El tiempo

Significan tanto las campanadas de fin de año, que el error cometido en Canal Sur nunca será olvidado ni por los vecinos andaluces, ni por los humoristas, ni por los letristas del cercano carnaval de Cádiz, donde nadie escapa a la ironía y el sarcasmo. Consulto a un amigo, jubilado de la televisión autonómica, sobre semejante metedura de pata y apunta que alguien podía estar beodo en una noche del 31 pasado; o sugiere que no se deseaba que entrara el año 15 por los cambios electorales que trae en sus bodegas para la primavera y el otoño; o se quiso gastar una inocentada fuera de fecha a todos los televidentes andaluces responsables del mantenimiento, vía impuestos, de ese gran mastodonte que es RTVA, donde las deudas llegan a empapelar las paredes de estudios y despachos en la sede central sevillana. La interpretación personal es otra: la situación se les fue de las manos, porque desearon dominar el tiempo, algo que busca el hombre desde sus primeros pasos por la historia contada por los cronistas. Desde el reloj de sol, al de arena, al de números y palotes, hasta llegar a los carillones, a los observatorios astronómicos, y los digitales, la persona ha deseado dominar, contar y cantar el tiempo que es el paso inexorables del sistema solar, donde para los cristianos es la presencia más efectiva del dedo de Dios Padre, creador del cielo y de la tierra descrito en las primeras páginas de la Biblia. No podemos ni detener el tiempo, ni manipularlo con publicidad, ni contarlo a la cuenta de la vieja. El tiempo de un nuevo año es el regalo del Señor que nos concede vivir otros trescientos sesenta y cinco días para seguir amándole sobre todas las cosas y a los hermanos como a nosotros mismos. En este año los católicos encontramos que se cumplen cinco siglos del nacimiento de Santa Teresa de Jesús en Ávila. El programa de actos organizado es muy amplio en la provincia de Jaén, donde la Doctora de la Iglesia llegó hasta el pueblo de Beas de Segura y fundó uno de sus conventos de monjas descalzas. En la ciudad de Jaén viviremos los cinco siglos de la fundación de la Santa Capilla de San Andrés, gracias al buen hacer de don Gutierre González Doncel, tesorero del Papa, quien fundó la cofradía de la Limpia Concepción de la Virgen en la iglesia de San Andrés, levantó unas escuelas para rapazuelos de entonces, y dotó con sus caudales un fondo para socorrer a pobres y jóvenes deseosas de contraer matrimonio católico. Es, pues, este año 15 un libro abierto con acontecimientos esenciales para la Iglesia y los católicos de la provincia y de la ciudad del Santo Reino. Un año para dar gracias a Dios y aprender de la santa andariega y sus escritos; y para conocer mejor la institución de la Santa Capilla de San Andrés, de Jaén. Tomás de la Torre Lendínez