucia y con tan poca elegancia no han dicho una sola mentira. Desconozco si son sacerdotes de verdad, entiendo que a priori se les podría considerar como tales por la noción católica de la gravedad de la osadía de impersonar a un cura. Pero en cualquier caso, lo que está fuera de lugar son sus intervenciones. Yo soy el primero que a veces no entiende la naturaleza de algunas noticias que se publican en éste medio, (aún me doy con el canto de mi biblia tratando de comprender qué es la comunidad de lanceros y el jesuita del gran poder), pero desde luego, si va a intervenir contra alguien que usted piense, esté errado y conduzca almas al abismo, haga lo propio; exhorte y corrija. Pero lo que usted comenta se hace lamentable.

    2. ¿El troll anticatólico multinicks, que finge ser católico y «defender» a Francisco (de inexistentes ataques), al tiempo que él mismo le llama «mentiroso» con toda desfachatez cuando lo que dice no coincide con sus obsesiones, llamando «farsante» a otros? ¡Qué hilarante! ¿No ha pensado dedicarse a la comedia de manera profesional? Que al menos le paguen, hombre. Hay que ser muy pánfilo para dedicarse a tiempo completo a hacer reír a los demás y no ser retribuido por ello: los comediantes y los payasos cobran, ¿sabe? Igual no es consciente de su papelón aquí y cree que los demás le ven como el nuevo Séneca (ingenuo). Sométase a un exorcismo y déjese de cuentos chinos, farsante.

      1. Mentiroso y farsante eres tú pedazo de idiota, siempre estás actuando como un vil servidor de satanás, defendiendo lo indefendible y creyéndote con la potestad de definir quién es católico y quien no. Solo eres un pobre fanático enfermo de histeria.

  1. Cuando el hombre haya tocado fondo, dice Cantalamessa, actuará Dios.
    yo también lo creo pero añadiría que si aún no ha tocado fondo, con la de barbaridades que surgen por doquier, no anda lejos de ello…
    Y añadiría también que la acción de Dios será dolorosa como la de un médico que para salvar la vida del paciente, debe eliminar lo ya gangrenado.
    Pongámonos en las manos del Señor y de su fuerte y eterno Amor.

    1. Añado que Cristo mismo dijo: «El que cree (en Mí) será salvo, el que no cree, ya está condenado»
      Jesucristo es tan claro en sus afirmaciones que por muchas vueltas que le den al tema los sabios e intelectuales, sólo Su Palabra es la Verdad.
      Si hablamos de la fe según lo que el mundo considera, no estaremos hablando de la Fe en Jesucristo. Claro que el Señor puede salvar por medios extraordinarios a alguien que con sincero corazón le busca, pero en cuanto un «no» a Cristo toma posesión de la persona, en cualquier ámbito, ésta se cierra automáticamente a la Redención del Señor. Por Él no queda, pero si el no persiste hasta después de la muerte, ya no habrá remedio.

    2. La oscuridad espiritual avanza, y como dice un monje consagrado, esta misma oscuridad provocada y promocionada por los agentes del maligno, logra oscurecer no solo el entendimiento de los que pecan mortalmente, sino el de los que se hallan en gracia de Dios, para que caigan con más facilidad… Recordemos lo que nuestro Señor dijo: Aquel tiempo será abreviado, porque sino aún los elegidos caerían….
      Oremos

  2. A este lo van acabar echando los modernistas, no es lo suficientemente progresista, eso de las virtudes teologales ya pasó a la historia, Obsoletas quedaron en palabras de Francisco. Quien habla de ellas en la iglesia hoy en día, Pues casi nadie, y mucho menos quien ha sustituido la caridad por la fraternidad y la filantropía masónicas. Más vale tarde que nunca para rectificar, y me refiero a Cantalamessa. Otra cosa es afirmar como hizo el concilio en su inmensa vacuidad, que hay salvación fuera de la iglesia. La salvación pasa siempre por Cristo, aunque la persona no lo conozca por razones no imputables a su voluntad, Cristo no pide imposibles a nadie, y habrá muchas personas que se salvarán por Cristo, aunque no lleguen a conocerlo en la tierra. Pero de eso, al ecumenismo masónico, mezclando unas religiones con otras, algunas en excomunión perpétua, en un sincretismo monstruoso que ofende a Dios y a la Verdad revelada, va un abismo.

  3. Cantalamessa se equivoca cuando dice:
    «La fe se transmite sin argumentos.» En cambio la Biblia dice que debemos «dar razón de nuestra esperanza» (1 Pe 3,15)
    Es normal que el Papa lo haya encumbrado en los cargos que tiene, porque es de su línea. Si fuera de buena doctrina lo habría defenestrado.

    1. Además, Cantalamessa repite los errores de Nostra Aetate del Concilio Vaticano II, para negar el dogma de la Iglesia que afirma: «Extra Ecclessiam nulla salus», que fue definido en el símbolo atanasiano (s.V), por Inocencio III, el IV Concilio de Letrán, la Unam Sanctam de Bonifacio VIII, por el Concilio de Florencia, por la Jucunda Sane de San Pío X, la Beatissimi Apostolorum de Benedicto XV, la Mortalium Animos de Pío XI, etc.

  4. Dice el Cardenal Cantalamessa:
    «Vivimos en una sociedad pluralista, incluso religiosamente, en la cual ya no prima el axioma tradicional: «Fuera de la Iglesia no hay salvación»: Extra Ecclesiam nulla salus y desde hace algún tiempo existe un diálogo entre religiones, basado en el respeto mutuo y el reconocimiento de los valores presentes en cada una de ellas».
    «Fuera de la Iglesia no hay salvación» no es un axioma tradicional; es un dogma de fe Y por supuesto que sigue primando.
    Este dogma es recordado en Concilio Vaticano Segundo, Constitución Dogmática Lumen Gentium:
    «14. El sagrado Concilio pone ante todo su atención en los fieles católicos y enseña, fundado en la Escritura y en la Tradición, que esta Iglesia peregrina es necesaria para la Salvación. Pues solamente Cristo es el Mediador y el camino de la salvación, presente a nosotros en su Cuerpo, que es la Iglesia, y El, inculcando con palabras concretas la necesidad de la fe y del bautismo…»
    El Cardenal se equivoca o miente.

    1. «Pero el designio de salvación abarca también a los que reconocen al Creador, entre los cuales están en primer lugar los musulmanes, que, confesando adherirse a la fe de Abraham, adoran con nosotros a un Dios único, misericordioso, que juzgará a los hombres en el día postrero.»
      Lumen gentium, 16.

  5. «El mayor acto de fe que puede hacer la Iglesia -después de haber orado y hecho todo lo posible para evitar o detener los conflictos- es someterse a Dios con un acto de total confianza y sereno abandono, repitiendo con el Apóstol: ¡Yo sé en quién he puesto mi confianza!: Scio cui credidi (2 Tim 1:12)»

    Pero cuánta palabrería… muy bonito… pero nada útil, nada operativo, nada práctico… sigue el lioso Bergoglio, sigue la apostasía del Camino Sinodal alemán… ¿Hasta cuándo hemos de soportar a Bergoglio?

  6. Si este hombre sigue en la curia, es por qué tiene un mal historial, sus aportes solo han sido dañinos, sus payasadas carismáticas han causado tanto daño, debería estar en un lugar para purgar y reflexionar.

    Toda la basura de papados anteriores están vigentes y apoyados.

  7. Cantalam. con bergoglio en Bs As ya se reunían a cada rato con «pastores» evangélicos y iban a sus cultos.
    Dice lo más campante que otras religiones salvan. No entiendo qué está pasando.

  8. Espantosas palabras las de monseñor. Si fuera de la Iglesia hay salvación, e incluso fuera de la fe en Cristo hay salvación, esto supone que la venida de Cristo no era en absoluto necesaria para la salvación de las almas y que la instauración de la Iglesia tampoco era necesaria para la salvación de las almas, puesto que tanto fuera de la Iglesia como fuera de la fe en Cristo hay salvación. Así pues, nos encontramos como la venida de Cristo fue algo innecesario, al igual que sus sufrimientos y que la institución de la Iglesia fue algo perfectamente prescindible para la salvación de las almas. Es, por tanto, una estocada fatal a la Iglesia y un insulto y menosprecio a Cristo. Hay que recordar que SOLO se va a Dios por Cristo, dicho no por mí, ni por ningún doctor de la Iglesia, sino por el propio divino Maestro, quien dice: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida», no dice: «Yo soy un camino, una verdad y una vida». Fuera de Él no hay salvación.

    1. Fuera de la Iglesia no hay salvación, porque sólo ella tiene la potestad de perdonar pecados y nada impuro puede entrar en el Cielo. Es la concesión de ese poder, el perdón de los pecados, lo que hace que fuera de la Iglesia no sea posible la salvación.Y dicho sea de paso, la salvación que ofrece nuestro Señor es la salvación del Infierno. Los que murieron antes de la llegada de Cristo, escucharon la predicación de Jesús en la otra vida y tuvieron que decidir. Los que se salvaron definitivamente sólo los conoce Dios. En otro orden de cosas, si bien sin fe en Jesucristo no hay salvación posible, no por el hecho de tener fe en Él está uno salvado, como afirman las sectas protestantes, porque todos los diablos creen en Dios y ninguno de ellos se salvará. Tampoco quien va diciendo por ahí «Jesús es Señor», está salvado sólo por esa razón, porque Cristo dice: «No todo el que me dice Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos».

  9. ¿Qué le pasa a esta gente? Es que sólo puede tener sentido si trabaja para el maligno. Está diciendo que Cristo ni su Iglesia son necesarios para la salvación. ¿Entonces, qué hace él ahí hablando de nada, qué potestad tiene? Es como tirarse piedras sobre su propio tejado. Y eso sólo puede tener el sentido de querer destruir la Iglesia desde dentro.

  10. Jesús les dijo: —Ustedes son de aquí abajo, pero yo soy de arriba; ustedes son de este mundo, pero yo no soy de este mundo. Por eso les dije que morirán en sus pecados; porque si no creen que Yo Soy, morirán en sus pecados.
    San Juan 8:23‭-‬24

  11. Cantalamessa…debera justificar su cardenalato? Ha expresado contenidos opuestos a la Doctrina….es asombroso,realmente…cuestionando el » extra eclesiam….» con argumentos» raros» …

  12. La oscuridad espiritual avanza, y como dice un monje consagrado, esta misma oscuridad provocada y promocionada por los agentes del maligno, logra oscurecer no solo el entendimiento de los que pecan mortalmente, sino el de los que se hallan en gracia de Dios, para que caigan con más facilidad… Recordemos lo que nuestro Señor dijo: Aquel tiempo será abreviado, porque sino aún los elegidos caerían….
    Oremos

  13. ¿Hay salvación fuera de la Iglesia? Afortunadamente sí. Pero no hay que recurrir a problemas modernos. Se ha enseñado siempre que aquellos paganos que obran según su conocimiento de la verdad y la conciencia recta, se salvarán también. El que siempre se llamó «bautismo de deseo» porque si hubiesen conocido la Iglesia se hubiesen adherido a ella. Pero de ahí a rebajar el espíritu misionero y el temor de que los que no están en ella más facilmente se condenen, va un largo trecho. Si nosotros, a los que se les ha predicado el Evangelio y tenemos la oportunidad de tantas gracias, las despreciamos ¿qué sera de otros sin tanta ayuda? porque, como dice la escritura, «en tu casa hay riquezas y abundancia y tus amigos son colmados de honores». ¿Cómo no desearlo para los demás?.
    Ahora con tanto afilar lápices teológicos nos vuelven locos, cuando la doctrina clásica es más sencilla. Dios quiere que todos los hombres se salven y sabemos que a todos da gracias suficientes para salvarse. Eso basta

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