Bernardo Álvarez: «Yo lo que manejo son deudas»

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Bernardo Álvarez

Don Bernardo Álvarez  nació en La Palma hace 64 años, dejó la escuela de aparejadores para entrar al seminario y hoy es Obispo de Tenerife. Estamos con él para hablar largo y tendido sobre él, su vocación, su vida como obispo, la situación de la Iglesia en España y de la información sobre la Iglesia en los medios.

¿Podría contarnos cómo surgió su vocación al sacerdocio? ¿Cómo pasa alguien de la escuela de aparejadores al seminario?

La vocación tiene siempre una base que es la vida cristiana. Si una persona no cree en Jesucristo y tiene relación con Él difícilmente puede oír su llamada. Yo me crie en una familia cristiana, en un ambiente cristiano de un pueblo rural. Mis padres eran cristianos y me educaron en esa fe y yo frecuentaba la Iglesia. Fui monaguillo de pequeño y a los 14 años unos seminaristas que había en mi pueblo hicieron una reunión para hablarnos del seminario. A mí me entró el gusanillo y lo dije en casa. Quizá, en el fondo, era la novelería de ir fuera del pueblo.

Mi padre había muerto un año antes y mi madre me dijo que esperara y que terminara el bachillerato, no fuera que aquello se tratara de un devaneo de adolescente. Al terminar el Bachillerato Superior no me acordaba de la vocación ni nada y me matriculé en la Escuela de Aparejadores en la Universidad de La Laguna (Tenerife).

Con una fe bastante arraigada continué con mi vida cristiana y me incorporé a un grupo de jóvenes que hacíamos reuniones de formación. Íbamos a Misa los domingos, colaborábamos en las parroquias de los barrios más pobres, etc. También estuve colaborando en la Delegación Diocesana de vocaciones y fue reflexionando sobre el tema de la vocación, para explicarles a los niños y jóvenes de catequesis, cuando sentí que el Señor me estaba orientando por ahí.

Iglesia de San Pedro, en Breña Alta, municipio natal del Obispo de Tenerife
Iglesia de San Pedro, en Breña Alta, municipio natal del Obispo de Tenerife

Hubo un momento preciso, tenía veintiún años. Fue una experiencia personal de encuentro con Jesús, rezando por la noche antes de acostarme, que sentí de un modo especial que el Señor me llamaba, de una manera muy directa y muy clara. Esa noche prácticamente no dormí, fue algo que me dejó totalmente descolocado, pero que al mismo tiempo era atrayente. Es algo muy fuerte, por una parte te asusta y como que no quieres, pero por otra sentías una atracción. De algún modo tenía la sensación de que iba a ser un desgraciado si no seguía ese camino. A mitad de curso, por febrero, ya no podía estudiar, se me iba la cabeza pensando en que mi vida debía ir por un camino diferente a de aquellos estudios. Así que ya entré en contacto con los formadores del seminario, y decidimos que, junto con el adecuado acompañamiento de un sacerdote, iría estudiando alguna asignatura de filosofía como alumno externo. En el curso 70-71 ya entré al seminario. Hace más de 40 años, y aquella luz no se ha apagado sino que, por el contrario, a medida que ha ido pasando el tiempo, el Señor me ha confirmado que aquello era lo que quería de mí y que no me equivoqué al seguir su llamada.

¿Cómo es el día a día de un Obispo?

Siguiendo la agenda, con los temas de trabajo que se programan previamente y con las demandas que te hacen los fieles, visitas, reuniones, actos en las parroquias, en instituciones públicas y sociales, etc…

Además, hay imprevistos y la Diócesis tiene cuatro islas. Yo hago el propósito del 3×8: 8 horas para descansar, 8 horas para estar con la gente y 8 horas para estar solo, para rezar, para leer, para estudiar. La mayor parte de las veces estos márgenes se desequilibran; es prácticamente imposible cumplirlo, pero lo intento.

Me levanto a las 6.15 y hasta las 8.30 es tiempo para el aseo y oración y el desayuno. Cuando no tengo celebración en las parroquias, celebro la misa por la mañana y luego me voy al Obispado, donde estoy hasta la hora de comer. Por la tarde, a partir de las seis siempre hay actividades, reuniones, celebraciones… y suelo regresar a casa sobre las 10.30 de la noche.

El seminario es uno de los más numerosos de España ¿Con qué frecuencia habla con sus seminaristas personalmente?

No estoy del todo contento con el número actual de seminaristas: en los últimos 30 años hemos tenido una media de 35 seminaristas mayores, y ahora tenemos 24. No es uno de los mejores momentos, para una diócesis de más de un millón de habitantes. De hecho, este curso hemos iniciado un programa concreto de pastoral vocacional, particularmente para promover las vocaciones al ministerio ordenado. De todos modos damos gracias a Dios porque las vocaciones que tenemos, que son un regalo suyo.

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Ordenación diaconal en Tenerife

Tenemos 2 diáconos y he convocado ordenación de presbítero para el primero de febrero. Siempre hemos mantenido el Seminario Menor en régimen interno y actualmente tenemos 28 seminaristas menores. Yo sigo dando clase a los del último curso, para tener un contacto especial con ellos. Tengo 2 horas semanales con ellos y les explico cuestiones de prácticas para la vida y ministerio de los presbíteros, lo que me permite conocerlos de primera mano y mostrarles mi confianza. Además, me reúno cada mes con el equipo del seminario y ese mismo día procuro ir hablando uno por uno con los seminaristas. Además, cualquier seminarista que por cualquier circunstancia quiere hablar con el Obispo es totalmente libre para hacerlo cuando lo desee.

Muchos problemas en los sacerdotes proceden de una admisión inoportuna en el seminario. ¿Qué controles tienen en la diócesis para evitar accesos inoportunos al seminario?

El seminario es ya un discernimiento largo, donde se le marcan pautas al seminarista para la vida espiritual, la formación humana, el estudio, la vida comunitaria, … A veces es el mismo seminarista el que se autoexcluye al ver las exigencias y el planteamiento de vida del seminario. Además, antes de entrar hay un curso de discernimiento y un año propedéutico. Normalmente no hay mucha demanda y habitualmente los que vienen proceden de una parroquia o un movimiento donde ya se ha hecho un acompañamiento y discernimiento inicial.

En lo que si ponemos mucha atención y suma cautela es con aquellos que han estado en otros seminarios y piden venir al nuestro; solo hemos admitido un par de casos de Latinoamérica porque sus familias habían emigrado a Canarias y lo solicitaron sus formadores del Seminario y el propio Obispo de origen. Lo que no hemos hecho nunca es aquello de lo que hablaba Benedicto XVI en Sacramentum Caritatis, que la falta de clero y la escasez de vocaciones nos lleve a rebajar el nivel de exigencia y admitir para el servicio sacerdotal a quienes no reúnen los requisitos necesarios. Si somos fieles en exigir a los candidatos lo que debe ser un sacerdote, aunque seamos menos, tendremos buenos sacerdotes capaces de ofrecer un testimonio que suscite la llamada del Señor en otros. Dios no deja de llamar y a nosotros nos corresponde cultivar el eco de esa llamada mediante la oración, el testimonio de una auténtica vida sacerdotal y haciendo la propuesta directa a los jóvenes cristianos.

¿Y cómo trata de fomentar en los sacerdotes una mayor sed de almas, porque a veces se percibe que falta ese impulso apostólico?

Sí, eso ocurre cuando se debilita la vida espiritual. Solo si se vive en comunión con Dios que es la fuente de la vida, se puede tener su mismo amor por el mundo y su deseo de salvarlo. Pero, incluso llevando una sana vida interior, el ánimo del sacerdote se debilita por la sequedad del trabajo pastoral. A los sacerdotes, actualmente, les hace sufrir mucho el ver la desproporción entre el esfuerzo que se hace en la catequesis y tantas otras obras apostólicas y la poca repercusión que su trabajo tiene en la vida de los cristianos.

Hoy hay que ser muy fuertes para sembrar y confiar en que el Señor hará fructificar lo que hacemos. Sembrar “buen trigo” y sembrarlo en abundancia con la confianza en que el Señor hará prósperas las obras de nuestras manos. El celo por las almas es un don de Dios: en definitiva es Dios el que tiene sed de almas. El “celo apostólico”, o te lo da el Señor o ninguna estrategia, compensación, etc. te lo dará. Es un ardor que procede de la intimidad con Dios y siendo anterior a la actividad pastoral es lo que la motiva y la impulsa. Los otros caminos para estar animado pastoralmente son cuestiones coyunturales que hacen que por un momento te sientas psicológicamente motivado (una buena respuesta de la gente, un reconocimiento por tu trabajo, etc.), pero la sed de almas solo procede de una viva y profunda relación con Dios.

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Santa Teresa Benedicta de la Cruz

¿A qué santos tiene especial devoción y por qué?

A mi santo, San Bernardo, y a Santa Teresa Benedicta de la Cruz, cuyos escritos leí mientras estaba en el seminario. Veo en ella, de una manera muy especial, el triunfo de la Gracia de Dios en la vida de una persona: es admirable como el Señor la fue preparando en pequeñas cosas que luego ella recordará como semillas de fe que Dios puso en su corazón. Por ejemplo, cuando dice que entró por curiosidad en la catedral de Colonia y vio una señora que entraba con las bolsas de la compra e iba directa a un sitio, al sagrario, y eso la dejó pensativa: “¿qué habrá ahí?”. Otra vez estaba de excursión con unos amigos por los montes de Austria y se quedaron en una casa rural y le llamó la atención que al amanecer la familia se reunía para rezar antes de salir a trabajar. El Señor la fue preparando y finalmente, leyendo la vida de Santa Teresa de Jesús en casa de unos amigos protestantes, Dios se le revela y le gana su corazón. En fin, una filósofa judía, religiosamente indiferente, que se convierte a la fe católica y acaba escribiendo una obra maestra: “La Ciencia de la Cruz”. Una cruz que ella experimentó en su propia vida hasta el punto que, al ser víctima de la persecución nazi, se ofreció en sacrificio por la salvación de Alemania y acabó muriendo en un campo de concentración.

Resulta alarmante el aumento de divorciados entre los fieles, de hecho el Papa ha convocado un sínodo extraordinario para tratar la pastoral familiar. ¿Cuáles cree que deberían ser los pasos a dar en ese sentido?

La exhortación apostólica Familiaris Consortio, después del sínodo sobre la familia, ya da unas pautas para la atención de esas personas separadas y vueltas a casarse y que están en situaciones irreversibles, personas que llevan largo tiempo de convivencia, con hijos… Hay una tarea pastoral que hacer, porque son personas creyentes, personas de fe, que se han visto envueltas en esa situación compleja pero quieren vivir en comunión con Dios. Salvo la comunión eucarística, que es un acto público y visible de comunión con Cristo incompatible con otro hecho visible como es la unión matrimonial irregular, en lo demás podemos ayudarles a vivir, acompañarles, formarles, acercarles a la oración y a vivir ante Dios.

Además, hoy esto de las rupturas familiares no solamente proviene de situaciones insoportables, que las hay y muy graves, sino que a veces es por cuestiones que se podrían superar con un poco de esfuerzo. El año pasado hubo más de 100.000 separaciones en España. A mi se me hace difícil comprender que haya tanta conflictividad grave en el seno de las familias. A veces las rupturas se ocasionan por desencuentros que forman parte de la fragilidad humana, pero que no hay voluntad de superar. En muchas ocasiones la ruptura es por mutuo acuerdo y sin que hayan mediado situaciones de conflicto.

Lo peor es que, en la práctica, las separaciones repercuten negativamente en la estabilidad anímica y educativa de los hijos. Es muy importante este Sínodo Extraordinario que ha convocado el Papa, porque puede aportarnos luz y soluciones para afrontar las diferentes situaciones, para responder a las dificultades de muchas familias en relación con la fe y la vida eclesial y, también, para prevenir y ayudar ante futuros problemas a quienes se van a casar.

Por eso son tan importantes los cursillos prematrimoniales, para que los novios sepan lo que van a decir al pronunciar el “sí, quiero” y se comprometan con conocimiento de causa.

Sí, pero no parece razonable que los candidatos se preparen durante 3 años para la confirmación y un fin de semana para el matrimonio… tiempo que habitualmente se invierte en su mayoría para explicar los métodos naturales de regulación de la natalidad.

Claro, lo que pasa es que la preparación al matrimonio próxima a la boda supone que la pareja ya ha tenido una formación previa, humana y cristiana. Juan Pablo II, en Familiaris Consortio, hablaba de preparación remota, próxima e inmediata. El cursillo prematrimonial es preparación inmediata. Quizá el problema está en que no se han cuidado las otras etapas de formación y estamos dando por supuesto un itinerario de formación humana y cristiana que la gente no tiene para “casarse en el Señor”, lo que llamamos matrimonio canónico.

Ahora bien, cuando se hace cualquier actividad para responder a lo que la gente pide a la Iglesia (boda, bautismo, primera comunión, etc.), independientemente de las motivaciones que tengan, uno tiene que aprovechar la ocasión para presentarle la grandeza de la fe en Dios y la belleza de la vida cristiana. Hay que tener en cuenta la situación de las personas en relación con la fe y la vida de la Iglesia. Lógicamente a unas personas que vienen al cursillo prematrimonial, pero que tienen una fe débil y están alejadas de la Iglesia, tal vez no es lo más adecuado centrar el cursillo en la paternidad responsable, no porque no sea importante sino porque los sujetos necesitan primero una formación cristiana básica.

Hoy se habla mucho de una “pastoral diversificada” acorde con la necesidad de cada uno. Para los que están alejados de la fe hay que empezar por un esquema misionero, de nueva evangelización. El ideal de paternidad responsable es tan serio y exigente como el propio celibato. Una paternidad responsable para alguien que no tiene una conciencia del valor de la cruz, de la continencia, de la mortificación, de negarse a sí mismo, sin un conocimiento mínimo de que en cristiano hay que morir para vivir, el mensaje moral del Evangelio le cae como una “pedrada en un ojo”; lo ve como una restricción o represión; pero lo ven así porque les estamos hablando de un ideal cristiano a personas que no entienden el lenguaje cristiano porque no tienen una base cristiana, una experiencia de fe viva.

Por tanto, el cursillo tiene que tratar esos aspectos de la paternidad responsable pero, sobre todo, debería tratar los principios sobre los que se fundamenta todo eso.

A algunos les escandalizan las operaciones financieras que realiza la Iglesia en el mercado, ¿hasta qué punto es moral que la Iglesia invierta grandes cantidades de dinero en actividades empresariales?

¿Dónde se realizan esas operaciones financieras? Porque yo lo que manejo son deudas. Ahora mismo, por lo menos en mi Diócesis, estamos en situaciones de déficit por todos lados. No sé dónde se han dado esas situaciones pero, también, hay que distinguir cuando decimos “operaciones financieras de la Iglesia” si se trata de las instituciones eclesiásticas, todas ellas regidas por el Derecho Canónico, o de algunas personas que gestionan con criterios mundanos los bienes de la Iglesia.

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Fernando Gimenez Barriocanal, vicesecretario de asuntos económicos de la CEE

No hay ningún punto del Catecismo que diga que hay que acumular grandes cantidades de dinero o hacer operaciones financieras. Pero, sí que hay que gestionar responsablemente los recursos que los fieles aportan para que la Iglesia pueda realizar su misión evangelizadora.

La Doctrina Social de la Iglesia dice que hay que poner los recursos a disposición de quien más los necesite y buscando siempre el bien común, lo cual no excluye una legítima actividad económica para rentabilizar mejor esos recursos. Lo que sí puede suceder es que estamos envueltos en un sistema económico especulativo y tramposo del cual estamos siendo víctimas todos, personas, empresas y también instituciones, incluidas las eclesiales.

Se habla por ejemplo de casi 30 Millones de Euros de la CEE en 13TV…

No estoy al tanto de las cuentas de 13TV, pero sabemos que hoy todo lo que es Medios de Comunicación genera unos gastos que, desde la perspectiva de la misión de la Iglesia, se entienden como una inversión pastoral, no se puede esperar de ellos una rentabilidad económica sino una eficacia pastoral. Aunque, siempre es deseable que el Medio, sea Prensa, Radio o TV, se puede pueda sostener por sí mismo, actualmente dada la situación el mercado publicitario es muy difícil conseguir “lo comido por lo servido”.

¿Y en 13 TV se ha producido esa eficacia pastoral?

Yo creo que en algunos aspectos sí y en otros, tal vez no tanto, pero nunca se sabe. Estas cosas hay que verlas a más largo plazo. Al ser una televisión generalista se produce esa especie de ambivalencia: hay cosas que apoyan más la misión de la Iglesia y otras parece que no, pero eso forma parte de este mundo en el que entre lo perfecto y lo malo hay siempre un término medio y, sin conformarse, siempre hay que ir mejorando las cosas.

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Esto es como los árboles que al principio son pequeños y no aportan ni madera ni sombra, pero hay que plantarlos y ayudarlos a crecer, para poder tener madera, sombra y paisaje. Evidentemente, en el tema de la TV, hay que hacer un seguimiento continuo, revisar los proyectos, verificar si va repercutiendo en lo que se quería o no. Y si hay que retroceder en cosas y modificar lo que no va bien pues lo hacemos, pero no podemos quedarnos parados.

Hoy vemos la importancia que tienen los medios y es importante que la Iglesia tenga sus ámbitos de comunicación a través de los cuales pueda transmitir libremente el mensaje del Evangelio y dar a conocer lo que ella es y lo que hace.

¿Qué opina de las palabras del Papa Francisco en las que critica el «carrerismo» en la Iglesia, el querer utilizar una diócesis pequeña para acceder a otra más grande? ¿Cree que eso se da en nuestro país?

Me resulta muy difícil pensar que un obispo utilice una diócesis para ir a otra más grande: los obispos no pedimos ser obispos, ni hacemos carrera u oposiciones para ir a una diócesis, sino que somos elegidos. Yo no lo he buscado, me han buscado y me han encomendado esta misión. Ser obispo es una carga. Y el que desee serlo es que ignora lo que es ser obispo o que presuntuosamente busca prestigio personal.

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Como dice el Papa Francisco, «volentes nolumus», es decir, esos que desean y buscan ser obispo no valen para el episcopado. El Vaticano II en Christus Dominus habla de “la carga pastoral de los obispos”. El Papa Francisco está dando un mensaje en el que nos llama a la austeridad, a la humildad, y a buscar el reino de Dios y su justicia que lo demás ya vendrá por añadidura. Este mensaje directo del Papa tiene un valor tremendo y está encontrando un amplio eco en el pueblo cristiano, incluso en sectores no creyentes de la sociedad. El Papa nos urge a todos a que pongamos de verdad el corazón en lo esencial, en que “no es nada todo” y que “solo Dios basta”, ambas frases de Santa Teresa de Jesús.

Quienes somos testigos de Cristo, que “siendo rico se hizo pobre”, no podemos llevar una vida “principesca”. Este mensaje sobre la humildad y el servicio hay que escucharlo, como todo lo que dice el Papa, y tomar nota. Y cada uno, obispos y no obispos, que lo aplique a su propia vida personal.

¿Cuál cree que es el mayor logro del diablo en la sociedad actual?

El hacernos creer que no existe. Junto con eso, ha hecho que nos creamos tan grandes que pensemos que podemos bastarnos a nosotros mismos. Ha logrado convencernos de que no necesitamos a Dios. Recuerdo que le preguntaron a un deportista de élite de nuestro país si creía en Dios y respondió que no, que no lo necesitaba. Aquello que intentó y consiguió el diablo con Adán y Eva, es lo que sigue intentando siempre y muchas veces lo consigue.

El ser humano hoy se cree suficiente, muy ufano de sí mismo. Los avances de la técnica nos han llevado a creernos el creador, a creernos Dios. El progreso técnico es maravilloso, y hay que dar gracias a Dios por la capacidad que ha dado a los seres humanos para mejorar las condiciones de vida, la salud, las comunicaciones, etc. Pero, todo esto, en vez de reconocerlo como un don de Dios nos lo hemos creído como algo nuestro, y en vez de alabar al creador hemos idolatrado el dinero, el poder, el bienestar y eso es una conquista del diablo en nuestra sociedad, que lejos de hacer a las personas más libres y felices, una vez más, ha logrado que nos sintamos “desnudos”, vacíos y sin esperanza.

¿Puede un católico votar a un partido que no defienda explícitamente los Principios no negociables definidos por Benedicto XVI?

Esos principios y otros, porque Benedicto XVI hizo referencia a algunos (la vida, la familia natural, el bien común y la educación de los hijos como derecho de los padres) pero hay además otros principios (libertad religiosa, libertad de expresión, justa distribución de la renta, etc.) por los que hay que trabajar y que cualquier cristiano, en el ámbito que esté, laboral, cultural, político… debe promover.

La estructura política de la sociedad se conforma a partir de partidos, sindicatos, asociaciones profesionales, etc. Para elegir a los legisladores y gobernantes tenemos una ley electoral concreta que pasa por la vinculación de los candidatos a los partidos políticos. Eso exige que los candidatos pidan a los ciudadanos el apoyo a su partido concreto. El ciudadano se encuentra con que tiene que elegir entre lo que hay, y elegir lo menos malo. El cristiano no puede apartar su condición de creyente a la hora de votar y debe hacerlo conforme a sus convicciones. Pero se encuentra con que ningún partidos se identifica totalmente con el Evangelio. ¿Qué hace? ¿No vota? Yo no aconsejo nunca dejar de votar: es un derecho y un deber manifestar nuestra decisión, aunque sea mediante el voto en blanco, y ahí es donde interviene la conciencia.

La Iglesia tiene el deber de educar al pueblo de Dios en esos “principios no negociables” que decía Benedicto XVI, y reclamar que los católicos que están en el poder defiendan esos valores, como otros que no son cristianos defienden otros valores y legislan sobre ellos. Luego, sabemos que en la realidad las mayorías se configuran por intereses de partido y se hacen pactos donde unos y otros tienen que ceder en sus planteamientos para poder gobernar. De modo que, entre una cosa y otra, te encuentras con unas leyes y formas de gobernar que en algunos aspectos no se corresponden con lo que cada uno esperaba a la hora de dar su voto a unos o a otros.

Por eso, aunque la gente tiende a confundir lo legal con lo moralmente lícito, no siempre lo legal y lo moral van de la mano. Que algo esté permitido por la ley no significa que yo deba hacerlo o que sea una virtud hacerlo. La ley lo que hace es “no penalizar” determinados actos, pero quien es católico sabe lo que tiene que hacer: guardar los mandamientos de la ley de Dios.

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¿Dónde van los niños cuando son abortados?

Decíamos, cuando yo era más joven, lo de “el limbo” para explicar a donde iban los niños que morían sin estar bautizados. La Iglesia no se ha definido formalmente sobre la cuestión. Está claro que como todos los seres humanos, los no nacidos y abortados en el seno materno están llamados por Dios a la salvación o felicidad eterna.

Ahora bien, ¿si no han sido bautizados se pueden salvar? Y si no se salvan, ¿a dónde van? La Comisión Teológica Internacional, con la autorización de Papa Benedicto XVI publicó en 2007 un documento sobre la cuestión: “La esperanza de salvación para los niños que mueren sin bautismo”. Quien tenga interés le recomiendo que lo lea. Se puede encontrar en la página Web del Vaticano, dentro de la Congregación para la Doctrina de la fe. Yo, de acuerdo con este documento, me inclino por aplicar, por analogía, la doctrina del deseo implícito del bautismo que se aplica a los adultos.

Además, como enseña el Catecismo (n. 847), si existe la posibilidad de salvarse  para cualquier adulto que, sin culpa, no ha conocido a Dios, pero que ha actuado en la vida con rectitud, podemos suponer que también pueden salvarse estas personas inocentes a las que no se les ha permitido nacer. También se pueden aplicar los criterios de Juan Pablo II en Redemptoris hominis cuando dice: “el hombre —todo hombre sin excepción alguna— ha sido redimido por Cristo, porque con el hombre —cada hombre sin excepción alguna— se ha unido Cristo de algún modo, incluso cuando ese hombre no es consciente de ello” (n. 14).

¿Cómo valora la ley del aborto que ha anunciado el gobierno?

El aborto no tendría que existir en ningún caso, pero todo lo que sea defender más la vida y garantizar más el derecho a la vida de las personas desde el momento de su concepción hasta su fin natural, me parece bueno, y aunque la propuesta de ley sigue siendo injusta, me parece positivo que mejore la anterior.

Ojalá que esta ley fuera todavía más allá y, aparte de prohibir el aborto tuviera, también, en cuenta la protección de la maternidad y el apoyo efectivo a las madres para que puedan sacar sus hijos adelante con toda la dignidad que se merecen. El progreso y el mejor desarrollo de un país están, sobre todo, en las personas y no solamente en las cosas o el nivel del PIB.

¿Y usted cree que esta ley de supuestos favorece más el derecho a la vida?

Por lo menos se busca reducir al número abortos, porque no da tantas facilidades. No es el aborto libre, ni el aborto como un derecho o una virtud que hay que promover. Lo que quiero decir es que dentro de lo malo, lo menos malo es preferible, supone un paso, aunque sea pequeño, a favor de la vida.

¿Podemos aceptarla?

No. Yo no acepto ninguna ley que favorezca el aborto. Yo preconizo la defensa de la vida en todos los supuestos habidos y por haber. Nuestro deber es promover, cuidar, custodiar y proteger la vida desde su concepción hasta el final. Tenemos también que proteger la vida de los niños y de los jóvenes, no permitir que pasen necesidad y estén en situación de desamparo familiar, de precariedad alimentaria, educativa, falta de atención sanitaria, etc.

Cualquier ley que permita o favorezca el aborto es contraria a la Ley de Dios. Luego, ante la realidad de las leyes, podremos hablar de que una ley concreta favorezca más o menos. Lo que si creo que ha sido bueno es que, con la reforma de la ley, salga a la palestra el debate sobre el tema, que haya reflexión sobre la dignidad de la vida humana y su valor supremo por encima de cualquier otra consideración.

Esto es muy importante para evitar que los niños y los jóvenes sean educados en la idea de que el aborto es una cosa normal.

¿Cree que la unidad de España es un bien moral?

Tendríamos que definir qué entendemos por bien moral, de qué unidad estamos hablando, en que consiste, etc. En general, promover la unidad y mantenerla, salvo que sea una alianza para hacer el mal, siempre es un bien y hay que promover la unidad y convivencia entre todos los pueblos.

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Concentración en Barcelona en defensa de la Unidad de España

A nivel práctico, la unión hace la fuerza y la división nos debilita. Este es un tema candente en la situación española actual que despierta muchas pasiones y sobre el que me resulta imposible hablar en pocas palabras. Lo que no me gustaría es que el debate supusiera una división entre los católicos o que se instrumentalice la doctrina de la Iglesia.

¿Qué es lo mejor de ser sacerdote? ¿Qué les diría a los jóvenes para animarles a entregar su vida a Dios en el sacerdocio?

A los jóvenes les recomiendo perseverar y crecer en su vida cristiana, manteniendo una relación viva  y confiada con el Señor y preguntándole muchas veces ¿Señor, qué quieres de mi?

Lo mejor del sacerdocio es el gozo que supone verse uno elegido por Cristo. Darte cuenta que Cristo se ha fijado en ti y tiene una ilusión y un proyecto sobre cada uno. Que pese a tus limitaciones Cristo se ha fijado en ti y hace a través de ti cosas grandes a favor de los demás. Cosas que muchas veces, en un primer momento, no te das cuenta ni te puedes ni imaginar. Más adelante descubres las maravillas de Dios y acabas diciendo “es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente”. A mí, como sacerdote y ahora obispo, una de las cosas que más satisfacción me produce es el bien que haces a la gente sin darte cuenta, y aunque un sacerdote en su pequeñez y fragilidad piensa que no hace nada, sin embargo, está haciendo un bien tremendo al pueblo de Dios, porque Dios actúa a través de él.

Los fieles cristianos ven, quieren ver siempre, en el sacerdote un reflejo de la imagen de Cristo, un signo de Dios. Eso a mi me impresiona muchísimo porque pone de manifiesto la fe del pueblo de Dios en el sacerdocio, aunque algunos vulgarmente digan “no creo en los curas”. Me asombra esta fe en el sacerdocio, aunque el sacerdote concreto tenga errores y meta la pata, aunque los fieles hayan tenido la mala experiencia de un sacerdote que abandona el ministerio, luego viene otro y creen que en el sacerdote Jesucristo se está manifestando y les está perdonando los pecados, les entrega su Cuerpo y Sangre, le anuncia el Evangelio de la salvación. Ciertamente, ser sacerdote y ser reconocidos como tales por los fieles es una gracia que no merecemos.

¿Cómo ve la Iglesia en España? ¿Estamos en un buen momento histórico?

Los momentos históricos hay que verlos a posteriori. No obstante, yo creo que la Iglesia en la España actual cuenta con un potencial enorme. Quizá no somos tantos como en otras épocas, pero somos una Iglesia viva en la que obispos, sacerdotes y laicos están seriamente comprometidos con la misión de la Iglesia. Otra cosa es que lo hagamos mejor o peor dadas las circunstancias en que nos encontremos. Lo que pasa es que a veces nos fijamos en la pequeña humedad que pueda tener un edificio maravilloso. La Iglesia en España tiene «humedades” pero es un gran familia en la que hay tesoros de mucho valor. Por ejemplo, cada vez tenemos un laicado mejor formado y más participativo, o las manifestaciones de piedad popular, que son un elemento precioso que motiva a la gente, bien a través de la devoción a un misterio de la vida de Cristo, a la Virgen María o los santos.

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Los obispos españoles

Especialmente significativa, por su extensión y arraigo, es la devoción a la Madre del Señor. Los pastores debemos aprovechar esos momentos en que la Virgen nos convoca a la gente para mostrarles a Jesús, para sembrar en sus corazones la semilla de la Palabra Dios, para acrecentar y fortalecer la fe del pueblo de Dios. Estamos en un momento en que la fe se puede vivir con más autenticidad, con menos rutina. El que hoy es católico lo es con más convicción, el que va a Misa lo hace con más conocimiento y convicción, el que se confiesa lo hace con más conciencia. Es verdad que ha disminuido la asistencia a los sacramentos y el número de los que se manifiestan creyentes, pero todo eso es purificador, es una catarsis que hay que pasar para que cada uno se sitúe en la verdad de lo que es, porque no podemos ser cristianos de apariencia. Todo lo que sea poner al descubierto la verdad de los corazones, purificando los errores y defectos que hay, va a posibilitar que unos cristianos conscientes, libres y coherentes sean fermento de la Iglesia en el futuro.

¿Cuál debe ser el límite de la tolerancia del obispo ante un sacerdote, religioso o religiosa que “va por libre”?

El Código de Derecho Canónico establece unas pautas: Primero, verbalmente, invitar a que deponga la actitud, en conversación personal. Si en un plazo breve no se depone esa actitud se hace una admonición por escrito. Si esa llamada a la conversión no es escuchada hay que actuar jurídicamente aplicando las normas del Derecho Canónico.

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Teresa Forcades, benedictina conocida por sus declaraciones contrarias a la doctrina católica

Si un sacerdote o religioso predica algo contrario a la fe de la Iglesia hay que suspenderle en su ministerio. Son penas que contempla el Derecho canónico y que, además de restituir el orden en la Iglesia, buscan la conversión de la persona.

¿Y por qué hay reservas a hacer esas cosas?

Yo pienso que no hay reservas. Lo que si hay, y deber ser así, es prudencia y paciencia para no actuar precipitadamente. Cuando, de acuerdo con la ley canónica, hay que hacerlo se hace. A veces parece que lo que no sale en los medios no existe.

¿Cómo asumen las críticas, si se producen, de católicos, católicos extrafronterizos y enemigos de la Iglesia?

Se suele decir que El Señor se manifiesta, incluso, a través de la burra de Balaán. Cuando alguien me cuestiona cualquier cosa, lo pienso y lo discierno, venga de donde venga, y si es verdad, tengo que aplicarme el cuento, aunque lo diga un enemigo, o lo diga por envidia, o para descalificarme o para insultarme. La verdad hay que tomarla en consideración venga de donde venga, porque todo lo bueno viene de Dios, y en ese sentido tenemos que ser muy oyentes de lo que dicen los que están cerca de nosotros y los que están lejos de nosotros, y tratar de discernir ahí que es lo que Dios nos puede estar diciendo a través de eso.

Lógicamente nos hiere porque la vanidad y la soberbia hacen que no nos guste ser criticados, y cuando la crítica es injusta hay que salir al paso y clarificar las cosas porque no se puede dejar en el error a un sector de la población que piensa una cosa y es otra.

Pero la respuesta que se de ha de ser razonada, no podemos responder con una negación o con una acusación, con un rebuzno, sino con un razonamiento. Hay que hacer caso a lo que nos afecta, decir la verdad cuando corresponda y al mismo tiempo responder con razonamiento.

Su lema episcopal es “me he hecho todo a todos” ¿por qué lo eligió?

Es una frase de la primera carta a los Corintios (9, 19) y la llevo grabada en la cruz pectoral: “ómnibus onmia factus sunt”. Es un lema que elegí porque desde siempre ha resonado en mí cuando lo rezamos en el himno de laudes del común de pastores: “Él fue pastor y forma del rebaño, luz para el ciego, báculo del pobre, padre común, presencia providente, todo de todos.”

Eso de “hacerse todo a todos” podría parecer una especie de acomodamiento para no complicarse la vida, para que todos hablen bien de ti, pero con San Pablo yo también digo, “me he hecho todo a todos, para salvar a toda costa a algunos”. La intención y la finalidad son aquí fundamentales. Sin perder identidad ni degradar la verdad, “hacerse todo a todos” significa ponerse en el lugar del otro, compartir la vida con el otro en lo que es, en lo que siente, sin prejuzgarle. “Hacerse todo a todos”, en el lenguaje pastoral, es estar con la persona en su situación vital concreta, como decía Juan Pablo II en Redemptoris hominis: “El hombre en la plena verdad de su existencia… es el primer camino que la Iglesia debe recorrer en el cumplimiento de su misión”.

¿Qué cambiaría de la Iglesia?

Primero que nada, tenemos que cambiar nosotros, los cristianos, dando lugar a Dios en el centro de nuestra vida y siendo más coherentes, más formados, para saber dialogar con el mundo. Tenemos que avanzar por el camino de una vida cristiana consciente, libre y responsable.

Cambiar estructuras resuelve poco si no cambian las personas. Las estructuras las hacen malas o inútiles las personas, cuando se valen de ellas para ejercer el poder y dominar a los demás. Las estructuras son necesarias siempre, aunque han de estar al servicio de la evangelización, por eso pueden ser cambiadas y muchas veces es necesario cambiarlas.

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Juan Pablo II en el confesionario

¿Es fácil encontrar un sacerdote para confesarse en su diócesis?

No siempre, a veces es verdad que los sacerdotes en general y párrocos en particular descuidamos el dedicar más tiempo, sobre todo de oferta, para que los fieles puedan reconciliarse con Dios siempre que lo necesitan. A veces estamos obligando a los fieles a que pidan; la confesión de por sí ya es algo arduo y poco agradable, si encima obligamos al fiel a que vaya a pedir confesión, estamos haciendo más duro el hecho de tener que reconocerse pecador y confesar los pecados.

En ese sentido creo que hay que promover cada vez más que los sacerdotes dediquen un tiempo conocido por todos y que la gente sepa que a esa hora están para eso, aunque no vaya nadie. Yo estoy promoviendo en la diócesis que por lo menos una Iglesia en la capital esté todo el día abierta con un confesor, que los sacerdotes de la zona se pongan de acuerdo y que la gente sepa que ahí hay permanentemente un sacerdote confesando. También nos encontramos con el problema de que, muchas veces los fieles quieren hacerlo todo a la vez, y esperan hacerlo durante la Misa, cosa que, además de no ser recomendable, solo en contados casos se cuenta con sacerdote para ello.

¿Tiene adoración permanente en su diócesis?

Sí. No las 24 horas, pero sí durante todo el día. Hay dos iglesias, en la isla de Tenerife, una en Santa Cruz y otra en La Laguna, abiertas de 9 de la mañana a 8 de la noche, con personas comprometidas por turno y abierta a todos los que quieran ir.

¿Qué libros está leyendo ahora?

41wgIFPrgNL._AA258_PIkin4,BottomRight,-44,22_AA280_SH20_OU30_Quisiera leer más de lo que leo, pero el ministerio ocupa mucho tiempo. Normalmente leo todos los días lo que va diciendo el Papa. También los documentos oficiales de la Santa Sede y la Conferencia Episcopal. Asimismo lecturas para preparar una conferencia sobre un tema determinado.

Como libro concreto que voy leyendo a ratos ahora mismo estoy con uno que se llama “La diferencia prohibida”, de Tony Anatralla, que es un jesuita francés, psicoanalista y especialista en psiquiatría social, que trata todos los temas relativos a la ideología de género, la pretensión de eliminar las diferencias entre el hombre y la mujer, la conexiones entre la sexualidad, la educación y la violencia, etc. Es muy interesante y te ayuda a comprender muchos de los fenómenos sociales en los que estamos inmersos.

¿Le gusta el cine?

Muchísimo, del cine clásico me encanta “Ciudadano Kane” y tantas otras, del cine moderno me impresionó “Cowboy de medianoche” y, como no, “El Padrino”, sobre todo la segunda parte, que cinematográficamente es increíble. El uso del flash back y cómo se desarrolla la narración, con una música “ad hoc”, es lenguaje cinematográfico en estado puro. Siempre me ha gustado el cine, desde pequeño.

Ese dominio del tiempo y el espacio para contar una historia en tan poco tiempo y, a la vez, hacerte sentir lo que estás viendo y oyendo, siempre me ha parecido unas de las mayores grandezas del ingenio humano.

¿Le gusta el fútbol?

Si, bastante. Disfruto viéndolo, me divierte y me relaja.

¿De qué equipo es?

Del Club Deportivo Tenerife. Soy socio desde hace muchos años y tengo mi bono. Siempre que puedo voy. Este año solo he podido ir dos veces. Suelo ir con los amigos de siempre que tenemos el mismo asiento desde hace muchos años. Los directivos me piden que vaya a la tribuna con ellos y a veces lo hago, aunque sea el primer tiempo. Pero me gusta más estar con los aficionados porque en la tribuna están también los del equipo contrario y por delicadeza se debe estar muy comedido. Aparte de la afición por el equipo, me gusta estar con la gente, es una manera de dejarse ver y establecer nuevas relaciones.

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Heliodoro Rodríguez, estadio del C.D. Tenerife

Yo lo veo como una manera de hacer apostolado porque estoy plenamente convencido de lo que decía Pablo VI en la Evangelii Nuntiandi: El proceso evangelizador implica presencia, solidaridad y anuncio. Si no estás presente no puedes conocer a la gente, ni compartir sus inquietudes vitales y mucho menos hablarles de Dios. A lo largo de mi vida sacerdotal y episcopal he podido comprobar que si te “expones” a los demás y compartes con ellos, mostrando abiertamente lo que eres y sin perder un ápice de tu identidad, tu presencia es evangelizadora y los que te rodean acaban hablando contigo de cuestiones religiosas.

¿Cuál es su comida preferida?

La comida propia de mi tierra canaria, las cosas que comía en casa de pequeño, comidas sencillas, me encantan las verdura y el pescado. Es curioso como siempre vuelves a rememorar los sabores caseros. Ahora tengo la suerte de comer comidas sanas y sencillas, pues vivo junto a un Asilo de Ancianos y prácticamente como como ellos.

¿Fuma?

No, fumé mucho de jovencito pero a los 22 años lo dejé.

¿Le gusta beber alcohol? ¿Alguna bebida especialmente?

Tomo un vaso de vino en la comida, cuando estoy con gente, y si participo en algún cóctel recurro a una cerveza, que me gusta bastante. Pero vamos no soy un aficionado especial al alcohol.

¿Con qué personaje del siglo XX le gustaría poder tomar un café y charlar?

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Eugene Ionesco

Serían tantos… Con frecuencia me viene a la memoria Eugène Ionesco un escritor y dramaturgo de origen rumano, pero que pasó la mayor parte de su vida en Francia. Empleó el estilo surrealista y es uno de los más significativos autores del “teatro del absurdo”. Murió en 1994. Recuerdo, en mi época de estudiante, haber visto en TV un programa donde hablaban de su vida y le hacían una larga entrevista. Me llamó la atención la profundidad y coherencia de su pensamiento sobre las más variadas cuestiones y su libertad de pensamiento frente al marxismo intelectual y el existencialismo ateo dominante en aquellos años.

Viniendo más a la actualidad, sí que me gustaría estar en una tertulia sobre cine con José Luis Garci, Torres Dulce, Juan Manuel de Prada… Al estilo del programa de televisión “Que grande es el cine”, pero no en la tele.

Menciona usted a Juan Manuel de Prada ¿Leyó el artículo “los nidos de antaño”?

Sí. Me extrañó un poco, pero no le di mayor importancia. Él ha sido siempre un hombre muy luchador y ha dado la cara abiertamente por los valores cristianos. Ahora ha expresado su sentir, sus sensaciones, en relación con el Papa Francisco y, también en eso, ha dado la cara y ha expresado lo que piensa. Cada uno tiene su enfoque y está en su derecho a decir lo que piensa. Es la libertad de expresión y me parece magnífico que abiertamente diga lo que siente.

¿Conocía Infovaticana?

Sí, había entrado varias veces. Me parece bien en su conjunto, particularmente, la información de sobre el día a día de la Iglesia. También he visto que últimamente están introduciendo apartados catequéticos y eso siempre es positivo.

¿Qué diría a un grupo de laicos interesados por informar sobre la Iglesia?

Un católico que tenga un medio de comunicación tiene, primero que nada, que informar con la verdad y poner en valor las cosas que hace la Iglesia. Luego, sí le pediría que no caiga en el amarillismo consumista, el no usar lo llamativo y escabroso para lograr lectores, el no parcializar la información ocultando parte de la verdad. Eso es una trampa tremenda porque una “verdad a medias” se convierte en una gran mentira.

Además, un medio católico no debe tener miedo a proponer lo que enseña el magisterio de la Iglesia. No es admisible que un medio de comunicación, que se llame católico, cuestione o se oponga el magisterio de la Iglesia.

Bueno, los hay, y con el apoyo de instituciones católicas. Y algunos obispos e instituciones de la Iglesia colaboran con ellos. ¿Conoce Religión Digital?

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Una de las portadas de Religión Digital motivo de escándalo para los católicos

Bueno, no tengo datos para valorar la confesionalidad o no de ese medio. Otra cosa es que ahí aparezcan enlaces de obispos o instituciones de la Iglesia, porque eso no sé si depende de ellos o del titular de la página WEB que pone los enlaces que quiere. La verdad, no lo sé.

Pero, por otra parte, en términos generales, cuando hablamos de evangelizar, una de las acciones más importantes es la de “buscar la oveja perdida”, y ¿cómo se busca una oveja perdida si no pateas sus caminos, si no te metes en sus tinglados? Todo esto de salir en un medio de comunicación o en otro es muy complejo. A veces, te encuentras con unos medios que en unas cosas van en línea con la Iglesia y en otras adoptan una postura descalificadora. ¿Qué haces? Apoyarles en lo que no está bien, evidentemente que no. Rechazarlos absolutamente, pienso que tampoco. Ignorarlos y no hacerte presente en ellos significaría no salir al encuentro de los que están lejos o piensan distinto.

Cualquier realidad humana está sometida al error y al pecado, pero también está llamada a ser salvada. Siempre hay que tener presente que “Dios envío su Hijo al mundo, no para condenarlo, sino para que el mundo se salve por Él”. Pablo VI decía que la evangelización siempre supone el amor a los que queremos evangelizar, aunque sean pecadores o no crean. Se trata de sumergirse en la realidad del otro y puede ser discutible la forma de hacerlo, pero yo no creo que esos obispos que usted dice estén de acuerdo, ni apoyen, todos los contenidos de los medios en los que participan. Basta leer lo que ellos dicen y ver que abiertamente contradicen algunos planteamientos de esa WEB en la que ellos aparecen. Internet es como un bosque en el que hay toda clase de árboles y matorrales; los zarzales están llenos de espinos y casi no te puedes acercar, pero tienen unas moras muy sabrosas.

Juan Pablo II, en el número 10 de Pastores dabo vobis, nos enseña que es necesario conocer a fondo la realidad y discernirla atentamente, recordando que no siempre es fácil distinguir el bien del mal, y dice que los factores negativos no hay que rechazarlos en bloque, porque pueden esconder algún valor que espera ser descubierto y reconducido a su plena verdad.

Muchísimas gracias por su atención y por dedicar su tiempo a Infovaticana.com

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Comentarios
0 comentarios en “Bernardo Álvarez: «Yo lo que manejo son deudas»
  1. Si el Sr. Obispo es consecuente con lo que dice en su entrevista, y no tengo porqué dudarlo, es un islote en medio del Océano. Me alegra saber que se puede hablar de la Vida, de la Fe como experiencia personal, y de la Iglesia, sin necesidad de recurrir a esa excesiva adulación de la persona del Papa Francisco, algo muy de moda entre un sector de los seguidores de Cristo… ¿ó son forofos?

  2. «Siendo este obispo presidente de la Comisión Nacional sobre el Diaconado Permanente de la CEE no se le ha preguntado nada sobre este ministerio. Además hace unos días se aprobó un documento importante al respecto en la CEE, la semana que viene en Valladolid es el Congreso Nacional sobre el Diaconado y, en navidades, el Congreso Internacional en Suiza. Hay que decir que tampoco él se ha acordado de los diáconos en sus respuestas a las preguntas (y en algunas de ellas podía haber introducido el tema), lo que deja relucir lo mejorable que es la atención que los obispos le dan a este ministerio.»

  3. No quiero ofender a los presentes, y la verdad no me importa si se enojan conmigo. Pero me pregunto si alguno ha llegado a saber lo que dijo este hombre para justificar la pederastia por allá de hace 7 años:
    «Hay menores que desean el abuso e incluso te provocan.»
    Y si me dicen que muestre las fuentes de dicha frase:
    http://www.elmundo.es/elmundo/2007/12/27/espana/1198760752.html
    http://forocatolico.wordpress.com/2012/05/22/obispon-de-tenerife-hay-menores-que-desean-el-abuso-e-incluso-te-provocan/
    http://foro.univision.com/t5/Cat%C3%B3licos/Hay-menores-que-desean-el-abuso-e-incluso-te-provocan/td-p/444992509
    http://www.publico.es/espana/31531/un-obispo-justifica-la-pederastia-porque-hay-ninos-que-provocan
    Yo que ustedes, por mayor bien que haga este hombre, no me iría solo con el bien y buscaría también el mal para ver qué pesa más. Y en mi opinión, este hombre ya está demasiado corrompido.

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