Se dice que lo poco que lleva de Obispo en Guadix-Baza, desde 2010, lo está haciendo francamente bien. Ginés García Beltrán cuenta con una amplia experiencia pastoral.
Ingresó al seminario después del instituto. Fue ordenado sacerdote a los 23 años. ¿Podría contarnos cómo surgió y cómo maduró su vocación al sacerdocio?
Mi vocación se podría decir que es parroquial. No hay ningún hecho o circunstancia extraordinaria que me llevó al sacerdocio. Desde niño en la parroquia de mi pueblo, con el buen testimonio de sacerdotes y religiosas –yo, gracias a Dios, no tengo malos ejemplos de sacerdotes ni de religiosos, todo lo contrario-, fui creciendo e introduciéndome en la vida de fe que respiraba en mi familia. Buenos profesores y compañeros en la escuela y después en el Instituto me ayudaron a ser un niño, adolescente y joven, no solo normal, sino feliz. Monaguillo, catequista, participando en la Misa y en el sacramento de la Penitencia; con ganas de haber estudiado filología hispánica, descubrí que el Señor era con mucho lo mejor y que Él me quería para su gloria en el sacerdocio. Esta era mi camino que no dificultó el ser hijo único, porque mis padres me ofrecieron todo su apoyo
Es uno de los obispos más jóvenes de España. ¿Cómo es el día a día de un Obispo en la diócesis de Guadix-Baza?
El día a día es muy rico y más variado aun. No hay ningún día igual, aunque sí lo fundamental. Me levantó temprano, antes de que amanezca, y esas primeras horas son para mí, delante del Señor. Leo el Evangelio del día y rezo el Oficio de lecturas con los Laudes; después una hora de oración personal. Después el desayuno, y comienza la vida de trabajo: abrir la correspondencia, saber las noticias para ver cómo va el mundo, las visitas, reuniones o los viajes a las parroquias. Al final de la mañana suelo rezar la Hora menos. Por la tarde, si puedo, estudio y leo documentos pendientes, pero no es siempre, pues salgo de visita o tengo más entrevistas. Al final de la tarde rezo las Vísperas y después el Rosario con mi madre. Este tiempo es para ella, muy anciana ya. Antes de ir a la cama rezo las Completas y leo algo de narrativa, es mi hobby. Claro que esta vida se trastoca cuando estoy de Visita pastoral. Ah!, también el coche se convierte en un pequeño oratorio donde rezamos.
¿Con qué frecuencia habla con cada uno de sus seminaristas personalmente?
Con menos de la que yo quisiera. Al Seminario Menor, que lo hemos vuelto a poner en marcha, intento ir una vez al mes y celebro la Santa Misa y hablo con formadores y seminaristas. Al Seminario Mayor, que está en Murcia, siempre que puedo; una vez al año me invitan a predicar un Retiro. Los veo con frecuencia, y varias veces al año hablo con cada uno. Claro que son pocos.
¿Y cómo trata de fomentar en los sacerdotes una mayor sed de almas?
Pues mire, siendo yo el primero que voy por delante, y no siempre lo consigo. Ilusionando y haciendo que miren al único que da sentido a nuestra vida y ministerio, Jesucristo. Intento insistir en que tengamos celo por las almas; no nos puede dar lo mismo que vengan o no vengan, que conozcan al Señor o no lo conozcan. Como anécdota le diré que suelo decir a los curas más jóvenes que el Derecho canónico tiene un fallo importante, y es que en las condiciones para ser cura una de las primeras debería ser un análisis de sangre, para ver si el candidato tiene sangre u horchata. A un sacerdote le ha de correr la sangre por las venas; debe tener pasión por Jesucristo.
¿Cómo se prepara una homilía?
No me gusta leer las homilías, aunque hay momentos que he de hacerlo. Las del domingo comienzo a prepararlas el lunes anterior; durante la semana voy leyendo y orando con esa Palabra de Dios, y evitando una tentación: pensar en lo que tengo que decir. Quiero que la Palabra de Dios me diga y me cambie a mí para poder llevarla con fidelidad a los demás. Después hablo espontáneamente con un esquema mental. Las homilías sin preparar suelen ser un desastre, que tienen más de moralina que de anuncio, además de ser eternas.
¿A qué santos tiene especial devoción don Ginés y por qué?
Ante todo a la Virgen Santísima, ¡que poderosa es la Virgen, cómo es capaz de cambiar los corazones y vencer al mal! A San José le tengo gran devoción. San Pablo me inspira mucho, como lo hace San Agustín. Tengo gran devoción a San Ignacio de Loyola, y soy un enamorado de sus Ejercicios Espirituales. Podría decir otros muchos, también los contemporáneos; he de confesar que las devociones han ido incorporándose en el recorrido de mi vida sacerdotal; aquí en Guadix he descubierto a San Pedro Poveda. Pero no diría la verdad si ocultara a un Siervo de Dios, todavía sin beatificar: al Cura Valera, un sacerdote de mi pueblo, del siglo XIX, un “santo cura de Ars a la española”, al que en Huércal Overa se le venera, y espero que pronto sea Beato.
Fue defensor del vínculo antes que obispo. Resulta alarmante el aumento de divorciados entre los fieles, de hecho el Papa ha convocado un sínodo extraordinario para tratar la pastoral familiar. ¿Cuáles cree que podrían ser los pasos a dar en ese sentido?
Pero no sé si alguna vez nos hemos parado a pensar que el aumento del número de fracasos matrimoniales es la consecuencia de personas con falta de madurez y de instrumentos para superar las dificultades. Una mentalidad que entra bien, que sabe a progresista, pero que no ayuda a crecer. Cuando la felicidad es la ausencia de problemas y sufrimiento, descubrimos que no existe la felicidad.
La Iglesia ha de cuidar la familia, hemos de preocuparnos por ella, y no sólo humanamente, sino también pastoralmente. La pastoral con la familia tiene un carácter multiplicador; llega a los esposos es llegar también a los niños. Los grupos familiaristas son muy buenos; hemos de apoyarlos y entenderlos –yo he sido consiliario de un Equipo de Nuestra Señora y creo que es un medio precioso para los matrimonios y las familias-. También hemos de aprovechar el contacto, aunque sea circunstancial, con las personas que se acercan a la Iglesia, ya sea con motivo de la petición de algún sacramento, como en los momentos de dolor. Hemos de acoger y acompañar a las parejas que se encuentran en dificultad, a los matrimonios rotos o que se han visto abocados a una situación así, una situación que muchas veces no han provocado. La formación de los niños, adolescentes y jóvenes no puede olvidar una visión católica del amor, la sexualidad, el matrimonio y la familia.
Por último, no me gusta nada esa distinción que se hace entre lo humano y lo cristiano. Lo más humano es lo cristiano porque Cristo es el hombre nuevo.
Pertenece a la comisión de medios de comunicación. Nosotros hemos denunciado en Infovaticana el caso de MegastarFM, que utiliza con frecuencia imágenes eróticas en sus comunicaciones. Además hay muchas quejas por la tendencia partidista de 13 tv… ¿Cree que los medios de la Conferencia Episcopal representan fielmente los principios cristianos?
Bueno, pensaba decirle que he de ser más breve al contestar, pero al ver esta pregunta si lo hago podrá pensar que quiero saltarla, y nada más lejos de la realidad.
Mire, en la vida todo es mejorable. Los medios de la Conferencia Episcopal deben ser un ejemplo en lo que se refiere a la transmisión de los principios cristianos, pues existen para evangelizar, como todo en la Iglesia. Pero esto no sólo para los medios de la Conferencia sino para todos los que tienen una inspiración cristiana o están regidos por fieles laicos, Y no sólo en cuestiones de moral personal sino también en lo que llamamos la dimensión social del Evangelio. En el caso de MegastarFM, creo que ha sido un incidente desafortunado, aunque decir que “con frecuencia” me parece algo exagerado. Como Vd. sabe el mundo de los medios de comunicación es complicado, y me consta que los responsables de la cadena lamentan lo que ha ocurrido y trabajan para que no vuelva a ocurrir. Los medios de la Conferencia trabajan cada día por hacer una información veraz y de acuerdo con la doctrina de la Iglesia. Pero como le decía todo es mejorable, y se mejorará. No quiero terminar sin hacer referencia a su primera afirmación sobre mi condición de miembro de la Comisión episcopal de Medios de Comunicación Social, sabe que la Comisión como tal nada tiene que ver con estos medios.
¿Qué opina de las palabras del Papa Francisco en las que critica el «carrierismo» en la Iglesia, el querer utilizar una diócesis pequeña para acceder a otra más grande? ¿Cree que eso se da en nuestro país?
Darse se da. Pero yo no soy nadie para juzgar a los demás. Esto se puede dar en cualquier lugar, y no solo en los clérigos. El carrerismo no es bueno, y no lo es porque no responde a la lógica del Evangelio. Mire, no hay diócesis grandes ni pequeñas, o parroquias importantes o menos importantes. Hay pastores que quieren trabajar hasta dar la vida y los hay que se reservan. En mi diócesis hay algo más de cien mil católicos, ¿no cree que son suficientes si quiero entregarme?, aunque fuera uno merecería la pena. Pero esto no es tanto para hablarlo como para vivirlo
¿La insistencia de Francisco en la austeridad y en que los obispos no sean «príncipes» le ha hecho recapacitar? ¿Le ha movido a prescindir de cosas de su vida o a cambiar algún aspecto de su día a día?
Sin lugar a dudas. El Papa Francisco interroga, a mí me interroga, y me hace caer en la cuenta que hay cosas en mi vida como cristiano y como sacerdote que debo cambiar. Y no sólo en lo más aparente. Creo que el Papa pide un cambio en el corazón que marcará lo demás. Dicho esto creo que un Obispo vive mucho más austeramente de lo que la gente cree.
El Papa habla con mucha frecuencia del diablo, de sus tretas y sus maniobras ¿Cuál cree que es el mayor logro del diablo en la sociedad actual?
Está claro que su mayor conquista es que no creamos que existe, que lo vistamos con ropas psicológicas o de mentalidades pasadas de moda. La consecuencia es que lo silenciamos, empezando por los obispos y los curas. El diablo se reinventa y no soporta la acción de Dios en la gente humilde. No hemos de tenerle miedo porque Cristo ha vencido, hemos de luchar contra él con las armas del bien y la verdad.
Sin duda también son un logro del diablo las numerosas leyes inicuas que se aprueban en occidente
Por supuesto, no le quepa la menor duda. Ya le he dicho que el diablo se reinventa.
¿Puede un católico votar a un partido que no defienda explícitamente los Principios no negociables definidos por Benedicto XVI?
Creo que la posición de la Iglesia es clara. Un católico, en primer lugar, debe votar, participando así en la vida pública que es tan importante, y que muchas veces olvidamos. Después debe votar en conciencia, y esto supone hacerlo según la propia fe. Es verdad que a la luz de los programas electorales, muchos se preguntan: ¿y a quién votamos? Pues hay principios que para un católico son innegociables, y esto debe ser fundamental en el voto. También es verdad que los políticos deben ser claros en sus propuestas, y no cambiar después. Por último, necesitamos católicos en la vida pública, de los que después no se echan atrás
¿Cuál es el destino de los niños cuando son abortados?
Mire, si creemos que Dios es nuestro Padre, sería inconcebible que pensáramos que hay alguien que se queda fuera de su amor, de su proyecto de salvación sino el que en su libertad renuncia a él. No existe nadie que no sea querido, al menos por Dios. Por eso, el destino de los niños que no han llegado a nacer es Dios, su Padre y Creador; es el Cielo.
¿Cómo valora la ley del aborto que ha anunciado el gobierno?
Toda ley del aborto es mala por naturaleza. El aborto procurado siempre es malo, pues imagínese planteado como derecho. Dicho esto, sería injusto no reconocer los pasos que da esta ley cuando habla del derecho del nasciturus; me parece importante, y que se plantee cuando se sabe la que iba a liar.
¿Qué legislación sobre convivencias homosexuales cree que podríamos admitir los católicos?
El tema es delicado porque hablamos de personas y no de teorías, y porque muchas de las personas que son homosexuales sufren por su condición, sin olvidar que también son muchos los que no comparten el tono frívolo del debate social. También es clara la postura de la Iglesia en este tema. Dicho esto, contestar a la pregunta en concreto que me hace no es nada fácil porque se mueve en un horizonte demasiado amplio, pero si le sirve le diré que no el matrimonio.
A este respecto, hemos echado de menos una defensa firme de Monseñor Sebastián, que todavía está sufriendo ataques por sus palabras en las que se refirió a la homosexualidad. Tampoco hubo una sonada defensa de Reig Pla en su momento ¿Cree que existe un vínculo de solidaridad entre los obispos de nuestro país?
Bueno, yo no comparto esa supuesta falta de apoyo a los obispos que cita, ni a otros; y por supuesto que hay vínculo de solidaridad. Otra cosa, y tiro la pelota a su tejado es que los medios, según la ideología que los sustenta, o punto de vista particular, se hacen voz de las palabras de unos u otros obispo porque les parecen de más peso y más atractivas para la opinión pública, olvidando las del resto, especialmente lo que estamos en diócesis pequeñas. Vaya a las páginas web de las diócesis o las intervenciones de los obispos y verá que sí hay unidad y solidaridad; pero ya sabe aquello de que “la opinión pública es la opinión publicada”, o “lo que no se publica, no existe”.
Hablando de cuestiones que tienen diferente respuesta según a quién se pregunte en el episcopado. ¿Cree que la unidad de España es un bien moral?
En este punto me uno a lo que ha dicho en reiteradas ocasiones la Conferencia Episcopal y muchísimos obispos. ¿Quién puede negar que la unidad es en sí un bien? El respeto a la propia identidad no es incompatible con la unidad de España sino todo lo contrario. Respetemos la identidad y caminemos juntos… ¿hay algo más católico?
¿Hay algún movimiento, institución u orden religiosa de la Iglesia que le guste especialmente o al que pertenezca?
A mí me gusta la riqueza de la Iglesia en la variedad de sus carismas e instituciones. Esta variedad es fruto de la acción del Espíritu. Le confieso que me gustaría que en mi diócesis existiera el mayor número de estos carismas. Es más, cuando algún Superior mayor viene a comunicarme que han de cerrar una comunidad, siento una pena enorme, porque creo que con esta marcha se empobrece la iglesia particular, es menos hermosa. Al mismo tiempo tengo como objetivo que existan en la Diócesis el mayor número posible de movimientos y asociaciones; en este sentido en Guadix somos muy pobres. Es uno de nuestros objetivos del Plan de Evangelización. Con frecuencia, llamo a la puerta de alguna congregación religiosa para que funde entre estos pobres “que son de los que no salen en TV”, pero le confieso que tengo poco éxito. Y a lo primero que me preguntaba, he sido algunos años consiliario en los Equipos de Nuestra Señora. Ahora quiero ser padre y pastor de todos, y acompañar a todos.
¿Qué es lo mejor de ser sacerdote? ¿Qué les dice a los jóvenes para animarles a entregar su vida a Dios en el sacerdocio?
Ser sacerdote es un regalo ¿qué podría decir sobre lo mejor? pues todo; incluso las dificultades porque que te acercan y te identifican con Señor Crucificado. Pero yo sigo sintiendo un estremecimiento, difícil de describir, al repetir cada día las palabras del Señor “Tomad y comed.. esto es mi Cuerpo” “Tomad y bebed.. esta es mi sangre”. No eres tú el que hablas es Cristo el que pronuncia las palabras; al inclinarte sobre el pan y el cáliz te haces uno con Cristo. Nada hay más grande que la Eucaristía. Hablar de Cristo me apasiona, no me cansa. ¿Y qué decir del sacramento de la Penitencia? es una escuela preciosa para un sacerdote, ¡cómo se aprende! ¡cómo se llega a conocer el alma humana!.
A los jóvenes se lo repito siempre, soy hasta pesado. Les digo que cada día al levantarse pregunten a Dios, ¿qué quieres de mí? No me puede creer que Dios hoy no siga llamando, por eso si no hay más vocaciones es porque no hay respuesta, pero sí llamada. Les digo también que recen y sean generosos si creen oír la llamada del Señor, sobre todo, porque se juegan la felicidad. E intento animarlos con el ejemplo, con mi alegría, con la entrega, con la pasión; que descubran a través de mi servicio que Dios los ama.
¿Qué opina de las voces que piden que la Iglesia pague el IBI?
La Iglesia paga el IBI, esta diócesis paga el IBI según marca la ley. Por otra parte, la exención del IBI no es ningún privilegio exclusivo de la Iglesia, no es distinta a la de otras instituciones sociales. Es curioso ver las mociones que se discuten en ayuntamientos de la Diócesis cuando poco hay que pagar, además con los problemas que tenemos. Se trata de un debate artificial que, al menos aquí, no llega al pueblo que tiene una gran estima a la Iglesia.
¿Cómo ve la Iglesia en España? ¿Estamos en un buen momento histórico?
La Iglesia está viva, pero la Iglesia real, la que está en nuestros pueblos y ciudades. Cuando veo las noticias en los medios de comunicación, incluso los comentarios en las páginas digitales, me parece que no es esa la Iglesia que yo veo y palmo cada día, la Iglesia que yo vivo. En ese sentido la visita pastoral está suponiendo para mí una verdadera conversión pastoral. No creo que haya ningún personaje público en la provincia que conozca y haya pateado la Diócesis como el Obispo, y no pretendo ser arrogante ni presuntuoso.
En España vivimos un momento apasionante, lo que no niega las dificultades. Estamos en el hoy de Dios, y eso para un creyente es lo más importante. Mirar al mundo y a los hombres como los mira Dios es nuestra misión. No habría querido vivir en otro momento de la historia, este es mi momento, el momento de Dios para mí.
¿Cuál debe ser el límite de la tolerancia del obispo ante un sacerdote, religioso o religiosa que “va por libre”, o ante un sacerdote acusado de pederastia?
El límite siempre debe ser el bien del Pueblo de Dios. Nadie puede castigar o confundir la fe de la gente sencilla. Tengo la impresión que detrás de esas personas que confunden al Pueblo de Dios hay mucha falta de humildad. En el caso de la pederastia hay que actuar con diligencia, pero aquí también se debe aplicar la presunción de inocencia. Cuánto mal ha hecho, y hace, a la Iglesia la pederastia; pero ¿cuántas veces nos hemos preguntado por los que fueron acusados y no habían hecho nada? Por supuesto que a los que son culpables hay que apartarlos del ministerio, sin olvidar la prevención, cuidando con atención al clero y a los futuros sacerdotes, para que nunca más vuelva a ocurrir este crimen. Hay que educar en la virtud.
¿Cómo asume las críticas sobre su persona o sus actuaciones, si se producen, de católicos, católicos extrafronterizos y enemigos de la Iglesia?
Bueno, yo no tengo la suficiente relevancia social para ser objeto de críticas, sólo las “caseras”. Si las hay, con la cabeza, y desde la fe, intento superarlas, asumiendo lo que de verdad puedan tener. El interior del corazón es otra cosa, por eso le pido al Señor que no se hagan herida, que cure en mí lo que yo no soy capaz.
¿Qué cambiaría de la Iglesia?
Yo soy quien debo cambiar cada día. Los cambios han de ser personales, porque las instituciones son lo que son las personas.
¿Y la curia, cree que representa fielmente a la Iglesia de Cristo?
¿Tan importante es la Curia para que la hayamos hecho centro de las opiniones sobre la Iglesia? La verdad es que a mí la Curia no me molesta para ser un buen cristiano o un buen pastor de mi comunidad. Hemos de no dar tanta importancia a la Curia. Que cambie lo que tenga que cambiar para que cumpla su misión en este momento, pero no le demos más importancia. Parece muchas veces que hay más un deseo de “quítate tú, que me pongo yo”.
Ya se atisba el final del mandato del Cardenal Rouco en la CEE. ¿cómo valora estos años?
Hemos de dejar que pasen unos años para valorar este momento del que el cardenal Rouco ha sido, sin duda, un pilar indiscutible. Creo que el cardenal Rouco ha hecho un gran servicio a la Iglesia, no siempre reconocido. Nadie puede negar su inteligencia y su espíritu de fe. No dudo que ha buscado siempre el bien de la Iglesia. Lo mejor es que en este caso quien paga es Dios, y siempre paga bien.
Su lema episcopal es “Mihi vivire Christus est” ¿por qué lo eligió?
Porque me identifico con San Pablo, y porque quiero que sea mi programa de vida y ministerio. Sin Cristo no soy nada, de verdad. Mi vida es Cristo porque sin Él no tendría sentido. Lo más triste es una vida vacía, y es Él quien llena la mía.
De las virtudes ¿hay alguna en la que le guste poner especial énfasis en sus predicaciones o en su pastoral?
La ilusión, la alegría, la pasión y el entusiasmo de los que creen que han elegido la mejor parte, que han encontrado el tesoro. También la virtud de la fidelidad y la perseverancia, porque el que llegue hasta el final se salvará. Y por supuesto la virtudes teologales que son la base de las anteriores.
¿Cuál considera que es su principal defecto como obispo?
Habría que preguntárselo a los que me rodean; pero creo que es el querer que todos sigan mi ritmo, olvidándome que cada uno tiene el suyo. Tengo muchos más, pero me ha preguntado por el principal.
¿Es fácil confesarse en su diócesis?
Lo digo con santo orgullo, sí. Muchos de los oriundos de esta tierra aprovechan las vacaciones para confesarse, porque aquí es fácil.
¿Tienen adoración permanente en su diócesis?
Desgraciadamente no. Es una asignatura pendiente, y en una diócesis de las características de esta más. Pediremos luz y trabajaremos para que sea.
¿Qué libros está leyendo ahora?
El tema de la lectura es capítulo aparte. Me gusta leer, lo necesito. Tengo tres frentes de lectura: la teología, los clásicos de la espiritualidad cristiana y la narrativa. Hace tiempo que leo mucha literatura centroeuropea del siglo XX (Zweig, Roth, Marai, etc.). Ahora estoy leyendo una obra de la Nobel Alice Munro, “Amistad de juventud”, y he terminado de leer “Nada” de Janne Teller, y “Werther” de J. Goethe. En teología, estoy leyendo la obra sobre la Virgen de D Fernando Sebastián, e “I gesti profetici di Paolo VI” –este no tan teológico-. Como lectura más espiritual he leído despacio y subrayado la “Evangelii Gaudium”, y ahora estoy con la obra de T. Merton, “La montaña de los siete círculos”.
¿Qué música le gusta escuchar?
No escucho mucha música. Me gustan los clásico y asomarme a la actual, a la música pop, pero no siempre me gusta.
Sé que no tendrá mucho tiempo para ver cine pero ¿Tiene alguna película favorita?
Es verdad que no veo mucho cine, y siempre en la pantalla del televisor que no es lo mismo. Pero me gusta que el cine me haga pensar y me deje el corazón lleno.
¿Cuál es su comida preferida?
El arroz y el pescado, además de la fruta y la verdura. Mi rector en el Seminario decía que a la gente espiritual le gustan los dulces, pues ya sabe.
¿Fuma?
No fumo.
¿Le gusta beber alcohol? ¿Alguna bebida especialmente?
Bebo en la comida, y si estoy acompañado. En casa habitualmente no. Bebo vino.
Si pudiera hacer milagros ¿qué milagro haría?
La fe para todos, porque entonces se realizarían el resto de los milagros en los que todos estamos pensando.
¿Si no hubiera sido sacerdote, en qué le habría gustado trabajar?
Al principio dije que me hubiera gustado estudiar filología hispánica. Ahora, la verdad, no me veo en otro trabajo.
¿Con qué personaje del siglo XX le gustaría tomar un café y charlar?
Con varios, pero diría que con Pablo VI.
¿Cómo resumiría su vida en una sola idea central?
No es una idea, es una persona: “Para mí la vida es Cristo”
¿Conocía Infovaticana?
Sí, la conocía, y la sigo dentro de lo que puedo.
¿Le gusta?
Sí. Me ayuda a descubrir otros rostros de la Iglesia.
¿Qué diría a un grupo de laicos interesados por informar sobre la Iglesia?
Los animaría, y los animo, porque las comunicaciones sociales son fundamentales para transmitir la fe en el mundo de hoy. Les pediría que lo hagan como servicio a la verdad, evitando informaciones que no hacen bien, o ver al otro como el enemigo.
¿Cuál cree que debe ser nuestra actitud ante temas “delicados” sobre los que informar, o ante divisiones o actuaciones censurables de miembros de la jerarquía eclesiástica?
Pues se le diré con palabras de san Agustín: “En lo esencial unidad, en los demás pluralidad, y en todo, caridad”
Muchísimas gracias por su atención y por dedicar su tiempo a Infovaticana.com
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Claramente las respuestas son de un «hombre de Dios». Sólo le interesa Cristo, los sacerdotes, las vocaciones, la atención espiritual, la Confesión. Bravo.