Lucifero se apodera de Roma, gran indulgencia de Asís, red mundial de corruptos en Vaticano y el obispo de Hong Kong

La ola de calor que estos días está barriendo  Italia ya tiene nombre: » lucífero»  con temperaturas superiores a los 40° ha convertido Roma y sus alrededores en un infierno.

El gran perdón de Asís se produce el dia uno y dos de agosto. San Francisco de Asís obtuvo del Papa el privilegio de que en la capilla de la porciuncula se pudieran ganar las mismas indulgencias que en los santos lugares. Así los pobres, que no podían viajar, no se verían privados de las gracias espirituales que el Papa había concedido a Jerusalén.

 En la vida de San Francisco de Asís había muchos problemas de tipo político y religioso. El Monasterio de Santa Clara fue atacado por musulmanes y detenidos con la fortaleza de la Santa llevando sus manos al Santísimo Sacramento. El mismo San Francisco de Asís en su juventud participó en diversas guerras y estuvo más de un año encarcelado en Perugia. La corrupción social que rodeó  el tiempo de San Francisco  era generalizada tanto en el interior de la iglesia como en la sociedad civil. Y sería absurdo que hiciéramos paralelismos sobre el nulo desarrollo humano integral que se daba en esa época. Tampoco se pensaba, ni de lejos, en «escuelas ocurrentes». En medio de todo esto  la única preocupación de San Francisco de Asís era hacer entender que existía otro mundo, que existía otra vida y que la había encontrado. El hijo del hombre más rico de Asís  descubre la auténtica riqueza del Evangelio y deja que Dios actúe en su vida. Sin duda le preocupaban mucho más los bienes del alma que los materiales.

 La lucha contra la corrupción y la creación vaticana de la gran red anti, el maravilloso desarrollo humano integral,  el turismo como gran fuente de riqueza para los pobres, la situación política de Venezuela… son temas muy importantes, sin  duda, pero la pregunta que nos tenemos que hacer es si estas son las preocupaciones que la Iglesia Católica tiene que tener en la situación de descomposición que está viviendo la propia iglesia y la sociedad a la que pertenece.  Mucho nos tememos que San Francisco de Asís, entre otros, no hubiera perdido ni un segundo en todas estas historias, los verdaderos problemas son otros.

 Tenemos algunas referencias al cambio del arzobispo de Hong-Kong y ha recaído en el auxiliar del anterior y por lo tanto es previsible una gran continuidad.

 Esperemos que los efectos de «lucífero» pasen con rapidez y podamos vivir en el agradable clima y tranquilidad, de paz, de la «tranquillitas ordinis» que nos permita gozar en plenitud de la belleza del Evangelio.

Buena lectura.