Bobocatolicismo

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Ya sabemos que el dire de Infocatolica no es una luz. El hombre, como todos, tiene sus más y sus menos. En su debe, posee un pasado de protestantismo fundamentalista que le juega en contra cuando se trata de usar la razón (por eso de la ramera, que decía Lutero…). Ahora se despacha con un párrafo que merecería un lugar destacado en la antología del bobocatolicismo:
«Por cierto, resulta patético que a estas alturas de la película haya personajes -mayormente filolefebvristas histéricos- dedicados a sacar pecho porque la Iglesia ha reconocido que no todo lo que dice el Magisterio ni todo lo que enseñó el Concilio Vaticano II es dogma de fe [1], como si hubiera alguien que sostuviera lo contrario [2]. Tras varios posts recordando las palabras de Pío XII sobre la opinión pública dentro de la Iglesia, cuyo límite se establece en las materias dejadas a libre discusión [3], no hace falta que diga que lo ocurrido ayer no ha sido causa de sorpresa para mí. Por ejemplo, ¿se puede discutir sobre el significado último de “subsistit” en la Lumen Gentium? Obviamente sí. Algunos blogueros lo hemos hecho en este portal (p.e, Bruno). O sea, nihil novum sub sole» (la bastardilla y la numeración nos pertenecen).
Como de costumbre, el pobre atribuye a los demás lo que no sostienen. Pero ya sabemos que  el dire es todo un Quijote en combate contra los muñecos de paja que él mismo construye… 
A los tres puntos respondemos:
[1] Cualquiera que conozca algo sobre la historia de la crítica del tradicionalismo al Vaticano II sabe perfectamente, desde antes de la finalización del sínodo, que el Concilio no contiene definición dogmática alguna. Otra cosa es determinar si en algunos puntos hubo ejercicio de la infalibilidad, pues sabido es que el objeto material de la infalibilidad es más extenso que el de la definición dogmática.
[2] La referencia a Pío XII resulta una falacia manifiesta. Cuando el papa Pacelli se refirió a la opinión pública en materias dejadas a la libre discusión, no tuvo in mente temas sobre los que el magisterio eclesiástico había pronunciado ya una enseñanza auténtica (Cfr. Enc. Humani generis). Y mucho menos pudo tener en consideración la crítica a los textos de un Concilio que, por primera vez en la historia de la Iglesia, hizo expresa renuncia al carisma de la infalibilidad y se autodefinió como pastoral y no dogmático.
[3] Es imposible que se sorprenda porque no comprende lo que lee. Ya hemos mencionado aquí que al IBP se le ha reconocido el derecho a una crítica seria y constructiva del Vaticano II, pero en un estatuto disciplinar, aprobado temporalmente. Ahora, estamos ante una declaración oficial, de índole doctrinal, que alude expresamente a los documentos del Vaticano II y del magisterio post-conciliar. Don Guillermo Morado  sí lo ha entendido, y le ha dedicado una entrada al punto, suponemos que por lo que tiene de (relativamente) novedoso e interesante.
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