¿Qué es la verdad?

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Bibliotheca Homo Legens publica ¿Qué es la verdad?, un opúsculo que recoge la celebración de una disputatio al estilo medieval entre Fabrice Hadjadj, conocidísimo filósofo católico, y su tocayo Fabrice Midal, un afamado pensador budista.

Como expresa nítidamente su título, el libro aborda el interrogante de la verdad, que ha conturbado al hombre de todas las épocas y sobre el que todo filósofo digno de ese nombre ha reflexionado prolijamente. ¿Existe la verdad? Si existe, ¿qué es? ¿Puede el hombre conocerla? De la respuesta a esas tres preguntas depende nuestra entera concepción del mundo y, consecuentemente, nuestro modo de estar en él. Por decirlo de un modo quizá más ilustrativo, quien responda que sí no vivirá igual que quien responda que no.

El libro de Hadjadj y Midal, que bien merece la pena, decepcionará no obstante a quienes busquen una respuesta unívoca y cerrada al interrogante. De hecho, más que una respuesta, los autores ofrecen un indicio en el sentido estricto de la palabra. No contestan, sino que apuntan. Sugieren a los lectores dónde pueden buscar la verdad o, mejor, en qué circunstancias puede salir ella a su encuentro.

¿Poseer la verdad?

Este último matiz es importante, pues existe la conciencia generalizada de que es el hombre quien alcanza la verdad, quien la busca, quien la persigue. Desde este punto de vista, la verdad sería algo así como un tesoro que permanece, oculto e inmóvil, en las profundidades de una cueva remota hasta que alguien lo encuentre. Hadjadj y Midal se revuelven contra esta idea Según ellos, no es el hombre quien posee la verdad, sino la verdad la que lo posee a él:

La verdad es lo que no posees, lo que es siempre otro, lo que está delante (…) La verdad llega. Es indiscutible y, sin embargo, de un orden completamente distinto a la certeza. Nunca es mía. No soy ni su medida ni su autor. Surge, golpea.

En la misma línea, Hadjadj recuerda las célebres palabras de Cristo: “Quienquiera que es de la verdad escucha mi voz”. Subyace aquí la misma idea. Como uno no es lo suficientemente grande para abarcar la verdad, sólo le queda dejarse abarcar y transformar por ella.

Tranquilizadora e inquietante

También acostumbramos a concebir la verdad como aquello que nos alivia. “Mi corazón está inquieto hasta que no descansa en Ti”, dice san Agustín en Las confesiones. Siendo esto cierto, tampoco debería olvidarse que la verdad desasosiega, incomoda, quiebra nuestras certezas y nos descubre una nueva forma de mirar la realidad. “La misión de la religión no es tranquilizar al hombre en su buena conciencia, sino inquietarle en las profundidades de esa conciencia”, dice Midal.

Hadjadj coincide en esto con el pensador budista y, tras recordar aquella sentencia agustiniana de que “los hombres aman la verdad cuando se anuncia y la odian cuando les denuncia”, abunda en el carácter inquietante e indómito de la verdad:

Cuando la Verdad se presenta como carne atrayente, es probable que después de habernos dejado seducir por sus primeros coqueteos tratemos de condenarla a muerte, pues esa misma luz que nos atrae cuando ilumina el mundo nos asusta cuando ilumina nuestros rincones oscuros (…) La Verdad no sólo responde a mis preguntas, sino que me interroga a su vez.

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La verdad y los rostros

Como nos recuerda Hadjadj, la verdad no puede reducirse a un sistema universal, descarnado y puramente abstracto; también ha de estar relacionada con lo concreto, con lo diverso, con ese rostro bello que se presenta ante mí. Como es acogida, pronunciada y defendida por hombres, además de una dimensión objetiva, debe tener una subjetiva.

El totalitarismo también ama al hombre, trata incluso de traer el paraíso en la tierra para él: sociedad sin clases, Reich de los Mil Años, planificación familiar. De ese modo, puede eliminar a cualquiera como se elimina a un parásito. Lo que importa no es el hombre, en abstracto, sino Robert, Corinne, Fatima, Chögyam o incluso Fabrice… Esta es la realidad, por lo que la verdad no solo no puede ignorar la diversidad de rostros, sino que solo puede obrar por su amor y comunión. Está menos en la guía que proporciona generalidades que en el festival de todos los idiomas, pueblos y naciones.

Puede que ¿Qué es la verdad? no le brinde a quien lo lea el típico conocimiento útil para deslumbrar a sus amigos y que no dé una respuesta cerrada al interrogante planteado, pero eso no significa que no merezca la pena. De hecho, el lector que haga suyo el libro y se deje golpear por él no será el mismo cuando pase la última página.

¿Quiénes son los autores?

Nacido en Nanterre, Francia, en 1971, Fabrice Hadjadj es uno de los más notables intelectuales católicos contemporáneos. Sobresale entre los demás, en primer lugar, por su capacidad de defender las ideas de siempre con una óptica novedosa y un estilo tan ácido como fresco; y, en segundo lugar, por su inaudita polivalencia: es filósofo, teólogo, dramaturgo, humorista e incluso cantautor. Bibliotheca Homo Legens ha publicado tres de sus libros: Últimas noticias del hombre (2018), 99 lecciones para ser un payaso (2018) y Juana y los poshumanos o el sexo del ángel (2019).

Fabrice Midal, por su parte, es filósofo y profesor de meditación desde hace más de 20 años. Introductor del mindfulness en Francia, es el fundador de l’École Occidentale de Méditation. También trabaja como editor en Éditions Belfond y dirige una colección llamada «L’Esprit d’ouverture». Es autor de varios libros que han tenido gran éxito en su país.

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Comentarios
40 comentarios en “¿Qué es la verdad?
  1. El libro parece interesante, como todo lo que publica Homo Legens. Desde luego la verdad es esencial para la vida y por eso dijo el Señor: «Yo soy el camino, la verdad y la vida.» Y como dice la Primera Carta de Pedro: «Habéis purificado vuestras almas obedeciendo a la verdad.»

  2. Decía a Spes y a Uno en otro hilo, que la libertad del hombre está condicionada por la Verdad. Esa Verdad que es Cristo, es el camino que debemos de recorrer. Pero esa libertad, que en realidad es una libertad condicionada, es decir, un libre albedrío para elegir entre el bien y el mal, no puede ser total, por que el hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios, y es imposible metafísicamente hablando, que podamos vivir independiente de él, como tanto anhela el mundo, por que entonces seríamos dioses. Antes o después volveremos a El, o bien nos apartaremos voluntariamente. Dios nos ha concedido una repesca pagada por la sangre de su Hijo, no la malgastemos, no la tomemos en vano, no la tomemos a pitorreo como hacen los modernistas, es lo más serio ocurrido en el universo.

  3. La Verdad no es algo; es Alguien, Jesucristo, camino, verdad y vida. Es todo y sólo Jesucristo. No es la suma de jesucristo, Moisés, Mahoma, Lutero, Enrique VIII, Buda, etc., que más bien restan. Sólo Jesucristo vive en cuerpo, sangre, alma y divinidad. Todos los demás murieron. Sólo Jesucristo resucitó. La misericorditis vigente, más falsa que Judas, es el mayor atentado a la Verdad: Todos estamos salvados. La mayor mentira de la historia.

    1. Te recuerdo Belzu, que la fig ura y la acción histó ricas de Jud as Isca riote y la simbo logía de su papel son CENTRALES en la teo logía de la salv ación.
      No me lo despaches a Jud as como si fuera un personajucho secundario y despreciable.
      Sin esa «traición» la gran historia hubiese sido otra.
      Te recomiendo analizar su figura a la luz del plan sal vífico…sin do gmatizar desde tu silla gest atoria y bajo pali o
      Saludos cordiales.

      1. Vale, el papel de Judas ni es sino que del mal Dios Padre saca nuestra salvacion mediante su Hijo. El mal ya existía antes de Judas y Dios Padre ( siempre a mi parecer ¿eh?) » usa» a Judas para hacernos ver que este mal ( sea enfermedad, sea dolor moral) no impide, sino que , ofrecido, facilita nuestra salvacion .
        Y esto es una Verdad a la que los budistas no podrán llegar.

      2. Esto de lavar la imagen a Judas es muy propio de algún que otro teólogo de la iglesia postconciliar. En realidad fue San Juan el único apostol que no lo traicionó.

  4. Es una verdadera suerte haber topado con gente como tú Belzu, que está tan SEGURA de estar salvado…
    Dime qué pasa con los miles de mil lones de próji mos nacidos y muertos antes de que fuera conocido el crist ianismo y los miles de millones que han nacido y muerto después que no lo han conocido o han dudado de su fe, según tu maravillosa longanimidad: ¿todos estarían condenados?, ya que el papa emérito decretó el cierre del Limbo, donde según la Tradición iban esas almas hasta hace apenas una década.
    Grave interrogante metafísico para un espíritu tan generoso y amplio de criterio como el tuyo.
    Buen domingo Belzu!!

    1. mario eduardo.
      Nosotros no podemos entrar en las almas de nadie. Sólo Dios.
      Por tanto, tenemos que hacer proselitismo y decir al mundo la Verdad.
      Nosotros no sabemos por qué camino Dios hará que esta les llegue a los oídos y al corazón.
      De lo que sí estoy segura es que predicando que se salva todo el mundo aunque no crea en Jesús y aunque no se quiera salvar, no adelantamos nada.
      Nada tiene de malo que una persona crea que está salvada por la misericordia y la justicia de Dios.
      Dios quiere que estemos tranquilos en Él.

      1. La labor de la Iglesia consiste en condenar la disidencia. La coacción violenta no es legítima pero la coacción moral sí que lo es. Eso de que la dignidad humana consiste en estar fuera de toda coacción en materia religiosa es una falacia como tantas que oficialmente se difunden en la Iglesia en contradicción con la verdadera doctrina. Los pa pas no ponen la doctrina, la doctrina ya estaba antes que ellos.

        1. Entendemos Doctrina como conjunto de enseñanzas,que Dios va dando a su pueblo desde los tiempos de Moisés y recogidos en las tablas de los Mandamientos,las enseñanzas recogidas por la Tradición y las enseñanzas del mismo Jesús,en su vida publica,y en los Evangelios,oral y más tarde por escrito,y todas aquellas enseñanzas,que El Espíritu Santo,ha suscitado a través de la historia,en los Apóstoles,Santos y Santas,y que son patrimonio Espiritual de la Iglesia

      2. Mariela:te refieres al misericorditis,tan denostada por algunos comentaristas,que tal vez para ellos mismos si la acepten,para estar tranquilos en El.

        1. Susanaa.
          La misericorditis es la aceptación del pecado, es decir que Dios perdona aunque no te arrepientas, como el caso de uma pareja en concubinato que va a comulgar.
          La misericordia es otra cosa. Es inseparable de la justicia.

    2. Muchas personas, y muy humildes (sintiéndose muy poca cosa), al morir, e incluso antes, creían que tras ese umbral se reunirían con el Padre.

      Aún así sus interrogantes son interesantes, Mario. A mí lo que me han dicho, es que tras la muerte de cualquiera, pedimos misericordia por esa alma al Señor y ya está. Hay cosas que no sabemos.

      Yo quiero una iglesia evangelizadora. Se evangeliza de palabra y de obra. Como Jesús. Él nos mostró el camino. A lo largo de la historia del cristianismo hemos ido adaptando eso al tiempo en cuestión. El momento actual es totalmente desfavorable. No sé cómo habríamos de hacer… Pero no quiero una iglesia-ong al servicio de los poderes y de las modas del mundo.

      Bendiciones.

  5. Jesucristo dijo que Él había nacido para ser testimonio de la Verdad.
    Y si seguimos la Verdad entonces como también Él dice: La Verdad os hará libres,,, van unidas,, el cristiano no inventa la libertad, se descubre en la Palabra de Dios.
    SJPII, siempre hablaba de libertad construida sobre la Verdad.,¿cómo separar una de otra?
    También dijo que «Sólo en el Verbo Encarnado descubriremos la verdad del hombre»

  6. Como dice algun que otro concilio y algún que otro pa pa, reunamonos todos ecumenicamente para buscar juntos la verdad y enriquecernos de las tradiciones religiosas de otros.
    Esto es lo que la iglesia conciliar entiende por verdad. No saben lo que dicen. Están fatal. Están despreciando a Dios.

  7. ¿ Conversión a una pseudo religión de paz que lleva a los secuaces a secuestrar ? ¿ Pago de rescate costosísimo, por un gobierno bergo liano, a unos delincuentes que han tratado maravillosamente a la secuestrada musulmana ? Muchos interrogantes. En cualquier caso, Francisco, con su silencio, avala el secuestro, el proselitismo islamista, la conversión, siempre que sea al islam, y el pago a delincuentes para que sigan delinquiendo, siempre que el pago sea de los suyos y no de los salvinis.

  8. La revolución necesita introducir signos de reconocimiento, y en nuestro caso este signo es la máscara que se ha convertido en la marca del conformismo. No faltan los controladores, los delatores, sus reporteros y sus cantantes. Los tenemos abundantes.

    Todas las revoluciones verdaderas ponen a la Iglesia y su libertad en la mira, y la revolución actual, como bien sabemos, ha sido particularmente diligente a este respecto.

  9. La novedad radica en el hecho de que la Iglesia misma, con raras excepciones, ha colaborado con los revolucionarios. Pero podríamos haberlo esperado: dado que durante mucho tiempo reemplazó a Dios con el hombre, y la ley divina con la voluntad humana, fue fatal para la Iglesia inclinarse ante los revolucionarios de servicio, tal vez con la esperanza de poder obtener algún beneficio. Todo apunta a que la iglesia entra en la categoría de tonto útil, otro elemento característico de cualquier revolución verdadera. Un idiota útil siempre es necesario, expresión atribuida a Lenin. Hoy vemos que el número de idiotas útiles que están pululando es casi infinito.

  10. Pues serán muy listos los dos del libro, pero a ver cómo un católico puede hablar de la verdad con uno del mainfulnes (me niego a escribirlo «correctamente»)
    ¿Qué buscan la verdad? Pues si uno es católico y está buscando caminos…

  11. Pues leyendo la noticia veo que el autor católico de ese libro tiene un cacao mental impresionante, pues trata de hacer lo que recomienda el condenado ecumenismo que tanto gusta en la nueva iglesia conciliar: «buscar juntos la verdad y enriquecernos de las tradiciones de las religiones falsas». Un católico normal no hace un libro de ese estilo con un budista. ¿se puede saber qué es lo que concluye el libro sobre la verdad? Para el autor católico, ¿es la iglesia católica la verdad o tiene que buscar la verdad dialogando con el budista ese?. Qué mal han hecho en los católicos los encuentros de Asis. Es lamentable. Os imaginais a Cristo dialogando con Buda para buscar juntos la verdad? Yo diría que esto es directamente apostasía, pero como no querrá aborto, entonces por lo visto no pasa nada. Moralina es lo único que predican.

    1. Y con moralina me refiero a que la doctrina católica la han reducido sólo a temas morales. El resto de doctrina les resbala, pues es una doctrina que condena todo lo que hacen y no conviene sacarla, que bien que la ocultan. Esto de las religiones amigas solo es charlatanería del demonio. La única verdad la posee en exclusiva la iglesia católica en su Tradición, todo lo que no sea eso es mentira. El demonio no presenta mentiras absolutas sino que te presenta miles de verdades mezcladas con una sola mentira. Otro libro que tendría que estar en el Indice con el diario de sor Faustina y el Hombre Dios de María Valtorta.

          1. Markus. No te enteras de nada.
            Que no haya Inquisición no quiere decir que no se publiquen falsedades.
            Realmente, es peor que no exista porque los pobres autores se verán directamente con Dios y sin que nadie les haya advertido.

  12. «¿Quedará fe en la tierra cuando vuelva el Hijo del Hombre?» Durante los últimos siglos, el «pensamiento oficial» o el más oficial, se ha vuelto contra su propio Creador. No se debe alardear de sembrar la duda. Es incompatible con «la Verdad». O hablamos inspirados en Él, o si no estamos perdidos. También, tanto intelectualismo embota las almas. No somos capaces de ver la Verdad porque estamos embotados. De todas formas, es muy apreciable el deseo de buscar la Verdad juntos. Estemos lejos o cerca.

  13. Como modesto aficionado a la filosofía pienso que la verdad por excelencia o por antonomasía es la existencia, pues sin existencia ninguna cosa, ni siquiera la verdad, podría existir. ¿Qué sería de la verdad, de cualquier verdad, si no existe o no tiene existencia?

    La existencia es la causa fundamental de todo ser, ya que ninguna cosa podría darse si no existe o no tiene existencia. Incluso el mismo Dios no podría ser si no tiene o carece de existencia.

    Así pues creo que el hecho o la causa más importante o fundamental del Universo es la existencia, pues sin ella nada podría existir. Así pues interesa averigüar que cosa sea la existencia.

    En primer lugar parece evidente que la existencia tiene que ser algo, pues sería absurdo que aquello que hace que las cosas sean no existiese o no fuese algo. Así pues, se puede formular el principio de que «si existe algo, la misma existencia tiene forzosamente que ser algo.»

  14. Si la existencia es algo, es decir, algún ser, parece evidente que será un ser que existe por sí mismo, ya que en él la existencia y su ser serán lo mismo o idénticos, y por tanto le bastará con su propio ser para tener existencia o existir, y no necesitará recibir la existencia de ningún otro ser, ya que él mismo es existencia y por tanto la tendrá por sí mismo.

    Por tanto, si la existencia existe por sí misma o por su mismo ser, será ser incausado y por tanto tambien ser necesario, es decir un ser al que no sólo le es posible existir sino que es del todo imposible que no exista. Si a la existencia le fuese posible no existir, entonces no sería verdadera existencia, ya que no tendría la fuerza suficiente para existir, y necesitaría de alguna causa que la hiciese existir, y por tanto no sería ser incausado.

  15. Si la existencia es ser incausado y ser necesario, entonces es que también es un sólo ser o único ejemplar o individuo; pues si los seres necesarios fuesen varios individuos, todos ellos tendrían forzosamente que existir, por lo cual ninguno de ellos podría existir él solo, sino que necesitaría de los otros para existir, y por tanto ya no sería ser incausado, pues necesitaría de los demás a modo de causas.

    En resumen de todo lo dicho: Si existe algo, la existencia es algo, y además algo incausado, necesario y un sólo ser o único individuo. Como por Dios entendemos esencialmente un ser tal que tiene tales caraterísticas, resulta que Dios existe, ya que la misma existencia es algo que forzosamente tiene que existir y tiene esas características o atributos divinos.

    Negar la existencia de Dios equivale a negar que la existencia existe, y por tanto a negar la existencia de todo, pues si la existencia no existe, nada podrá tener existencia, ya que es imposible tener lo que no existe.

  16. Si la existencia es ser incausado y ser necesario, entonces es que también es un sólo ser o único ejemplar o individuo; pues si los seres necesarios fuesen varios individuos, todos ellos tendrían forzosamente que existir, por lo cual ninguno de ellos podría existir él solo, sino que necesitaría de los otros para existir, y por tanto ya no sería ser incausado, pues necesitaría de los demás a modo de causas.

    En resumen de todo lo dicho: Si existe algo, la existencia es algo, y además algo incausado, necesario y un sólo ser o único individuo. Como por Dios entendemos esencialmente un ser tal que tiene tales caraterísticas, resulta que Dios existe, ya que la misma existencia es algo que forzosamente tiene que existir y tiene esas características o atributos divinos.

  17. Negar la existencia de Dios equivale negar que exista la misma existencia, y por tanto a negar la existencia de todo, ya que si no existe la existencia nada podrá existir.

    Por otra parte la existencia está en todas partes y todos, incluídos los mismos ateos, la experimentamos, por lo cual no hay nadie que desconozca del todo a Dios, pues cada vez que percibimos o experimentamos la existencia estamos percibiendo a Dios. No hay experiencia más constante y contínua en el hombre que la experiencia de Dios, incluso para los mismos ateos.

    Y es que Dios, la Verdad Suma, se nos adelanta a dársenos a conocer, incluso antes de que nosotros salgamos en su búsqueda Él mismo nos sale al encuentro, busca por todas partes a los dignos, en todos los caminos se nos muestra benigno y en todos nuestros pensamientos nos sale al encuentro, como se nos dice en el Libro de la Sabiduría 6, 16.

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