Reflexiones sobre el voto católico

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La Iglesia señala que se ha de votar “de acuerdo con su conciencia cristiana» y que «los fieles laicos de ningún modo pueden abdicar de la participación en la política […] que comprende la promoción y defensa de bienes tales como el orden público y la paz, la libertad y la igualdad, el respeto de la vida humana y el ambiente, la justicia, la solidaridad, etc.» (fuente)

La conciencia del católico no es la conciencia de quien incongruentemente se llame católico. Es una conciencia recta, conforme a la doctrina católica. Y de entre los principios innegociables del catolicismo está el derecho a la vida, entiéndase, el rechazo personal y político al aborto. Transigir en este punto no es solo colaborar con un crimen, sino con la degeneración de una sociedad que toma como derecho una monstruosidad. Igual ocurre con el tema de la eutanasia.

En lo que respecta a otros temas como la inmigración, fronteras o seguridad, una recta conciencia cristiana puede apoyar distintas posiciones.  Tanto las políticas más permisivas como las más restrictivas tienen cabida para el buen católico, siempre que parta de principios nobles. Eso sí, en el plano de la realidad y en defensa del bien común, es bueno evitar un cambio sociológico que perjudique la Fe, la moral y la seguridad de una nación, o incluso la propia supervivencia de esa nación.

En definitiva, el católico tiene que votar para favorecer la Fe Católica, la propia Iglesia, la moral católica, y el bien común. Como diques inamovibles: los principios innegociables y una recta política moral sexual, que de no aplicarse degeneraría a la sociedad.

En lo que respecta al mal menor, tiene que ser definido correctamente. No es optar por una opción evidentemente mala con matices. Es optar por la opción política que mejor pueda defender esos principios, aunque no lo haga del todo bien. Entre las consideraciones para el voto, también se ha de contar con la utilidad del propio voto: por ejemplo, apostar preferentemente por opciones con posibilidades de representación.

La opción de no votar, salvo graves excepciones, suele ser una grave dejación en la defensa del bien. La opción del voto en blanco o nulo a propósito, también constituye una dejación que no se justifica por su simbolismo, de escaso valor y probablemente para beneficio de opciones no deseadas, y por tanto en perjuicio de las mejores.

Cristoerasabio.

Comentarios
7 comentarios en “Reflexiones sobre el voto católico
  1. Es decir, votar a VOX. Conclusión del artículo, pero sin dar la cara.

    Además el voto nulo o en blanco son perfectamente legítimos. Dejad de condicionar las conciencias en favor de vuestras preferencias.

    Y si lo hacéis, hacedlo con claridad, dando la cara.

    Sería más elegante.

  2. La Doctrina Social de la Iglesia condena el liberalismo, la democracia cristiana, el socialismo, el transhumanismo, la ideología de género, el laicismo y el comunismo. Por tanto no puedo / no debo votar a ninguno de los partidos que se presentan a estas elecciones. Como mucho a M+J -cuyos miembros no me caen bien-. Solo me queda votar nulo como protesta. Yo soy socialcristiano, pero AES y partidos similares no se presentan, solo una Falange que no me convence.

  3. Volvemos con la patochada de siempre respecto al voto católico. La Gaudium et Spes dice que el católico no puede en conciencia mantenerse indiferente ante la participación en la vida pública en pos del bien común. Pero eso de ningún modo supone que deba participar con su voto en la inmensa comedia de la llamada democracia, que no es tal, como vemos a diario. Por ejemplo, el Vaticano ha firmado un ignominioso convenio con la China comunista, en la que votar no significa más que legitimar que las cosas sigan como están, con variaciones de personajillos o normativas, todas anticatólicas. Por otra parte no existe en la Doctrina nada que diga que el voto tenga que ver con el catolicismo; el mismo Pablo recomienda, siguiendo al Señor, la adhesión de los fieles a la Autoridad en lo que no contraríe la conciencia (los Comicios eran asambleas generalmente manipuladas por oligarquías para aceptar o rechazar reformas o normas, a menudo quebradas por señales divinas como un ataque epiléptico, lo que hizo que a la epilepsia se la haya denominada hasta hace poco «morbo comicial»). La Iglesia únicamente puede decir qué NO PUEDE votar coherentemente un católico y las diversas posibilidades de voto o la abstención activa, distinta del pasotismo, son asunto estrictamente personal.

  4. Una guía muy manejable, coherente y didáctica, gracias.

    Por mi parte, VOX, la única formación a la que puedo votar con la conciencia tranquila.

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