La cumbre sobre abusos vivida desde Roma

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Desde el lunes, era imposible no tropezarse con algún reportero de camino al Vaticano. Periodistas de todos los países se habían apropiado de Vía della Conciliazione, lo que hacía que la curiosidad de los turistas aumentara por momentos.

En los días previos a la inauguración del Encuentro, la capital italiana fue testigo de diferentes actos como ruedas de prensa, conferencias o manifestaciones, como la celebrada el martes en la céntrica plaza de San Silvestro. Los manifestantes se repartieron por la plaza para “combatir el silencio con el silencio” y dedicaron una hora de oración para “acabar con el silencio sepulcral de los pastores de la Iglesia frente a la crisis moral y doctrinal de la Iglesia”. Algo parecido pidieron los cardenales Burke y Brandmüller en una carta dirigida a los participantes de la cumbre, una misiva que el cardenal Versaldi tildó de «inutil» en declaraciones a Infovaticana.

Muchos de los obispos y cardenales accedían al Vaticano en coche con el objetivo de esquivar a los periodistas que habían acampado a las puertas del parking del Aula Pablo VI. Al presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Blázquez, no se le vio en ningún momento. Aunque según me indicó su secretario, el cardenal había rechazado a todos los medios que le habían pedido su opinión respecto a la cumbre.

A algunos se les podía ver durante los descansos pasear por la Plaza de San Pedro. Aunque casi siempre con prisa, los prelados contestaban amablemente a nuestras preguntas. La mayoría intentaba esquivar la pregunta acerca del vínculo entre la homosexualidad en el clero y los abusos a menores. Un tema que, según explicaron a InfoVaticana el Primado de Irlanda y el obispo de Guatemala, «alguna mención muy de pasada se ha hecho». En cambio, la mayoría coincidía en que lo importante era «centrarse en el sufrimiento de los menores». La policía prohibía grabar o hacer entrevistas dentro de la plaza de San Pedro. En una ocasión, al obispo de Guatemala y a mi casi nos atropella un coche de Carabinieri que nos amonestaba por estar hablando a las puertas de la basílica.

Con motivo del evento, la Sala Stampa de la Santa Sede ha alargado su horario hasta las 18:00 de la tarde para que los periodistas pudiéramos trabajar en sus instalaciones. Eso sí, a las 17:59 apagaban las luces, lo que causaba una gran indignación entre los reporteros que todavía no habían podido guardar su trabajo o, por ejemplo, aquellos que se quejaban de que sin luz no encontraban las llaves de sus casas. En una ocasión, uno de los periodistas nos animó a quedarnos sentados hasta que no encendieran de nuevo las luces, y lo logró.

Durante los cuatro días de la cumbre, hemos acudido a las ruedas de prensa, presididas siempre por alguno de los miembros del comité organizativo, como el arzobispo Charles Scicluna -que en declaraciones a Infovaticana aseguró que «el mal nunca se puede justificar»-, el sacerdote Hans Zollner, el cardenal Cupich o el padre Federico Lombardi. A ellas acudían también algunos de los asistentes a la cumbre, como es el caso del cardenal O’Malley, el cardenal Marx, la hermana Openibo o el General de los Jesuitas, el padre Arturo Sosa Abascal, quien señaló a Infovaticana que «es importantísimo el proceso de admisión al sacerdocio». Las ruedas de prensa estaban moderadas por Alessandro Gisotti, vocero del Papa que parecía ignorar a todos aquellos medios que no eran ni italianos ni estadounidenses durante el turno de preguntas.

A la salida de las ruedas de prensa, grupos de víctimas de abusos sexuales se quejaban ante los medios de que el Vaticano no les escuchara, como es el ejemplo del español Miguel Hurtado, que en declaraciones a InfoVaticana definió el Encuentro como «una campaña de Marketing y Relaciones Públicas». Estas víctimas pertenecían al grupo ECA (Ending Clergy Abuse) que durante toda la semana también ha organizado diferentes manifestaciones y charlas.

Estas víctimas reiteraban en las conferencias que «los abusos no tienen nada que ver con la homosexualidad»,  definían el abuso como «un acto criminal en contra de la persona» y pedían respuestas al Papa. Nada que ver, por ejemplo, con la rueda de prensa «Los interrogantes sobre la crisis moral de la Iglesia», impartida por periodistas, historiadores y escritores que aseguraban que «si la cumbre sobre abusos no trata el tema de la homosexualidad, estará destinada al fracaso». Ambos grupos, aunque con opiniones, formación, y objetivos dispares, coincidían en una cosa: Que la cumbre sobre abusos sexuales a menores no iba a solucionar nada.

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Comentarios
2 comentarios en “La cumbre sobre abusos vivida desde Roma
  1. Me pregunto si Almudena se planteó o no formular alguna pregunta del tipo de la formulada por Inés San Martín, lo mejor de la cumbre, que generó nerviosismo y respuestas balbucientes-no respuestas, que confirmaron, indirectamente, la cobertura y el ecubrimiento.

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