Se encuentra en Ucrania el cardenal Krajewski, que hoy es noticia porque estuvo involucrado en un tiroteo. No ejercito el acto de amor de usar las armas para defenderse y, según propia y angustiosa declaración: “Por primera vez en mi vida no sabía a dónde huir… porque no basta con correr, hay que saber adónde”. Estaba junto a dos obispos, uno católico y otro protestante, y lo acompañaba un soldado, después de haber cargado su furgoneta con alimentos y haber «ido por donde no entra nadie más que los soldados» porque los golpes se hacen más densos». En la segunda de las etapas “el grupo fue alcanzado por disparos y el cardenal, junto con los demás, tuvo que salvarse. Al final salió todo bien y se entregó toda la ayuda”.
En el consistorio hubo varias intervenciones de cardenales que presentaron dudas sobre el texto de la Constitución Apostólica, algunas la hemos visto publicadas ante la imposibilidad de ser escuchadas en las reuniones oficiales. Hay varios cardenales que tienen más de 75 años, pero el Papa aún no ha decidido qué hacer y se siente el descontento en la Curia. Nos dicen que son continuas las protestas en forma de solicitudes de aclaración que llegan a Santa Marta porque la maraña de documentos mal redactados y sin reglamento no hay quién la entienda y solo hay uno que sepa discernir. Se crean nuevas reglas y, como de costumbre, el Papa Francisco nos las respeta. En teoría la norma entró en vigor el 5 de junio de 2022, pero no es posible tener departamentos sin personal, y sin presupuesto, mucha teoría, pero en la práctica no hay nada.
Parece que los únicos que no se dan cuenta de lo bochornosa que es la situación son los periodistas externos, dentro se finge que no pasa nada y se olvidan las preocupaciones de los cardenales durante el Consistorio. Dentro del estado vaticano, nadie se atreve a escribir nada porque tiene miedo de perder su acreditación, guardando un silencio cómplice, quedan algunos, cada vez menos, que se siguen empeñando en dar una imagen poco realista de este pontificado.
En la última rueda de prensa de altura hemos visto cómo se han ‘olvidado’ preguntas importantes, como el sínodo alemán, al Papa Francisco. La única periodista que planteó una pregunta sensata y valiente, fue la periodista Elise Allen del diario Crux, que no tuvo miedo de preguntar al Papa Francisco sobre la historia del cardenal Zen y sobre todo la preocupante cuestión de la libertad religiosa en China, la respuesta alucinante: «Se necesita un siglo para entender a China, y no vivimos un siglo (se ríe el Pontífice)». “Para comprender hemos elegido el camino del diálogo, abiertos al diálogo. Hay una comisión bilateral vaticano-china que va bien, despacio, porque el paso chino es lento, tienen una eternidad para andar: es un pueblo de paciencia infinita”. El Papa Francisco escurre el tema y no responde: “No tengo ganas de calificar a China de antidemocrático, porque es un país tan complejo… es cierto que hay cosas que nos parecen que no son democráticas, es cierto. El cardenal Zen irá a juicio en estos días, creo. Y dice lo que siente, y ves que ahí hay limitaciones”. El Papa Francisco acaba de terminar un viaje en el que firmó una Declaración que habla de libertad religiosa y condena la persecución por motivos religiosos, pero guarda silencio cuando se dan graves violaciones. El Papa Francisco parece haber olvidado que no puede haber diálogo si no hay Verdad. Lo demás son simplemente intereses políticos y económicos del momento. Y esta no es la tarea del Vicario de Cristo en la Tierra.
El sábado el Papa Francisco recibió a los participantes en la sesión plenaria de la Academia Pontificia de las Ciencias, quienes abordaron el ‘tema ‘Ciencia básica para el desarrollo humano, la paz y la salud planetaria’, que es ‘Una perspectiva que tenga en cuenta los temas clave que enfrenta la humanidad en este momento de la historia”: «me gusta interpretar esta elección hoy en el horizonte del amor y del cuidado de la casa común en la que Dios nos ha puesto a vivir… Entonces, en la base está esta actitud contemplativa; y, complementaria a ella, está la tarea de custodiar la creación”. «Los logros científicos de este siglo deben estar siempre guiados por las necesidades de la fraternidad, la justicia y la paz, ayudando a resolver los grandes desafíos que enfrenta la humanidad y su hábitat». «San Juan Pablo II dio gracias a Dios porque, por intercesión de María, el mundo se había salvado de la guerra atómica. Lamentablemente, debemos seguir orando por este peligro, que debería haberse evitado hace tiempo”.
El Papa Francisco ha suprimido la Fundación Populorum Progressio, establecida por Juan Pablo II, para ayudar a «campesinos pobres y quería promover la reforma agraria, la justicia social y la paz en América Latina». La suprime para crear el «Fondo Populorum Progressio», es decir, los fondos fundaciones intocables ya son tocables y nos tememos que no pasará mucho tiempo en que la veamos convertida en un mero nombre sin contenido. Muchos alertan de «El riesgo es que el Santo Padre cambie todo para no cambiar nada». De hecho, esto es lo que también le está sucediendo a la Curia romana. Cambian los nombres, cambian las fachadas, pero en realidad todo queda como está.