El colectivo querellante contra Reig Pla e INFOVATICANA se autodenomina «Decidir nos hace libres». Julio Ariza escribe sobre esta cuestión.
Cada mujer es libre para decidir sobre su propio cuerpo gritaban las feministas de los años setenta espoleadas por las consignas engendradas en las logias francesas coordinadas por Pierre Simón. Era el “derecho a decidir”, el inapelable y profundamente cristiano derecho a decidir. La sublime exaltación del libre albedrío humano.
En realidad todo era una gran falacia. No había ningún derecho a decidir, lo que se defendía con tanto ardor era el derecho a matar. A matar a los todavía no nacidos en el vientre de sus madres.
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¿A dividir o a decidir?
El quitar la vida al ser humano desarrollado o en desarrollo, JAMÁS puede ser un derecho. La vida nos la trasmite los progenitores pero ellos no tienen potestad para eliminar esa vida, aunque pueden por tratarse de un indefenso. Eliminar a un NONATO es el mayor crimen, ¿quien soy yo para decidir su muerte?. Ya pasó el tiempo de los prejuicios, donde el quedarse embarazada era un deshonor, ahora se puede ser madre soltera perfectamente. Que mi economía no me permite un nuevo hijo, pido AYUDA, o lo doy en adopción, ese niño tiene DERECHO A VIVIR. Como decía la santa Madre Teresa de Calcuta «DÁMELO A MÍ». Cuanto agradecimiento dará aquel hijo que le permitió su MADRE VIVIR, la llamará MADRE con la boca y con el corazón. MUJER que no te engañen ser MADRE es la plenitud de ser mujer, aunque ese hijo sea fruto de algo triste y trahumático.