[…] el culpable claramente no es el concilio, sino el mal uso de las libertades.Este mal uso de las libertades llevó al «Consilium» (la comisión que «armó» la reforma litúrgica) a romper con la continuidad de la Liturgia, asegurando que el Concilio Vaticano II quería «renovar» (en palabras de Bugnini: Una nueva creación), en vez de lo que realmente se quería hacer: adaptar la liturgia a los nuevos desafíos de la Iglesia. Esto último es patente en el hecho de que el Documento del Concilio Vaticano II de liturgia, Sacrosanctum Concilium, no habla en ningun momento de la Comunión en la mano (concesión que es MUY posterior al concilio), o la Misa de «cara a los fieles», que claramente ha sentado un precedente, al originar que se pierda la Orientación litúrgica hacia Dios., entre otros problemas.
También el mal uso de las libertades ha llevado a los «pseudoecuménicos» a buscar una especie de Acuerdo entre «religiones» (nótese que religiones no es correcto, ya que la única y verdadera religión es el Cristianismo), y también, una especie de adaptación de la Iglesia a diversos comportamientos de otras sectas, al borde de la misma herejía (por no decir, hasta más allá de la herejía).
Al punto que quiero llegar es el hecho de que, el Concilio Vaticano II es eminentemente pastoral, en palabras de un pontífice (si bien recuerdo, es S.S. Juan XXIII), que claramente busca hacer frente a los problemas actuales, ha sido MALINTERPRETADO: ya sea por interpretaciones simplistas, carentes de fe, hasta algunas parciales y acomodadas al propio pensamiento (al gusto del consumidor), lo que pone en peligro el mismo «Depositum Fidei» […]
Quizás, lo único que podría reprocharse al concilio, es el tema de dejar muchos temas abiertos, o en una especie de inexactitud, lo que deja la puerta abierta a las malas interpretaciones (y es que, como dijo S.S. Pablo VI, el Humo de Satanás está dentro de la Iglesia, y se manifiesta patentemente en este tipo de acciones: las interpretaciones erradas y discontinuas con la tradición de la Santa Iglesia).
Y es por eso que el Papa, para evitar el surgimiento de nuevas interpretaciones anómalas, nos invita a una hermenéutica de la continuidad, es decir, analizar e interpretar al concilio en continuidad con la bimilenaria tradición de la Santa Iglesia.
[…]
In Christo +
MARCVM