El cardenal Carlo Caffarra es el personaje del 2017 para InfoVaticana. Su profundo amor a Cristo y a la Iglesia, su generosa labor pastoral y su defensa del matrimonio, la familia y la vida le convirtieron en un referente para toda la Iglesia.
El pasado 6 de septiembre fallecía a los 79 años el cardenal Carlo Caffarra, arzobispo emérito de Bolonia y primer presidente del Pontificio Instituto Juan Pablo II de Estudios sobre el Matrimonio y la Familia.
Tras su muerte, fueron muchos los que quisieron rendir homenaje al purpurado italiano. Entre estos homenajes cabe destacar el del cardenal Raymond Burke, que trabajó muy de cerca con él durante sus últimos años en la salvaguardia y promoción de la enseñanza de la Iglesia con respecto al matrimonio y la Eucaristía:
«Puedo asegurar que él estaba completa y solamente inspirado por un profundo y puro amor a Cristo y al Cuerpo Místico de Cristo, la Iglesia. Su pureza de corazón siempre fue evidente para mí y fue una inspiración constante. Su conocimiento de la doctrina y disciplina de la Iglesia fue el fruto de años de estudio, que continuó hasta el final, con el fin de dar el mejor cuidado posible a las almas.»
Quienes le conocieron destacan su intenso amor a Cristo y a la Iglesia, su alegre servicio al Evangelio, su profundidad filosófica y teológica y también la sencillez con la que vivía. Ocupaba un pequeño apartamento en uno de los edificios del seminario de Bolonia. Un apartamento que necesitaba una buena reforma, con las paredes repletas de agujeros y cables colgantes, y un sistema de calefacción más que deficiente. En Bolonia, una ciudad fría, Caffarra pasaba sus horas rodeado de libros, cartas y papeles, y no dejaba de responder a una sola de las cartas o emails que recibía de todas partes del mundo.
Referencia mundial en moral familiar y matrimonial
Nacido el 1 de junio de 1938 en Samboseto di Busseto, en la diócesis de Fidenza, Carlo Caffarra fue ordenado sacerdote el 2 de julio de 1961. En septiembre de 1995 fue nombrado arzobispo de Ferrara-Comacchio y ocho años después, en diciembre de 2003, Juan Pablo II lo nombró arzobispo metropolitano de Bolonia. Fue creado cardenal en el consistorio del 24 de marzo de 2006.
Con un amplio currículum académico, Caffarra se dedicó sobre todo a profundizar en la doctrina moral del matrimonio y a enfrentar la temática de la bioética en torno a la procreación humana. En enero de 1981, recibió del papa Juan Pablo II el encargo de fundar y presidir el Pontificio Instituto Juan Pablo II de Estudios sobre el Matrimonio y la Familia y llegó a convertirse en referencia mundial en moral familiar y matrimonial y en la defensa de la institución familiar y el derecho a la vida.
Su defensa del matrimonio y la familia le supuso, cumpliéndose la advertencia que en su día le hiciera Sor Lucía de Fátima, tener que afrontar todo tipo de ataques. Caffarra cargó sobre sus espaldas ataques de los sectores más ultramontanos del anticlericalismo italiano por no renunciar a defender públicamente la verdad de la fe católica y denunciar las amenazas a la fe y la familia.
Desde la sede episcopal de Bolonia difundió una nota en la que, entre otras cosas, se leía que “es imposible considerarse católico si de uno otro modo se reconoce el derecho al matrimonio entre personas del mismo sexo”(…) “es imposible hacer cohabitar en la propia conciencia la fe católica y el apoyo a la equiparación entre unión homosexual y matrimonio: ambas se contradicen”(…)
‘Nuestra conciencia nos impulsa…’
En los últimos meses de su vida, su preocupación pastoral le llevó a alertar del desconcierto y la confusión que veía en muchos fieles a raíz de interpretaciones no sólo divergentes, sino también contradictorias de la exhortación apostólica postsinodal Amoris Laetitia.
Impulsado en conciencia por su responsabilidad pastoral, el cardenal Caffarra entregó en septiembre de 2016 junto a Burke y los purpurados Walter Brandmüller y Joachim Meisner cinco “dubia” al Papa Francisco pidiendo al pontífice que disipara las incertidumbres y clarificara algunos puntos de “Amoris Laetitia”. El Papa decidió no responder y los cuatro cardenales interpretaron esta decisión como una invitación a continuar la reflexión y la discusión y la carta se hizo pública.
A partir de aquel momento, Caffarra y los otros tres firmantes de los «dubia» fueron objeto de las críticas de quienes interpretaron su iniciativa como un ataque a Francisco y no dudaron en dirigir a los cuatro cardenales todo tipo de acusaciones, hasta llegar a ser tildados de «enemigos del Papa». Una acusación que, según confesó el propio Caffarra, le hizo sufrir infinitamente.
«Deseamos, ante todo, renovar nuestra absoluta dedicación y nuestro amor incondicional a la Cátedra de Pedro y a Su Augusta persona, en la que reconocemos al Sucesor de Pedro y Vicario de Jesús: el «dulce Cristo en la tierra»», escribiría en una segunda carta al Papa en abril de 2017, meses después de la publicación de los «dubia». En la misiva solicitaba audiencia con el pontífice ante la grave situación que estaba dividiendo a muchas comunidades cristianas: «Sentimos el peso de nuestra responsabilidad, y nuestra conciencia nos impulsa a pedirle humilde y respetuosamente audiencia.»
«El amor a la Iglesia y la obediencia al Papa siempre han dirigido la vida del Cardenal Caffarra», aseguraba tras su muerte el arzobispo de Bolonia, Matteo Maria Zuppi, que también quiso compartir algunos momentos de sus últimos encuentros. Antes de que Zuppi visitara al Papa Francisco el pasado mes de agosto, Caffarra le pidió que transmitiera al pontífice que rezaba siempre por él y que una vez a la semana celebraba la Misa por el Santo Padre.
«Creo que el cardenal Caffarra llevó con enorme dolor –silencioso y humilde, pero enorme dolor– la situación de agotamiento y de confusión en la Iglesia. Y creo que –como me confiaba su hermana cuando ayer por la tarde me acerqué a venerar su cuerpo– murió de este dolor de la Iglesia y por la Iglesia», escribía poco después de su muerte el arzobispo emérito de Ferrara-Comacchio.
El cardenal Caffarra falleció el 6 de septiembre de 2017, tras una vida de entrega a Dios y de servicio a su Iglesia. Tras su muerte, su profundo amor a Cristo y a la Iglesia, su generosa labor pastoral y su defensa del matrimonio, la familia y la vida siguen siendo un ejemplo para toda la Iglesia.
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Eché de menos que no diera el paso de la corrección formal. El tan aplaudido por los enemigos de la Iglesia Francisco no para de crecerse ante la pasividad, el silencio, cuando no la cobardía, de los buenos. El infierno está empedrado de buenas intenciones y, más todavía, de bocas cerradas. Tienen el atenuante, que no eximente, de que la misericorditis persiguen con saña las bocas abiertas. Los malos aires argentinos han ofuscado Roma.
Roberto de Mattei responde al bienintencionado, pero desacertado, Edward Peters. Concluye que la doctrina bonaerense-romana es errónea y, por tanto, hay que resistirla. Yo me decanto por De Mattei, un estudioso serio y profundo, que analiza las cuestiones con gran agudeza. https://www.corrispondenzaromana.it/notizie-dalla-rete/de-mattei-risponde-edward-peters-sulla-lettera-buenos-aires-magistero-autentico/
A propósito de Caffarra, hombre del año y que dió un primer paso, que muy pocos dieron, por el que le estaré eternamente agradecido. Estoy convencido de que fué el máximo experto en fundamentación teológica y canónica del matrimonio y la familia.
«Desde la sede episcopal de Bolonia difundió una nota en la que, entre otras cosas, se leía que “es imposible considerarse católico si de uno otro modo se reconoce el derecho al matrimonio entre personas del mismo sexo”(…) “es imposible hacer cohabitar en la propia conciencia la fe católica y el apoyo a la equiparación entre unión homosexual y matrimonio: ambas se contradicen”(…»
La sodomía es el pecado mortal mas aberrante cometido contra las Leyes Naturales, Morales y de Dios.
Sin comentarios, es mejor callar ya que según algunos digas lo que digas no servirá de nada; tenemos un problema y es de contra natura, y si los que llevan el timón son los primeros en tenerlo difícilmente los remeros podremos solucionarlo.
Las Acta Apostolicae Saedis no lavan las mentiras ni el fango. Aunque la mona se vista de seda, mona se queda, en este caso no tan mona. https://www.corrispondenzaromana.it/notizie-dalla-rete/bugie-fango-sugli-acta-apostolicae-saedis/
“Sentimos el peso de nuestra responsabilidad, y nuestra conciencia nos impulsa a pedirle humilde y respetuosamente audiencia.”
A este hombre santo y eminencia en el asunto de que se trataba no le fue concedida audiencia por el Obispo de Roma; murió esperando y sufriendo por ello. Lo mismo le ocurrió al Cardenal Joachim Meisner. Murieron como si estuviesen esperando a la puerta de una discoteca a que el «bouncer» ( a person whose duty is to throw troublemakers out of a bar or public meeting) les dejase pasar. Pero el bouncer no les dejó pasar.
Estos hechos se comentan por si solos.
En estos tiempos que corren es difícil discernir entre el querer y el no querer, las ideas no están muy claras ya que el rumbo tampoco está claro, y si los capitanes de la barca no toman las decisiones adecuadas es posible que nos hundamos en ese desafío sin saber lo que queremos, unamos nuestras fuerzas en pos de obtener unas buenas coordenadas, y fijar un rumbo que nos depare en un fin en el que la luz de dios nos ilumine y nos marque el camino a seguir.
Es de Carlo Caffarra. http://lanuovabq.it/it/famiglia-luce-che-mostra-verita-e-bellezza-dellamore