‘La pena de muerte es una ofensa a la inviolabilidad de la vida’

|

papa francisco

«Deseo alentar a todos a trabajar no sólo por la abolición de la pena de muerte, sino también por la mejora de las condiciones de reclusión, para que respeten plenamente la dignidad humana de las personas privadas de libertad”. Son las palabras  del Papa Francisco a los participantes en el VI Congreso Mundial contra la Pena de Muerte que inició este 21 de junio en Oslo, Noruega.

El Evento organizado por Ensemble contre la peine de mort, en colaboración con la Coalición Mundial contra la Pena de Muerte tiene por objetivo “alcanzar y eliminar la obligatoriedad de la pena de muerte”. Este congreso es el evento más importante sobre la pena de muerte, que reunirá a más de 1500 participantes, entre los que se encuentran más de 30 ministros, 200 diplomáticos, Premios Nobel de la Paz, parlamentarios, universitarios, abogados y defensores de los derechos humanos.

En su mensaje, el Santo Padre agradeció a todos aquellos que están comprometidos en construir un mundo libre de la pena de muerte, y asegura que: “de hecho, hoy día la pena de muerte es inadmisible, por cuanto grave haya sido el delito del condenado. Es una ofensa a la inviolabilidad de la vida y a la dignidad de la persona humana que contradice el designio de Dios sobre el hombre y la sociedad y su justicia misericordiosa, e impide cumplir con cualquier finalidad justa de las penas. Además, señala el Papa que, no hace justicia a las víctimas, sino que fomenta la venganza”.

En el marco del Jubileo Especial de la Misericordia, el Pontífice recuerda que es una ocasión propicia para promover en el mundo formas cada vez más maduras de respeto a la vida y la dignidad de cada persona. No hay que olvidar que el derecho inviolable a la vida, don de Dios, agrega el Papa, pertenece también al criminal. “Deseo hoy alentar a todos a trabajar no sólo por la abolición de la pena de muerte, concluye el Obispo de Roma, sino también por la mejora de las condiciones de reclusión, para que respeten plenamente la dignidad humana de las personas privadas de libertad”. “

Hacer justicia” no significa que se deba buscar el castigo por sí mismo, sino que las penas tengan como finalidad fundamental la reeducación del delincuente. Por ello, afirma el Papa, la cuestión debe ser encuadrada en la óptica de una justicia penal que sea abierta a la esperanza de reinserción del culpable en la sociedad. ¡No hay pena válida sin esperanza!

 

Ayuda a Infovaticana a seguir informando

Comentarios
7 comentarios en “‘La pena de muerte es una ofensa a la inviolabilidad de la vida’
  1. La posibilidad de la pena de muerte está avalada por la Sagrada Escritura, muchas veces en el Antiguo Testamento y San Pablo en Romanos 13,4 la aprueba. Ni qué decir tiene que no hay NADA, pero NADA en toda la Tradición de la Iglesia, Padres, Concilios, Papas, Doctores como Santo Tomás de Aquino. ¿Con qué fundamento teológico puede el Papa Francisco decir lo que dice? NINGUNO. El Concilio Vaticano I, que definió l infalibilidad del Papa, dice que no le corresponde enseñar doctrina nueva. Lo más que se puede hacer es repetir lo que ha escrito San Juan Pablo II en la Evangelium Vitae, que los estados modernos no tienen necesidad de aplicarla por tener otros medios para sancionar a los delincuentes. Es grave que otra vez el Papa Francisco intente sin fundamento cambiar una doctrina que no se puede cambiar.

  2. Esta es una nueva doctrina iniciada y promovida por JPII y que se aleja en conjunto y en detalle del Magisterio tradicional de la Iglesia, al extremo de que en el catecismo se cambiaron puntos al respecto sin previo aviso. Es una doctrina perversa que, no solo está al margen de las Sagradas Escrituras sino que se atreve a igualar el acto legítimo del ejercicio del poder en su dimensión punitiva con acciones criminales. Muy propio de los relativistas.

  3. TH

    ¿Que al Papa no le corresponde enseñar doctrina nueva? ¿que ocurre que los tiempos no cambian? ¿es igual la Edad Media que el siglo XVIII o el XXI?

    ¿Desde la»Rerum Novarum» de Leon XIII hasta la «Laborem Exercens» de Juan Pablo II no se han dado cambios sociales, económicos, culturales, etc.? Los principios fundamentales no habrán cambiado, claro, pero claro que los Papas transmiten doctrina nueva, porque las realidades son diferentes y la Iglesia tendrá algo que decir cuando los tiempos son cambiantes, ¿o es que queremos un discurso monótono, monocorde y siempre lo mismo para cualquier circunstancia y situación?
    Otra cosa es que no se sea fiel a los principios fundamentales innegociables, que serán vigentes de forma permanente. Eso no puede cambiar.
    Por ejemplo, ¿El Concilio Vaticano II no supuso un avance en comparación al Vaticano I? Es que los dos no van a repetir lo mismo, cada uno nació en una época diferente, como el de Trento o el de Nicea. Cada uno intenta dar respuesta a los problemas contemporáneos que le tocan.

  4. Pero no seáis tontines y dejaos de doctrinas carcas que no van a ninguna parte. Francisquín está a nuestro servicio, es el neopapa de una neoiglesia mandilera que mola mogollón. ¡A joderse, integristas, y a ponerse el mandil, para poder mamar de la teta!

  5. Tambie en la falsa creencia que la abolición de la pena capital llevará a suprimir la legislación proabortista, en realidad ocurre justamente lo contrario: -pena de muerte para asesinosaborto para bebes inocentes. Adam Smith señalaba: ´´La piedad con los culpables es crueldad con los inocentes´´. El castigo era, para él, un deber doloroso. Para la visión progre, sin embargo, el crimen es contrario a la naturaleza humana. Por consiguiente, la gente realiza crímenes por razones especiales, ya sean sociales o psiquiátricas. Y, por consiguiente, la forma de reducir el crimen es reducir esas razones especiales: pobreza, desempleo, discriminación, enfermedades mentales. El crimen refleja el carácter de la sociedad. El criminal sólo es su víctima.

  6. Absolutamente de acuerdo con el Santo Padre, la vida es un don sagrado. Y luego desde un punto de vista pragmático si alguien es tan execrable que merece ser apartado de la sociedad, qué mejor que la privación de la libertad de por vida. Un tiro es un segundo, la cada perpetua es toda la vida -eso sí duele-.Así que por ambas razones la pena de muerte es error y sacrilegio.

  7. A Sarto:
    Juan Pablo II no ha cambiado la doctrina, pues supongo que sabìa que no se podìa cambiar. Lo único que ha hecho es expresar un juicio prudencial que no es doctrina ni obliga a los católicos a aceptar tal juicio.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 caracteres disponibles