Vamos centrando el mes de septiembre, día 11 y 20 aniversario del atentado a las torres gemelas. Empezamos el viaje del Papa Francisco al congreso Eucarístico de Hungría. Nos parece significativo que no encontramos ninguna noticia sobre el hecho en ningún medio. La indiferencia está rodeando este final de pontificado del que ya nadie espera nada, nada bueno, es mucho más fácil destruir que construir. El Papa Francisco se acercó ayer a Santa Maria la Mayor para encomendar el próximo viaje a Budapest y Eslovaquia a la Salus, con imágenes muy controladas, nos venden una de pie ante la Salus.
Una noticia que nos parece importante afecta al uso del crucifijo en los espacios públicos. Un profesor de un instituto estatal de Terni afirmaba que la presencia del crucifijo en el aula vulneraba su libertad de conciencia y deseaba dar clases sin él, la cosa llego al supremo y: «Los jueces del Tribunal Supremo confirman que el crucifijo en las aulas no crea divisiones ni oposiciones, sino que es la expresión de un sentimiento común arraigado en nuestro país y el símbolo de una tradición cultural milenaria».
Todos los días nos encontramos con noticias que indican la deriva que estamos viviendo. Tenemos purga en Canadá, los purgados “Tintín”, “Lucky Luke” y “Astérix” por ser ofensivos para los indígenas, los semovientes autores de la quema, un consejo de escuelas católicas francófonas. Lo traemos por lo que nos toca de esta “purificación con llamas” promovida por ‘católicos’ que consideran que estos libros difundían “estereotipos negativos sobre los aborígenes”. El hecho absurdo, ridículo e inútil que solo denota la insuficiencia de los promotores. Satisfechos con el hecho lo adornan con argumentos: “es una falsa representación de la realidad, así como la sexualización de las mujeres aborígenes”. Por una vez, y sin que sirva de precedente, el primer ministro de Quebec, François Legault, afirmó que es “inaceptable” quemar libros, independientemente de su contenido: “Para mí, es un acto atroz”. Y eso que todavía no han descubierto que Astérix tiene versión en latín, que vivamente aconsejamos, antes de que algún ‘traditionis custodes’ la prohiba por no encajar con el espíritu conciliar.
Interesante intervención de Gotti Tedeschi sobre el tiempo que vivimos que «podría ser un momento de creatividad para comprender y explicar cómo salvar el mundo». «Nunca como hoy ha existido la necesidad de una doctrina social propuesta por la Autoridad Moral que explique la verdad sobre la insostenibilidad de la crisis actual y los reinicios para resolverla». «Hasta ayer, quienes intentaban unificar el mundo eran intelectuales, políticos con ideales, emprendedores, con una visión inspirada en valores comunes de la civilización. Hoy son reemplazados por plataformas, fondos de inversión, lobbies globales, ideólogos digitales, profetas de nuevas religiones universales». «Como explicó Benedicto XVI en Caritas in Veritate, estas crisis no se resuelven cambiando las herramientas, sino cambiando al hombre».
Matteo Salvini está satisfecho de su encuentro en el Vaticano intentando dejar atrás años de desconfianza mutua. El Vaticano tiende a restar importancia a la audiencia, que duró unos cincuenta minutos, con el temor de que pueda ser utilizada en clave electoral. En el Vaticano están mucho más preocupados por el encuentro del Papa Francisco con Viktor Orban.
El Papa Francisco dirigió un breve saludo a los niños que participaron en la Marcha de Bienvenida titulada «Abiertos», organizada con motivo de la Jornada de los Migrantes y Refugiados. Festival en la Plaza de San Pedro «The Walk» con la marioneta Amal en la cabeza, estatua de 3,5 metros de altura que representa a una niña que huye de la frontera sirio-turca hacia el Reino Unido. Esta cosa está organizada por la Agencia Scalabriniana de Cooperación al Desarrollo. Dejando aparte la fealdad de la marioneta a muchos la ha recordado los cultos a la pachamama.
No cesan las noticias sobre el caso Novell y las curiosidades de un obispo exorcista que dimite tras enamorarse de una mujer que en su vida es escritora de novelas calientes con un trasfondo satánico. Causa sorpresa la rapidez con la que se excomulga por vía administrativa a todo el que disiente con el francisquismo y la tolerancia con estos casos estrambóticos de los que este pontificado nos está brindando continuos ejemplos. La pregunta que no encuentra respuesta es cómo pueden llegar al episcopado, incluso al sacerdocio, casos como este. La elección de obispos es un proceso viciado y nadie parece ser responsable. Por ahora, Novell sigue siendo obispo emérito, es su oficio y cobra por ello, cuanto antes se clare está situación mejor para el interesado y la sufrida diócesis. Mientras siga siendo obispo, emérito, pero obispo, será noticia.
Sobre el tema de las vacunas y la campaña un «acto de amor», la Conferencia Episcopal Italiana toma posición con una carta a los obispos instando a que quienes trabajan en las parroquias sean vacunados: «Las Conferencias Episcopales Regionales y cada Obispo, pueden formular mensajes o exhortaciones para invitar a todos los fieles a vacunarse y, en particular, a los agentes de pastoral». Reconocen que la legislación civil vigente» no prevé la obligación de vacunación ni exige certificación verde para participar en celebraciones o procesiones o para actividades pastorales en sentido estricto».
¿Por qué me llamáis «Señor, Señor», y no hacéis lo que digo?
Buena lectura.
“Tintín”, “Lucky Luke” y “Astérix” a la hoguera… Brillantes estela que sigue la tradición de Robespierre, que cortaba miles de cabezas, con sus correspondientes subversivas bocas, orejas y ojos, por cuestión de higiene social, para evitar que en una sociedad existiera gente con ideas anticuadas que mancillaran y contaminará su nuevo mundo, Hitler quemaba los libros en las plazas públicas a través de un aquelarre nazi nocturno, y Stalin retocaba las fotografías de las enciclopedia soviética y manipulaba su texto en cada edición, según mientras purificada su paraíso comunista en falsos juicios, en masivos fusilamientos y envíos de millones de personas y al paredón y al gulag, por herir la sensibilidad de lo políticamente correcto para el Kremlin, los ignaros estultos canadienses van por el mismo camino.
Estoy para enviar una carta a la élite global y decirle que para que tenga éxito su nuevo orden mundial, se deberían de quemar la totalidad de los libros que no pertenecieran al primer año de la victoria de la agenda 2030, y que obviamente, esté debidamente censurado por el correctólogo oficial.