Francisco: «La vida cristiana no es simplemente un obedecer normas ni cumplir deberes»

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Su Santidad ha hecho una conmovedora catequesis sobre los Mandamientos que sería perfecta si completara el énfasis en el amor y su primacía con el recordatorio de que los Mandamientos son, bueno, mandamientos.

«La vida cristiana no es simplemente un obedecer normas ni cumplir deberes», ha dicho el Papa durante la audiencia general, dedicada a los Mandamientos. Es, añadió, “una respuesta agradecida a un Padre generoso que nos ama y nos libera”.

«El texto de los diez mandamientos está precedido por una frase que pone de manifiesto la generosidad de Dios, recordando que Dios liberó a su pueblo y lo sacó de la esclavitud», ha señalado en su catequesis. «Es una muestra más de que Nuestro Dios primero salva y después nos pide confianza».

Vale la pena leerla entera; aquí añadiremos solo un párrafo más: «La vida cristiana no es simplemente un obedecer normas ni cumplir deberes, ni tampoco depende solo de nuestra fuerza de voluntad, sino que es una respuesta agradecida a un Padre generoso que nos ama y nos libera. Un corazón que ha sido tocado por el Espíritu Santo es agradecido y recuerda la bondad de Dios y los muchos beneficios que ha recibido de él».

Estas palabras no son solo perfectamente ortodoxas, sencillas y claras, sino que encierran un mensaje esencial sobre nuestra fe.

Solo pondríamos una pequeña ‘pega’, una leve objeción: no nos parece que hoy el peligro esté en una obsesión por «obedecer normas y cumplir deberes». No, en absoluto: generaciones enteras llevan ‘marinadas’ en un generalizado desprecio por la obediencia y en un desdén universal por los deberes. Es decir, Su Santidad se dirige aquí a una parroquia previamente convencida.

La doctrina católica, aun siendo clara, rara vez deja de ser sutil, y al «o…o» suele oponer el «y…y». En este caso, el énfasis sobre el agradecimiento y el amor, sobre el hecho nunca suficientemente repetido de que el Cristianismo no es esencialmente un código moral sino un anuncio de salvación gratuita, de gracia inmerecida, se nos antoja ‘cojo’, y más al hablar de ‘mandamientos’, si no se dice a continuación que los mandamientos son eso: mandatos.

Dice, por ejemplo, Su Santidad en esa misma catequesis: «¿Cómo puede un joven desear ser cristiano si partimos de obligaciones, compromisos, coherencias y no de la liberación?».

Pero, Santo Padre, el hecho comprobable, cierto, medible y consultable, es que la gran deserción de esos jóvenes de la Iglesia coincidió históricamente con el momento en que se obviaron las obligaciones, se atenuaron los compromisos y se ninguneó la coherencia. Tampoco es nada nuevo que la juventud se siente extrañamente atraída por lo que le exige sacrificios y coherencia y da de lado toda fe que le ponga las cosas demasiado fáciles.

Francisco tiene, ciertamente, un don para comunicar verdades de forma sencilla y clara, un especial talento comunicador. Y hemos oído de sus labios y leído de su pluma, o interpretado de sus acciones, muchas importantes verdades de nuestra fe.

El problema es que el primer ‘et’, sin el segundo, ofrece una visión distorsionada, sesgada, como si de la extraordinaria riqueza del depósito de la fe se eligiera una parte para eclipsar la otra, su complemento, la que da equilibrio a la primera.

Esta misma semana fulminaba el Papa contra los ‘medios calumniosos’, con palabras de fuego que acababan rozando la demanda de cierta autocensura en el periodista católico. Leemos:  «Y comunicar escándalos es un hecho que tiene una seducción enorme, una gran seducción. Se seduce con los escándalos. Las buenas noticias no son seductoras: ¡Sí, pero que lindo lo que ha hecho! Y pasa… pero un escándalo: ¡¡Pero viste!! ¡¡Viste esto!!! ¿Viste esa otra cosa que hizo? Esta situación… ¡Pero no puede, no se puede ir adelante así!».

Ese es un evidente ‘et’. Pero le falta el otro, el que menciona precisamente hoy el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, próximo cardenal Luis Ladaria, al decir que «cubrir [los escándalos] favorece los abusos». Ladaria ha recordado que la política antes normal en la jerarquía eclesiástica de ‘tapar’ los escándalos fue lo que motivó que se perpetuaran, estallando finalmente en un escándalo mil veces peor.

Pero una lectura estrecha del párrafo que acabamos de citar de Francisco podría llevar a muchos exactamente a esa conclusión, a esa política, para huir de la «enorme seducción» de «comunicar escándalos».

 

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Comentarios
9 comentarios en “Francisco: «La vida cristiana no es simplemente un obedecer normas ni cumplir deberes»
  1. Decia Santo Tomas Moro cuando era perseguido, que lo que le defendia de los perseguidores era estar detras de la ley. No creo en una predica del amor que no afirme el cumplimiento de la ley, no creo en una fe sin obras ¿ Cómo voy a querer a los demas haciendo lo que me da la gana? La educacion, el cumpliento de la ley es una de las primeras manifestaciones del amor a los demas, es la manera de salir eel egoismo, del no hacer lo que me da la gana. Nuevamente Bergoglio juega en terreno resbaladizo, y vuelve a manifestar su falta de respeto a la Verdad, que es Cristo Jesus.

  2. «Si me amáis, guardaréis mis mandamientos» (Jn. 14,15).
    «El que recibe mis preceptos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ame, será amado de mi Padre y Yo le amaré y me manifestaré a él.» (Jn 14,21).

    Y se llaman «mandamientos», no «sugerencias»

    1. Con cada día que pasa es mayor el divorcio e incluso el repudio del Evangelio y del resto de las Escrituras por parte de las jerarquías y el clero. Me admira que todavía permitan su lectura en público durante las celebraciones, porque a veces en misa corre un silencioso escalofrío general cuando los fieles comprueban las continuas transgresiones del discurso y la praxis eclesiástica contra la Palabra de Dios.

  3. Tomas Moro decia que la mejor defensa que tenia contra sus perseguidores era cumplir la ley. Despreciar los mandamientos, llamarlos consejos, es un mal consejo, muy mal consejo.

  4. Esta es una epoca de anomia, de falta de normas no de su exceso. Y de esta carencia derivan las calamidades. Un sacerdote amigo decia que si se cumpliera con los 10 mandamientos no habria carceles ni policia ni jueces. El mundo seria feliz con solo cumplir los 10 mandamientos.

  5. A Francisco, como mal pastor, le importa un pimiento la salvación de las almas a su cargo. Sólo busca el aplauso del mundo, para sentirse bien y vivir tranquilo.

    Decir hoy, cuando el desprecio hacía los mandamientos es generalizado y hasta se jacta de infringirlos, que la vida cristiana «no es sólo obedecer mandamientos», es como decir a un grupo de Alcohólicos Anónimos que la vida no sólo consiste en estar sobrio. Es verdad, pero es justo lo contrario de lo que necesitan oír. Francisco, de esta manera sutil e indirecta, induce al pecado.

  6. Estoy totalmente de acuerdo con el Papa Francisco y asombrado, tanto de la postura de D. Carlos Esteban como de los comentarios realizados.

    Lo que el mundo de hoy más necesita es escuchar que cumplir los mandamientos no representa ninguna carga si uno se siente amado por Dios, el cumplirlos no es más que la respuesta responsable a este inmenso Amor, que se hizo uno de nosotros y vino a este mundo sufriendo la muerte más horrible que se puede sufrir: la crucifixión de los romanos.

    Ninguno de nosotros merece la salvación, Dios nos la concede y, de algún modo, nos incorpora al Misterio de Nuestro Señor como si nosotros mismos hubiésemos sido crucificados con Cristo para obtener la salvación, si tenemos fe en Jesucristo, fe que se demuestra con obras, es decir, con cumplir los mandamientos de la ley de Dios.

    Desgraciadamente, la mayoría de las personas que no tienen fe sólo ven en el religión católica que hay que cumplir normas para obtener el cielo, :simplifican y deforman la Verdad.

    1. Muy de acuerdo. Cuando el Papa se equivoca se equivoca pero aquí el énfasis está en una verdad: Dios nos amó primero y ante ese amor respondemos cumpliendo sus mandamientos que son un bien para nosotros y por tanto debemos amarlo. No veo contradicción en nada con la doctrina

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