Y ahora Aberasturi

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Una vez más «sembrao».

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Lo que él dice lo piensan muchos más aunque sólo se atrevan a decirlo en petit comité. Todo muy triste. Sobre todo la situación en la que nos encontramos. O en la que nos han metido.

Y que hace que Dios, que es muy particular e insondable para nuestras mermadas inteligencias, vuelva a enviarnos profetas como los de Israel. Con todo el riesgo que aquellos asumieron y con toda la verdad de Dios en sus bocas.

A mí la Curia romana me interesa poco. Me parece un instrumento necesario para ayudar al Papa a gobernar la Iglesia pero nada más. Puede haber en ella, los ha habido, los hay y los habrá, santos y pecadores, eficientes e inútiles, inteligentes y torpísimos, de todo. Y por supuesto pedófilos, adictos a las drogas, mujeriegos, homosexuales activos, peseteros, vagos redomados, derrochadores en áticos, ladrones, carreristas, rígidos, gente con mirada torva y torvos procederes, insultadores, herejes, traidores, desleales… y hasta asesinos. Todo es posible y en Roma mucho más que en Granada.

Eso debería ser la excepción aunque algún caso, dada la condición humana, siempre podrá ocurrir. Me parece absurdo que el Papa, año tras año, lo denuncie con los más duros calificativos. Porque el Papa no tiene que denunciar nada. Sólo tiene que corregirlo. Lo que va en sus inmensos poderes y en el sueldo.

Lo del no puedo, no me dejan, me lo impiden personas malísimas es algo tan incomprensible e impresentable como si aquel Cassius Clay, o como se llamara, dijera que no podía salir de su hotel porque a la puerta del mismo había un hombre de metro sesenta y cincuenta y cinco kilos de peso que le amenazara con darle una paliza.

Este Papa, pienso que primer caso en la historia de la Iglesia, es un insultador permanente de los suyos y el amparador de otros, generalmente impresentables, de lo que reprocha en los demás. Con columpiazos de baldaquino. Por ejemplo con los «romanones». Yo no me fío un pelo de esos curas, serán lo que sean y ni se me ocurre, por si acaso, poner la mano en el fuego por ellos. Pero vaya papelón el del Papa avalando a quien avaló.

Carrerismo, pecado, vergüenza, latrocinio, hasta asquerosidad, que reprocha en teoría imaginaria en unos y que cultiva a su alrededor. Y con un síndrome particular, que hasta debe tener nombre técnico, que es el de rodearse de mediocres que no hacen sombra a las propias carencias. Lo malo es que tantos desamores y lo peor, los impresentables amores, le están pasando cuenta. Ricca, el secretario del Coco que no termina de caerse de la palmera o el alcornoque en un mantenimiento que excede todo lo normal, como el mantenido con Lehman o Santos Abril, Lutero, homosexuales declarados y transgéneros, musulmanes, Spadaros y Truchos, Sankt Gall, el ático de Bertone y los ingresos de Maradiaga, más Castro, Morales, Maduro, Cristina… Todo con mucho pobre y con más ricos. Por ejemplo la riquísima Iglesia alemana.

Ahora acaba de estallarle el escándalo Maradiaga, su cardenal más favorito. Y muy semejante a su personalidad. Que el mismo ha tenido que reconocer que lo que le imputaban de dólares a mansalva, ingresados y derrochados, eran por lo menos medias verdades. Mientras tocaba el saxofón.

Todo eso, y más, está saliendo a la luz y de modo que no favorece nada al Papa. Cierto que instrumentalizado a ciencia y conciencia por algunos que le han perdido la simpatía y hasta el respeto. Pero materia para ello hay. Y bastante. Incluso demasiada.

La misericorditis, tan unilateral, ha pasado a ser hasta irrisoria. Algo así como aquello de dime de lo que presumes y te diré de lo que careces. Porque algunos hasta podrán pensar que puede tener ribetes de hipocresía.

Y eso es lo que hay en estos días tan complicados que nos tocan. Esta noche me parece si cabe más indicada que ninguna para encomendar al Niño Dios que nos nace al Papa y a su Iglesia. Ciertamente la Iglesia del Papa pero sobre todo la de Él.

Y que Él nos siga aportando voces proféticas que seguro que sabe por qué nos las manda. Y que nos dé también la gracia de interpretarlas debidamente.

 

 

 

Comentarios
11 comentarios en “Y ahora Aberasturi
  1. Alfredo: A ver si demigajándoselo es capaz de entenderlo. Yo soy un particular y mis opiniones sólo me comprrometen a mí. Si insulto a alguien haré bien o mal pero eso no tiene la menor trascendencia. Supongo que se dará cuenta de que el Papa insultando no es lo mismo. Pienso yo. No puede usted ponerme a su nivel porque la desproporción es abisal. Uno piensa que el Papa no debería insultar. E insulta. A mí, naturalmente sin citarme, me ha llamado de todo menos bonito. Y a muchísimos católicos también. A mi mujer hasta coneja. Creo que guardo mucho respeto al Papa. Es posible que conteniéndome pero eso es también cosa mía. La que se armó por haber dicho que el cardenal Bergoglio tenía una mirada torva. Y vaya si la tenía.
    ¿Respeto poco al Coco que no ternina de caer del alcornoque, a Matapelo, Tauran, Baldisseri, ChámamePepe, el sin grelos, Novell, Pujol, Sosa Cáustica… Es cierto. Los respeto poquísimo. ¿Me van a administrar mis respetos? Tampoco respeto a Puigdemont, Rajoy, Soraya, Pablo Iglesias, Echenique, Carmena, Colau, Cifuentes, Villalobos, Setién, Masiá, Aznar… ¿Me voy a ir al infierno por expresar mi opinión sobre ellos? ¿Usted Alfredo no juzga? Al menos a mí parece que sí.

  2. Lo de papa bueno contra curia perversa ya no cuela. Es su curia, después de 5 años, fabricada a su medida, no heredada de otros. Antes insultaba a los católicos solamente; ahora también a los suyos. Estarán hasta el gorro. Ya ni busca los aplausos de los suyos, sólo de los enemigos de la Iglesia. ¿ Porqué será ? La gran ventaja que veo de todo esto es que los suyos, con tanto insulto, van a ralentizar su plan demoledor. ¿ Será providencial ? Se confirma una vez más que los caminos De Dios son inescrutables.

  3. Marco Tosatti nos ofrece un análisis de su último cabreo institucional, tan grato a los enemigos de la Iglesia y los media laicistas, insuperable. Los habituales cabreos institucionales hacen todavía más verosímiles las no menos habituales broncas privadas, que traspasan los muros vaticanos y que contrastan con las habituales sonrisas ante las cámaras, todo lo cual `pone de manifiesto un trastorno de la personalidad infantil y narcisístico de trágicas consecuencias para la vida de la Iglesia.http://www.marcotosatti.com/2017/12/23/minacce-e-sfuriate-del-papa-super-ex-da-il-suo-giudizio-psicologico-furbo-e-infantile-in-english-the-myth-of-the-betrayed-revolution/

  4. En estas fechas donde se nos invita a ser más auténticos, más integros, a ser presencia de Dios allí donde estemos, duele ver la falta de rigor periodístico con que se trata a la Iglesia en este Blog. Usted crítica al Papa por ser el azote de la curia, y sin embargo se permite ser azote de toda la Iglesia….Ud ve la mota en el ojo ajeno y no ve la viga en el suyo. Eso es una actitud farisaica. Que Dios le perdone por hablar con esa frivolidad de situaciones tan dolorosas. Espero que nunca le juzguen a usted con la misma vara de medir que Ud usa con los demás.

  5. Es curioso como la Curia, que es una monarquía absoluta y el monarca absoluto, que no tiene que dar cuentas a nadie, está aterrorizado con los que le rodean y recurre a las denuncias generalistas, que nunca sirven de nada, en todo caso para dar ánimos a los canallas.

  6. Uno de los profetas, y de los grandes, se llama Aberásturi. Por su boca habla otro gran profeta y grandísimo santo : san Josemaría Escrivá, que nunca se calló, y escribía y ¡ cómo escribía ! mientras el Opus Dei actual, al que es difícil reconocer como tal, enmudece o recrimina a quien habla.

  7. Desde que sufrimos este papado, a muchos se nos hace muy difícil la Navidad por la tristeza que nos produce contemplar en qué están convirtiendo la Iglesia de Jesucristo; tal maltrato a la Esposa de Cristo nos rompe el alma, pero vivimos en la esperanza de que el Señor todo lo puede y permite que pasen estas cosas para renacer de nuevo. Dios sea bendito. Feliz y Santa Nochebuena.

  8. A Su Jorgismo le diría que menos predicar y más dar trigo.Menos turismo y más oficina.Menos discursos y más hechos.Menos audiencias y más trabajo.Menos fotos y más labor de vigilancia sobre los subordinados.Menos ocurrencias y más Biblia, más catecismo y más Código de Derecho Canónico.Menos cargos absurdos y menos italianos en la curia, en el colegio cardenalicio y en cargos de responsabilidad.Menos purpurados europeos y más africanos.Menos palabras y más realidades.Menos tirar piedras y más poner a cada cual en su sitio.Menos quejas y más lejía.

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