Polonia y el aborto

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Según una encuesta reciente, solo el 22% de los polacos cree que el aborto sin restricciones debería ser legal en las primeras doce semanas de embarazo; el 62% cree que el aborto debería ser legal solo en los casos permitidos por la ley de 1993.

(Filip Mazurczak/CWR)- Mientras Argentina legalizaba el aborto sin restricciones hasta la semana catorce de gestación y Estados Unidos inauguraba la que, sin duda, será una presidencia pro-aborto, Polonia se opone a esta tendencia internacional: el Tribunal Constitucional del país ha declarado inconstitucional el aborto en caso de “malformación fetal”. Los polacos, aunque animados por esta victoria, no están del todo satisfechos. El gobierno debe incrementar las ayudas estatales a los ciudadanos con minusvalía, a la vez que la Iglesia y las organizaciones provida emprenden una enérgica campaña para educar a la sociedad sobre el aborto, tarea difícil dada la enorme influencia financiera y política del movimiento global pro-aborto. Sin embargo, la década de 1990 demuestra que es posible.

Un veredicto controvertido

Desde 2015, el presidente del país y la mayoría en el Sejm, la cámara baja del Parlamento, pertenecen al partido conservador polaco Law and Justice (que, en cambio, carece de mayoría en el Senado, pero esto no ha afectado significativamente a su capacidad para gobernar). Sin embargo, Law and Justice no gusta a todos los polacos y, durante los últimos cinco años y medio, Polonia ha sido escenario de masivas protestas contra el gobierno. Las más recientes en otoño de 2020. Desde 1993 el aborto es legal en Polonia solo en tres circunstancias: cuando el embarazo es una amenaza para la vida o la salud de la madre, cuando es el resultado de una violación o un incesto y en caso de “malformación fetal”. En los últimos años se han realizado alrededor de 1.000 abortos legales al año en Polonia, la gran mayoría acogiéndose a la tercera excepción, muchos por síndrome de Down. Al comienzo de la actual legislatura, inaugurada en otoño de 2019, un grupo de diputados de Law and Justice, del Partido Popular Polaco y del partido de extrema derecha Confederation solicitaron al Tribunal Constitucional la revisión de la constitucionalidad del aborto en caso de “malformación fetal”.

El 22 de octubre de 2020, el Tribunal Constitucional emitió su veredicto: no lo es. Siguieron protestas a gran escala en muchas ciudades de Polonia. La actual oposición, que está en crisis desde 2015 y ha perdido desde entonces seis ciclos electorales consecutivos, se ha aferrado rápidamente al argumento aborto para intentar retomar el poder.

Para muchos de mis amigos polacos católicos y para mí, ha sido muy desagradable asistir a las protestas. Durante su máximo apogeo, se cometieron actos vandálicos en las iglesias y se interrumpieron misas. Su líder, Marta Lempart, incitó públicamente a estas violaciones del derecho a la libertad de culto en una entrevista en la radio; por esta razón, por incitar a la masa a las protestas durante las medidas de distanciamiento social del COVID-19 y por los abusos contra la policía (a la que insultó con lenguaje extremadamente vulgar y a la que intentó escupir – aunque terminó escupiéndose a sí misma – ya que se olvidó de que llevaba puesta la mascarilla), se enfrenta a una pena de prisión de ocho años (la oficina del fiscal en Varsovia la ha declarado culpable de numerosas violaciones de la ley).

El gobierno respondió a las protestas posponiendo la publicación de la sentencia del tribunal (condición necesaria para convertirla en vinculante) hasta que se publicaron las motivaciones. Mientras tanto, los medios de comunicación polacos dejaron de hablar del aborto y las protestas perdieron fuerza, en parte porque incluso partidarios del aborto estaban disgustados por el comportamiento primitivo y antisocial de Lempart. El aspecto más controvertido del fallo, que alimentó las protestas, no se refería al síndrome de Down, sino a las malformaciones con pronóstico letal para el feto. En la tormenta mediática que siguió, incluso algunos conocidos sacerdotes, monjas y laicos intelectuales católicos argumentaron que la ley no debería obligar a la mujer a dar a luz a un hijo con graves malformaciones, destinado a morir horas después del nacimiento. El presidente de Polonia, Andrzej Duda, ferviente católico provida, trató de calmar las aguas proponiendo una ley de compromiso que prohibiría el aborto en casos como el síndrome de Down o Turner, pero lo permitiría en presencia de discapacidad con pronóstico letal. El argumento utilizado fue que dar a luz a un hijo con una discapacidad que tiene un pronóstico letal afecta a la salud psicológica de la mujer, supuesto que convertiría el aborto en legal.

A finales de enero el Tribunal Constitucional publicó las motivaciones de la sentencia, que permite promulgar una ley como la que propuso el presidente. Sin embargo, Law and Justice, cuyas facciones conservadora y centrista están divididas al respecto, aún no ha sometido el proyecto de ley de Duda a una votación parlamentaria.

¿Qué dicen las encuestas?

En un sistema democrático ningún partido puede gobernar para siempre. Aunque nadie sabe cuánto tiempo gobernará Law and Justice, ya que esto depende de una infinidad de factores impredecibles, algún día será reemplazado por otro partido. Muchos han cuestionado la legalidad del nombramiento de varios de los jueces del Tribunal Constitucional de Polonia, así que, si un partido más progresista llegara al poder, podría cuestionar la sentencia de 2020 sobre el aborto por esa razón.

Sin embargo, nadie dudó de la legalidad del Tribunal Constitucional de 1997 (cuyo presidente de entonces, el profesor Andrzej Zoll, crítica duramente las reformas del poder judicial realizadas por Law and Justice) que declaró inconstitucional el aborto libre que el gobierno de la alianza post-comunista de Izquierdas Democráticas había legalizado en 1996.

La única forma de que un gobierno con ideología diferente a la de Law and Justice pudiera legalizar el aborto libre sería cambiando la Constitución. Esto requiere 307 de los 460 votos en el Sejm; en mi opinión, no hay forma de que pueda haber una mayoría de dos tercios a favor del aborto en el Sejm en las próximas décadas.

Quizás la única otra forma posible de legalizar el aborto sin restricciones en Polonia sería mediante un referéndum. Si bien la imagen, en otoño, de manifestantes enfurecidos destrozando iglesias y arremetiendo con ira y odio fue desalentadora, lo esperanzador es que los polacos se oponen abrumadoramente al aborto sin restricciones.

Según una encuesta de CBOS, la sociedad polaca se opone de forma abrumadora al aborto si la situación financiera de una madre es difícil (69% frente al 20% a favor) y cuando una mujer simplemente no quiere tener el hijo (73% frente al 18% a favor). Los polacos también se oponen al aborto de niños con síndrome de Down (en una proporción de 46% frente a 38% a favor), aunque la mayoría apoya el aborto en las otras excepciones de la ley de 1993. Incluso una encuesta de la Gazeta Wyborcza, periódico fundado por la izquierda de Solidarność que ha sido sistemáticamente anticlerical y socialmente progresista desde su fundación en 1989, revela que solo el 22% de los polacos cree que el aborto sin restricciones debería ser legal en las primeras doce semanas de embarazo; el 62% considera que el aborto debería ser legal solo en los casos permitidos por la ley de 1993.

La idea de un referéndum ha sido apoyada por el ala conservadora de la oposición, como el Partido Popular Polaco y por Bronisław Komorowski, que fue presidente de 2010 a 2015. Si esto sucediera, los polacos probablemente rechazarían por gran mayoría un sistema de aborto permisivo, a diferencia de lo que ocurrió en la República de Irlanda hace tres años.

Todo depende de Plataforma Cívica, el mayor partido de la oposición, que gobernó Polonia entre 2007 y 2015. La dirección del partido ha intentado proponer la legalización del aborto sin restricciones, pero se ha topado con la fuerte reacción de su ala conservadora. Pero si Plataforma Cívica quiere volver al poder, deberá escuchar a la sociedad polaca, que en su mayoría rechaza esta política.

Es el momento de mejorar la asistencia a los ciudadanos con discapacidad

Muchos argumentan que el gobierno polaco se preocupa por las personas con discapacidad cuando están en el útero, y no después, cuando ya han nacido. Bien, este argumento no es solo una observación cínica que hay que rechazar: hace tres años, varios progenitores polacos de niños con discapacidad ocuparon el Parlamento durante más de un mes. Pedían más apoyo del Estado (las ayudas para las familias con hijos con discapacidad en Polonia son muy modestas), seguir recibiendo la asistencia estatal después de que sus hijos cumplan dieciocho años y que los padres que trabajan puedan ser elegidos para prestar dicha ayuda asistencia. Sin embargo, el gobierno se negó a ceder, alegando que en los presupuestos del Estado simplemente no hay suficientes fondos para pagarles.

Desde que se publicó la sentencia del Tribunal Constitucional, numerosos miembros del gobierno polaco han asegurado estar trabajando en una legislación para brindar más apoyo a las familias con niños con discapacidad. Sin embargo, todavía tienen que cumplir lo prometido. Lo que sucedió en 2018 dejó un sabor amargo en boca de los polacos con discapacidad y sus cuidadores, por lo que es inevitable que se acuse al gobierno de utilizarlos, de ayudarlos, no porque está realmente preocupado por sus dificultades, sino para intentar calmar las agitadas emociones sociales consecuencia de un fallo judicial controvertido.

Sin embargo, si el gobierno cumple sus promesas, a largo plazo podría proporcionar al mundo una inspiradora alternativa a la eugenesia. En 2017, Islandia se jactó de que estaba cerca de eliminar el síndrome de Down, no gracias a los avances de la medicina y la genética, sino utilizando el aborto masivo. Gracias a una asistencia estatal generosa e integral, el gobierno de Polonia puede demostrar que las personas con síndrome de Down y otras discapacidades pueden vivir una vida feliz y que los padres no tienen que elegir entre abortar a sus hijos o traerlos a un mundo hostil, donde el Estado y la sociedad no les apoyarán en sus luchas.

Una campaña de educación necesaria

En el reciente debate sobre el aborto, en Polonia faltó, asombrosamente, el debate bioético. Los manifestantes a favor del aborto gritaron frases muy emotivas como Piekło kobiet (“El infierno de las mujeres”) y consiguieron eludir, oportunamente, el tema de cuándo comienza la vida humana. Es muy revelador que Joanna Scheuring-Wielgus, una de las políticas pro-aborto más activistas del país (actualmente se enfrenta a un proceso judicial por haber interrumpido varias misas en el apogeo de la protesta), afirmara en una entrevista que el corazón de un niño comienza a latir después (sic) del nacimiento. (Enhorabuena al sitio web To tylko teoria – “Es sólo una teoría” – por “premiar” a Scheuring-Wielgus con la “distinción” del “Mayor Disparate Biológico” de 2020 por esta declaración).

Si el aborto no fuera un asunto tan ideológicamente manipulado, decir estas cosas sería fuente de decepción e indignación como lo es negar el Holocausto o creer que la tierra es plana. Pero el dinero manda y el movimiento internacional pro-aborto tiene mucho. Cuenta con el apoyo de Bruselas y la Casa Blanca, de grandes corporaciones y de George Soros. Si bien el movimiento provida carece de influencia financiera y política, tiene armas mucho más poderosas: la ciencia y la razón.

Una dificultad añadida es que en el mundo de hoy, cada vez más dividido, muchas personas no piensan por sí mismas en cuestiones políticas individuales, sino que siguen ciegamente un menú de posiciones, a menudo incoherentes sobre diversos temas no relacionados, ofrecido por los partidos políticos y las etiquetas ideológicas.

A muchas de las personas que participaron en las protestas realmente no les importa el tema del aborto en sí; simplemente no les gusta el gobierno. Haga lo que haga el gobierno, reaccionarán a sus decisiones con instintiva hostilidad. En el caso de la sentencia sobre el aborto fue así porque, desde 2015, destacados juristas han acusado al Tribunal Constitucional polaco de no ser independiente.

Aun así, desde una perspectiva puramente biológica y materialista, la discusión contra el aborto es urgente y ya es hora de que el movimiento provida polaco haga algo.

En Polonia (como en Estados Unidos y en muchos otros países del mundo), el aborto es a menudo presentado como un desacuerdo entre Iglesia y Estado. Me fascina ver, desde una perspectiva sociológica, como a las mismas personas que critican a la Iglesia por hablar sobre el aborto y, en su opinión, violar así la separación entre Iglesia y Estado, no parezca importarles que el papa Francisco o numerosos obispos condenen el calentamiento global, la xenofobia o la trata de personas. Si Jesús está realmente presente en la Eucaristía, como creen los católicos y cristianos ortodoxos, o si la Sagrada Comunión es meramente simbólica, como en el enfoque protestante, esas son cuestiones religiosas. También lo es si Dios existe o no. Sin embargo, no es necesario tener ninguna creencia religiosa para reconocer que, a las cinco-seis semanas después de la concepción, el corazón humano comienza a latir y se detecta actividad cerebral.

Un ejemplo raro de polaco laico que se opuso al aborto precisamente por motivos científicos es el del popular escritor de ficción Jacek Piekara, que tuiteó: «Como agnóstico, estoy enfurecido con la mentira de que quienes se oponen al aborto son fanáticos religiosos, talibanes católicos. En realidad, oponerse al aborto es simplemente un testimonio del respeto por la vida humana en su forma más vulnerable y delicada». Para que esta victoria judicial sea definitiva, el movimiento provida polaco debe dirigirse a quienes no son católicos practicantes pero que, como Piekara, están dispuestos a seguir el consejo de Sócrates de seguir la evidencia dondequiera que conduzca.

En las últimas semanas, las vallas publicitarias con la imagen de un útero en forma de corazón y un bebé en el interior se han multiplicado en las principales ciudades de Polonia. Es una campaña de Our Children Foundation (Fundacja Nasze Dzieci) de Katowice, y es exactamente el tipo de campaña que puede atraer a las personas indecisas sobre la cuestión del aborto y que no son necesariamente católicos devotos. También recomendaría que el movimiento provida polaco incluyera información básica sobre el desarrollo fetal en futuras campañas publicitarias.

Dada la fuerza del gigante internacional pro-aborto, es difícil educar a la sociedad sobre bioética. Como hemos visto, la mayoría de las encuestas muestran que la sociedad polaca de hoy se opone de forma abrumadora al aborto libre. Sin embargo, esto no era así en 1993: bajo el comunismo, el aborto era considerado como una forma moralmente neutral de control de la natalidad, y el apoyo popular al aborto legal era alto. Sin embargo, la Iglesia católica polaca y las organizaciones provida lograron cambiar los corazones e iluminar las mentes, y el apoyo al aborto libre cayó en picado. Por tanto, a pesar de que la construcción de un consenso provida no es fácil, es posible y tiene precedentes.

Publicado por Filip Mazurczak en Catholic World Report.

Traducido por Verbum Caro para InfoVaticana.

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Comentarios
11 comentarios en “Polonia y el aborto
  1. Cuidado, Polonia.Están extendiendo sobre vosotros la maligna telaraña de la «ventana de Overton» para apresaros confundiéndoos con sus odiosas estrategias..
    Que Nuestra Señora deCzestochowa os proteja.

  2. La situación del aborto en el mundo está tan mal, que el caso de Polonia aún parece moderado. Pero si analizamos el dato, el 84% de los polacos parece defender algún tipo de aborto, lo que es terrible.

    1. El Papa Francisco tiene parte de culpa en este tema, ya que su deliberado silencio sobre el aborto, contribuye a que haya más partidarios de ese horrendo crimen.

      1. No es cierto, lo ha condenado varias veces. Eso sí, no pasan de la condena verbal, no van al ataque , dando la orden de enseñar en los colegios y universidades católicas cómo sale el crío tras «la operación». Has cientos de profesores de religión y cientos de miles de niños recibiendo sus clases y no se aprovecha esa circunstancia. Basta con enseñar las imágenes, -los jóvenes de hoy razonan a partir de imágenes, no por razonamientos – para que se encienda una chispa en sus mentes que les haga pensar : esto no es tan bonito como me lo quieren vender. Funciona. Comprobado.

        1. El Papa habla tan poco del aborto y lo dice de tal manera, que no llega a la gente. Esa forma de hacerlo no es eficiente y supone un silencio de hecho.

  3. No es cierto, lo ha condenado varias veces. Eso sí, no pasan de la condena verbal, no van al ataque , dando la orden de enseñar en los colegios y universidades católicas cómo sale el crío tras «la operación». Has cientos de profesores de religión y cientos de miles de niños recibiendo sus clases y no se aprovecha esa circunstancia. Basta con enseñar las imágenes, -los jóvenes de hoy razonan a partir de imágenes, no por razonamientos – para que se encienda una chispa en sus mentes que les haga pensar : esto no es tan bonito como me lo quieren vender. Funciona. Comprobado.

    1. Francisco habla profusamente de muchos temas menos del aborto. Y si alguna vez lo menciona, lo hace de soslayo, con lo que demuestra que el tema del aborto no le duele. Es tal su pasividad sobre el aborto, que cabe pensar que esté a favor en algunos casos.

  4. ¿Comparas la jubilación de un cardenal en su puesto en la curia (potestad de este Papa, que lo nombró para el cargo) con el aborto?
    Es increíble.
    Cuando sale cualquier tema que no tiene nada que ver, hablas del aborto sin venir a cuento.
    En este post, que habla del aborto, hablas de un tema que no tiene nada que ver.

    Sobre el artículo. Lo preocupante es que el 84% esté a favor.

    1. No es increible la comparación, sino la honda y llana realidad. Que clama al cielo.
      Eso es lo que no se quiere ver: la iglesia profunda y el estado profundo como nos enseña Mons. Carlo Maria Viganò.
      Después si es tarde, muchos están avisándonos.

  5. Manejar porcentajes es caer en el relativismo moral, o peligro de ello, pero el error fatal se comete si se convocan «referenda» fiados de que se ganarán, porque aunque se ganen sí que se habrá caído de patas en el relativismo. Es preferible hasta esperar sentencias de los más altos tribunales a eso, creo yo. Y el presidente también se equivocó como católico, o actuó solo como político, cuando, antes de que el tribunal constitucional publicará sus fundamentos de derecho, propuso distinguir entre dos tipos de aborto eugenésico, por más que después dichos fundamentos apoyaran su postura

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