Editorial Centro Católico Multimedial. «Entre el debate y el eclipse»

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Editorial CCM  / Este 7 de abril, el primer debate entre los candidatos a la presidencia del República versará en cuatro temas a través de preguntas previamente enviadas por el público. Titulado “la sociedad que queremos” se concentrará en el análisis de la salud, educación, combate a la corrupción, transparencia, no discriminación y grupos vulnerables y la violencia contra las mujeres.

La discusión entre los aspirantes es casi predecible: La candidata de la oposición podría apabullar puesto que son temas que han tenido en el ojo del huracán al actual gobierno acusado de haber fallado en sus pretensiones de tener un sistema de salud como el de Dinamarca, del fracaso en su “humanismo” educativo y de fallidos ideales a través de cartillas morales, además de haber abandonado al magisterio; la corrupción desmedida e infinita cuya voracidad apunta a los contratos del clan de Boby y Andy; la opacidad del gobierno, especialmente para proteger al ejército; el abandono a grupos sociales como niños sin medicinas y los feminicidos que enlutan a miles de familias mexicanas, por ejemplo, la Red por los Derechos de la Infancia el Mexico ha denunciado que 1389 niñas han sido asesinadas en el sexenio de López Obrador.

Por el contrario, el títere del oficialismo obradorista se desmarcará para realizar los propicios malabares y acreditar que, como jefa de gobierno, hubo salud, se impulsó la educación gratuita, se construyeron más escuelas, descendió la corrupción y es una aliada de las mujeres. Su discurso tendrá los propicios “otros datos” sembrados del país de las maravillas, de un país de amor y justicia. De abrazos a los jóvenes y del camino al paraíso que este sistema ha prometido a los mexicanos.

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El tercer candidato estará articulado en un buen discurso que solo dará qué decir al momento sin que sus posibilidades de levantar en las encuestas signifiquen realmente meterse en la carrera por la presidencia, pero su contribución buscará la fragmentación del voto que podría beneficiar al oficialismo.

Al final, estos evidentes pronósticos envuelven al debate en una tremenda situación de sangre que vive el país y que toca a la clase política en su conjunto. 51 asesinatos de candidatos o personas relacionadas con el proceso electoral han ocurrido en el país. El partido más atacado es Morena con 16 asesinatos según datos del diario Reforma.

Nada de esto estará ausente en el debate de los tres por la presidencia de la República. Atrás de esta competencia está uno de los procesos electorales más violentos de la historia democrática demostrando que hay dos modelos de país. Uno, el que busca consolidarse por las vías institucionales y otro, el que tiene el poder en las manos, el que compite y busca el control a través de la violencia. Ese que pone y quita candidatos, sea como sea.

El debate presidencial, no obstante, no ha causado el mayor interés entre los ciudadanos. Según las tendencias de Google en la primera semana de abril, los internautas han navegado más en el popular buscador para buscar resultados sobre el gran eclipse solar del 8 de abril que información del debate por la presidencia. Para muchos es mejor levantar los ojos al cielo y contemplar un fenómeno que no volverá a repetirse en la República hasta el 30 de marzo de 2052 porque, por el contrario, el hartazgo político siempre estará entre nosotros.

 

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