Windows 10

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Artículo publicado hoy en el Diario Ideal, edición de Jaén, página 27 A partir de ahora todos los usuarios de la informática están felicísimos, porque ha llegado el amigo esperado, anunciado y pregonado: ha aparecido, al fin, Windows 10, la última entrega del sistema operativo de ordenadores dependientes del fabricante americano Microsoft. Como la crisis económica nos golpea a todos por igual la entrada de este escalón de la saga es gratis para los ordenadores y sus usuarios. Esta gratuidad es relativa, porque a partir de ahora, los viejos aparatos que no dispongan de los caracteres requeridos para ser fecundados por el nuevo sistema operativo, deberán ser cambiados por sus dueños, suponiendo una fuerte venta de nuevos ordenadores y las carteras comerciales engordarán su cuenta de resultados. En este mercado lo que te dan gratis por una parte, lo sacan por el otro. Es una red donde es difícil encontrar la libertad de elección para no depender de un gigantesco desconocido capital extranjero, que domina los hilos del resto del mundo occidental. ¿Tiene la Iglesia algo que aportar en esta saga familiar de Windows? Claro que sí, en dos aspectos esenciales. El primero consiste en que quien no desee quedarse obsoleto, atrasado y caduco, deberá estar al loro de la técnica informática para su trabajo personal o profesional. Aún recuerdo cuando la propia Iglesia en sus oficinas internas comenzó con aquel sistema operativo llamado el 2,86, y los enormes aparatos de aquellos años ochenta. Toda la información metida en las tripas de entonces ha tenido que ir actualizándose mientras la mecánica avanzaba. El segundo, es que las herramientas son solamente medios nunca fines. La Iglesia no desea que al ordenador casero le pongamos un altar, ante el cual nos arrodillemos a diario, y le recemos como si fuera un dios menor colocado en el centro de la casa familiar, o en la empresa laboral. Todos somos conscientes que la informática bien usada a favor del trabajo al servicio de los demás es un paso positivo, pero el ordenador es una herramienta como el frigorífico, la lavadora, la secador, el horno o el televisor, nunca estos artilugios deben anular las relaciones familiares, el diálogo entre padres e hijos, y la convivencia con los familiares y amigos. Si al ordenador lo convertimos en un fin en sí mismo, del que no podemos desprendernos, por ejemplo ni en los días de descanso a los que tenemos derecho, hemos perdido la dignidad de ser personas humanas cultas y sociales, pasando a ser unos meros esclavos de unas puras herramientas inventadas por el hombre para el servicio de los demás, pero nada más. Por lo tanto, cuando ahora ha llegado el último invento del sistema operativo salido de los hangares de la empresa Microsoft, debemos mirar si el índice tal y cual del capital empresarial sirve para apoyar algunos proyectos de desarrollo técnico, intelectual o social dignos de tal nombre, y nunca para pagar o subvencionar planes de clínicas abortistas y ventas posteriores de miembros de fetos humanos para productos de belleza, o en campos de esterilización masculina y femenina en tierras del tercer mundo para evitar la superpoblación mundial. La Iglesia Católica siempre está a favor del avance técnico de la informática favorecedora de la rapidez de los trabajos humanos dignos, animadora de la fraternidad entre los diversos pueblos, generadora de la comunicación rápida entre las personas de un punto a otro de la civilización humana. Reprueba, por el contrario, que tras la informática se esconda la delincuencia del capitalismo salvaje financiero, la esclavitud de las personas, la belicosidad de ciertos pueblos fundamentalistas, la venta de los productos tóxicos para la salud integral de los hermanos especialmente de los más jóvenes. Y todo lo que lleve el pecado en sus entrañas. Tomás de la Torre Lendínez ————————————– Recomendación Lean, amigos mi nueva novela gratis Título: La Casa de las Cancelas Enlace: http://marianojv.esy.es//novela.html

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