Un barco a la deriva, el Papa Francisco y la religión universal, ante un Vaticano «incompetente e incorrecto».

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Es sábado, terminamos otra semana de infarto en la información. Tenemos la impresión de que las cosas se van precipitando y no precisamente en la buena dirección. Si miramos a las catástrofes ¿naturales?, pestes, terremotos, accidentes peligrosos, parece que estamos viviendo en tiempos apocalípticos. Si miramos en manos de quién estamos, desde Estados Unidos a Rusia, desde los gobiernos europeos a los americanos del centro y sur , africanos y asiáticos, estamos en malas manos, no sabemos si en las peores, malas son y todo puede ir a peor. Si nos ponemos a mirar nuestra casa, la Iglesia Católica, está hecha una grillera, instituciones centenarias, o milenarias, van desapareciendo en medio de la indiferencia. Seguimos  viviendo de unas rentas que cada vez son menos y de peor calidad, las joyas de la abuela se van terminando y no hay más cera que la que arde, poca y decadente. Nuestras diócesis se van llenando de obispos que no hubieran pasado de discretos párrocos en tiempos recientes y van moldeando sus curias conforme a la mediocridad en la que se sienten cómodos.

La tentación de abandonar el barco la tenemos todos los días, no es para menos. El Vaticano vive uno de los momentos más decadentes de su historia. Los Borgia, serían pecadores, lo sabían , pero tenían fe y lucharon por la Iglesia y su obra perduró hasta la caída de los estados pontificios. Desde los pactos lateranenses, casi cien años, estamos en una espiran lamentable. Estamos muy mal acostumbrados y hemos contado con una serie de papas excepcionales, cada uno en su estilo, desde Pío IX, beato,  a Benedicto XVI, santo subito, es un periodo increíble. Es estos últimos diez años no se ha solucionado ninguno de los problemas que arrastrábamos y que solo se disimulaban por la enorme personalidad de los últimos papas. Los problemas se han complicado y han nacido como hongos, nuevas y enrevesadas situaciones.

Estamos ante una cuaresma ‘sinodal’, no sabemos qué es esto, y lo que es peor, no nos interesa lo más mínimo.  Nos hablan de primaveras de Francisco, de iglesia en salida, de cultos pachamámicos, de liturgias arco iris, rodeados de calentólogos y amazónicos que nos venden sus teorías trasnochadas. Nos venden novedades tan viejas como las herejías más superadas, es lo que tiene la ignorancia, nos inunda un adanismo insuperable. No vamos a abandonar el barco porque es el nuestro, Dios puede parecer que duerme, está disfrutando viéndonos luchar y no dejará que la tormenta nos engulla y nos destroce. Esta es nuestra esperanza, nuestra única esperanza y ella nos sostiene.

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Tosatti nos ofrece en su blog, Stilum Curiae, nos ofrece un discurso pronunciado por Viganò que nos parece un excelente resumen sobre el proyecto de ‘religión de estado’: «Algunas observaciones sobre el culto globalista».  Hace referencia a una intervención del  columnista Tucker Carlson que afirma que la Constitución de los Estados Unidos prohíbe la religión del Estado. A pesar de eso,  «los gobiernos democráticos han empujado al pueblo de los Estados Unidos hacia  el culto globalista, con su agenda verde, sus dogmas despertaron, sus condenas con la cultura de la cancelación, sus curas de la OMS y sus profetas del Foro Económico Mundial. Una religión totalitaria con todos los efectos, no solo en la vida de los individuos que la practican, sino también en la vida de la nación que públicamente la defiende, adapta sus leyes y sentencias, inspira la educación y toda acción de gobierno».

«En nombre de la religión globalista sus seguidores pretenden que todos los ciudadanos se comporten de acuerdo con la moral del Nuevo Orden Mundial, aceptando acríticamente -y con un acto de devota sumisión a la autoridad religiosa- la doctrina definida ex cathedra por Sanedrín de Davos».  «Los sumos sacerdotes de esta religión buscan teorizar el sacrificio humano con el aborto y la eutanasia: un sacrificio exigido por la buena comunidad, para no superpoblar el planeta, para no ser una carga para la salud pública, para no ser una carga para la previsión social. Incluidas las mutilaciones en que algunas personas profesan la doctrina del género y la privación de las facultades reproductivas inducida por el homosexualismo no son otra cosa que formas de sacrificio e inmolación de un solo cuerpo, del propio cuerpo, de la propia salud, hasta la propia vida, suponiendo, por ejemplo, una terapia genética experimental que ha demostrado ser peligrosa y mortal».

«La adhesión al globalismo no es opcional: es la religión del Estado, y el Estado «tolera» a quienes no son practicantes del medio cuya presencia no impide que la sociedad engendre este culto. Por el contrario, en su presunción de legitimarse por principios «éticos» para imponer a los ciudadanos lo que representa un «bien» superior indiscutible, el Estado también obliga a los disidentes a realizar los actos básicos de la «moral globalista», castigándolos si no se adecúan a sus preceptos».  «La “iglesia ecologista” se autodenomina incluyente, pero no tolera el disenso y no acepta el enfrentamiento dialéctico como piden sus dictados. Quien no acepte el anti-vangelius de Davos es ipso facto un hereje y, por tanto, lo castiga, lo excomulga, lo aparta del cuerpo social y lo considera enemigo público; debe ser reeducado con vigor, tanto por medio de un incesante martilleo mediático como por la imposición de un estigma social y de formas reales de extorsión del consentimiento».

«Este fenómeno de superstición de masas,  que es esta religión de estado,  no solo ha sido impugnada de facto en los Estados Unidos de América, sino que se ha extendido a todas las naciones del mundo occidental». En la web del Foro Económico Mundial encontramos la lista de los «prelados» de la globalidad a los que hay que sumar a los “predicadores” y “misioneros” que trabajan para difundir la fe globalista: actores, cantantes, influencers, deportistas, intelectuales, médicos y docentes».

Es desconcertante que «entre ellos se incluye a Jorge Mario Bergoglio – a quien los católicos también consideran jefe de la Iglesia de Roma – con todo el séquito de clérigos que le son fieles. La apostasía de la Jerarquía Católica ha llevado al extremo de adorar al ídolo de la Pachamama, la «Madre Tierra», personificación demoníaca de la «amazona», globalismo ecuménico, inclusivo y sostenible».  «Lo que trató de hacer Juliano el Apostata en el siglo IV d. C., a saber, restaurar el culto a los dioses paganos, ahora está siendo perseguido con celo por nuevos apóstatas, todos ellos unidos por una «santa furia» que los hace mucho más peligrosos,  convencidos de que son capaces de triunfar en sus intentos gracias a los medios ilimitados disponibles».

«Esta religión no es más que una declinación moderna del culto a Lucifer: el reciente acto satánico en los premios Grammy patrocinado por Pfizer no es más que la última confirmación de un compromiso con un mundo infernal que acaba de ser mantenido en el silencio, por tanto, aún se consideraba inconfesable. No es ningún misterio que los ideólogos del pensamiento globalista son todos indiscriminadamente anticristianos y anticlericales, significativamente hostiles a la moral cristiana y ostentosamente opuestos a la civilización y cultura que el Evangelio ha modelado en los últimos dos mil años de historia».

Durante la 45ª Audiencia del proceso Becciu en el Tribunal único del Vaticano han continuado las declaraciones de  de Franssu, presidente del IOR, y algunos testigos más de segundo orden.  «Vulpes pilum mutat, non mores», en Italia se dice que «el lobo pierde el pelaje pero no el vicio». Tenemos largos artículos en Messaggero y el Faro di Roma. Lo declarado, independientemente de lo que pueda afectar a lo que se juzga, si es que aquí se juzga algo, nos da interesantes informaciones y, sobre todo, confirmaciones. Los fondos más importantes del Banco del Vaticano eran tradicionalmente las grandes órdenes religiosas. Viven una profunda crisis de vocaciones que las está llevando a su desaparición, pero no una crisis económica. Su inmenso patrimonio y sus continuas ventas los convierte en grupos de ancianos muy adinerados. El dinero es muy conservador, por mucho que sus propietarios se vendan como progres, y se están marchando del banco del Vaticano como quien huye de la peste.

«Entre todos los misterios que han surgido hasta ahora, es el más impenetrable, porque toca el corazón palpitante del sistema financiero del banco del Papa acusado por la Secretaría de Estado de ser «incompetente» y «incorrecto». Al punto de que el Sustituto  de la Secretaría de Estado, Edgar Peña Parra, escriba en una carta interna: “En este punto, entiendo la continua fuga de capitales, especialmente de los Institutos Religiosos, y me pregunto: ¿A servicio de quién está el IOR?”.  El amigo Edgar, no sabe donde se ha metido, acusa a la dirección del banco de  haber «planteado objeciones engañosas» al decir que «la Secretaría de Estado no tiene la titularidad y personalidad jurídica para poseer y administrar los Edificios» y que «la operación podría estar sujeta a una investigación por lavado de dinero». No termina aquí y habla de impropiedad institucional:  “Lamento señalar algunas actitudes incorrectas desde el punto de vista institucional e irrespetuosas de las indicaciones de los Superiores de la Secretaría de Estado”.

Aquí se va viendo una operación autorizada por  Parolin, Secretario de Estado, y muy deseada por el amigo Edgar que no les ha salido muy bien y quieren culpar a los demás, a fin de cuentas ellos son los ‘superiores’ y, por lo tanto, todos lo demás, los inferiores. Pretendieron arreglar un desaguisado, que lo era, se han metido en uno mayor. Las cosas se retrasan y nos anuncian que tendremos a Edgar el próximo 16 de marzo.

«Este es mi Hijo, el amado; escuchadlo».

Buena lectura.

Processo in Vaticano: de Franssu (Ior), “per Palazzo di Londra pressioni dalla Segreteria di Stato”

Palazzo di Londra, all’udienza del processo il mistero del mutuo: «Perchè lo Ior lo negò?»

45ª Udienza del Processo 60SA in Vaticano. Seguendo il copione dell’epicedio, lo IOR all’attacco della Segreteria di Stato lancia in resta

Religión de Estado y Culto Globalista. Monseñor Vigano.

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