Una Iglesia en salida que se encierra

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Y, encerrada, han desaparecido los demoledores de la Iglesia. Hasta el punto de que apenas hay extravagancias, o maldades, que comentar. Como para pensar que, encerrados todos, estamos mucho más tranquilos. En estos días parece que en la Iglesia ya solo hay católicos. Como si los demoledores eclesiásticos  hubieran sido internados por el coronavirus.

Lean el artículo de Fernández Barbadillo:

https://www.libertaddigital.com/opinion/pedro-fernandez-barbadillo/la-iglesia-en-salida-cierra-sus-puertas-papa-francisco-coronavirus-90240/

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Y no es ese el único beneficio que ha traído el bicho. Parece que los abortos han caído en picado.

Evidentemente no voy a decir bendito virus. Es una inmensa desgracia. Hay que pedir a Dios que la aleje de nosotros. Pero también ha traído alguna consecuencia buena.

Comentarios
30 comentarios en “Una Iglesia en salida que se encierra
  1. Hay sacerdotes ejemplares que salen con el Santísimo a bendecir al pueblo y otros menos ejemplares que se encierran y al menos se dejan de “salidas de pata de banco”.

    1. Compatriota: ¿Usted saldría a ayudar a sus vecinos si necesitan comida o alguna otra cosa urgente? Es un tema muy serio el de la pandemia para andar con beaterías. Se nos ha dicho quédate en casa. ¿Ha visto a algún obispo sacar el Santísimo fuera de la Iglesia? ¿Qué obispo ha permitido a esos sacerdotes para sacar el Santísimo fuera de la parroquia? Se puede orar en casa. Hay suficientes medios de comunicación para animar y alentar la fe de los cristianos. No seamos mas papistas que el papa. Su escrito sí que me parece una «salida de pata de banco». Le aconsejo que lea el artículo del obispo de Teruel-Albarracín Mons. Antonio Gómez Cantero. Disfrute de su lectura: http://www.diocesisdeteruel.org/diocesis/el-obispo/al-ritmo-de-los-acontecimientos/

  2. Sacramento en Siloé

    Fray Linus Martz OP
    20 de Marzo de 2020

    Lectio Divina

    Meditación sobre el Evangelio del
    Domingo Laetare

    Con la lectura del Evangelio de la próxima Misa dominical como referente principal, cada ensayo de la Lectio Divina («Lectura Sagrada») ofrecerá una meditación en forma de plegaria, cimentada en las Sagradas Escrituras, bajo la perspectiva de la riqueza literaria bíblica, proyectada en la vida de oración personal.
    En adelante se publicará un ensayo sobre la Lectio Divina una vez al mes durante el año académico.
    San Agustín comienza su homilía sobre la «larga lectura del ciego de nacimiento» de este domingo, con una expresión en la que parece declinar su responsabilidad: «El día entero sería insuficiente» para tratar la totalidad del capítulo noveno de Juan.
    Su comentario abreviado es seis veces más largo, más que un ensayo relativamente aceptable de la Revista Dominicana.
    De todos modos, en la lectio divina no hay un sustituto real de la lectio real: Se impone volcarse sin más en el texto bíblico.
    Antes de continuar, puedes detenerte un tiempo a leer pausadamente y en actitud orante el fragmento evangélico del que hablamos. ( Juan 9, 1-41 ) .

    Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Sus discípulos le preguntaron: «¿Rabbí: Quién pecó, este hombre o sus padres, para que que naciese ciego?»

    La sabiduría cultural del mundo antiguo entendía el sufrimiento físico como castigo por el pecado (Keener, The Gospel of John: A Commentary , vol. 1, 777-778).
    Santo Tomás de Aquino sólo necesitó citar un versículo de Elifaz, para llamar la atención de sus alumnos sobre todo el drama del libro de Job. ( Job 4, 7 ).
    Los mismos fariseos utilizarán la ceguera del pobre hombre en su último ataque ad hominem: «Naciste totalmente en pecado, ¿y tratas de darnos lecciones?»
    Pero Jesús, desde el primer instante -al pasar- sabe la verdad: «Es para que se manifiesten a través de él las obras de Dios.»
    Dios en Su sabiduría permitió el mal de la ceguera de este hombre, para que las obras de Dios pudiesen iluminar su corazón ciego y los nuestros.

    Aunque ni él ni sus padres pecaron como para dar lugar a este sufrimiento en particular, existe una ceguera categóricamente diferente que Jesús, la luz del mundo , viene a curar.
    «Ese ciego es la raza humana,» observa Agustín, porque sin Cristo éramos «por naturaleza hijos de ira.» ( Efesios 2, 3 ).
    Santo Tomás de Aquino ofrece el testimonio de San Pablo y San Juan para acreditar que ninguno de nosotros está libre de pecado, ya se trate del pecado original o los pecados personales. ( Rom 3,23 , 1 Juan 1 8 ).

    Le untó los ojos con barro y le dijo: «Ve a lavarte a la piscina de Siloé,» que significa Enviado.
    Entonces fue y se lavó, y volvió a ver. La arqueología en la actualidad nos aclara algo sobre la piscina del primer siglo, que se redescubrió en 2004.
    Sin embargo, Juan se toma su tiempo para aclarar que el nombre Siloam ( shiloakh ), del verbo hebreo sh-l- kh , significa «Enviado.» (Martin y Wright, El Evangelio de Juan, 173, n5).
    De este detalle Agustín deriva el resto de su homilía, porque «Dios envió a Su Único Hijo al mundo, para que podamos vivir por medio de Él.»
    Bañarse en el Enviado es ser bautizado en Cristo; ser ungido ( ἐπέχρισεν ) con arcilla, debe hacerlo un catecúmeno, un candidato al bautismo (Martin y Wright, 173).
    Este domingo, la Iglesia continúa la antigua tradición de preparar a sus catecúmenos mediante el rito del segundo escrutinio.
    «Todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús fuimos bautizados en Su muerte,» y por esa inmersión en Su muerte somos curados e iluminados, para que «también podamos caminar en una nueva vida.» ( Rom 6, 3-4 ).

    Un lector paciente podría objetar que, después de todo esto, ¡sólo estamos al 14.3% del camino a través de la lectura! El hombre volvió y podía ver. ¿Qué más se puede decir?

    El resto del Evangelio se centra en este hombre, que lentamente comienza a dar testimonio de Cristo. Sus vecinos y compañeros mendigos se maravillan de su curación, y él responde de manera objetiva, pero casi desinteresada, refiriéndose a un «hombre llamado Jesús.»
    «Lo llevan ante los fariseos, y repite el relato, afirmando por fin que » Él es un profeta.»
    «El alma de este hombre era como la de quien habiendo sido tan sólo ungido, aún no ha visto,» sugiere Agustín. «Predica y no sabe a ciencia cierta a Quién predica.»
    Sin embargo, el Señor no desea predicadores ignorantes, y el catecúmeno de hoy tendrá que responder por sí mismo en la Vigilia Pascual: Es mayor de edad; (aetatem habet). Preguntadle a él. Pero confesar a Jesús tiene consecuencias: Al final lo expulsaron.

    Y Jesús va a buscar al mendigo, a encontrarse con alguien que ahora está solo, rechazado y excomulgado. Jesús también tiene algo que darle, una pregunta que ofrece una gracia infinitamente mayor que cualquier curación física.
    Y prosigue Agustín: «Ahora se lava el rostro del corazón: «¿Crees en el Hijo del hombre?»

    Cuando este año llegue la Vigilia Pascual, mientras los catecúmenos se preparan para recibir la luz del mundo, que también nosotros podamos experimentar el único consuelo y la alegría eterna de este mendigo, que dice: «Sí creo, Señor,» y postrándose lo adora.

  3. «…Y el SEÑOR Dios llamó al hombre [Francisco I, Osoro, al ‘padre’ Ángel…], y le dijo: ¿Dónde estás? Y él respondió: Te oí en el huerto, y tuve miedo porque estaba desnudo, y me escondí. Y Dios le dijo: ¿Quién te ha hecho saber que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol del cual te mandé que no comieras?…

  4. No tanto se trata del miedo a ser contagiado. También muchos sacerdotes tienen miedo a contagiar. Ahora bien, con las debidas precauciones y cautelas ¿es justo privar del Pan de Vida al Pueblo de Dios? El obispo Reig Pla, (¡siempre lo dejan solo!), ha entendido que no podía, y no ha prohibido las misas, sino que ha regulado las medidas de prudencia. Hay que señalar que el decreto del gobierno no prohíbe la asistencia a actos de culto, siempre que se tomen en ellos medidas adecuadas para evitar contagios.

  5. «el cura en tiempo de peste no puede huir, ni abandonar su parroquia, porque el buen pastor da la vida por su rebaño, y el temor al contagio de ningún modo puede dispensar al cura de administrar a los moribundos los sacramentos necesarios»
    B.O.A.S. Año XIII 1874 – Obligaciones de los curas para con los enfermos.
    Y hablamos de épocas donde ninguno de los infectados lograba escapar a las garras de la muerte. Que yo sepa, la unción de enfermos no se puede administrar por vía telemática. Aunque puede que algunos lleven tiempo exprimiéndose las neuronas buscando la manera de poder efectuarlo.
    Sí, esta epidemia es una desgracia y debemos sentirlo especialmente por los fallecidos y sus familiares. Pero eso no significa que, en medio de la tragedia, no haya nada positivo. Ha supuesto un parón en la actividad humana, para lo bueno y para lo malo. Y desgraciadamente, lo segundo ha venido rebasando ampliamente lo primero. Nos creíamos todopoderosos, pero unos pequeños bichitos han desbaratado todos nuestros planes y ambiciones. Los pájaros están felices, ocupando a sus anchas calles y plazas, y dudo que nos echen de menos. El medio ambiente se está recuperando a pasos agigantados de su postración terminal. La producción ha sufrido un brusco parón, pero tal estuviéramos produciendo demasiado, mucho más de lo que realmente necesitamos. Es horrible estar confinados en nuestros hogares con nuestras familias, pero ¿acaso tenia sentido el ritmo frenético de nuestra existencia, sin tiempo para los demás, viajando compulsivamente para huir de nosotros mismos? Tal vez debamos plantearnos si nuestro modo de vida es sostenible. Y este es un buen momento para hacerlo.

  6. Se nos predico muy a lo Marx..

    Se nos sigue exigiendo obediencia a lo Hitler. Nadie olvida a los misericordiados y a los que están en lista, pasada esta pandemia.

    Pero que viven a la Rockefeller…………… Que amazonia ni que nada, un Barco de lujo aparentando ser un hospital, o un hotel que va por su 8o. año.

    Pachamamas al Tiber, su lugar es el Tiber, el Tiber.

    Renuncia subita, renuncia subita, renuncia subita.

  7. No frivolicemos. La situación es tan grave que hay sociedades (Italia, España…) que pueden acabar en el caos. El virus es voraz e inteligente y no se casa con nada ni con nadie.
    La Iglesia está perpleja como toda la Sociedad. Ha obedecido a quien sabía y se le agradece. Esto va para rato. Y ahora cada cual a ser adulto y a quedarse a solas con Dios en su conciencia.
    ¿Los laicos, los de a pié, no pintamos nada en el Pueblo de Dios?. Lo de «rebaño» es una imagen que nos está haciendo mucho daño desde hace siglos.
    Leer, leer… Una buena Biblia, bien traducida y debidamente comentada, nunca está demás.

  8. por cierto, de las pocas cosas buenas que ha traido el coronavirus, hay que señalar;

    -bergoglio ha dejado de soltar sus tipicas ocurrencias verbales producto de su charlataneria porteña.
    -bergoglio y su nauseabunda pandilla ya no estan tramando sus sucias artimañas contra la iglesia misma.

  9. Vergonzoso, sencillamente vergonzoso que en estos terribles momentos haya personas que sigan echando bilis. Esos son los católicos? Empezando por el autor del artículo y siguiendo por todos los demás. Es increible!!!

  10. Lo bueno de todo esto como usted bien dice, que de lo malo, como las crisis, se sale reforzados. Hemos sufrido una Iglesia mundana, totalmente inmanente sin sentido profundo de la fe que todo lo trasciende. Una Iglesia como decía Specula en un articulo: «una Iglesia de fachada», de pantomima, de apariencia. Cuántos documentos, reuniones, asambleas, etc, sin contenido; cuantos actos desprovisto de la fe viva que proporciona el diálogo continuo con Aquel que sostiene nuestras vidas; una Iglesia (¿clerical?) sin contenido ni compromiso, solo apariencia. Por eso están huidos, atrincherados detrás de sus muros, sean de piedra o construidos por adoquines de miedo, «Iglesia en retirada». Esta es la sorpresa que Dios nos está mostrando con esta pandemia del COVID-19, descubrir la verdadera cara de una gran parte de la jerarquía eclesial, sin sentido de la trascendencia, sin fe, sin vocación, apegados a la inmanencia, al aquí y ahora, como fin en sí mismo; una Iglesia (no toda) sin sentido de sacrificio hasta la donación de la propia vida, como su fundador Jesucristo: «Quien guarda su vida… pero quien pierda su vida por mí, la salvará». Y eso es bueno, muy bueno, porque por fin despertamos y caen las caretas que ocultan el engaño, que con tiempo y sentido de espera construyó el enemigo. Este es el mazazo del poder de Dios contra los malos pastores: «Apartaos de mí, no os conozco». Porque después de esta pandemia, nada será igual; ni los planes del Maligno podrán realizarse contra la Iglesia, frente al poder de Dios y María Santísima. La batalla final, la tenemos ganada. Dios sea bendito.

  11. Para salida y desbandada la del propio cardenal Thomas Williams. Se le aceptó la renuncia al dia siguiente de cumplir 75 años, batiendo la marca de prontitud de los últimos decenios; con la excepción del cardenal Moreira Neves, al que por estar enfermo se le aceptó en 2000 la renuncia a sus cargos el día mismo en que cumplió 75 años. Obviamente el pronto cese del neozelandés no se debió a enfermedad puesto que hans transcurrido 15 años desde entonces. Hace poco más de diez años publiqué aquí en el blog la lista de cardenales más rápidamente despedidos. Fue con motivo de la del cardenal de Sevilla, quien curiosamente, con sus menos tres meses de prórroga, fue entonces el segundo cardenal más rápidamente «renunciado» en la época contemporánea. No sé si desde entonces (2009) hasta ahora hay un caso cardenalicio semejante. Episcopal sí: unos cuantos.

    1. Gracias por lo que comenta.Si no es un abuso y si sabe algo, ¿puede decirme de qué pie cojean los dos últimos en incorporarse a la lista de nonagenarios?Me refiero a Maida y a Williams.

      1. No abusa para nada pero apenas puedo ayudarle. No soy precisamente un especialista en traumatología. De Maida no recuerdo nada. Debió de ser un cardenal discreto. Stafford Williams en cambio creo recordar que pasaba por un progresista paradigmático.

  12. Hay que tener en cuenta que nadie puede ser un kamikaze que exponga su integridad, no por él, sino porque puede contagiar a más gente. Los curas, como todos, pueden transmitir y me consta que algunos están más preocupados por transmitir que porque ellos mismos se puedan contagiar. En El Burgo de Osma los párrocos in solidum, Don Alberto de Miguel Machín, y Don Rubén Tejedor Montón, y otros están ofreciéndose sin condiciones a quienes les pueda necesitar para lo que haga falta, enviando wasap y comunicados. Otra cosa es que algunos no queramos requerirles ahora por motivos obvios: no provocar más riesgos innecesarios y porque seguro que hay gente más necesitada de sus servicios. Esta mañana mismo cuando he salido a comprar lo indispensable he visto a otro sacerdote de El Burgo de Osma, no párroco, pero que vive aquí, con antecedentes serios de salud (no por el coronavirus), factor de riesgo atendiendo sus quehaceres pastorales. Así que generalizar siempre es injusto. Gracias a mis párrocos de El Burgo de Osma.

  13. La Iglesia en salida es una Iglesia en desbandada.Por cierto, a partir de hoy tenemos ya veinticuatro cardenales nonagenarios, pues hoy cumple noventa años Williams, de Nueva Zelanda.

  14. La «Iglesia hospital de campaña 24 horas» ha desmontado a toda prisa su tinglado de cartón piedra. Pero ha conservado las 24 horas, que son las que pasa cada día enclaustrada en su hermético y bien atendido búnker…

    1. Y lo de «los pastores deben oler a oveja», excepto si las ovejas tienen riesgo de estar infectadas, en cuyo caso más vale abandonar al rebaño.

  15. Pienso que los Obispos y sacerdotes , están asustados, escondidos. Hay que tener prudencia ,si, pero no abandonar al rebaño. Si los médicos y enfermeras están en primera línea, por qué no los sacerdotes atendiendo espiritualmente a sus fieles. No sabemos si se han reforzado las plantillas de los hospitales enviando más sacerdotes? Se han reforzado los tanatorios? No se habla nada de esto. Mucho mensaje , mucha misa virtual, pero …. si se está haciendo, pido disculpas, si no, hay que pedir perdón y remedio.

    1. Toda la vida de Dios se dijo que como el bien del alma es superior al bien del cuerpo, debíamos exponer la salud del cuerpo por el bien del alma del prójimo. Hoy eso no parece que esté muy vigente. Hacen más por el alma del prójimo ateos que se ocupan por cómo estamos en casa que nuestros curas, que saben dónde vivimos, que les hemos acompañado en muchas misas solitarias, ayudado en más de una batalla y también le he fallado en otras ocasiones, pero ahora… Ni una llamada, ni un correo… Nada. Hablo al menos de mi situación. Y no soy el único. Me entristece mucho. Le pido a Dios todos los días por él con ganas de llorar.

      1. No sé si será su caso, pero, ¿nos hemos parado a pensar si acaso los sacerdotes tendrán los teléfonos de siquiera el 20% de sus feligreses? Usted se tiene que acordar de UN sacerdote. Éste lo mismo tiene a 300/400/500 feligreses de misa dominical a los que es imposible abarcar.

        1. El artículo de Fernández Barbadillo habla de una situación, querido DeOurensealcielo, la de la Iglesia marca «en salida», que es la que hay en esta parroquia, liderada por su pastor, que parece haberse desvelado en estos días de prueba. Antes del virus, significaba que no buscáramos al cura fuera de misa o los servicios reglados y de urgencia, porque estaba de reunión, de cháchara o en otras actividades parroquiales o con su equipo… Aunque jamás vimos en misa a ningún parroquiano nuevo. Los de siempre menos los muertos. Tras el virus, con el cierre, ya nada. Y entre los fieles más fieles la sensación es de orfandad. Ya la teníamos antes, porque no veíamos mucho espíritu detrás de tanta sonrisa. Pero ahora se hace más evidente. No podemos reunirnos, rezar ante el Santísimo, comulgar, confesar… los que no tienen familia rezan solos o delante del televisor o acompañados de una radio. Y a veces la única comunicación que tienen es un telefonazo de alguien que no cree en Dios pero sí tiene claro que en estos tiempos hay que estar con la gente mayor. Espero haberme hecho entender mejor ahora. Tengo clarísimo que no tengo derecho a que llame. Como no lo tengo a la eucaristía, a la comunión o a la confesión. Son dones de Dios. Y por lo mismo tampoco digo que los curas tengan que hacerse con una agenda que incluya todos sus fieles. Faltaría más.

  16. Los falsarios, las falsedades y sus propagadores, como dice el refrán a propósito de las mentiras, «tienen las patas cortas».

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