A una semana vista de las últimas elecciones locales y regionales, España se encuentra en una encrucijada, una de las más díficiles de los años pasados. El pueblo ha hablado, en libertad, y ha pedido que los viejos partidos dejen de mancharse de corrupción, de fango y zancadillas. El pueblo ha hablado, en libertad, y ha pedido a los nuevos partidos que entren a regenerar una atmósfera maloliente, pestilente y encallejonada en una crisis social, económica y moral de largos años. De éstos solamente uno se mira y se encuentra apocado para entrar en la nueva etapa de profilaxis y limpieza con la goma de agua más gorda posible. Sus exigencias son mirar, sin que le caiga una sola gota de agua pútrida, y mantener su virginidad para dentro de equis meses cuando lleguen las elecciones generales dar el salto desde tierras catalanas a meterse como sea en la Moncloa. El otro tiene un afán de poder desmesurado; es una máquina de comerse por las patas a sus parientes más cercanos. ¿Dónde están los miembros del viejo PCE?. Solamente en los libros de texto. Ahora, está a la espera, de la candidez de los socialistas para comerselos en una bandeja de plata, donde los mismos socialistas se han colocado como tierna carne y un gran puñado como guarnición. Cándidos socialistas, que están haciéndole el juego al supervisor de nubes, padre putativo, de los hambrientos de poder, quienes le doran la peana y él se siente iluminado para conducir a los socialistas al despeñadero. De esa aventura suicida se ha descartado una andaluza gestante, quien no desea darle el abrazo de oso a nadie más que a su marido y su inmediato hijo. De toda esta tragedia, somos espectadores los votantes, quienes con sentido común vemos que España no está para aventurerismos románticos de marxismos clonados de allende el Atlántico. Ni la economía, tan maltrecha como está podría aguantar un solo mes, un palo tan fuerte como es la entrada de los hambrientos de poder a comerse el menú preparado por el amigo del viento y contador de nubes. Los pasos dados en Grecia están por delante de nosotros. ¿Seremos tan lerdos de no aprender de los errores de los vecinos del otro lado del Mediterráneo?. Seguramente sí, si Dios no lo remedia. Aún queda tiempo antes que se firmen los convenios entre unos hambrientos ocupadores del poder y unos socialistas, desconocedores de su propia historia, van a repetir lo mismo que hicieron hace ochenta años, que tan caro salió para toda España. Tomás de la Torre Lendínez
España en la encrucijada
| 30 mayo, 2015
El hombre es el único animal que tropieza con la misma piedra. Tanta memoria histórica falseada, y como la juventud no sufrió en su propia carne los tiempos antes, durante y después de nuestra guerra fratricida, y después de un tiempo de reconciliación nacional, donde el inmenso odio entre hermanos parecía que el perdón y el tiempo todo lo borra, surgen los demonios del pasado e incitan a unos ideales fuera de lugar. Esos listos que se apropian de lo ajeno, esos que el poder lo usan para su enriquecimiento, esos libertarios que no temen ni a rey ni a Roque, esos que llenos de proclamas dictatoriales manejan a los rebaños aborregados, han creado un caldo de cultivo capaz de poner patas arriba lo que se consiguió con el esfuerzo y consenso de muchos por tener un país en paz y con ansias de progreso. Llamo a la unión de todos los demócratas para que nuestra querida España no se hunda en un pozo sin fondo y continúen por la senda que marcaron tantos hombres y mujeres que deseaban lo mejor para su nación.