En este humilde observatorio hemos defendido la tesis de que lo verdaderamente trascendental de los que está sucediendo en la Iglesia y sus alrededores se centra en la ¿renuncia? de Papa Benedicto. Cada día los hechos los confirman.
Los ataques al Papa Francisco, desde todos los ámbitos italianos, por su intromisión en la política por el «ius solis» son generalizados y muy duros. Se habla del golpe del Papa Rey, de que no entiende que es la democracia y se lo explican, se recuerda, como nosotros hicimos ayer, el derecho a no emigrar de Papa Benedicto, se analiza la ley que protege la fortaleza Vaticana de los emigrantes, los fieles huyen del Papa…
A nuestro humilde entender están sucediendo cosas que no sabemos definir con precisión, son tan nuevas y extrañas que no encontramos paralelismos históricos. La convivencia de dos papas en vaticano es única en la história y por tanto complicada de entender y valorar, no sabemos cuáles serán sus consecuencias. Se habla de un cisma en la Iglesia pero no creemos que en el mundo actual sea posible una cosa similar a la ruptura de Europa en dos como en la etapa protestante. Hoy las barreras geográficas han perdido su sentido. Creemos que es más propio hablar de una apostasía interna en la Iglesia católica sin precedentes en su bimilenaria historia con consecuencias imprevisibles. La sensación es de un cuerpo en descomposición que ha perdido su alma. En esta situación, los ataques o aplausos externos no tienen ninguna trascendencia, son como los elogios fúnebres que nada aportan al cadáver, lo verdaderamente importante es el proceso de descomposición. Todos los esfuerzos tiene que centrarse en recuperar el alma, todo lo demás es tiempo perdido. San Francisco de Asís en tiempos revueltos hablaba del evangelio sin comentarios, de centrarse en la Eucaristía y olvidarse de todo lo demás. No es mal consejo para tiempos de tempestades incontroladas donde es fundamental la fortaleza y la resistencia deportiva y con buen humor.
Las relaciones de la Santa Sede y Rusia atraviesan un momento dulce esperemos que sea una convivencia que tenga raíces profundas y no un matrimonio de conveniencia.
Interesante artículo sobre los Valdeses, inexistentes en el mundo hispano pero con una cierta presencia en Italia. Sus adaptaciones a las tendencias luteranas se estudian como preámbulos de la era Bergogliana.
El degrado de Roma hace que las visitas turísticas que llenan la ciudad sean cada día más cortas y no se da la repetición. aquí también se ve la descomposición de la ciudad que es cabeza «urbe et orbi».
Buena lectura.
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