‘Hombres como McCarrick dependen de esta aura de poder y veneración desproporcionada para salir impunes de su comportamiento’.
La superviviente de abusos sexuales, la irlandesa Marie Collins, ha declarado que todos los que apoyaron y permanecieron callados sobre los abusos sexuales perpetrados por el cardenal Theodore McCarrick “son cómplices y deben dar explicaciones”.
Hablando con The Tablet, Marie Collins, que dimitió de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores en 2017 al ver la resistencia de la curia a poner en práctica las recomendaciones presentadas por la Comisión, ha dicho que “los abusos cometidos por McCarrick eran bien sabidos por sus pares, hombres en altos cargos; sin embargo, ninguno hizo nada para detener su progresivo ascenso hacia el cardenalato”.
Ha dicho que el caso del cardenal McCarrick demuestra la “gran debilidad” de la estructura de la Iglesia. “La enorme reverencia y el gran temor que causan los títulos en la Iglesia hace que hombres situados en los niveles más altos de la jerarquía crean que su comportamiento está por encima del comportamiento de los comunes mortales”, ha afirmado.
Ha dicho que el clericalismo y el miedo a admitir la verdad, por temor al derrumbe de todo el edificio de la Iglesia, han llevado a fingir que estos hombres eran incapaces de errores, o de cometer acciones inmorales o criminales. Esto ha llevado, afirma, a abusos incontestados.
“Hombres como McCarrick dependen de esta aura de poder y veneración desproporcionada para salir impunes de su comportamiento, ya que confían en que nadie se opondrá a ellos”.
En relación a la declaración de la Iglesia americana sobre su política de “tolerancia cero” a los abusos, Collins observa que esta política no se aplica a los obispos o cardenales, lo que “hace que esta declaración sea una burla”.
“La explicación puede ser que no hay disposiciones en el derecho canónico que establezcan cómo hacer que estos hombres, situados en los niveles más altos de la jerarquía eclesiástica, rindan cuentas de sus actos. Esto significa que es necesario cambiar el derecho canónico, para que no pueden eludir su responsabilidad”.
En referencia al reciente reconocimiento por parte del cardenal Sean O’Malley acerca de la falta de políticas o medidas que responsabilicen a los miembros de la jerarquía sobre sus acciones, y la necesidad de subsanar este hecho, Marie Collins ha dicho que este proceso, cuyo fin era responsabilizar a quienes perpetran estos abusos, fue puesto en marcha en 2015, cuando ella aún formaba parte de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores.
“A pesar de haber sido aprobado por el Papa Francisco, la Congregación para la Doctrina de la Fe, dirigida por el cardenal Müller, rechazó aplicarlo”.
En esa época, el cardenal O’Malley y la Comisión no hicieron nada para dar a conocer este hecho públicamente; tampoco protestaron ante el rechazo, ni intentaron implementar este proceso, por lo que se preguntó, ha dicho Marie Collins, por qué no había el deseo de luchar por lo que era una necesidad.
“Dimití para poder protestar y poder decir que el Vaticano había revocado esta iniciativa que podía llevar a los culpable a rendir cuentas. Ahora vemos que se vuelve a hablar de ella, como si la idea fuera nueva. ¿Se llevará a cabo, o se olvidará de nuevo en cuanto el caso McCarrick deje de llenar los titulares de los periódicos?”, pregunta.
Hace unos días el Papa Francisco aceptó la dimisión del cardenal McCarrick del Colegio Cardenalicio y ha ordenado al antiguo arzobispo de Washington, de 88 años, que observe “una vida de oración y penitencia en reclusión”, hasta que se haya concluido el proceso canónico contra él.
El proceso investigará una acusación creíble de abuso sexual contra el cardenal que se hizo pública en junio. A partir de entonces, se han presentado otras acusaciones de mala conducta sexual con seminaristas.
Publicado en The Tablet; traducido por Elena Faccia Serrano para InfoVaticana.
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Y si McCarrick se hubiese confesado con Farrell y compañía, qué pasaría?
Esto es muy interesante, porque el secreto de confesión es inviolable bajo pena de excomunión. No se si se podrá hacer, pero se me ocurre, que aunque no puedan revelar los pecados ya confesados, si pueden vigilar al depredador sexual hasta cazarle antes de que confiese los nuevos pecados que haga y denunciarle por los que todavia no se ha confesado. También supongo que un sacerdote, se puede negar a oir en confesión, aunque sea con excusas triviales, si sabe que el depredador le está utilizando para que no le denuncie, y no porque se arrepiente de los hechos.
Pero este tema es tan delicado, que lo mejor sería que la investigación la llevasen seglares, asi como las denuncias a investigar, aunque haya algun sacerdote en el equipo.
Parece que se ha desatado la campaña contra el «clericalismo» para tapar el problema real, que es la red de sacerdotes y Obispos homosexuales en la Iglesia. Hace poco un Cardenal amigo de McCarrick salía con el mismo argumento.
Es que ya sabes, hay que acabar el clericalismo (que siempre es pecado), pero no la homosexualidad (que nunca lo es)
«que observe “una vida de oración y penitencia en reclusión”, hasta que se haya concluido el proceso canónico contra él.»
¿ Apostamos algo que McCarrick se muere antes de las conclusiones del proceso canónico y una vez muerto el proceso no continua ?
Si eso pasara y es fácil que así sea, de nuevo se transmitirá un ambiente de impunidad para desalmados con poder.