La Falacia del Ahorro de Tiempo: Comparando las Plegarias Eucarísticas

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A continuación ofrezco a los distinguidos lectores la traducción del artículo “Comparing Cannons” de Fr. David Friel, publicado originalmente en Corpus Christi Watershed blog. En dicho artículo se hace un interesante estudio con vistas a desmentir una de las grandes “malas prácticas” en lo que se refiere a la Sagrada Liturgia: El uso de la Plegaria Eucarística II  “in omni tempore”, para “hacer más corta la Misa”. Creo que no es necesario realizar ninguna acotación adicional.

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Comparando las Plegarias Eucarísticas.

Traducción (comentada) al español del artículo “Comparing Canons” de Fr. David Friel. Publicado originalmente en Corpus Christi Watershed blog.

   

Existe una tendencia (especialmente entre quienes pertenecemos al Rito Romano) a obsesionarse con la cantidad de tiempo que pasamos en la iglesia. Probablemente este síndrome es más verificable en los sacerdotes que en cualquier otro. Como muchos oradores públicos, los sacerdotes pueden desconocer cuanto tiempo predicarán, pero yo creo que la mayoría de ellos son completamente conscientes de cuánto tiempo tomarán para celebrar Misa.

Cuando el miedo a pasar mucho tiempo surge y llegan a la mente visiones de un estacionamiento congestionado ¿Qué es lo que hace el Sacerdote? Para muchos, la primera solución es usar la Plegaria Eucarística II. Mientras que ésta es, ciertamente, la tendencia común, ¿Es realmente el Canon de la Misa el mejor lugar para “recuperar tiempo”? Más aún, ¿Esta solución toma en cuenta el uso apropiado de las Plegarias Eucarísticas aprobadas? Toda la Liturgia de la Iglesia se mueve en dirección de la Eucaristía, y las plegarias consecratorias son las más importantes palabras de la Santa Misa. ¿No haría más sentido predicar más corto y usar el Canon Romano?

El Canon Romano, en virtud de su universalidad y su uso prácticamente inalterado por casi 1500 años, guarda un lugar único y venerable entre las Plegarias Eucarísticas y, como tal, no es uno más entre algunas pocas opciones. Es la única Plegaria Eucarística de la cual las normas litúrgicas dicen “que puede emplearse siempre” (cf. IGMR 365 a). La Plegaria Eucarística IV tiene limitaciones para cuando puede ser usada, debido a su prefacio propio. La Plegaria Eucarística III es la más apta para las memorias de los Santos, y la Plegaria Eucarística II es específicamente no recomendada para su uso en los Domingos y en otras solemnidades y fiestas. Ésta no es mi propia categorización de las cuatro Plegarias Eucarísticas “mayores”, sino más bien las normas dadas en el capítulo VII de la Instrucción General del Misal Romano (IGMR, disponible aquí).

En la celebración de la Misa no debe haber un balance [entre el tiempo de la predicación y el tiempo del canon. (N. del T.)]. Nuestro Santo Padre, el Papa Francisco, recientemente se refirió a este tema:

La homilía […] debe ser breve y evitar parecerse a una charla o una clase. El predicador puede ser capaz de mantener el interés de la gente durante una hora, pero así su palabra se vuelve más importante que la celebración de la fe. Si la homilía se prolongara demasiado, afectaría dos características de la celebración litúrgica: la armonía entre sus partes y el ritmo. […] Esto reclama que la palabra del predicador no ocupe un lugar excesivo, de manera que el Señor brille más que el ministro. (cf. Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, n. 138)

Esto significa, además, que las partes menores de la Misa no deben nunca dominar sobre las que son más importantes. Cuando ofrecemos 14 intenciones de oración [en la oración de los fieles (N. del T.)] y disponemos solo 10 segundos de silencio después de la Comunión, existe un desbalance; Cuando cantamos cuatro canciones y [solo] recitamos todos los diálogos y aclamaciones [en vez de cantarlos (N. del T.)], existe un desbalance; Cuando predicamos por 25 minutos y utilizamos la Plegaria Eucarística II, existe un desbalance.

 

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El argumento contra el uso por defecto de la Plegaria Eucarística II para “ahorrar tiempo” no es solamente teórico; puede ser basado en evidencia práctica. La paginación de los misales de altar puede hacer que el Canon Romano pareciera desmesuradamente más largo que otras Plegarias, pero yo pienso a menudo que un estudio con más detenimiento podría mostrar que la extensión de las plegarias no son extremadamente dispares. Por lo tanto decidí realizar este estudio por mi cuenta, contando las palabras de las cuatro Plegarias Eucarísticas “mayores” y comparando la cantidad de tiempo que toma en recitarlas.

Abajo están los resultados del conteo de palabras, el cual muestra, como era de esperar, que la Plegaria Eucarística II es, de hecho, la Plegaria más corta. Y es más corta que el Canon Romano por un margen de 453 palabras. No se encuentran incluidos en este conteo de palabras el Prefacio, el Sanctus, el Mysterium Fidei, el Per Ipsum, las fórmulas especiales del Communicantes y del Hanc Igitur, y las conmemoraciones especiales para las Misas de Difuntos. [N. del T.: Este estudio fue realizado con la versión en inglés del Misal Romano, por lo que podrían haber leves variaciones respecto al número de palabras. Sin embargo, en términos generales, se mantiene el mismo orden de magnitud].

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¿En qué cantidad de tiempo “hablado” podemos traducir esta disparidad en la extensión de las plegarias? Consideré tomar el tiempo que me toma leer cada texto sentado en mi escritorio, pero temo apurar inconscientemente uno más de los textos con el fin de sesgar los datos para mis propósitos.

En lugar de ello, encontré aquí grabaciones de cada Plegaria, que fueron hechas por Fr. James Lyons de la Arquidiócesis de Wellington, en Nueva Zelanda, para asistir a los sacerdotes en el aprendizaje de las nuevas traducciones. Abajo está el gráfico que muestra la longitud de cada una de las cuatro grabaciones. Interesantemente, la Plegaria más larga no es el Canon Romano sino que la Plegaria Eucarística IV; aunque la cuarta Plegaria contiene aproximadamente 100 palabras menos que el Canon Romano, el fraseo demanda más pausas (Nótese: la longitud original de los archivos de audio son mayores a los tiempos presentados en el gráfico, debido a que extirpé las introducciones dadas por Fr. Lyons para una medición más precisa.)

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Aunque las grabaciones de solo un sacerdote ciertamente constituyen una muestra de tamaño pequeño, sospecho que la información tomada de las grabaciones de Fr. Lyons es bastante representativa de lo que debería obtenerse en promedio de un estudio más largo. Además, la cuestión aquí no es el tiempo que toma a un sacerdote en particular el rezar la anáfora, sino más bien la extensión comparativa de varias Plegarias. Y ¿qué muestran estos datos? ¿Exactamente cuánto más largo es el Canon Romano frente a la Plegaria Eucarística II? Menos de dos minutos.

 

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La suposición de que el uso de la Plegaria Eucarística II “ahorra tiempo” está profundamente incrustada en muchos sacerdotes y feligreses. Sin embargo, mediante consideraciones teóricas y prácticas, parece que esta suposición está fundada en falsos supuestos: primero, que el Canon es el mejor momento (o el más fácil) para “ahorrar tiempo”, y en segundo lugar, que rezar la Plegaria Eucarística II ahorra tiempo significativo. Desde mi punto de vista, no obstante, [creo que] existen mejores partes en la Misa para acortar en vez de la Plegaria Eucarística, [considerando que] el tiempo ahorrado por la Plegaria II es más bien insignificante.

Sé que soy tan pecador como cualquier Católico, pero sigo creyendo en un mundo en que no esté interesado en la extensión de la Misa. Mientras esperamos por el arribo de ese mundo, al menos mantengamos las cosas en perspectiva. La próxima vez que tu sacerdote rece la Plegaria Eucarística II en la Misa Dominical, pregúntate a ti mismo si podrías ahorrar esos dos minutos extras.-

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Nota: Recientemente se ha publicado un comentario hecho por Peter Kwasniewski en The New Liturgical Movement (y traducido al español por el blog de Infovaticana Adelante la Fe), el cual recomendamos vivamente para complementar este artículo.

Comentarios
0 comentarios en “La Falacia del Ahorro de Tiempo: Comparando las Plegarias Eucarísticas
  1. En relación con la liturgia. Estos dias he visitado el Santuario de Regla en Chipiona. Se celebra la novena a la Virgen. Todos los oficiantes están sentados delante del altar, o sea, DE ESPALDA A TU MESA SEÑOR. Me chocó que el año pasado en la Misa Solemne del dia 8 de Septiembre, el Sr. Obispo de Jerez, al inciensar el altar, realmente estaba inciensando las sillas puesto que éstas no se quitan durante la celebración para nada, ni siquiera durante la comunión. Se da el caso de haber algun oficiante sentado de espalda, mientras otros oficiantes comulgan.
    Me parece que se creen por encima de las normas liturgicas.

  2. Lamentablemente creo que este problema se debe en parte a la deficiente formación litúrgica impartida en los seminarios y lo que queda de los desastres litúrgicos más comunes en los años 70. Cuando me toca concelebrar en la Catedral u otras iglesias veo que casi siempre se utiliza exclusivamente la segunda plegaria; el Canon Romano casi nunca. Aquí donde vivo en Perú, al igual que otros países hispanoamericanos donde he estado, la lista de abusos litúrgicos es larga. El otro día participé en una ordenación y el salmo responsorial fue sustituido por un himno. Me dijo un sacerdote que el obispo fue el responsable de eso. Otro obispo que conozco cambia la oración colecta etc. A veces cantan un himno largo en vez del rito penitencial; igualmente en vez de la aclamación después de la consagración me sorprenden a veces con otro himno largo. Ya casi todos los fieles desconocen el Gloria, himno que lleva unos 1500 años en la liturgia. Los sustituyen con otro cuya única similitud con el original es la palabra «gloria». Así el Sanctus y el Agnus Dei los han cambiado, y un largo et cetera. ¿Qué se puede hacer cuando con frecuencia los que más ofenden los los mismos obispos. Claro, aquí nadie se va a atrever a decirle al obispo que está está equivocado. Parece que está sobre un pedestal acostumbrado no a la corrección fraterna sino a los humos del incienso, dirigidos a él, claro.

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