El tema de hoy, que inunda todos los medios, es el ‘ligero resfriado’ del Papa Francisco. Por lo que parece, ni es resfriado, ni es tan ligero, es lo que suponíamos.
Lo último, de ahora mismo, que sabemos de forma oficial, con tantos interrogantes en el aire, es que: » Confirmo que la tomografía computarizada descartó neumonía, pero mostró una inflamación pulmonar que le provocaba algunas dificultades respiratorias. Para una mayor efectividad de la terapia, se colocó una aguja de cánula para la infusión intravenosa de la terapia antibiótica. El estado del Papa es bueno y estacionario, no tiene fiebre y su situación respiratoria mejora claramente. Para facilitar la recuperación del Papa, se han pospuesto algunos compromisos importantes previstos para estos días para que pueda dedicarles el tiempo y las energías deseadas. Otros, de carácter institucional o de más fácil apoyo dadas las condiciones sanitarias actuales, se han mantenido»
En el ángelus de ayer, el primero es este formato, el mismo Papa Francisco, visiblemente cansado, tosiendo, explicó que todo es debido al «problema de inflamación» en sus pulmones que ayer le obligó a someterse a un TAC en el Policlínico Gemelli, además de cancelar citas en agenda. Hay que dar la imagen de que tenemos una salud de hierro y que todo está muy bien. La escena de ayer era patética, el Papa Francisco tenía de manifestarse como fuera. El mismo Papa Francisco se lleva al lado a Braida: «la meditación antes del Ángelus será leída por el sacerdote de Lodi que » las conoce bien porque es él quien las hace y las hace muy bien». El mismo Papa Francisco indicaba donde leer al redactor en un texto que seguro ni conocía, basta ver la tensión de Braida. La cámara centró el llamativo vendaje en la mano del Papa, recién salido de las pruebas de ayer en Gemelli. Veremos que sucede estos días, viaje a Dubai incluido.
La guerra es mala, lo sabemos, pero el Papa Francisco tiene más preocupaciones. “Además de la guerra, nuestro mundo está amenazado por otro gran peligro, el climático, que pone en riesgo la vida en la Tierra, especialmente las generaciones futuras. Y esto es contrario al plan de Dios, que creó todo para la vida». Por eso, el próximo fin de semana iré a los Emiratos Árabes Unidos para hablar en la COP28 en Dubai el sábado. Agradezco a todos los que acompañarán este camino con la oración y con el compromiso de tomar en serio la protección de nuestra casa común».
En la última reunión de jefes de dicasterio parece ser, hoy lo vemos ya publicado, que el Papa Francisco definió a Burke como un «enemigo» y nos dicen que esto no se quedará solo en amenaza. «El cardenal Burke es mi enemigo, así que le quito su apartamento y su salario», esto es lo que habría dicho el Papa Francisco. Burke, actualmente en Estados Unidos, aún no ha recibido un documento formal que confirme las palabras del Papa, aunque teniendo en cuenta los precedentes, el más reciente, el caso de monseñor Georg Ganswein, ex secretario personal del Papa Benedicto XVI, no hay duda de que a las palabras les siguen los hechos. La supuesta enemistad del cardenal Burke se ha convertido en una auténtica obsesión para el Papa Francisco. Encarna algunos de los elementos que más molestan: es estadounidense, representa un recordatorio constante de la doctrina y Tradición de la Iglesia; además, reside en Roma, a dos pasos de la plaza de San Pedro, desde donde puede «conspirar» contra él.
Una historia concreta que nos recuerda tantas otras, no menos dolorosas, que permanecen en el anonimato. Warnifredo – castaldo hizo construir el monasterio de Sant’Eugenio en el año 730, en las colinas de Siena, ha durado 1293 años, sobreviviendo a guerras y destrucciones, hambrunas y pandemias. Mil doscientos noventa y tres años de historia, de cultura, de religión que ahora, sin embargo, corren el riesgo de desaparecer en un instante. Un extraordinario castillo – dos claustros más una iglesia, tres plantas para un total de 6.200 metros cuadrados – considerado el monasterio más antiguo de Toscana está a la venta desde hace dos semanas. El precio es muy alto, evidentemente, y empieza en 10 millones de euros, puesta en venta por la Congregación de las Hijas de la Caridad. Hasta hace unos años albergaba a unas cuarenta monjas (en su mayoría postulantes, pero debido a la falta de vocaciones, había sido abandonado por las monjas y utilizado ocasionalmente por la parroquia para acoger a refugiados, para acabar completamente en desuso.
Y terminamos con un artículo de hoy nos recuerda la muerte de un anciano sacerdote, seguro nos trae a nuestro recuerdo tantos otros que nos van dejando. Augusto Cecchini, es un anciano sacerdote de la antigua diócesis de Urbino, suprimida de facto después de 1600 años y reducida a una rama de Pesaro. Después de una vida como párroco, pasó sus últimos años como penitenciario de la catedral. Vivía a quince kilómetros del centro de Urbino y todos los días subía por la mañana y volvía a almorzar a casa de su hermana, luego regresaba por la tarde y regresaba a casa por la noche en su pequeño coche. Sesenta kilómetros diarios, sin siquiera dudar de que eran demasiados: era un ministro del Señor comprometido con la confesión, ¡un ministerio importante!
Bonachón, franco, siempre con algo que leer entre un penitente y otro, a quien repetía a menudo: «Bueno, querido, estamos hechos de esto», cosas… ¡pero no debemos desanimarnos!”. El verano pasado le empezaron a fallar las piernas y ya no podía subir a la catedral. Tuvo que luchar contra su propio temperamento para resignarse a quedarse en casa, primero se disculpaba por no poder venir más y segundo se preocupaba de que hubiera otro confesor. Por suerte no tuvo que ver que no sólo la catedral ya no tenía confesor, sino que incluso la misa entre semana había sido cancelada. Sirva ese caso como ejemplo de tantos otros ancianos y santos sacerdotes que nos van dejando.
«los demás han echado de lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».
Buena lectura.
Aunque falte experiencia en materia eclesiástica, queda uno sorprendido por las actuaciones contra el cardenal Burke. Es posible que en la Iglesia falte el sentido común y ético que se tiene en la vida empresarial. Sentido ético que en la Iglesia se quiere frecuentemente enterrar bajo la alfombra de virtudes de segundo orden frente a las de primero. Me explico: la Justicia está por encima de la humildad o de la obediencia, y sin embargo se nombran a esas virtudes diciendo que las debe tener el cristiano y así se justifican injusticias manifiestas. Tendrían que tener una ley de «Altos Cargos», normal en muchas empresas, porque no se puede coger a alguien y, por dudas o por discrepancias, quitarle su cargo o sus «pluses», sin más, salvo en casos muy graves y prescritos previamente. Si se despide a algún alto cargo, en su contratoestán las correspondientes indemnizaciones que suelen solucionar la vida para siempre.
Un atropello al Cardenal Burke pero, y por lo que va sucediendo, repetido con frecuencia. Tal vez va siendo hora de aprender de lo «justo» del mundo en algunos aspectos y aplicarlo en Roma
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